Cuadernos de Nuestra América/Nueva Época/No. 014 / enero-marzo, 2025/
RNPS: 2529 /ISSN: 2959-9849/ 269 pp.
Las relaciones bilaterales China-Francia y el impacto de la agresividad estadounidense hacia China, durante las administraciones Trump-Biden
China-France bilateral relations and the impact of US aggressiveness towards China during the Trump-Biden administrations.
Dr. C. Roberto Urgellés González
Doctor en Ciencias Jurídicas. Profesor Titular del Instituto Superior de Relaciones Internacionales "Raúl Roa García", La Habana, Cuba.
ORCID: 0009-0007-3608-0822
e-mail: robeurgelles@gmail.com
Fecha de recepción: enero de 2025.
Fecha de publicación: abril de 2025.
Resumen
El gigante asiático, por sí solo, no puede lograr la tan anhelada sociedad de destino compartido. El acercamiento entre China y los Estados Unidos provocó efectos sistémicos que modificaron la lógica de las relaciones internacionales.
Palabras claves: Relaciones Internacionales. China. Estados Unidos. Francia.
Abstract
The Asian giant alone cannot achieve the desired partnership of shared destiny. The rapprochement between China and the United States has had systemic effects that have changed the logic of international relations.
Keywords: International Relations. China. USA. France.
Introducción
En el contexto de la cada vez más evidente reconfiguración del orden mundial, China se muestra como un actor esencial, cuyo papel va más allá del aporte de una economía que muestra un desarrollo vertiginoso y sólido. El país asiático ha emergido como un coloso en las esferas política y diplomática, y tiene una influencia casi decisiva en determinados aspectos de las relaciones internacionales. Muestra de lo anterior es la frecuente solicitud de países y organismos internacionales en su mediación ante cuestiones diversas de la geopolítica global.
Las diferentes iniciativas1 lanzadas por China contribuyen al desarrollo en todos los aspectos de la vida de la sociedad internacional y se muestran como un sistema de acciones en el que se incluyen, sin condicionamientos, costos o intereses onerosos, a todos los que deseen participar sin importar sistema político o nivel de desarrollo. El gobierno chino ha planteado en infinidad de ocasiones que las relaciones dentro de estos proyectos se caracterizarán por la transparencia y el beneficio mutuos, algo que el presidente Xi ha denominado como el modelo ganar-ganar, en contraposición con las formas tradicionales impuestas por Occidente. También se pretende lograr una nueva sociedad caracterizada por el aporte de todos y donde todos se beneficien de igual manera, una sociedad de destino compartido, según ha definido el propio Xi Jinping.
Sin embargo, el gigante asiático, por sí solo, no puede lograr la tan anhelada sociedad de destino compartido, tanto para su país como para el resto del mundo. Contar con la participación de países con influencia y con las condiciones que permitan llevar adelante tan ambiciosos proyectos, es esencial. Uno de esos países es Francia.
Francia es uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) junto a China, Rusia, los Estados Unidos y Reino Unido. También se encuentra entre los miembros principales de la Unión Europea (UE). Se puede deducir que su influencia en las decisiones de estos organismos internacionales es notable. Se considera que el país galo desempeña un papel significativo en diversas áreas, desde la política europea hasta la cooperación internacional y el desarrollo. Estos elementos son argumentos suficientes para que el gigante asiático necesite el apoyo del país europeo.
Para realizar la presente investigación se aplicaron métodos y técnicas que respondieron a dos etapas de esta: una relacionada con los elementos teóricos que fundamentan la investigación y la otra en función de la valoración de los elementos que caracterizan el objeto de estudio. Se emplearon el análisis, la síntesis, la deducción, la inducción, el análisis histórico lógico y el análisis de documentos.
Desarrollo
1. China, la anhelada sociedad de destino compartido.
Para poder comprender las relaciones existentes entre China y Francia, así como sus proyecciones futuras, es necesario referirse, en primer lugar, al propio país asiático y especialmente a las acciones que realiza no solo para su propio desarrollo, sino también para el de la humanidad; en segundo lugar, las relaciones chino-estadounidenses y su influencia en las relaciones con Francia, con énfasis en las etapas de los gobiernos de Donald Trump y Joe Biden; y en tercer lugar, la política de la Unión Europea para con China.
Hoy, la República Popular China (RPCh) constituye el principal socio comercial de más de 140 países o regiones, y se ha alzado como la primera potencia mundial en volumen total de comercio de bienes.
Según Regalado,2 el gigante asiático constituye una gran potencia manufacturera global y comercial, cuenta con las mayores reservas de divisas internacionales, se encuentra a la vanguardia en varios sectores sumamente relevantes de la ciencia y la técnica, y ha erradicado el segmento de la pobreza absoluta de su población. Agrega que China es considerada por la Organización Mundial del Comercio como un país en desarrollo, sin embargo, el Banco Mundial y el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas lo clasifican como un país de “ingreso medio alto”, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) lo llama una “economía emergente y en desarrollo”.
Es también una de las primeras naciones a nivel global en captación de fondos foráneos y en inversión de cara al exterior, creando una configuración de apertura al exterior de mayor alcance, extensión y profundidad.3 Sin embargo, sus pretensiones van más allá de sus fronteras geográficas.
Tal es el crecimiento de China en el presente siglo que, entre los años 2000 y 2018, su Producto Interno Bruto (PIB) se multiplicó por 5,2 veces (Rosales, 2020). La economía china creció 5,2 % en 2023 y se espera que crezca aproximadamente 5 % en 2024 con más avances hacia un desarrollo de alta calidad:
China ha insistido en la necesidad de un contexto internacional pacífico y de un orden económico internacional abierto […] el apoyo a un orden internacional más justo e inclusivo […]; la preferencia por solucionar las disputas internacionales por la vía diplomática en vez de por la militar; la promoción de relaciones interestatales basadas en el respeto y el beneficio mutuo; la oposición al hegemonismo, al expansionismo y a las relaciones internacionales basadas en una mentalidad beligerante; y la no injerencia en los asuntos internos de otros Estados (Esteban, 2017).
En su intervención en el 35 Estudio Colectivo del Buró Político del xviii Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), el 27 de septiembre de 2016, el presidente Xi Jinping expresó:
Desde el xviii Congreso Nacional, se ha planteado la práctica de la concepción correcta de la justicia y los intereses, el impulso del establecimiento de un nuevo tipo de relaciones internacionales centradas en la cooperación y el ganar-ganar, la creación de una comunidad de destino de la humanidad, el diseño de una red de asociaciones que abarque a todo el mundo y la preconización del concepto de seguridad común, integral, cooperativa y sostenible […].4
De igual forma Xi, en el discurso de apertura en la Conferencia Anual del Foro de Boao para Asia 2018, planteó:
Esta es una elección estratégica hecha por China basada en sus necesidades de desarrollo, y también está promoviendo la globalización económica con acciones concretas en beneficio de los pueblos de todo el mundo (Xi, 2018).
Su objetivo, además del propio desarrollo interno, es incluir a todos los actores internacionales que tengan interés en lograr sociedades más inclusivas y económicamente más fortalecidas. En los congresos xix y xx se ha presentado a China como un posible modelo, incluso en el ámbito político, para otros países que quieran profundizar en su desarrollo socioeconómico y mantener su independencia. También se ha reiterado que su política exterior defiende las normas básicas de las relaciones internacionales, y la equidad y justicia internacionales, el respeto a la soberanía e integridad territorial de los países , y se opone resueltamente a toda manifestación de hegemonismo y política de fuerza. Precisamente estos elementos caracterizan su proyección hacia los demás países.
En el XX Congreso, realizado en octubre de 2022, se planteó también
Es necesario que […] enarbolando la bandera de la paz, el desarrollo, la cooperación y la coganancia, procuremos nuestro propio desarrollo en el proceso de defender con firmeza la paz y el desarrollo mundiales.
No es casual que se insista en este tema, ya que es vital para la reconfiguración de las relaciones internacionales y para la supervivencia de la humanidad. Se trata de lograr la inclusión de todos en el proyecto de reconfiguración de las relaciones internacionales.
Una muestra de ello son las diferentes Iniciativas impulsadas por China, en especial la Franja y la Ruta, que tienen como elemento común la integración de todos los países que deseen formar parte de este megaproyecto, partiendo de la coyuntura actual y el futuro de la comunidad internacional.
La Franja y la Ruta, por ejemplo:
Es un proyecto a largo plazo que se centra en la colaboración para el desarrollo de la interconectividad, la infraestructura y una red de comercio a escala global, elementos necesarios para alcanzar el desarrollo económico. La iniciativa se enmarca dentro de una concepción del multilateralismo, con un mecanismo en que todos los países pueden acceder a los elementos imprescindibles para su desarrollo (Regalado, 2020).
Según Regalado y Molina Díaz (2021):
Con Xi Jinping, la política de construcción del frente unido ha quedado englobada dentro del concepto de “Sueño de China” […]. El carácter inclusivo de esta formulación teórica —“el sueño de China es el sueño de todos los chinos y puede ser el sueño de todos los países en una comunidad de destino compartido”—, devuelve al frente unido a su idea primigenia de “unir todas las fuerzas que puedan ser unidas” con una definición más acabada de su objetivo final: lograr el desarrollo común de China y el resto del planeta bajo los principios de la igualdad soberana, la ganancia compartida y el beneficio común.
Como bien planteara Regalado,5 China tiene una profunda identificación con la causa de los países del Sur Global, debido a su experiencia de transitar desde un profundo subdesarrollo, de los rasgos económicos y sociales actuales, y de su compromiso de la plena modernización integral socialista. De hecho, en la cumbre de los BRICS (originalmente Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en Johannesburgo, el líder chino dijo que “China ha sido y siempre será miembro de los países en desarrollo”.
Desde hace varios años, China se encuentra desarrollando acciones de cooperación con varios países, no solo de su área geográfica sino de otras tan lejanas como América Latina, en función de contribuir a su desarrollo. Sin embargo, no se trata solo de invertir en otras regiones y países, como hacen ver los países de Occidente, en su política de contención del gigante asiático. También ha insistido en atraer la inversión extranjera a su propio territorio.
En rueda de prensa ofrecida por el Comité Central del PCCh, el 19 de julio de 2024, se presentó un documento conocido como La Decisión, que tuvo como objetivo presentar y explicar el espíritu de la Tercera Sesión Plenaria del xx Comité Central del PCCh. En este importante documento se expone que, entre los principales caminos para el desarrollo, se encuentra la necesidad de abrirse más a la inversión extranjera; en tal sentido sentencia:
[…] promover un alto grado de apertura al exterior. La Decisión reclama el acoplamiento proactivo de las normas económicas y comerciales internacionales de alto nivel, la expansión constante de la apertura sistemática y la construcción de un nivel superior de nuevo sistema económico abierto. Es necesario ampliar la apertura unilateral a los países menos desarrollados, expandir la apertura independiente, ampliar ordenadamente la apertura del mercado de materias primas, el mercado de servicios, el mercado de capitales, el mercado laboral y otras aperturas, mejorar el sistema de comodidad para que los extranjeros entren en el país a vivir, la atención médica, el pago y otras facilidades de vida, y promover la coordinación de los grandes proyectos emblemáticos y los “pequeños pero hermosos” proyectos de sustento del pueblo, y la construcción de alta calidad de la “Franja y Ruta”.
2. Las relaciones chino-estadounidenses. Los gobiernos de Trump y Biden, y su impacto bilateral y para con Francia.
Estoy de acuerdo con Robaina6 en que:
[...] desde inicios del período de la posguerra hasta la actualidad, uno de los hechos de mayor trascendencia en las relaciones internacionales fue el acercamiento entre la República Popular China y los Estados Unidos, en el marco histórico de la Guerra Fría. Tal proceso provocó efectos sistémicos que modificaron la lógica de las relaciones internacionales durante los últimos 50 años. […]. El acercamiento de los Estados Unidos a China, a su vez, desencadenó el establecimiento y restablecimiento de relaciones diplomáticas de muchas naciones del mundo con Beijing y el inicio de una nueva etapa en las relaciones con la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), caracterizada por el entendimiento antisoviético chino-norteamericano.
Las relaciones de China con los Estados Unidos tuvieron altas y bajas. No obstante, en los últimos años se apreció cierta estabilidad, sobre todo durante el gobierno de Barack Obama.
También coincido con Castillo (s. a.) en que con Obama se apreciaron “serias confrontaciones dialécticas en relación con el mar del Sur de China o en la península de Corea con motivo del despliegue de misiles en la frontera con Corea del Norte”, pero también en que:
[...] en los últimos años los presidentes Xi Jinping y Barack Obama han mantenido frecuentes encuentros en los que han ahondado en las relaciones bilaterales, firmado acuerdos, aunando esfuerzos en los más importantes foros multilaterales (G-8, G-20, ONU) para afrontar los retos globales. En su primera visita a los Estados Unidos, Xi Jinping firmó acuerdos de cooperación en varios campos, incluidos el militar, seguridad en cibernética, comercial y educativo; más tarde en París fue firmante del Acuerdo Global sobre el Cambio Climático.
Sin embargo, desde el inicio de la campaña presidencial para tomar las riendas de los Estados Unidos después de Obama, el candidato Donald Trump ya hacía referencia al peligro que supuestamente representaba China para el país norteamericano siendo, de hecho, uno de los temas más mencionados en esta.
Aunque, como ya mencioné, hubo ciertos enfrentamientos en períodos anteriores, es durante el mandato de Donald Trump que alcanzan niveles no vistos anteriormente. Un ejemplo de ello es lo manifestado en 2018 por el vicepresidente Mike Pence,7 quien definió a China como el principal adversario de los Estados Unidos y explicó que el objetivo de la administración Trump era enfrentar a ese país en todos los planos: en política comercial, industrial, tecnológica; en el presunto robo de propiedad intelectual, en los ataques cibernéticos y en el plano militar.
Según Rosales (2020) la irrupción de China en el comercio, las inversiones y la tecnología mundiales estimuló posturas reactivas en los Estados Unidos, que vieron en China a un adversario al que había que enfrentar en todos los planos, incluido el militar. Según este autor, Trump instauró un estilo de negociación unilateral, en el cual las negociaciones estaban precedidas de amenazas; sometió a sus pares a una presión continua, zigzagueante y confusa, hizo uso y abuso del maltrato diplomático, chantajeó como método permanente de negociación, golpeó y llamó a negociar, decretó la paz y volvió a golpear, en fin, destrozó el multilateralismo.
Coincido con el mencionado autor en que, efectivamente, esta agresividad se basó en dos cuestiones fundamentales: 1. China, con su vertiginoso desarrollo, dio muestras de que podría convertirse en una poderosa potencia económica, significando quizás el fin de la hegemonía norteamericana. 2. La propia manera (agresividad) en que Trump desarrolló su política interna y exterior lo llevó a enfrentarse al gigante asiático en los planos político, diplomático y económico comercial.
También estoy de acuerdo con Rosales en que ha quedado claro que el principal objetivo chino, impulsado por Xi Jinping, siempre ha sido seguir avanzando en su estrategia 2050, momento en que se produciría “el retorno a la normalidad histórica”, lo que exige evitar el conflicto con los Estados Unidos. Desde esta lógica de largo plazo, el desafío de la política china es administrar ese conflicto sin cerrar las puertas a la negociación. Estas cuestiones han sido planteadas una y otra vez por la máxima dirección del gigante asiático y ha sido uno de los principales puntos abordados en los últimos congresos del Partido.
La guerra comercial de los Estados Unidos contra China en este período, incluyó no solo aranceles, sino también restricciones a inversiones chinas en sectores tecnológicos críticos y un aumento en el apoyo militar a Taiwán. Recordemos la importancia que tiene Taiwán para Beijing y su principio de “una sola China”.
Se valora por diferentes autores que al final de la presidencia de Trump, las relaciones con China habían manifestado los niveles más bajos de las últimas décadas.
Pero también el gobierno de Joe Biden mantuvo la misma línea dura hacia China. En la Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos del año 2022 se asume la competición con la República Popular China como un reto geopolítico casi vital para los Estados Unidos. En esta se plantea textualmente que China “es el único competidor con la intención de remodelar el orden”. Como vemos, se da máxima prioridad a nivel nacional a esta cuestión, declarando casi públicamente un enfrentamiento abierto.
El secretario de Estado, Antony Blinken, en la audiencia de su confirmación en el Senado había planteado que Trump había estado en lo correcto al tomar una actitud más firme con China, y aunque estuvo en desacuerdo en la forma de realizarlo en diversas áreas, aseguró que la base era la correcta; asimismo consideró la confrontación con China de útil para la política exterior de los Estados Unidos.
Resulta curioso lo planteado por varios estudiosos de este tema, quienes coinciden en que la Administración Biden consideraba que:
[...] en esta década, los Estados Unidos debe prepararse para competir con China a escala global […]. Esto significa que el Gobierno estadounidense se dispone a utilizar toda la gama de instrumentos del poder nacional: Diplomacia, cooperación al desarrollo, estrategia industrial, estadismo económico, inteligencia y defensa (Laborie, 2022).
Tamara (2021) fue muy clara y objetiva cuando resaltó las palabras del decano del Instituto de Relaciones Internacionales Modernas de la Universidad de Tsinghua, en entrevista con Caixin, quien manifestó que el objetivo del líder demócrata era:
[...] el mismo que Trump [...] impedir que China reduzca la brecha de poder con los Estados Unidos, [...]. La naturaleza de la relación sino-estadounidense ha cambiado […] y si la relación no se trata desde la perspectiva de la competitividad, los problemas no podrán ser resueltos.
Las relaciones políticas entre ambas naciones se tensaron aún más cuando, un día después de la visita del secretario de Estado, Antony Blinken, a China, Biden se refirió a Xi Jinping como un “dictador”, lo que provocó una respuesta negativa por parte de Beijing, quien calificó sus comentarios como una provocación política. Como es conocido, en su viaje del 18 al 19 de junio, Blinken se reunió con el mandatario chino, con el fin de mantener la línea de comunicación para gestionar la diplomacia, en un intento por bajar las tensiones ocasionadas por los supuestos globos espías que sobrevolaron Norteamérica; las diferencias que tienen Beijing y Washington respecto a Taiwán y el temor occidental de que el Gobierno comunista le vendiera armas a Rusia en medio de la guerra en Ucrania.8
Por otro lado, Biden buscó fortalecer las alianzas en Asia, como parte de su estrategia para contrarrestar la influencia china. Durante su visita a Vietnam en septiembre de 2023, puntualizó la importancia de establecer relaciones más estrechas con países del sudeste asiático, pretextando el mantenimiento de la estabilidad en la región Indo-Pacífico. Su estrategia incluía la creación de un marco de cooperación con aliados tradicionales como Japón y Corea del Sur, así como el fortalecimiento de vínculos con la India y Filipinas.
Como se sabe, algunos países de Asia, aliados de los Estados Unidos, apoyaron estas estrategias, aunque no dejaron de mantener lazos con China, sobre todo en lo económico comercial.
También la UE, en sentido general, tanto en el gobierno de Trump como el de Biden, apoyó desde el inicio las iniciativas de Washington tendentes a contener la presencia económica de China en sus países. Pero esta posición no fue asumida solamente por las presiones de los Estados Unidos. La UE tenía razones también para contener el desarrollo chino.
Coincido con Gracia Abad9 en que, aunque la relación entre China y la UE no ha estado nunca libre de tensiones, era considerada beneficiosa por ambas y se fue enrareciendo progresivamente. También estamos de acuerdo en que este nivel de tensión se puso de manifiesto en “el cambio en la catalogación que la Comisión hace de China: pasa de considerarla un “aliado estratégico” a denominarla “socio, competidor y —lo que es incluso más relevante— rival sistémico”.
La mencionada postura de la UE hacia China comenzó en 2019, no obstante, media década después “el bloque sigue sin adoptar una respuesta conjunta al desafío que presenta el gigante asiático”.10 Es por ello —y otras razones como la propia política de Trump hacia la UE— que existe división entre los miembros del bloque comunitario en el tema de las relaciones con el país asiático.
A pesar de que, colectivamente, existe una posición en el bloque respecto de China, se aprecian algunas diferencias entre los miembros sobre cómo abordar estas relaciones desde lo individual. Algunos buscan un endurecimiento, pero otros prefieren estrechar los vínculos con el gigante asiático.
Francia es uno de los países de la UE que ve la necesidad de ese acercamiento con China. Esto, lógicamente, tiene una explicación: entre ambos países existen fuertes lazos históricos, más allá de sus diferencias.
3. Francia en la geopolítica europea. Sus relaciones con China.
Para entender las relaciones chino-francesas, se deben conocer, en primer lugar, algunos elementos que han caracterizado las relaciones de la UE con China.
Como se ha expresado, en 2019, la Comisión Europea calificó a China como un "socio, competidor y rival sistémico", lo que, indiscutiblemente incidió en las relaciones bilaterales. Dos años más tarde, so pretexto de violaciones de derechos humanos en Xinjiang, impuso sanciones contra funcionarios chinos, provocando una respuesta de Pekín, cuestión que intensificó las tensiones y provocó la suspensión del Acuerdo Global de Inversiones entre ambas partes. Durante la pandemia Covid 19 y también por la influencia de la guerra en Ucrania, se apreció una importante dependencia económica de Europa respecto a China, por lo que la UE implementó un grupo de estrategias para minimizar este hecho.
La cuestión se agravó en 2022, cuando el déficit alcanzó casi 400 000 millones de euros, cuestión que llevó a la UE a solicitar condiciones más equitativas para sus empresas.
Los pasos dados por la UE solo respondían a su temor por la competencia con el país asiático, pues ya experimentaba déficits comerciales importantes con este país.
De igual forma, como resultado de la guerra comercial de los Estados Unidos contra China, quizás viendo una salida para ganar en esa dura competencia, la UE se alineó con la política del país norteño. Ello afectó aún más las relaciones.
Varios autores coinciden con Connelly (2023) en que la UE ha apoyado las iniciativas de Washington tendentes a contener la presencia económica china en sus países.
No obstante, como se planteaba, entre los países del bloque europeo que deseaban mantener e incluso profundizar las relaciones con China, siempre se encontró Francia. Las relaciones históricas entre ambos países permiten entender esa posición.
4. Las relaciones de China con Francia.
Rocha Pino (2021) afirma que:
Desde el momento en que Francia y China iniciaron relaciones diplomáticas, han mantenido algunas prioridades definidas por ambos actores, compartidas de una manera asimétrica: 1. El interés por mantener el flujo de sus intercambios comerciales. 2. El interés de Francia por situarse como un interlocutor privilegiado de China en Europa. 3. El interés de China por contar con el reconocimiento diplomático francés al mismo tiempo que mantiene una relación estrecha con una de las principales economías de la Unión Europea y con una potencia nuclear europea. 4. El desarrollo de un diálogo bilateral estructurado con diferentes matices de acuerdo con el contexto histórico: durante la Guerra Fría, como una posición intermedia frente a la conducta hegemónica de las grandes potencias (la antigua Unión Soviética y los Estados Unidos). Posteriormente, durante la posguerra Fría, el diálogo bilateral sino-francés ha tratado de fomentar su cooperación en los mecanismos multilaterales. A lo largo de las diferentes coyunturas, los líderes nacionales de Francia y China han desarrollado percepciones particulares que han definido el curso de la relación bilateral como variables intervinientes (Rocha Pino, 2021).
Además de lo anterior, el toque personal en estos vínculos, ha reforzado las relaciones bilaterales. Es conocido que, de joven, el presidente Xi Jinping se interesó vivamente por la cultura francesa y quedó profundamente impresionado por la historia, la filosofía, la literatura y el arte franceses.
En marzo de 2014, durante su primera visita a Francia, el presidente Xi Jinping acudió a la Fundación Charles de Gaulle y visitó el despacho del general de Gaulle. El presidente Xi Jinping depositó flores en la estatua de bronce del general e inscribió en el libro VIP: “Mirad hacia el monumento de un gran hombre y escribid un nuevo capítulo en la historia de China y Francia”.
Según los mandatarios de ambos países,11 China y Francia representan las dos grandes civilizaciones de Oriente y Occidente, ambas con un excelente carácter de tolerancia e inclusión. Así lo reflejaron, a su vez, los medios informativos en ambas naciones.
Como ha planteado Xi Jinping, en 1964, Francia se convirtió en el primer país occidental en establecer formalmente relaciones diplomáticas con China, acontecimiento que tuvo un profundo impacto en las relaciones internacionales y el patrón mundial. Esta relación bilateral se basó siempre en la opción estratégica de independencia y autonomía, con el compromiso de lograr un desarrollo común mediante una cooperación mutuamente beneficiosa, promoviendo la fertilización cruzada civilizacional por medio de intercambios igualitarios, y abordando de manera conjunta, los desafíos globales por medio de la coordinación multilateral.
Se puede afirmar que:
La asociación franco-china, confirmada en cada encuentro bilateral de alto nivel, se basa en la convicción de que un diálogo de confianza con China puede favorecer la evolución del país hacia un modelo de desarrollo más sostenible basado en el Estado de Derecho, lo que contribuye a promover la paz y la prosperidad a escala internacional”.12
Según Rocha Pino (2021), Francia se convirtió, en 1997, en el primer país de la UE en establecer una asociación estratégica con China. Esta asociación estaba dirigida a fortalecer la multipolaridad, contribuir a la reforma de la ONU, promover el desarme, la protección del medio ambiente, la lucha contra el crimen y el terrorismo, fortalecer la ayuda al desarrollo y el apoyo al comercio multilateral.
Agrega el mencionado autor que, como parte de la agenda de la asociación estratégica, Francia adoptó el concepto del mundo multipolar debido a la promoción de sus intereses nacionales, en tanto que estos se habían mantenido como una característica estructural en la relación sino-francesa.
A pesar de las altas y bajas en las relaciones entre ambos países, en correspondencia con los gobiernos de turno en Francia (el período de mayor tensión fue durante el mandato de Nicolás Sarkozy) se mantuvieron las relaciones bilaterales.
Las visitas mutuas de los líderes de ambos países se han incrementado en los últimos once años. El presidente de la república francesa, François Hollande, visitó China en abril de 2013, en 2015 y 2016, esta última en ocasión de la cumbre del G20 en Hangzhou donde mantuvo una reunión paralela, durante una cena de trabajo, con el presidente chino. Tanto el primer ministro, como el ministro de Relaciones exteriores y otros importantes cargos han viajado también al país asiático.
Por su parte, Xi Jinping efectuó una visita de Estado a Francia en marzo de 2014, en el marco de los 50 años del establecimiento de las relaciones diplomáticas, allí presentó los primeros proyectos de la Iniciativa Cinturón de la Ruta y la Seda en Francia. En noviembre de 2015, realizó una visita oficial, en paralelo con la Conferencia de París sobre el clima.
En 2017, Emmanuelle Macron fue elegido presidente de Francia, y el presidente Xi Jinping le llamó para felicitarle. Dos meses después, mientras asistían a la Cumbre de Líderes del G20, ambos jefes de Estado entablaron una comunicación cara a cara.
Los presidentes Xi Jinping y Macron han establecido una buena relación de trabajo. Xi ha realizado dos visitas de Estado a Francia desde que asumió la presidencia, y Macron ha visitado China en tres ocasiones.
Los dos jefes de Estado han mantenido cerca de 20 conversaciones y reuniones en diferentes ocasiones, y más de una docena de llamadas telefónicas, manteniendo una comunicación estratégica de alta densidad y calidad. Los dos jefes de Estado también intercambiaron mensajes de felicitación sobre acontecimientos importantes para ambas partes, como el exitoso lanzamiento del satélite oceánico chino-francés y el lanzamiento del “Año Sino-Francés del Medio Ambiente”.
En 2019, en el marco de la visita de Xi, se firmaron varios acuerdos en áreas como energía y medio ambiente, destacando el compromiso de ambos países para fortalecer sus lazos económicos y abordar desafíos globales como el cambio climático. La visita más reciente tuvo lugar del 5 al 7 de mayo de 2024, coincidiendo con el 60 aniversario de las relaciones diplomáticas entre China y Francia. Otras importantes personalidades y altos cargos de China han realizado también varias visitas a Francia.
Es importante señalar que:
La intensidad del diálogo político se traduce en una concertación sobre las grandes cuestiones internacionales y globales (cambio climático, gobernanza económica, financiera y monetaria mundial, crisis regionales). Esta coordinación permite aprovechar las convergencias en los grandes foros internacionales e intensificar los debates sobre los puntos de divergencia.13
5. Relaciones político diplomáticas.
Según Rocha (2021) con el establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y Francia, en enero de 1964, el gobierno de Charles de Gaulle convirtió a Francia en uno de los primeros países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en impulsar una política de reconocimiento mutuo con la República Popular China aunque, como antecedente, el Reino Unido había establecido relaciones con China en 1950, debido a la necesidad de mantener la estabilidad en su colonia de Hong Kong, y a los intereses económicos británicos en otras regiones como Shanghai y Guangzhou.
Agrega Rocha que, entre otros objetivos:
Francia buscaba incrementar sus relaciones económicas con China. Este interés había comenzado desde 1956, con la visita de representantes de negocios franceses a Pekín, en un sentido contrario a las políticas de sanciones y embargos llevados a cabo por Washington en su contra […]. Por su lado, China también mostraba interés en contar con relaciones económicas que superaran el embargo estadounidense. Por esta razón, los contactos sino-franceses para dialogar de forma abierta sobre un establecimiento de relaciones, se realizaron de manera discreta y en espacios neutrales: a mediados de 1962 asistió a Ginebra el entonces embajador chino en Polonia, Wang Bingnan, para reunirse con los funcionarios del consulado francés en dicha ciudad y abordar el tema.
Las relaciones entre ambas naciones se mantuvieron sin que se manifestaran tensiones significativas. Solo tuvieron peligro de una ruptura a finales de la década de 1990 debido a la crisis de política interna en China. Profundiza Rocha, en que la mayor crisis en la relación sino-francesa desde el establecimiento de sus relaciones se debió a los sucesos en la Plaza de Tiananmen, el 4 de junio de 1989, que fue calificado por Europa como represión al pueblo y violación de los derechos humanos.
En tal sentido, Francia asumió cierto liderazgo “para la expresión de las condenas políticas” y:
Algunas de las sanciones impuestas por Europa fueron iniciativa del gobierno francés: el embargo a la venta de armas europeas […]; la suspensión de los contactos de alto nivel y de la ayuda financiera a China; la reducción de la cooperación cultural, científica y tecnológica y el otorgamiento de visas a los disidentes chinos que estuvieran en peligro (Rocha, 2021).
Pero [concluye Rocha] la duración de las sanciones fue limitada por los intereses económicos y la necesidad de reanudar las relaciones de cooperación tecnológica con China, por lo que, con el argumento de que las «sanciones no parecían ser efectivas» para promover la salvaguarda de los derechos humanos, Francia inició los acercamientos con Pekín, para la normalización de las relaciones a partir de diciembre de 1989, y hacia 1992, la mayoría de las sanciones fueron levantadas por los miembros de la ahora Unión Europea.
En conclusón, según Rocha:
Un resultado de la aproximación sino-francesa entre 1995-1997, fue la negociación para conformar su acuerdo de asociación estratégica a partir de 1997, además de un conjunto de declaraciones diplomáticas que buscaron aproximar las posturas de ambos actores en asuntos de la actualidad internacional de ese momento, en una dinámica de diálogo y acomodación de intereses que se extendió durante el resto del gobierno de Chirac hasta 2007, y en el que sobresalió el diálogo sobre el mundo multipolar (Rocha, 2021).
Sin embargo, es sabido que durante el gobierno de Nicolás Sarkozy (2007-2012), se produjo un distanciamiento entre China y Francia, producto del acercamiento de Francia a los Estados Unidos, aunque
[...] la relación sino-francesa alcanzó su mayor nivel de tensión diplomática durante los meses de noviembre y diciembre de 2008, debido al anuncio del encuentro del presidente francés con el Dalái Lama en el puerto polaco de Gdansk (Rocha, 2021).
Pese a ello, al final del gobierno de Sarkozy y con Hu Jintao, con las riendas de China, se logró rebajar el nivel de tensiones y se logró cierto equilibrio que, si no alcanzó el nivel de años anteriores, al menos constituyó el rescate de la relación bilateral.
Durante el gobierno de François Hollande se estrecharon los vínculos, fortalecidos con la presidencia de Macron, que constituyó una continuidad del anterior, no obstante:
[…] en los aspectos geopolítico y geoeconómico, París compartió algunas preferencias con la política exterior estadounidense del gobierno de Donald Trump, al apoyar su discurso sobre un “Indo-Pacífico libre y abierto”, aunque rechazó los términos del proteccionismo y su guerra comercial, manteniendo una posición equidistante entre los intereses comerciales con China y los compromisos estratégicos con los Estados Unidos Como muestra, el gobierno francés ha resistido sumarse al veto inmediato en contra de las empresas tecnológicas chinas y su tecnología 5G, exigido por Trump a los miembros de la UE; sin embargo, en julio de 2020, París anunció que buscaba eliminar toda la infraestructura de las redes 5G operada por las empresas tecnológicas chinas, teniendo como límite el año 2028: una decisión dirigida a disminuir las tensiones con Washington, mientras proporcionaba a las autoridades francesas un amplio margen de tiempo para sustituir a la tecnología digital de empresas como Huawei (Rocha, 2021).
Pese a lo anterior, coincido con Rocha en que:
A partir de la reestructuración de la relación transatlántica propuesta por el gobierno de Joseph Biden en 2021, que implica la coordinación de los Estados Unidos con los miembros de la UE, en la implementación activa de políticas de contención económica frente a China, en principio el gobierno de Macron mantuvo una postura equilibrada entre los compromisos con la alianza occidental y la continuación de las relaciones económico-comerciales con China, además de la agenda de la cooperación en materia medioambiental y para el desarrollo en África.
Sin embargo, aprecio que en la actualidad se realizan ingentes esfuerzos por ambas partes para lograr las mejores relaciones en la historia de estas naciones. En su discurso de mayo de 202414 en Francia, Xi planteó que, en los últimos 60 años, las relaciones China-Francia siempre estuvieron a la vanguardia de las relaciones de China con los países occidentales. También remarcó que las relaciones entre ambos países no solo han aportado beneficios a los pueblos de ambos países, sino que también ha inyectado estabilidad y energía positiva en este turbulento mundo.
Igualmente dejó claros los objetivos de la visita, dirigidos a consolidar la tradicional amistad entre los dos países, aumentar la confianza política mutua, forjar consensos estratégicos, profundizar los intercambios y la cooperación en diversos ámbitos, iluminar el camino a seguir con la antorcha de la historia, crear un futuro mejor para las relaciones China-Francia y hacer nuevas contribuciones a la paz, la estabilidad y el desarrollo mundiales.
En este último año, las relaciones político-diplomáticas entre China y Francia se han consolidado. Una muestra lo constituye la reunión sostenida el 1ro. de abril de 2024, entre el miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) y ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, y el ministro para Europa y de Asuntos Exteriores de Francia, Stéphane Séjourné. Ambos se reunieron con periodistas después de sus conversaciones en Beijing y expusieron sus puntos de vista en tal sentido, en el marco del 60 aniversario de las relaciones.
Según refirieron varios medios informativos, ambos altos dirigentes coincidieron en que, bajo el liderazgo de los jefes de Estado de los dos países, ambas partes necesitan aprovechar el 60 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y Francia como una oportunidad para intensificar la comunicación y la coordinación, profundizar los intercambios y la cooperación, y hacer que las relaciones entre China y Francia tengan mayor estabilidad y prospectividad estratégicas y desempeñen un papel de liderazgo en cuatro aspectos:
En primer lugar, liderar la solidaridad internacional. La actual situación internacional está repleta de transformaciones y desorden, con crecientes riesgos de división y antagonismo. Como grandes países responsables, China y Francia deberían servir como ancla de estabilidad y adhesivo para el mundo. Las dos partes continuarán comunicándose estrechamente sobre trascendentales cuestiones internacionales y regionales y apoyarán las iniciativas multilaterales presentadas por la otra parte para contribuir con la fuerza de China y Francia a los esfuerzos encaminados a unir a la comunidad internacional y abordar los desafíos globales.
En segundo lugar, liderar el desarrollo impulsado por la innovación. Las dos partes profundizarán la cooperación en áreas tradicionales como industria aeroespacial, energía nuclear, agricultura y finanzas, y explorarán activamente la cooperación en campos emergentes como transición verde y fabricación inteligente. China está cultivando con celeridad fuerzas productivas de nueva calidad y promoviendo continuamente su desarrollo de alta calidad, y se encuentra en disposición de fortalecer la articulación de estrategias de desarrollo e industrias con Francia y explorar un nuevo potencial de cooperación.
En tercer lugar, liderar la apertura y las ganancias compartidas. La apertura representa la mayor oportunidad, mientras que el enclaustramiento supone el mayor riesgo. La apertura de China no se detendrá. China tiene la voluntad de importar más productos y servicios de alta calidad de Francia y crear más facilidades para que las empresas de todo el mundo, incluida Francia, se desarrollen en China, indicó Wang Yi, quien también expresó su confianza en que Francia brindará un entorno empresarial justo, equitativo y predecible para que las empresas chinas inviertan en Francia.
En cuarto lugar, liderar el diálogo entre civilizaciones. Las actividades del Año de la Cultura y el Turismo China-Francia están llevándose a cabo integralmente. Las dos partes acordaron facilitar aún más el intercambio de personal entre los dos países y profundizar la cooperación en terrenos como ciencia, educación, deportes y protección del patrimonio cultural, con miras a estrechar los lazos entre los dos pueblos.
Así lo reflejó, además, el artículo “Wang Yi: Crear Relaciones China-Francia con Mayor Estabilidad y Prospectividad Estratégicas”.15
Por otra parte, las proyecciones de China en el ámbito internacional respecto a la diplomacia, se reflejan en el espíritu patentizado en el XX Congreso del Partido Comunista de China, donde se expuso:
Hemos propulsado integralmente la diplomacia de gran país con peculiaridades chinas con impulso de la construcción de la comunidad de destino de la humanidad; hemos defendido con decisión la equidad y justicia internacional, fomentando la práctica de un multilateralismo genuino y combatiendo con una postura bien definida toda manifestación de hegemonismo y de política de fuerza, y hemos luchado sin vacilación contra cualquier acto de unilateralismo, proteccionismo y matonismo. Junto con mejorar la disposición general diplomática, hemos construido con dinamismo redes de asociación de cobertura global, impulsando así la constitución de un nuevo tipo de relaciones internacionales. Con despliegue de la asunción de la responsabilidad que le incumbe a un gran país responsable, hemos tomado parte activa en la reforma y vertebración del sistema de la gobernanza global.
Las relaciones con Francia parten de este principio, pero se funden en la unidad de criterios formada a lo largo de 60 años de relaciones diplomáticas.
Otra muestra de los lazos diplomáticos entre ambas naciones es la manera en que los medios han hecho eco de las visitas de Xi a Francia. Recientemente, El Elíseo calificó su visita de mayo de 2024 como “más íntima”, ya que Emmanuelle Macron recibió a su homólogo en los Altos Pirineos, donde el mandatario francés tiene fuertes lazos familiares. También se calificó como una “diplomacia muy personal” en la continuidad de las relaciones franco-chinas.16
Según el referido artículo, con anterioridad, en 2023, durante su visita a China, el presidente francés fue invitado a una ceremonia del té en el palacio del gobernador de la provincia de Guangdong, en Cantón, donde vivía el padre de Xi Jinping. Sin embargo, apunta que “no es la primera vez en la historia de las relaciones chino-francesas que las cumbres están salpicadas de ‘toques personales’ y otros símbolos”.
También puntualiza el artículo que estos fuertes lazos ya venían estrechándose, gracias a la historia compartida de ambas naciones: “En 1999, por ejemplo, Jiang Zemin (presidente chino de 1993 a 2003) fue recibido en el Château de Bity, propiedad de Jacques y Bernadette Chirac en Corrèze. Después, el presidente francés fue invitado a la casa natal de su homólogo chino en Yangzhou, en el este de China”, señala Jean-Pierre Cabestan, especialista en China del Centro Asiático, un think tank de París.
Agrega también que “François Hollande, por su parte, prefirió jugar la carta de los símbolos fuertes invitando a Xi Jinping a una cena en el palacio de Versalles en 2014”.
Concluye el artículo que “estas atenciones mutuas añaden una dimensión muy personal a las relaciones diplomáticas, China lo hace a menudo con Francia”, admite Emmanuelle Lincot, sinólogo y profesor del Instituto Católico de París.
6. Relaciones económicas.
Las relaciones económicas entre Francia y China se han dado, fundamentalmente, en los sectores de la aeronáutica y de la energía nuclear civil. También se han reforzado los vínculos en sectores como el medio ambiente y el desarrollo sostenible, el sector agroalimentario, la salud y los servicios financieros.
En 2016, los intercambios económicos y comerciales entre ambas naciones, aunque avanzaban, seguían estando caracterizados por un fuerte desequilibrio.17 El déficit comercial, en 2015, fue de 29 000 millones de euros. China era, por delante de Alemania, el primer déficit comercial bilateral de Francia. La cuota de mercado francesa en China (datos chinos) era 1,6 % en 2016, frente a 5,5 % de Alemania, 1,2 % del Reino Unido y 1 % de Italia. China era el segundo proveedor de Francia (por delante de los Estados Unidos y Reino Unido) y poseía 9 % de la cuota de mercado en Francia. Las importaciones francesas procedentes de China se componían principalmente de productos informáticos, electrónicos y ópticos (30 %) y de productos textiles y cuero (23 %)18.
La central nuclear de Daya Bay, inaugurada en 1994, es un hito en la cooperación nuclear entre China y Francia. Esta instalación fue la primera central nuclear comercial a gran escala en China continental y ha desempeñado un papel crucial en el desarrollo de la industria nuclear china, apoyando a Francia en varios aspectos. En marzo de 2019, bajo el apoyo y presencia de los presidentes Xi y Macron, la empresa EDF (Électricité de France) participó en el diseño, la construcción y la explotación de la central nuclear.
Ambos presidentes, junto con EDF y sus socios chinos, firmaron un acuerdo de cooperación para los proyectos de energía eólica marina Dongtai IV y Dongtai V en la provincia de Jiangsu, que es el primer proyecto de cooperación de energía eólica marina invertido por una empresa extranjera en China. En abril de 2023, EDF y sus socios chinos firmaron un acuerdo de cooperación para proyectos de energía solar y energía de hidrógeno en presencia de los dos jefes de Estado.
Desde que los dos gobiernos firmaron el acuerdo de cooperación en 1997, China y Francia han cooperado en muchos campos, como los vuelos espaciales tripulados, la exploración del espacio profundo y la observación de la Tierra, con logros importantes. En octubre de 2018, el primer satélite desarrollado por China y Francia, el Satélite Oceánico Sino-Francés, fue lanzado con éxito.
En abril, durante la visita del presidente Macron a China, esta última regaló a Francia 1,5 g de muestras lunares para uso científico, para ayudar a los científicos a seguir explorando el universo. El 4 de mayo, Chang'e 6 llevó al espacio el detector francés de gas radón lunar, que fue la primera vez que China y Francia llevaron a cabo una cooperación en la exploración de la Luna, y también fue el primer proyecto espacial francés en aterrizar en la Luna.
Tras 60 años de desarrollo, Francia es el tercer socio comercial de China y la tercera fuente de inversión real de la Unión Europea; China es el primer socio comercial de Francia en Asia y el séptimo del mundo. En la actualidad, China constituye el segundo mercado mundial de L'Oréal, que se ha beneficiado de la reforma y la apertura de China, siendo ahora China uno de los motores de crecimiento más estratégicos para L'Oréal. El año pasado, Airbus puso la primera piedra en Tianjin para la construcción de la segunda línea de montaje final de aviones de la serie Airbus A-320 en China, y está previsto que el proyecto se complete y entre en funcionamiento a finales de 2025.
Si en 2014, China presentó los primeros proyectos de la Iniciativa Cinturón de la Ruta y la Seda en Francia, ya
[…] a partir de 2016, se clarificaron los proyectos de inversión de China en Francia como parte de la Ruta de la Seda Marítima del siglo 21 (una vertiente de la Iniciativa Cinturón y Ruta): una de las prioridades ha sido la inversión en el Puerto de Marsella en concordancia con las inversiones realizadas por China en otros puertos del Mediterráneo [...] (Rocha, 2021).
Según Rocha, los proyectos de inversión también incluyen a las industrias digitales debido a que el área metropolitana de Aix-Marseille es uno de los cinco principales centros de telecomunicaciones de Europa y cuenta con la mejor infraestructura de almacenamiento de datos de su clase. También el puerto de Shanghai acordó un esquema de cooperación con el Puerto de Marsella, que quedó clarificado durante la Conferencia de la Iniciativa Cinturón y la Ruta de 2018.
Agrega el mencionado autor que, en 2019, el intercambio comercial sino-francés ascendió a 73 400 millones de euros, aunque con un déficit desfavorable a Francia de 31 600 millones. No obstante, durante la visita oficial de Xi a Francia en 2019, Pekín anunció acuerdos comerciales e inversiones por 40 mil millones de euros en territorio francés. En 2020 el déficit comercial sino-francés alcanzó un récord de 38,9 mil millones de euros: “este incremento se explica por el aumento de las importaciones de material médico” desde China debido a la pandemia Covid 19.
Según planteó Xi Jinping,19 en las seis décadas de las relaciones China-Francia estas se han mantenido a la altura de los tiempos. Los dos países tomaron la iniciativa en el establecimiento de una asociación estratégica integral y el lanzamiento del diálogo estratégico institucional en las relaciones de China con los países occidentales. Ambos lideran la cooperación en aviación, energía nuclear, y en mercados de terceras partes.
Xinhua apunta que el presidente Xi planteó en Francia el pasado mayo que, en los últimos 60 años, el comercio bilateral entre China y Francia había aumentado drásticamente, incrementándose 800 veces hasta ascender a 78 900 millones de dólares en 2023. Agregó que, en el período 2019-2023, las importaciones y exportaciones de China con Francia crecieron 5,9 % anual.
Se agrega a ello que Francia también es una fuente crítica de importaciones de aviones y componentes aeroespaciales, los cuales constituyeron alrededor de 30 % del volumen total de importaciones de China en estos sectores, en los últimos cinco años. Por otra parte, de acuerdo con una encuesta de 2023 sobre compañías francesas en China realizada por la Cámara de Comercio e Industria de Francia en China, 47 % de las empresas miembros planeaban invertir más en China.
Igualmente, la empresa pública francesa de producción y suministro de electricidad, EDF, y el gigante nuclear chino, China General Nuclear Power Corporation (CGN), renovaron su acuerdo de asociación, suscrito en 2007. Así, las dos empresas continuarán su cooperación en el diseño, construcción y operación de centrales nucleares.
7. Cooperación en materia de medio ambiente.
En la actualidad, Francia le concede gran importancia al estatus y al papel de China en materia de medio ambiente, clima y otras esferas relacionadas. En 2016, entró en vigor el histórico Acuerdo de París. Antes de que se celebrara la cumbre del Nuevo Pacto Mundial sobre Financiación en París en junio del año pasado, un funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores francés dijo en una rueda de prensa que la participación de China era crucial para el éxito de la conferencia.
La cooperación con China en esta importante esfera se ha basado, fundamentalmente en los temas del cambio climático, desarrollo urbano sostenible y cuestiones relacionadas con el agua. Según diplomatie.gouv.fr, la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) trabaja en China desde 2004, en el marco de una cooperación con el ministerio chino de Hacienda y la Comisión Nacional de Desarrollo y Reformas. Su objetivo es acompañar la transición del país hacia una economía baja en carbono y respetuosa con el medio ambiente, y valorizar la experiencia y los conocimientos de los agentes franceses en el marco de diversas asociaciones.
En el documento denominado “Decisión del Comité Central del PCCh sobre una mayor profundización integral de la reforma en impulso de la modernización”,20 de 2024, emanado de los resultados del xx Congreso del PCCh, y que contiene la estrategia de trabajo para continuar avanzando en función de los cambios que se están sucediendo en China, se parte de un todo, compuesto por cinco elementos, donde destaca la necesaria construcción de la civilización ecológica. Sin esta no se puede aspirar a construir una sociedad como la que sueña China.
Xi Jinping, durante la visita a Francia en mayo de 2024, planteó que la cooperación China-Francia contribuyó a la conclusión del Acuerdo de París sobre el cambio climático y el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal, lo que impulsó enérgicamente la implementación de la agenda climática mundial.
8. Cooperación científica y tecnológica.
La cooperación científica y tecnológica tiene sus bases fundamentales en un acuerdo intergubernamental que data de octubre de 1978 y se centra en los temas de desarrollo sostenible, biodiversidad y gestión del agua, energía, biología, entre otros.
Tiene también como uno de sus principales antecedentes un acuerdo de cooperación en prevención y lucha contra enfermedades infecciosas emergentes firmado entre los Gobiernos francés y chino en 2004. El Instituto Pasteur de Shanghái, que se puso en marcha en colaboración con la Academia de Ciencias de China, fue inaugurado en aquella ocasión. Constituye, con el Laboratorio Franco-Chino de Informática, Automática y Matemáticas Aplicadas (LIAMA, por sus siglas en inglés), situado en Pekín y fruto de una asociación entre la Academia de Ciencias de China y el INRIA (Institut National de Recherche en Informatique et en Automatique), un modelo de excelencia para la investigación. Más de 3000 investigadores de ambos países, procedentes de 600 unidades de investigación, cooperan actualmente en unas sesenta estructuras franco-chinas de investigación.21
9. Cooperación cultural y artística.
Francia fue el primer país en celebrar un año cultural y crear un centro cultural con China, y también el primer país occidental en realizar intercambios de jóvenes con el país asiático.
Según diplomatie.gouv.fr, en el ámbito de los intercambios artísticos y culturales, la organización de grandes actos culturales anuales multidisciplinarios de gran visibilidad, permitían desarrollar la comprensión mutua y ofrecer una visión renovada de Francia, no solo de cultura y artes, sino también de modernidad y tecnología. El festival «Croisements» se había convertido en el mayor festival extranjero en China. La 11ª edición del festival en 2016 programó unos 50 eventos en 30 grandes ciudades de China y contó con 24,13 millones de espectadores.
En la visita de Xi Jinping a Francia en mayo de 2024, este planteó que ambos países fueron los primeros en abrir mutuamente centros culturales y comenzar con actividades del año cultural, proporcionando guía para el aprendizaje mutuo entre civilizaciones.
El presidente Xi señaló: “Debemos insistir en el entendimiento mutuo y aprovechar el Año China- Francia 2024 de la Cultura y el Turismo y los Juegos Olímpicos de París como oportunidades para ampliar los intercambios humanísticos y promover los intercambios entre pueblos”.
El año 2024 se ha señalado como el año China- Francia de la Cultura y el Turismo. En tal sentido se proyectó organizar cientos de actividades, que abarcarían una amplia gama de campos como las artes escénicas, las artes visuales, el patrimonio cultural y la promoción del turismo. También intercambios juveniles y diálogos deportivos, actividades de preservación del patrimonio cultural y la cooperación en educación superior, además de que explorarán activamente nuevas vías para mejorar el nivel de los intercambios humanísticos y continuar profundizando en el entendimiento mutuo de las poblaciones de ambos países. Así fue manifestado por Xi Jinping y acogido por Emmanuelle Macron.
En la actualidad, existen más de 100 pares de provincias y ciudades amigas entre China y Francia. Varias universidades y centros de enseñanza secundaria de ambos países ofrecen cursos en los idiomas del otro. La ópera, el ballet, la arquitectura, los deportes, la gastronomía y la moda franceses tienen un gran atractivo en China. Las obras chinas de ciencia ficción, los libros ilustrados originales y las películas de animación son cada vez más populares entre los franceses.
10. Cooperación universitaria y lingüística.
En correspondencia con lo planteado por diplomatie.gouv.fr, en diez años (2006-2016), el número de estudiantes chinos en Francia se multiplicó por diez. En el propio 2016, 35 000 estudiantes chinos estaban matriculados en centros de educación superior franceses, constituyendo el segundo contingente de estudiantes extranjeros en Francia. Por su parte, una red denominada «Club France» reunía a los antiguos estudiantes chinos en Francia.
Según la misma fuente, la cooperación lingüística se caracterizaba por un crecimiento del número de alumnos de francés y de chino, cuestión que reflejaba el deseo compartido por ambos países de aprender el idioma y la cultura del otro. En 2015, cerca de 100 000 alumnos franceses de secundaria estudiaban mandarín. El chino era la quinta lengua más estudiada en Francia. Recíprocamente, se observaba un gran aumento del número de estudiantes de francés en China, en especial en las universidades.
11. Proyección de las relaciones.
China da una alta prioridad a sus relaciones con Francia. El propio Xi Jinping planteó durante su última visita al país galo que daba la bienvenida a más productos agrícolas y cosméticos franceses de calidad en el mercado chino para satisfacer las crecientes necesidades del pueblo chino de tener una vida mejor. También expresó que serían bienvenidas a la inversión en su país las empresas de Francia y de otros países, fin para el cual han abierto completamente el sector manufacturero de China y se ampliará, rápidamente, el acceso de mercado a los sectores de telecomunicaciones, servicios médicos y otros.
Además, planteó que China tiene una política de exención de visa durante 15 días para visitantes de muchos países, incluyendo Francia, y han tomado más medidas para facilitar los viajes y pagos de extranjeros.
Las proyecciones de China se dirigen a que los países pueden profundizar la cooperación en innovación y promover de manera conjunta el desarrollo verde. En tal sentido planteó Xi que algunas compañías chinas han establecido fábricas de baterías en Francia. Agregó que el Gobierno chino apoya la inversión de más compañías chinas en Francia y espera que Francia garantice sus operaciones en un entorno empresarial justo y equitativo.
Por otro lado, China fortalecerá la comunicación y la coordinación con Francia para defender la paz y la estabilidad mundiales.
La agencia Xinhua publicó en mayo de 2024 que el presidente Xi Jinping, durante las conversaciones que sostuvo con el presidente de Francia, Emmanuelle Macron, en el Palacio del Elíseo en París, resumió el espíritu chino-francés como “independencia, comprensión mutua, visión de futuro, beneficio mutuo y ganar-ganar”. Este espíritu, moldeado por la singular historia de la relación entre ambos países, es una importante revelación para la construcción de las relaciones entre países en el siglo xxi, y guiará las relaciones China-Francia para que sigan avanzando en el turbulento y cambiante mundo actual, y se conviertan en una fuerza positiva para la paz y el desarrollo y el progreso mundial.
En tal sentido, agregó, se espera que China y Francia tomen como guía el consenso estratégico de los dos jefes de Estado, consoliden aún más la confianza política mutua, fortalezcan la solidaridad y la cooperación, impulsen la asociación estratégica integral China-Francia a un nuevo nivel, inyecten un nuevo impulso al desarrollo sano y estable de las relaciones China-UE, y hagan una nueva contribución a la promoción de la paz, la estabilidad y el desarrollo y el progreso mundial.
Xi Jinping destacó que China está dispuesta a mantener una comunicación estratégica con Francia, respetar los intereses vitales de cada país, consolidar la estabilidad estratégica de las relaciones bilaterales, liberar el gran potencial de la cooperación mutuamente beneficiosa y esforzarse por lograr un equilibrio ascendente en el comercio bilateral. China tiene la voluntad de importar más productos de alta calidad de Francia y permitir que el mecanismo “de la granja francesa a la mesa de comedor china” produzca más resultados prácticos. También expresó la esperanza de que Francia exporte más productos de alta tecnología con alto valor agregado a China.
El mandatario chino indicó que ambas partes deberían reforzar la articulación de estrategias de desarrollo, profundizar la cooperación en áreas tradicionales ventajosas como navegación espacial y aviación, fortalecer la cooperación en ámbitos como energía nuclear, innovación y finanzas, y ampliar la cooperación en campos emergentes como energía verde, fabricación inteligente, biomedicina e inteligencia artificial.
China ha abierto completamente su sector manufacturero y avanzará más rápido para ampliar el acceso al mercado en el sector de servicios como las telecomunicaciones y los servicios médicos. China da la bienvenida a la inversión de más empresas francesas en China y, al mismo tiempo, espera que Francia proporcione un buen ambiente de negocios y expectativas de desarrollo estables para la inversión y la cooperación de empresas chinas en Francia.
Subrayó que China y Francia, como grandes países con ricas culturas, deberían acelerar los intercambios culturales y de pueblo a pueblo en ambas direcciones, continuar organizando eventos exitosos en el marco del Año de la Cultura y el Turismo China-Francia, y promover activamente la cooperación en aspectos como la protección y la restauración conjuntas de reliquias culturales, y el emparejamiento entre sitios del patrimonio mundial.
Asimismo, se reveló el deseo del presidente chino de que China y Francia iluminen su camino a seguir con la antorcha de la historia, inicien un futuro más brillante de las relaciones entre China y Francia, y hagan nuevas contribuciones a la paz, la estabilidad y el desarrollo mundiales.
Muchos de los aspectos planteados coinciden con los elementos abordados en otras ocasiones al más alto nivel en ambas naciones.
En abril de 2024, el miembro del Buró Político del Comité Central del PCCh y ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, y el ministro para Europa y de Asuntos Exteriores de Francia, Stéphane Séjourné, se reunieron con periodistas después de sus conversaciones en Beijing.
Wang Yi dijo que tanto China como Francia son grandes países importantes con un espíritu independiente, que la riqueza histórica de la amistad entre los dos países merece ser valorada, y que las responsabilidades y misiones que asumen de manera conjunta son ineludibles. China y Francia coincidieron en que, bajo el liderazgo de los jefes de Estado de los dos países, ambos tengan mayor estabilidad y prospectividad estratégicas y desempeñen un papel de liderazgo en cuatro aspectos:
En primer lugar, liderar la solidaridad internacional. La actual situación internacional está repleta de transformaciones y desorden, con crecientes riesgos de división y antagonismo. Como grandes países responsables, China y Francia deberían servir de manera conjunta como “ancla de estabilidad” y “adhesivo” para el mundo. Las dos partes continuarán comunicándose estrechamente sobre trascendentales cuestiones internacionales y regionales y apoyarán las iniciativas multilaterales presentadas por la otra parte para contribuir con la fuerza de China y Francia a los esfuerzos encaminados a unir a la comunidad internacional y abordar los desafíos globales.
En segundo lugar, liderar el desarrollo impulsado por la innovación. Las dos partes profundizarán la cooperación en áreas tradicionales como industria aeroespacial, energía nuclear, agricultura y finanzas, y explorarán activamente la cooperación en campos emergentes como transición verde y fabricación inteligente. China está cultivando con celeridad fuerzas productivas de nueva calidad y promoviendo continuamente su desarrollo de alta calidad, y se encuentra en disposición de fortalecer la articulación de estrategias de desarrollo e industrias con Francia y explorar un nuevo potencial de cooperación.
En tercer lugar, liderar la apertura y las ganancias compartidas. La apertura representa la mayor oportunidad, mientras que el enclaustramiento supone el mayor riesgo. La apertura de China no se detendrá. China tiene la voluntad de importar más productos y servicios de alta calidad de Francia y crear más facilidades para que las empresas de todo el mundo, incluida Francia, se desarrollen en China, indicó Wang Yi, quien también expresó su confianza en que Francia brindará un entorno empresarial justo, equitativo y predecible para que las empresas chinas inviertan en Francia.
En cuarto lugar, liderar el diálogo entre civilizaciones. Las actividades del Año de la Cultura y el Turismo China-
Francia están llevándose a cabo integralmente. Las dos partes acordaron facilitar aún más el intercambio de personal entre los dos países y profundizar la cooperación en terrenos como ciencia, educación, deportes y protección del patrimonio cultural, con miras a estrechar los lazos entre los dos pueblos.
Consideraciones finales
En este trabajo se realizó una valoración de las relaciones bilaterales China- Francia y el impacto en estas de la agresividad norteamericana hacia China, durante las administraciones Trump-Biden. En tal sentido se valoraron los siguientes elementos:
Referencias bibliográficas
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https://spanish.news.cn/20240507/2360703d0e5e4ab0be4f8aafd3a1bc59/c.html. (Xinhua/Yin Bogu)
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Iriarte, D. (2024): “La Gran Muralla: cómo China está logrando partir en dos a la Unión Europea” en https://www.elconfidencial.com/mundo/2024-10-02/europa-division-empuje-influencia-china.
Jinping, Xi (2018): “La gobernación y administración de China II”. Ediciones en Lenguas Extranjeras. China.
Regalado Florido y Molina Díaz(2021) China y sus relaciones internacionales.
Regalado Florido, E. (2023): Artículo “El Grupo de los 77 y China: desarrollo y paz”, publicado en el semanario Trabajadores, Cuba.
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Rosales, Osvaldo (2020): El Sueño chino.Siglo XXI Editores, Argentina; Santiago de Chile: Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
Urgellés González, R. y A. Perdomo de Vales (2024): China: entre la Agenda 2030 y la iniciativa de la Franja y la Ruta. ISRI, Minrex.
Xi Jinping en Francia: la diplomacia china con un "toque personal” en https://www.france24.com/es/francia/20240505xi_jimping_en_francia_la_diplomacia_china_con_un_toque_personal
1 Aunque son varias las iniciativas a las que nos referimos: Iniciativa de la Franja y la Ruta, Iniciativa para el Desarrollo Global, Iniciativa para la Seguridad Global e Iniciativa para la Civilización Global, la primera (La Franja y la Ruta) es una de las que más contribuirá al desarrollo económico global.
2 Ver artículo de Eduardo Regalado “El Grupo de los 77 y China: desarrollo y paz”, publicado en el semanario Trabajadores, el 10 de septiembre de 2023. Eduardo Regalado es Especialista del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI), del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.
3 Según datos recogidos en el informe Central al 20 Congreso Nacional del Partido Comunista de China.
4 Jinping, Xi. La gobernación y administración de China II. pp. 565-556. Ediciones en Lenguas Extranjeras. Primera Edición 2018. China. 2018.
5 Ídem.
6 Ver libro China y sus relaciones internacionales (2021), coordinado por Regalado y Molina Díaz.
7 Discurso del vicepresidente de los Estados Unidos en el Hudson Institute, en Washington, en octubre de 2018.
8 Ver artículo de Leah Millis en https://www.france24.com/es/programas/el-debate/20230623-el-nuevo-episodio-de-tensi%C3%B3n-diplom%C3%A1tica-entre-china-y-estados-unidos
9 Ver artículo “China y la Unión Europea”, 2024, en https://www.politicaexterior.com/articulo/china-y-la-union-europea-geopolitica
10 Ver artículo de Daniel Iriarte, 2024, “La Gran Muralla: cómo China está logrando partir en dos a la Unión Europea” en https://www.elconfidencial.com/mundo/2024-10-02/europa-division-empuje-influencia-china
11 Según lo manifestado por ambos líderes en sus intervenciones, durante la visita de Xi Jinping a Francia el mes de mayo de 2024.
12 Ver artículo en https://www.diplomatie.gouv.fr/es/fichas-de -países/china/francia-y-china
13 Ibídem.
14 Discurso pronunciado por Xi Jinping al llegar a Francia, el 5 de mayo de 2024.
15 https://www.mfa.gov.cn/esp/wjb/22jg/xos/xwlb/202404/t20240402_11274921
16 Ver artículo Xi Jinping en Francia: la diplomacia china con un "toque personal” en https://www.france24.com/es/francia/20240505xi_jimping_en_francia_la_diplomacia_china_con_un_toque_personal
17 Ídem.
18 Ídem.
19 Discurso pronunciado durante su visita a Francia en mayo de 2024, en el marco del 60 aniversario de las relaciones bilaterales.
20 Documento presentado en rueda de prensa ofrecida por el Comité Central del Partido, el 19 de julio de 2024, la cual se realizó con el objetivo de presentar el espíritu de la tercera Sesión Plenaria del Partido y se informaron los principales logros de la Reforma.
21 Ver artículo en https://www.diplomatie.gouv.fr/es/fichas-de -países/china/francia-y-china. 2016.