Cuadernos de Nuestra América/Nueva Época/No. 016 / julio-septiembre, 2025/
RNPS: 2529 /ISSN: 2959-9849/ 78 pp.
La huella de Cuba en Asia. Escenarios de Ciencia y Diplomacia
Cuba’s footprint in Asia. Science and Diplomacy Scenarios
Dra. C. Sunamis Fabelo Concepción
Investigadora Titular y Profesora Titular del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI).
ORCID: 0000-0002-4752-2688
e-mail: sunamisfabelo@yahoo.es
Dr. C. Ruvislei González Sáez
Investigador Titular y Profesor Titular del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI).
ORCID: 0000-0001-6805-365X
e-mail: ruvislei@ gmail.com
Fecha de recepción: junio 2025
Fecha de aceptación: julio 2025
Resumen
El contexto reciente, marcado en 2014 por el inicio del proceso de normalización entre Cuba y Estados Unidos, dejó nuevas lecciones que evidenciaron las potencialidades de la ciencia como interlocutora en la construcción de relaciones, a partir de esferas de interés común, independientemente de las diferencias políticas. Los países de Asia-Pacífico (APAC) tienen gran importancia para las relaciones internacionales de Cuba. Existen antecedentes importantes de la presencia científica cubana, sobre todo en materia de salud, en esa región, que ha propiciado el fomento de las relaciones diplomáticas entre las partes. Actualmente, las relaciones de Cuba con los países de Asia-Pacífico se han ampliado y potenciado en la esfera científica contribuyendo así al fortalecimiento de relaciones diplomáticas y propiciando un mayor acercamiento entre Cuba y los pueblos del mundo.
Palabras clave: Cuba, Asia-Pacífico, Ciencia, Diplomacia, Cooperación.
Abstract
The recent context, marked in 2014 by the beginning of the normalization process between Cuba and the United States, provided new lessons that highlighted the potential of science as an interlocutor in building relationships, based on spheres of common interest, regardless of political differences. The Asia-Pacific (APAC) countries are of great importance to Cuba’s international relations. There are significant precedents of Cuban scientific presence, particularly in the field of health, in that region, which has fostered the development of diplomatic relations between the parties. Currently, Cuba’s relations with Asia-Pacific countries have expanded and strengthened in the scientific sphere, thereby contributing to the strengthening of diplomatic relations and fostering greater closeness between Cuba and the peoples of the world.
Keywords: Cuba, Asia-Pacific, Science, Diplomacy, Cooperation.
Introducción
En el actual contexto de transformaciones que vive el país, sumado al recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos, incrementa la necesidad de la búsqueda de diversificación comercial, la región Asia-Pacífico adquiere gran importancia para las relaciones internacionales de Cuba. Este escenario, marcado por el inicio de un proceso de normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos en 2014, promovió expectativas y oportunidades en diversos sectores del comercio, la ciencia y la tecnología, como agricultura, finanzas, aviación, turismo, manufactura, salud y otros. Este contexto estimuló que un grupo de países de APAC, incluidos Australia, República de Corea, India, Nueva Zelanda, Singapur y Japón, —además de los que ya mantenían relaciones más estrechas con la Isla como China o Vietnam—, comenzaran a mostrar más interés en Cuba.
La Ciencia y la Diplomacia ocuparon un lugar fundamental en este contexto. Si bien existían antecedentes de la presencia cubana en materia científica en diversos países de APAC, sobre todo en lo relacionado con salud y formación de capacidades; a partir de 2014 y sobre todo en el contexto de la pandemia de Covid-19, Cuba vio realzado su papel internacional en temas de salud y biotecnología.
De esta manera, aumentaron significativamente las oportunidades para Cuba de proyectar su imagen país, vinculada al sector I+D+i, como actor de referencia en ese sentido, asociada con otros importantes polos de desarrollo y tanques pensantes a nivel internacional; lo cual no solo influyó positivamente en la promoción de una soberanía científica, encaminada al desarrollo sostenible y sustentable, sino que comenzó a despertar —o revitalizar— el interés de otros actores por participar de esa realidad.
El presente artículo propone un análisis sobre la presencia cubana en los países de APAC. Para ello se tiene en cuenta el impacto del inicio del proceso de normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos en el acercamiento a la isla caribeña de los países de APAC. Por otra parte se presenta un acercamiento de los principales antecedentes de presencia cubana en Asia, sobre todo en cooperación médica. En este sentido se exponen ejemplos fundamentales de la proyección exterior de Cuba en materia científica durante la pandemia de Covid-19.
Asia de cara al inicio del proceso de normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos
El proceso hacia la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, así como el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (ADPC) entre la Unión Europea y Cuba, que también confluyó en ese escenario, son experiencias que a pesar de sus diversas naturalezas y alcances han validado la pertinencia de un modelo de relacionamiento distinto, basado en campos de interés común o compartidos. Ambas experiencias han dejado importantes lecciones a la hora de llevar a cabo negociaciones sobre todo cuando se trata de actores tan diferentes como Cuba y Estados Unidos o la Unión Europea (UE).1 Pese a los encuentros y desencuentros que han caracterizado la historia entre estos actores con Cuba, ha sido posible abrir espacios comunicacionales oportunos, que propicien la cooperación y el entendimiento, a partir de lo cual establecer bases de respeto y comprensión necesarias para promover y construir la relación y beneficios mutuos.
El impacto del retroceso en la relación entre Cuba y Estados Unidos constituyó un factor importante que cambió el escenario, luego de las elecciones presidenciales de 2016, en las que resultara electo Donald Trump. El pronto deterioro de las relaciones ha tenido un efecto catalizador en el ciudadano común a la hora de interpretar, explicarse y entender la política, debido a sus efectos en la vida cotidiana.2
Pese a este contexto, otras experiencias de diálogo y cooperación han avanzado. En ese sentido, es especialmente significativo el nuevo capítulo de las relaciones Cuba-UE, a partir de la firma e implementación del ADPC y la marcha del mismo. La eliminación de la posición común como parte del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación, el 12 de diciembre de 2016, abrió una nueva etapa de relaciones entre Cuba y la UE, basada en el acompañamiento y el compromiso constructivo. Este no es un factor ajeno al tema Cuba- Estados Unidos, pues al analizar la historia de la posición común, resalta que hubo una significativa influencia de la postura de Washington y Bruselas respecto a La Habana, expresión de una etapa de amplio espectro de consenso trasatlántico. En cierto modo, ese consenso también se vio expresado en los predios del acuerdo y el inicio hacia la normalización de las relaciones entre Washington y La Habana, movidos en una misma dirección: la ineficiencia e ineficacia de las políticas de sanciones que ambos habían puesto en práctica hasta entonces contra Cuba, sin que ello significara el abandono de sus objetivos.
El escenario comunicacional en el que confluyen las relaciones UE-Cuba-Estados Unidos se ha movido en diversas dinámicas, que van desde la convergencia y sintonía entre Washington y Bruselas sobre el tratamiento del tema Cuba, hasta posiciones o matices divergentes en este particular, según los contextos. En cualquier caso, es fundamental tener en cuenta las lecciones en cuanto al fomento de diálogo a partir de dos procesos fundamentales: la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos y el ADCP entre Cuba y la UE.
Ambas iniciativas demuestran la importancia del fomento del diálogo constructivo a partir de intereses comunes o compartidos, como puede ser la cultura, la academia, la ciencia, el medio ambiente, entre otros, para desmontar determinados códigos comunicacionales que alimentan el conflicto, mientras se refuerzan otros que establezcan bases de respeto y comprensión, para fomentar un nuevo contexto de relaciones, esenciales para la construcción de confianza y empatía. Se trata de espacios y modos de colaboración y cooperación que establecen canales y códigos de comunicación como puntos de partida para explorar nuevos espacios de relacionamiento desde la política y la sociedad civil. En tal sentido, las potencialidades de la diplomacia científica son cada vez mayores. Todo ello ha constituido un importante factor para el fortalecimiento de las relaciones entre las partes implicadas, perdurable —y hasta cierto punto irreversible— a pesar de los contextos políticos cambiantes.
En este contexto se inserta la reanimación de las relaciones entre Cuba y los países de APAC, que abrió un nuevo horizonte para las partes. Varias naciones de APAC continúan mostrando interés en La Habana, a pesar del renovado bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos hacia Cuba, y el retroceso en materia de normalización de las relaciones bilaterales.
Uno de los mayores desafíos para el gobierno cubano es promover una mayor presencia de empresas asiáticas en la isla, especialmente de las mayores economías de la región. Esto implica no solo evitar los efectos del bloqueo, sino también mejorar el entorno empresarial y seguir avanzando en la Actualización del Modelo Socioeconómico Cubano, iniciado en 2011. Cuba tiene varias oportunidades para convertirse en un centro comercial regional en América Latina y el Caribe (ALC). Entre las más manejadas están las asociadas a la importancia geopolítica de la Isla: la importancia de la Zona Económica Especial Mariel (ZEE) en el oeste de La Habana y el puerto de Santiago de Cuba en el este, se benefician de una posición geográfica central en el Caribe, en la encrucijada de América del Norte, Central y del Sur. Una mejora en el entorno comercial de la isla, así como un mayor nivel de apertura, podrían colocar a Cuba en una posición especial, favorable a la inversión, para las empresas de APAC, que buscan acercarse a los mercados de ALC (González Sáez, 2020).
Por otro lado, están los reconocidos sectores donde Cuba ha demostrado ser referente internacional, asociado al desarrollo en materia de salud, biotecnología e industria biofarmacéutica, así como su enfoque de cooperación internacional y desarrollo de capacidades, con el objetivo de contribuir a la construcción de una resiliencia y sociedad sostenible, que son las bases de la mejora de los medios de vida, la paz, estabilidad y el crecimiento económico. Hoy se abren importantes oportunidades y se han logrado avances en la materialización de proyectos en China y el Sudeste Asiático. En este particular, la experiencia de Cuba en África constituye un referente y potencial de desarrollo en materia de cooperación triangular, teniendo en cuenta la cada vez más importante presencia asiática en el continente africano y los desafíos que allí presentan cada uno de estos actores.
En el caso particular de Japón, debe resaltarse que, como parte de este contexto de mayor apertura y reanimación de las relaciones entre Cuba y el mundo, el entonces primer ministro nipón, Shinzo Abe, en 2016, se convirtió en el primer jefe de gobierno de ese país en visitar Cuba, lo cual marcó un nuevo capítulo en las relaciones entre ambos países, como resultado de un contexto político cualitativamente diferente.
Por su parte, la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA, por sus siglas en inglés) abrió en 2018, una Oficina en Cuba. Desde el año 2000, JICA ha venido cooperando con Cuba, principalmente en la producción de alimentos, el tratamiento de residuos en la capital, entre otras esferas de interés común. A partir de 2016, se inició la cooperación en el campo de la salud. Desde la década de 1960, inmediatamente después de la Revolución, ambas partes han venido cooperando. En más de 50 años de cooperación, unos 600 cubanos han participado en capacitaciones en Japón y se han enviado más de 300 especialistas.
En 2019, tuvo lugar la firma de un Memorando de Entendimiento (MOU, por sus siglas en inglés) entre la Fundación Matsumoto y la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), por un período de cinco años, para la entrega de un donativo destinado al desarrollo de los recursos humanos en el campo de la asistencia médica. En 2020, el embajador cubano en Japón, Miguel Ángel Ramírez, sostuvo un positivo intercambio con el señor Kenichi Matsumoto, fundador y presidente de la Fundación Matsumoto, que desde 2013 promueve el desarrollo del personal médico internacional. Matsumoto es también fundador y presidente de la compañía Sakura Global Holding Co. Ltd, y de la Federación Japonesa de Asociaciones de Dispositivos Médicos (JFMDA, por sus siglas en inglés), y uno de los pioneros del intercambio empresarial entre Cuba y Japón, recibido por Fidel en varias ocasiones y miembro activo de la Conferencia Económica Japón- Cuba. En este contexto, Matsumoto, acompañado de la señora Fujiko Hasegawa, directora de la Fundación y profesora de la Universidad de Tokyo y el señor Iida Toru, asesor de la empresa, ratificó su voluntad de continuar los vínculos con Cuba, tanto comerciales como de cooperación. (Cubaminrex-Embacuba Japón, 2020).
Cooperación de Corea del Sur con América Latina y el Caribe. La experiencia cubana
Uno de los países que más ha sorprendido en los últimos 50 años por su rápido crecimiento y desarrollo ha sido la República de Corea. La primera nación que pasó de receptor neto de Asistencia Oficial al Desarrollo (AOD) a creciente donante internacional. Desde inicios de la última década del pasado siglo, Corea del Sur comenzó a elevar la cooperación internacional, aunque desde años anteriores, ya había experimentado algunas acciones en este sentido. Fue precisamente en 1991, cuando avanza con el nacimiento de la Agencia Coreana para la Cooperación Internacional (KOICA, por sus siglas en inglés).
Dos ministerios están a cargo de la mayor parte de la implementación de la cooperación sudcoreana. El Ministerio de Asuntos Exteriores, mediante la agencia KOICA, ejecuta las políticas de donaciones no reembolsables. Por su parte, el Ministerio de Estrategia y Finanzas gestiona los préstamos blandos dentro del Fondo de Cooperación para el Desarrollo Económico (EDCF, por sus siglas en inglés), a través del Banco de Importación y Exportación de Corea (Eximbank). Otros ministerios, agencias gubernamentales y municipios también están involucrados en la cooperación en diferentes escalas.
Las experiencias de cooperación de Corea del Sur en sus inicios, se centraron en programas de capacitación para funcionarios de otras naciones en vías de desarrollo o envíos de grupos de voluntarios al exterior para servicios médicos, técnicos o culturales, incluyendo profesionales sanitarios, expertos en digitalización o maestros del Taekwondo.
En la actualidad, los programas son mucho más diversos y comprenden no solo esos tipos de asistencia, sino también de otra índole como ayuda humanitaria, cooperación para la sociedad civil y lucha contra la pobreza, específicamente a través del Fondo Internacional para Combatir la Pobreza Mundial creado por el Gobierno surcoreano en septiembre de 2007. Si bien América Latina y el Caribe ha devenido en receptor de asistencia oficial proveniente de países europeos y asiáticos importantes como Japón o China; Corea del Sur ha estado incrementando su AOD hacia esta parte del mundo.
En los inicios de KOICA como agencia sudcoreana para la cooperación, la AOD ascendía a 23 millones de dólares y llegó a elevarse a 2,8 mil millones de dólares en 2022. Debe resaltarse que en el período 1991-2021, KOICA desembolsó 8,5 mil millones de dólares por concepto de AOD en 174 países del mundo. La agencia opera 50 oficinas y coopera con 183 naciones y 90 organismos regionales e internacionales (KOICA, 2023).
En 2022, Corea del Sur constituyó el 17 mayor donante de AOD del mundo (ver gráfico 1) entre 31 miembros del Comité de Asistencia al Desarrollo de la OCDE, organismo al que se adhirió en 2009. Su posición ha sido ascendente y especialmente en relación con países europeos. Dentro de los sectores a lo que ha estado prestando gran atención en los últimos tiempos para la cooperación son salud, educación, administración pública, agricultura, energía, etcétera.
Gráfico 1: Principales donantes de AOD en el mundo 2022 en miles de millones de dólares
Fuente: OECD, 2023.
Corea del Sur reconoce que, a pesar de ser una región de ingresos medios, América Latina y el Caribe todavía enfrentan múltiples desafíos económicos, medioambientales y sociales, especialmente las subregiones de Centroamérica y el Caribe. En este contexto, la cooperación otorgada por el gobierno coreano se orienta a mitigar las desigualdades sociales, fortalecer la capacidad administrativa y la transparencia de los gobiernos y fomentar el desarrollo sostenible en la región. La nación asiática también apoya al desarrollo de la infraestructura económica, mediante los préstamos en condiciones favorables y en otras ocasiones mediante financiamiento no reembolsable.
La AOD de Corea del Sur hacia América Latina carecía por mucho tiempo de objetivos claros y consistentes, puesto que sus principios y estrategias tuvieron una relación más estrecha con motivos políticos y económicos. Sin embargo, comparado con los donantes tradicionales, Corea del Sur puede transferir las capacidades y tecnologías más apropiadas a condiciones y realidades locales de los latinoamericanos, desde la propia experiencia. A diferencia de otros países oferentes del Sur, Corea del Sur también tiene agencias centrales y especializadas en la coordinación para manejar y hacer seguimiento a las actividades de la AOD (Jung, 2012).
Además, tiene una definición compatible con criterios del Consejo de Asistencia al Desarrollo (CAD), así que sus estadísticas son transparentes y accesibles. En término general, los donantes tradicionales del CAD fueron criticados por las condicionalidades, interfiriéndose en asuntos de la gobernabilidad y las políticas macroeconómicas de los países socios. En cambio, Corea, igual que otros donantes emergentes, no interviene en las políticas domésticas, su AOD es generalmente calificada como un proceso de implementación rápida y menos costoso en gastos de transacción (Jung, 2012).
Corea del Sur ha introducido algunas medidas reformistas y sistemáticas con el fin de mejorar la eficacia de su AOD. También propuso un principio llamado selección y concentración, designando países prioritarios, independientemente del signo político de los gobiernos de estos países. La nación asiática, como miembro de la comunidad internacional, presta servicios en todo el mundo, por medio de la cooperación internacional a nivel gubernamental y mediante las actividades voluntarias que realiza a través de organizaciones privadas. Es interesante cómo en 2021, los cinco mayores receptores globales de AOD de Corea del Sur fueron Vietnam (4,5 %), Filipinas (4,4 %), Indonesia, (3,3 %), Etiopía (3,2 %) y Laos (3,2 %). De los países latinoamericanos en el top 20 de los mayores receptores fueron Paraguay como el octavo (2,5 %), Colombia en la posición 17 (1,7 %) y Bolivia el 19 (1,4 %) (KOICA, 2023).
Entre 2000 y 2013, la República de Corea desembolsó un total de 587,4 millones de dólares en fondos de cooperación hacia América Latina y el Caribe. Alrededor de 53 % se dirigió a América del Sur, mientras que 47 % lo hizo hacia Centroamérica, el Caribe y México. En el período 2007-2013, los principales países receptores de la región fueron (de mayor a menor monto) Ecuador, Perú, Nicaragua, Paraguay, Colombia, República Dominicana, Honduras, Bolivia, Guatemala, El Salvador y Haití. Estos 11 países representaron más del 90 % de la AOD sudcoreana hacia la región durante dicho período. Mientras Perú, Nicaragua y Bolivia estuvieron entre los destinatarios prioritarios de la AOD sudcoreana en el período 2000 a 2006, en el período 2007-2013 se han sumado Ecuador, Colombia y República Dominicana. La estrategia de la cooperación seleccionó a 26 países prioritarios en el mundo, los cuales incluyen en América Latina a Bolivia, Colombia, Paraguay y Perú (CEPAL, 2015).
Corea del Sur, como cualquier otro país que ofrece AOD, realiza diversas formas de cooperación, la cual puede ser por la vía multilateral, bilateral o mediante triangulaciones. En el caso de Cuba, país de la región con el que no tenía relaciones diplomáticas hasta el 14 de febrero de 2024, ha realizado cooperaciones, fundamentalmente, mediante la vía multilateral, la Cruz Roja Internacional, o agencias del sistema de Naciones Unidas.
Si bien fue en la década de 1990 cuando se adoptó, como política de país, la cooperación internacional como donante de AOD, no fue hasta alrededor de 2010 que inició de manera formal la cooperación con Cuba. Ambas partes tienen gran potencialidad no solo de cooperar de manera bilateral en Cuba, en países del Caribe, o incluso desarrollar triangulaciones, especialmente desde la participación conjunta en el marco de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), ya sea en temas de enfrentamiento al cambio climático y desastres, salud, educación, seguridad alimentaria, etcétera.
La cooperación de la República de Corea con Cuba, aunque se ha dado de manera técnica y financiera por la vía multilateral, abre oportunidades por las experiencias exitosas a la vía bilateral y triangular en beneficio mutuo y para la subregión. Algunos de los proyectos ejecutados mediante AOD han estado relacionados con fortalecimiento de la resiliencia del sistema alimentario local ante los desastres naturales y el cambio climático, además de monitoreo e investigación de la erosión de las playas para fortalecer la resiliencia costera del Caribe, que se desarrolla a través de la AEC. Destacar en ese sentido, la respuesta inmediata de la República de Corea ante situaciones de desastres en Cuba, como la explosión del hotel Saratoga, o los incendios de los supertanqueros de combustibles en Matanzas, ambos en 2022, o cuando el impacto de la pandemia de Covid-19, en la que realizó donaciones a Cuba a través de agencias internacionales.
Las fortísimas lluvias ocurridas en 2023 causaron daños extensos en viviendas, agricultura, carreteras y problemas con el acceso al agua potable, en varias provincias orientales. Como apoyo a esta emergencia, UNICEF Cuba, con fondos del Gobierno de Corea, adquirió kits de medicamentos y de higiene, para apoyar la recuperación de las comunidades más afectadas. UNICEF monitoreó de cerca las inundaciones causadas por las lluvias y en diálogo con las autoridades nacionales y sectoriales se determinaron las necesidades más urgentes en las provincias Granma, Camagüey, Santiago de Cuba y Guantánamo. El Ministerio de Salud identificó los medicamentos esenciales y suministros médicos necesarios para asistir a las niñas, niños y adolescentes más vulnerables y sus familias, lo que permitirá responder además a cualquier situación epidemiológica en las provincias afectadas. (UNICEF, 2023)
Los 300 000 dólares aportados por el Gobierno de Corea permitieron la adquisición de 88 kits de medicamentos que beneficiarán a 160 000 personas, así como 624 kits de higiene que ayudarán a 9360 personas y 600 cajas de sales de rehidratación oral, que apoyarán a 30 000 personas. El Gobierno de Corea, a través de la UNICEF, ha apoyado a Cuba en otras situaciones de emergencia. Durante la pandemia donó 250 000 mascarillas KF94, destinadas a los trabajadores de la salud. Luego, otro donativo de 100 000 dólares, permitió la adquisición de medicamentos que beneficiaron la atención de 100 000 personas, en particular mujeres embarazadas, niñas y niños afectadas por la pandemia de Covid-19, en todo el país (UNICEF, 2023).
El apoyo del Gobierno de Corea, tras la situación de emergencia vivida con la explosión de la base de supertanqueros, el 5 de agosto de 2022, contribuyó al fortalecimiento del sistema de salud de la provincia de Matanzas, con la adquisición de medicamentos y material fungible para garantizar una atención de calidad a 55 000 personas. Además, se entregaron 100 000 sobres de sales de rehidratación oral a las autoridades sanitarias de la provincia, para la prevención y tratamiento de la deshidratación, comunes en escenarios donde las fuentes de abastecimiento de agua se ven afectadas, como ocurrió tras la explosión (UNICEF, 2023).
La cooperación de Corea del Sur con la región, y especialmente con Cuba, es una gran oportunidad para poder enfrentar desafíos nacionales, regionales y globales, especialmente en el marco de los efectos negativos del cambio climático.
Antecedentes y continuidad de la colaboración médica cubana en APAC
La experiencia de la cooperación médica cubana en Asia y Oceanía es diversa y de larga data. Cuba ha cooperado con más de 25 países de la región de Asia y Oceanía en los últimos 60 años, en el área de asistencia a la salud, en la que sobresalen China, Camboya, Laos, Indonesia, Pakistán, Sri Lanka, Vietnam, Timor Leste, Kiribati, entre otros. También Cuba ha formado profesionales de la salud asiáticos.
En noviembre de 1970, Cuba envió una brigada médica a la entonces República Democrática de Vietnam —Vietnam del Norte—, en apoyo a la nación, que se encontraba en guerra por la liberación del Sur. En ella se envió la primera enfermera cubana a ese país, que contribuyó a desarrollar el primer material de Anatomía Patológica para la preparación de los estudiantes de medicina vietnamitas. En septiembre de 1973, el líder de la Revolución Cubana Fidel Castro visitó Vietnam. El desolado panorama que divisó en diversas provincias de ese país marcó el nacimiento de una promesa que no demoró en hacerse realidad:
[...] el pueblo de Cuba contribuirá con la construcción del hospital de Dong Hoi. Y queremos comenzar a realizar esa obra lo más rápidamente posible. […] Construiremos y equiparemos completamente el nuevo hospital de Dong Hoi, y estudiaremos qué nuevas formas de cooperación podemos realizar con esta provincia y con esta ciudad. […] Vendrán cubanos también a trabajar en la construcción de este hospital. Y estoy seguro de que harán su mayor esfuerzo como reconocimiento a los méritos, como reconocimiento al patriotismo y al heroísmo de ustedes (Salazar, 2018).
El hospital comenzó a construirse el 19 de mayo de 1974, coincidiendo con el 84 Aniversario del natalicio de Ho Chi Minh. En la obra constructiva también participaron los cubanos: más de 100 ingenieros, constructores y otros especialistas. La guerra de Vietnam terminó en 1975. La idea de fundar este hospital nació de la necesidad de aplacar las secuelas de la guerra en ese territorio, uno de los más asolados por los bombardeos estadounidenses, porque marcaba la frontera entre el norte y el sur del país. Desde entonces, al hospital de la ciudad de Dong Hoi han llegado pacientes con lesiones producidas en esa época e incluso algunos con heridas actuales, porque les estalló un explosivo que databa de aquellos tiempos.
El hospital quedó inaugurado el 9 de septiembre de 1981, y fue presentado como uno de los más avanzados del país en esos momentos. Por allí han pasado desde entonces un número considerable de profesionales de la salud cubanos. Todavía en Dong Hoi se recuerda que algunos hasta donaron su sangre a pacientes que la necesitaban con urgencia. La colaboración cubana se revitalizó en abril de 2019, cuando llegaron allí especialistas en ortopedia, neurocirugía, cardiología y cirugía oncológica. En ese contexto, el director de la institución, Duong Thanh Binh, dijo a la agencia Prensa Latina que:
[...] para los pobladores de Quang Binh es una gran suerte ser atendidos por especialistas que vienen de un país con tanto prestigio en el campo de la Medicina. Su presencia aquí ayuda considerablemente a la formación de nuestros jóvenes médicos y al desarrollo de especialidades de alta tecnología que el centro quiere impulsar [...] Este hospital fue y sigue siendo uno de los más preciados regalos que Fidel Castro hizo a Vietnam (Salazar, 2018).
En la nación indochina hay actualmente 16 especialistas y técnicos cubanos, incluidos 12 contratados en 2018 por un hospital de Hanoi, y la aspiración de los dos países es que esa cantidad se supere próximamente.
La cooperación entre Cuba y Vietnam va mucho más allá de un marco de mutua confianza en la que no solo se realizan investigaciones conjuntas. Durante la pandemia Covid-19, Hanoi transfirió a La Habana la tecnología para la producción de kits de diagnóstico del coronavirus, desarrollada por la Universidad de Medicina Militar, mientras la isla proporcionó a Hanoi la tecnología para producir el medicamento antiviral interferón alfa 2b. A su vez, un grupo de expertos cubanos apoyó a los vietnamitas en la lucha contra la pandemia.
En Laos y Camboya, en las décadas de 1960 y 1970, se destacó la presencia de las brigadas médicas cubanas. En los momentos de reconstrucción luego de la guerra, Cuba acompañó a estas dos naciones con su personal médico, que también contribuyó al mejoramiento de la atención sanitaria. Ya en el año 2000, laboraban en Camboya un total de diez trabajadores de la salud, de los cuales ocho eran médicos.
En 1998 se inició el Programa Integral de Salud (PIS) a partir de la solicitud de cooperación de presidentes centroamericanos a Cuba. Después de su fundación, Cuba desarrolló este programa en siete países asiáticos: Laos, Islas Salomón, Vanuatu, Tuvalu, Kiribati, Nauru y Timor Leste. Este contemplaba el envío gratuito de personal médico, especialmente médicos generales integrales, por un período de dos años, al término del cual podían ser relevados por otros especialistas. A su vez, prestarían atención en zonas rurales y de difícil acceso.
En el caso de Timor Leste, también la presencia de la colaboración cubana estuvo asociada a un escenario desolador después de 25 años bajo la dominación de Indonesia. Aproximadamente 23 % de la población pereció durante aquellos años y del resto, la mayoría estaba representada por niños huérfanos, altas tasas de mortalidad materno infantil, malnutrición, tuberculosis, malaria, muertes masivas en campos de concentración, también a causa de la persecución, las confrontaciones armadas y las migraciones forzadas. El país estaba entre los 20 más pobres del mundo; 80 % de sus trabajadores sanitarios emigraron a partir de la ocupación. Apenas tenían equipamientos ni medicamentos. En aquel momento contaba con 27 médicos para cerca de 1 200 000 habitantes. Su per cápita de galenos era de 1 por cada 70 mil habitantes, de los peores en el sudeste asiático (Colectivo autores, 2020).
Durante la XIII Cumbre de Países no Alineados, celebrada en Malasia, Fidel se reunió con Xanana Gusmão, presidente de Timor Leste (2002-2007). El líder de la Revolución Cubana le propuso ayudar con una brigada médica de la Isla a la recuperación de la pequeña nación del Sudeste Asiático. Además, se comprometió a formar 1000 médicos para Timor Leste. Fue así como, en 2004, llegó al país la Brigada Médica Cubana (Colectivo autores, 2020).
La mortalidad infantil —que era de 68 por cada 1000 nacidos vivos—, pasó a ser de 44, la mortalidad de menores de cinco años que estaba en 98 por cada 1000, está hoy en 50, la mortalidad materna, que era de 789 por cada 1000, se logró disminuir a 300. La incidencia de la tuberculosis disminuyó de 789 a 40 por cada 1000 habitantes, mientras que la malaria dejó de ser un problema de salud en Timor Leste. La esperanza de vida ascendió de 55 a 68 años. La cobertura médica hoy está a más de 90 % y la población está inmunizada casi 100 %. Hoy tienen más de 1000 médicos formados por la isla caribeña, que ha permitido un per cápita de un médico por cada 1200 habitantes, una de las mejores tasas de la región, superior a Filipinas, Indonesia, Malasia, Vietnam, Laos y China.
Con ayuda de los cubanos se diseñaron los programas materno infantil, de lucha contra el cáncer, de nutrición, de control de las enfermedades transmisibles y no transmisibles, de medicamentos y de formación y perfección de los recursos humanos. De las 32 especialidades con que cuentan los hospitales timorenses, en 29 están presente los médicos cubanos y:
[...] de esas 29, 21 son dadas solo por nuestros médicos, como maternidad patológica, angeología, nefrología, psiquiatría, gastroenterología, medicina legal, oncología, otorrino, microbiología, entre otras. (Colectivo autores, 2020).
El entonces embajador de la República de Timor Leste en Cuba, excelentísimo señor, Loro Horta, expresó su concepto de la Brigada Médica Cubana:
No solo fue el envío de la Brigada Médica Cubana sino la formación del millar de galenos en las Universidades cubanas de Medicina. No consigo pensar en otro país que tuviera la capacidad y la voluntad de acudir a Timor. Por muchos años fue Cuba la que corrió con todos los gastos, fue a partir del 2008, más o menos cinco años después de la brigada estar ahí, que nuestra economía se recuperó de la guerra, fue entonces que comenzamos a compartir los gastos. Cuba era la que aportaba el dinero para la brigada y la formación de nuestros médicos (Colectivo autores, 2020).
Hay una dirigente comunitaria timorense que se llama María Díaz que respondiendo a las características de su pueblo, eminentemente católico, siempre dice: “Después de Dios, los médicos cubanos”. Por su parte, José Ramos Horta, presidente de Timor Leste (2007-2012) y Premio Nobel de la Paz (1996) sugirió que la Brigada Médica Cubana que prestó servicios en su país, merecía también el Premio Nobel de la Paz. Asimismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) propuso en el año 2014 a la Brigada Médica Cubana de Timor Leste para el Premio Mahidol, de Tailandia, galardón otorgado anualmente por la familia real tailandesa. (Colectivo autores, 2020).
Por otra parte, para 2019, Cuba le ha formado a la isla asiática un número considerable de profesionales de la salud. Esta es una esfera fundamental para el desarrollo de esta nación.
En China, la colaboración médica comenzó a plantar su huella en 2006 por iniciativa del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, y por acuerdo de ambos gobiernos como expresión de hermandad y confianza mutua. Estos inicios estuvieron marcados con la apertura de tres centros oftalmológicos en los hospitales mixtos de las provincias de Qinghai, Shanxi y Henan, y sigue vigente hasta hoy con buenos resultados, y expectativas de extenderse tanto en la prestación de servicios médicos como en las áreas académica, científica y de turismo de salud. En la biotecnología, existe un importante vínculo de cooperación y dio como fruto las empresas mixtas Lukang-Heber, para productos biotecnológicos agropecuarios; Biotech-Beijing, fabricante de medicamentos como Nimotuzumab, para el cáncer nasofaríngeo y la Chang- Heber, en Jilin, donde se obtiene el interferón alfa 2b recombinante (Martínez, 2020 ).
Cada evento, catástrofe, carencia, es diferente e inesperada y exige un paso adelante firme y rápido. No puede cerrarse este tema sin tener en cuenta al entorno euroasiático, debido a los vínculos regionales, históricos y geográficos que conforman esa gran masa continental que se expande al este europeo y se abraza con Asia. Constituyen antecedentes importantes de la huella de la medicina cubana, los tristes sucesos que tuvieron lugar en la madrugada del 26 de abril de 1986, cuando estalló el cuarto reactor de la central electronuclear de Chernóbil, a dos kilómetros de la ciudad científica de Pripiat. La tragedia sacudió a Ucrania, Bielorrusia y Rusia, fundamentalmente.
Este fue uno de los capítulos más tristes de la historia euroasiática. Las consecuencias de la nube radiactiva, se han extendido por años. En 1990, Cuba recibió el primer grupo de niños y niñas procedentes de la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), para ser atendidos. Se creaba así el programa médico cubano de atención a los niños de Chernóbil, que permaneció de manera gratuita durante 21 años consecutivos y permitió que recibieran atención más de 26 000 niños de Rusia, Bielorrusia, Moldavia, Armenia y Ucrania. Así también vale la pena mencionar en ese entorno el terrible terremoto que azotó a Armenia en 1988. Inmediatamente Cuba envió a 108 médicos y 50 t de material diverso para asistir a ese país.
Luego se producirían otras catástrofes en la región asiática, que también movilizaron la solidaridad cubana. En octubre de 2005, luego del terremoto que sacudió Pakistán y causó alrededor de 70 000 muertes, Cuba ofreció al entonces presidente pakistaní, Pervez Musharraf, los servicios —en 24 horas— de 200 médicos. El apoyo cubano se realizó durante siete meses y se concluyó un programa de cooperación de emergencia, en el que participaron más de 2000 profesionales de la salud, que atendieron 1,7 millones de casos. A su vez, se trabajó en el montaje de un taller especializado en una instalación médica de campaña cubana en Abbottabad. Por otro lado, se enviaron a Cuba —en aviones de Cubana de Aviación—, víctimas del terremoto para recibir prótesis y concluir el tratamiento de rehabilitación. En su momento, Cuba realizó donaciones de hospitales.
En el propio 2005, tras los terremotos —devenidos tsunamis— que afectaron Indonesia y Sri Lanka, Cuba envió brigadas médicas compuestas por 24 y 25 galenos, respectivamente, y 12 t de diferentes materiales a cada país. Posteriormente, una segunda brigada cubana fue enviada, entre mayo y septiembre de 2006, a Indonesia. En 2008, tras un terremoto en la provincia de Sichuan, en China, Cuba envió 35 colaboradores, de ellos 18 médicos. Los médicos cubanos atendieron en el Hospital de Chengdu, el mayor de la provincia, 1206 casos, realizaron 22 cirugías y atendieron dos partos. Cuba envió 3,5 t de medicinas y equipos médicos.
Otro de los países asiáticos apoyados por Cuba en momentos de catástrofe fue Nepal. Tras las afectaciones del devastador terremoto ocurrido en abril de 2015, que ocasionó más de 8400 muertos y 17 400 heridos, Cuba envió una brigada médica a la nación de Asia Meridional integrada por 48 profesionales sanitarios de la brigada Henry Reeve. En dos meses se atendieron casi 20 000 personas, se realizaron 639 cirugías, 40 908 procederes de enfermería y se rehabilitaron 4250 pacientes (Cubadebate, 2015). En 2016, tras los azotes del huracán Winston, en las islas del Pacífico, Cuba envió dos especialistas para apoyar al país. Mongolia es otra de las naciones que cuentan con la cooperación médica cubana. En abril de 2018 arribaron a Ulán Bator tres especialistas médicos cubanos que comenzaron a trabajar en el hospital Intermed, de esa ciudad, a los que en fecha reciente se sumaron cuatro más. También se han formado estudiantes mongoles de medicina en Cuba.
No puede olvidarse el programa de formación de médicos en Cuba, que ha graduado miles de estudiantes de diversos países. La extensión de la formación en la ELAM a estudiantes asiáticos fue una gran oportunidad para ampliar el apoyo —brindado históricamente a Vietnam, Laos y Camboya—, a otras naciones asiáticas. En el período1999-2019, se formaron en la ELAM, estudiantes procedentes de Afganistán, Mongolia, India, Bután, China, Vietnam, Pakistán, Timor Leste, Laos, Sri Lanka, Cambodia, Islas Salomón, República Popular Democrática de Corea, Kiribati, Vanuatu, Malasia, Tuvalu, Nepal, Filipinas, Maldivas, Nauru y Tonga. (Morales Henrry, 2017).
La historia de la cooperación médica cubana presentó uno de sus capítulos más complejos en el contexto de la pandemia de Covid-19. En el caso asiático las brigadas existentes en la región se sumaron al combate de la enfermedad. La colaboración de los científicos cubanos también estuvo presente en el propio tratamiento de la enfermedad, con el fármaco interferón alfa 2b recombinante, el cual es uno de los cerca de 30 escogidos por la Comisión Nacional de Salud de China por su efectividad contra el virus. A ello se suman los intercambios sobre las experiencias vividas en esta difícil situación, con el fin de sacar lecciones que permitan un mejor manejo de la crisis sanitaria entre las partes, así se ponen al servicio de los demás los conocimientos adquiridos. Lo mismo sucede con la ayuda material compartida. En medio del combate a la pandemia de Covid-19, en mayo de 2020, el gobierno de Sri Lanka realizó una petición de apoyo de brigadas médicas a Cuba, pero esta vez, para atender a las necesidades de sus ciudadanos que estaban laborando en el Parque Industrial Caracol , en Haití, donde viven la mayoría de los trabajadores esrilanqueses.
El 12 de julio partió la última Brigada Médica Cubana —hasta la fecha— para combatir la pandemia de Covid-19. En esta oportunidad se trataba de 115 especialistas, integrantes del Contingente Henry Reeve, que arribaron a Azerbaiyán, nación con la que Cuba ha mantenido relaciones ininterrumpidas en los últimos 28 años. El grupo está formado por 67 hombres y 49 mujeres, de los cuales 57 son médicos y 55 licenciados, incluidos 50 en enfermería. Esta sería la primera vez que médicos cubanos llegaban a esta nación centroasiática, en la cual se habían registrado más de 23 500 casos positivos y fallecido 298 personas. Al respecto Hikmat Hajiyev, jefe del departamento de Política Exterior de la Administración Presidencial de Azerbaiyán declaraba que:
Los médicos cubanos vendrán a Bakú en los próximos días. Cuba cuenta con amplia experiencia en el campo de la medicina, especialmente en la lucha contra el virus del Ébola. Cuba es un país de rica experiencia médica en todo el mundo. (Cubadebate, 2020).
Así también, Kazajstán solicitó incrementar la cooperación con Cuba en la lucha contra la pandemia de Covid-19, y en los campos de la salud en general, la industria farmacéutica y la biotecnología. Por otra parte, la colaboración en el área euroasiática se potencia. Recientemente el Fondo de Inversiones Directas de Rusia (RFPI, por sus siglas en ruso) expresó la confianza en la posibilidad de producir en Cuba el fármaco antiviral Avifavir, aprobado por el Ministerio de Salud ruso como medicamento para el tratamiento de la pandemia de Covid-19. El Avifavir, en cuya elaboración trabajó el referido fondo, fue presentado por primera vez el 29 de mayo, y está fabricado sobre la base del medicamento japonés Favipiravir, utilizado en su momento contra otros tipos de gripes.
Todos estos ejemplos, desde distintos ángulos, son exponentes de las potencialidades de la cooperación Sur-Sur en materia sanitaria, o de la llamada cooperación entre el Sur Global. Como puede apreciarse se trata de un largo camino, y de experiencias que surgen de los principios que rigen a los profesionales de la salud cubana.
Escenarios de la cooperación poscovid-19
La actual circunstancia obliga a repensar nuevas actuaciones hacia el futuro. La imagen cooperativa de China, pero también de Cuba y otros que han dado el paso al frente para cooperar en el sector de la salud, ha sido satanizada y atacada mediante proyectos concretos. Sin embargo, cada vez es más creciente la solicitud de países dispuestos a aceptar la colaboración de estos países. La pandemia de Covid-19 ha demostrado la necesidad de reforzar las acciones conjuntas que permitirán obtener beneficios dobles, sobre la base de la unidad de la cooperación y no de acciones separadas.
Actualmente los miembros de La Fanja y la Ruta de la Seda (BRI, por sus siglas en inglés) tanto en Asia, como Europa y África, están recibiendo cooperación médica china y cubana de manera independiente. Sin embargo, la experiencia en Venezuela contra la pandemia de Covid-19, demostró que el trabajo conjunto de expertos permite a profesionales de los tres países tomar experiencias a partir de la metodología usada por cada una de las partes.
Tanto China como Cuba muestran posibilidades de convergencia y de actuación conjunta, incluso ya existe
la capacidad de producción mixta de medicamentos para el tratamiento de la pandemia de Covid-19 como es el caso del interferón alfa 2b recombinante. Pero las dos partes pueden profundizar investigaciones en diferentes temas, desde mapeo de cerebro, hasta enfermedades que más afectan a los miembros de la BRI, como dengue, tuberculosis, etc. También sucede con Vietnam y Cuba, en el que existe una tradición
de cooperación en los sectores de la salud y la biotecnología. Esta puede profundizarse no solo para el avance del tratamiento en la nación indochina, sino también en la atención a otros países vecinos en el marco de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).
La cooperación científica entre Cuba y la República Popular China en materia de biotecnología, acaba de entrar en una etapa superior, con la inauguración en la ciudad de Shijiazhuang, en la provincia de Hebei, de una nueva empresa, 100 % cubana, perteneciente al Grupo Empresarial BioCubaFarma.
Denominada BioBridge Medical Technology Co. Ltd., la entidad contribuirá a impulsar proyectos de investigación y desarrollo, además de potenciar los nexos entre el empresariado chino vinculado a tan estratégico sector con el de Cuba, para juntos avanzar hacia la conexión con América Latina.
La Dra. C. Mayda Mauri Pérez, presidenta de BioCubaFarma, presente en la ceremonia de apertura de la referida filial, calificó el suceso como un hito que marca el nacimiento de un nuevo modelo de gestión de la industria biofarmacéutica de la Mayor de las Antillas en el país asiático, que favorecerá la inserción de nuestros productos en ese mercado, junto a la identificación y financiamiento de nuevas líneas investigativas de colaboración bilateral.
En declaraciones a la Televisión Cubana, Mauri Pérez apuntó que esta acción responde a los consensos de los líderes de ambos países de considerar a la industria biofarmacéutica como un sector estratégico para el desarrollo económico y social de nuestras naciones.
BioBridge Medical Technology Co. Ltd. radica en la zona de desarrollo de alta tecnología de la provincia de Hebei, donde se localizan varias de las más importantes industrias farmacéuticas de China.
A su vez, la Ruta de la Seda Sanitaria podría desplegarse por los más de 157 países miembros de BRI. No todas las naciones requieren de igual tratamiento, pero existen varias enfermedades que aquejan a un núcleo importante de países, especialmente, a los más cercanos a las áreas tropicales y subtropicales.
Cuba pese a ser un país pequeño, tiene una larga tradición de cooperación médica que data, al igual que China, de 1963, y en el mismo país: Argelia. Además de las misiones médicas que envía en forma de colaboración, ha desplegado, desde inicios del siglo xxi, brigadas específicas contra situaciones excepcionales, agrupadas en el Contingente Internacional Henry Reeve, que han acudido en casos de terremotos (Pakistán 2005, Indonesia 2006, Perú 2007, China 2008, Haití 2010, Chile 2010, Nepal 2015 y Ecuador 2016); intensas lluvias (Guatemala 2005, Bolivia 2006, México 2007, El Salvador 2009, Chile y Venezuela 2015); emergencias médicas (cólera en Haití 2010, ébola en Sierra Leona, Guinea Conakri, Liberia 2014) y huracanes (Dominicana 2015, Islas Fiji y Haití 2016) y con la más reciente pandemia de Covid-19, se desplegó en más de 22 países, con más de 1370 profesionales de la salud. (Domínguez, 2020).
La ubicación de las brigadas médicas cubanas corresponde geográficamente en países miembros de la BRI, salvo algunas excepciones. En ese sentido, se abren espacios a la cooperación triangular entre China y Cuba con países integrantes de la iniciativa, por lo que podría expandirse con mayor fuerza la Ruta de la Seda Sanitaria y crear incluso hubs subregionales en el sector de la salud, en los que se integre el proceso asistencial, con la creación de infraestructuras. Cuba no solo tiene capacidades médicas para apoyar a la iniciativa, sino también una fuerte industria biotecnológica, mientras China también posee sus propias capacidades.
La colaboración médica cubana, a pesar de la fuerte campaña mediática estadounidense, tiene gran prestigio, especialmente en África, mientras la participación china en programas de control de enfermedades en Asia y África se ha convertido en modelo para otros países. La cooperación trilateral no es nueva para Beijing. La experiencia entre China (provisión de apoyo técnico) y Australia (uno de los principales donantes) en Papua Nueva Guinea, dedicada a mejorar la preparación de los técnicos locales en la lucha contra la malaria, es una experiencia a tener en cuenta. En la misma medida que se logre reducir el número de enfermedades en los países integrantes de BRI, podría generarse una ruta saludable y menos riesgosa. Otra experiencia por parte de China en África, es en Tanzania, donde hay un programa piloto, con el Reino Unido, para el control de la malaria. Por tanto, existen experiencias reales que se pueden expandir. La pandemia de Covid-19 abrió una nueva etapa de cooperación y complementariedad entre los países miembros de BRI, para corregir no solo las asimetrías, sino crear una ruta sin riesgos.
El 17 de junio de 2020, tres senadores republicanos estadounidenses presentaron un proyecto de ley para castigar a los países que contraten misiones médicas cubanas, al considerarlos “cómplices de la trata de personas”. China por su parte también enfrenta las amenazas estadounidenses. En ese sentido, estas acciones de Washington acercan más a Cuba y China, y promueven más la cooperación. Por lo que, indudablemente, tanto las sanciones como las medidas tomadas por la “gran nación americana” puede frenar, retrasar e incluso limitar la cooperación médica cubana, pero no extinguirla, especialmente porque varias naciones asiáticas no secundarán esas presiones.
Se puede afirmar que los antecedentes analizados sobre la cooperación cubana con diversas naciones asiáticas, demuestran la histórica aptitud de la Isla hacia la solidaridad. Su espíritu colaborativo está basado en el ánimo de compartir experiencias. Sin embargo, a pesar de que no se destaca un alto grado de colaboración, como los evidenciados con África y América Latina y el Caribe, debe señalarse que en los últimos años se ha incrementado. Los vínculos entre Cuba y Asia se sustentan en el pragmatismo y no en divisiones ideológicas. Hay un fuerte vínculo en el sector de la salud con China, pero incluso hasta la República de Corea, este último de reciente relación establecida tiene gran interés en desarrollar cooperación en este sector con la isla caribeña.
La cooperación y colaboración, en este caso en materia de salud, y en una situación de emergencia sanitaria mundial que ha puesto de manifiesto la incapacidad de muchos sistemas de salud a la hora de gestionar la crisis; se ha convertido en terreno fértil de politización y enfrentamientos ideológicos. Por tanto, se trasladan a este escenario numerosos conflictos existentes en el contexto de las relaciones internacionales. De manera general y teniendo en cuenta el contexto actual, el período poscovid-19 plantea el gran desafío de la vida y el humanismo en un escenario compartido. Más allá de cuál sea el modelo o signo político de la colaboración, cada cual debe sumar y sacar su ángel, aunque a este lo escolten sus propios demonios.
Cuba se ha destacado por su apoyo en situaciones de catástrofes en la región, como han sido los casos en Pakistán, China, Sri Lanka, Indonesia, Nepal, etcétera. En estos países los costos han sido cubanos y sobre la base de una solidaridad que pocos Estados en el mundo han mostrado. Algunos medios y gobiernos critican a médicos cubanos por no “estar preparados” o estar sometidos a condiciones de supuesta explotación. Sin embargo, puede resultar difícil de entender el espíritu solidario de los médicos cubanos con las naciones asiáticas. Ellos han mostrado preparación y experiencia en el combate de diversas afecciones que incluso médicos de países altamente desarrollados no lo poseen. La voluntad solidaria no se detiene y les ofrece preparación a sus estudiantes para que en el futuro puedan apoyar a sus naciones sobre la base de una conciencia de solidaridad, hermandad y sobre todo humanidad. Cuba les prepara para ser médicos, pero ante todo humanos.
Conclusiones
La huella de Cuba en Asia ha abierto importantes escenarios en el ámbito de la Ciencia y la Diplomacia. Ello ha estado marcado por el acercamiento entre Cuba y los países de APAC a partir fundamentalmente de la cooperación médica cubana en estos países y las oportunidades que Cuba ha puesto al servicio de los mismo en lo que a formación de capacidades se refiere sobre todo vinculadas a la esfera de la salud y la industria biofarmacéutica.
En ese sentido resultan fundamentales las lecciones aprendidas durante el inicio del proceso de normalización de las relaciones entre Cuba y EUA. Dicho contexto evidenció las potencialidades de la ciencia como interlocutora en la construcción de relaciones a partir de esferas de interés común independientemente de las diferencias políticas.
Las experiencias de países como Japón, con una presencia más tradicional en la Isla, y de Corea del Sur, país que recién reinicia sus relaciones diplomáticas con Cuba, constituyen ejemplos de oportunidades a tener en cuenta sobre cuánto puede avanzarse en el ejercicio de la diplomacia a partir de prácticas de cooperación científica, a pesar de las diferencias ideológicas.
Los antecedentes de la colaboración médica cubana, en lo que se refiere a formación de capacidades en APAC, constituyen un referente esencial para marcar la continuidad de la presencia de la ciencia cubana al servicio de los pueblos del mundo. Ello se puso de manifiesto durante la pandemia de Covid-19.
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1 A pesar de que determinadas coyunturas han favorecido el enrarecimiento del clima en que avanzaban las relaciones, sobre todo en lo referente al Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación entre la UE y Cuba; entre tanto el retroceso en materia de normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos ha sido evidente, a partir del recrudecimiento del bloqueo económico y comercial durante la administración de Donald Trump, y la continuidad en términos prácticos, de la proyección de la administración Biden de su antecesor hacia Cuba.
2 En el caso de las medidas más radicales, como el virtual cierre de la embajada en La Habana, a partir de alegados ataques sónicos, aún no comprobados, y la reducción del personal cubano en la embajada de Washington, han tenido una representación social mucho más trascendente en el imaginario y en la deconstrucción de la metáfora, debido a sus efectos negativos en la vida cotidiana y en el proyecto de vida de los cubanos, tanto fuera como dentro de Cuba, ya que el proceso para visitar o emigrar a Estados Unidos se ha visto afectado por la necesidad de viajar a un tercer país para obtener el visado, lo que encarece significativamente el trámite migratorio.