Nueva Época

Número 00

El avance de la iniciativa china la Franja y la Ruta hacia el Gran Caribe: de la teoría a la realidad


Dr. C. Ruvislei González Sáez

Doctor en Ciencias Económicas. Profesor e Investigador Auxiliar. Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI). Jefe del Equipo de Investigación de Asia y Oceanía.

e-mail: ruvislei@cipi.cu ruvislei@gmail.com

Código ORCID: 0000-0001-6805-365X.

Dr. C. Ernesto Molina Molina

Dr. en Ciencias Económicas. Profesor Consultante del Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa García (ISRI)


Resumen

Las relaciones de China con América Latina y el Caribe son históricas, particularmente con este últi- mo. Desde la fundación de la República Popular Chi- na en1949, las relaciones políticas, económicas y cul- turales han tenido un crecimiento con el Gran Caribe. Cuba fue el primer país del área en establecer relacio- nes diplomáticas con Beijing. Mientras Panamá, El Sal- vador y República Dominicana han sido los últimos. Después de 70 años, una nueva era en las relaciones bi- laterales se ha abierto, especialmente con el avance de la iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI en inglés). Esta nueva era abre también una nueva forma de coopera- ción en la historia, sobre la base de una teoría que está emergiendo, la Teoría de las Ventajas Compartidas. La experiencia de las relaciones entre China y el Gran Ca- ribe puede mostrar una nueva forma de cooperación y colaboración. El artículo se basa en exponer las opor- tunidades que se abren con el relacionamiento de las economías del Gran Caribe con China hacia un nuevo modelo interconectado. A su vez, se destacan los ele- mentos negativos que impactan sobre las relaciones.

Palabras claves: China, Iniciativa de la Franja y

la Ruta, Gran Caribe, asociación, geoestrategia, cooperación.

Abstract:

China’s relations with Latin America are his- torical, particularly with the Caribbean. Since the founding of the People’s Republic of China in 1949, the political, economic and cultural relations have been growing with the Greater Caribbean. Cuba was the first country to esta- blish diplomatic relations with Beijing. While Panama, El Salvador and the Dominican Re- public have been the last. After 70 years, a new era in the bilateral relations is opened, espe- cially with the Belt and Road Initiative (BRI). This new era, also opens a new form of coo- peration in history, on the basis of a theory that is emerging, “The theory of shared ad- vantages”. The experience of the relationships between China and the Great Caribbean can show a new form of cooperation and collabora- tion. The article is based on the opportunities that open up in the relationships of the eco- nomies of the Greater Caribbean with China towards a new interconnected model.

Key words: China, Belt and Road Initiative (BRI), Great Caribbean, relationship, geoestra- tegy, cooperation.


Introducción

La fundación de la República Popular China en 1949 supuso uno de los momentos más trascen- dentales en la historia del siglo XX junto a otros procesos de alto impacto global. El significado de ese acontecimiento puede explicarse 70 años des- pués con los resultados alcanzados. La esperanza de un nuevo mundo con un futuro compartido para toda la humanidad deviene del rol que des- empeña China en el contexto global actual, jus- tamente cuando fuerzas beligerantes extremistas atentan contra la estabilidad y la seguridad glo- bales.

El camino del desarrollo de China ha estado acompañado no solo de las transformaciones in- ternas, sino también de su relacionamiento con el mundo. Particular importancia tiene la región del Gran Caribe, que, si bien es distante geográfi- camente para Beijing, fue ahí donde se hizo por primera vez el reconocimiento de la existencia de la República Popular en todo el hemisferio occi- dental. Fue Cuba en el año 1960 que reconoció y estableció relaciones diplomáticas con China y le siguieron otras naciones caribeñas en años futu- ros. Esta es el área donde más países de la región de América Latina y el Caribe se han incorporado a la iniciativa china la Franja y la Ruta (BRI en in- glés), un espacio muy cercano a los Estados Uni- dos. En este sentido, los autores se proponen con el artículo determinar las oportunidades y desa- fíos del avance de esta iniciativa hacia el Gran Ca- ribe. A su vez, se pretende destacar en la práctica del proyecto chino en la subregión caribeña, ele- mentos discutidos desde la teoría.

Antecedentes

A 71 años del establecimiento de la República Popular en 2020 se abre una nueva era en el re- lacionamiento con el Gran Caribe, esa gran zona que involucra naciones del Caribe Insular, Cen- troamérica y países sudamericanos con costas al Caribe. El avance de BRI Ruta hasta esta zona de- bido al interés de 13 Estados hasta el momento, al

mismo tiempo que aún existen ocho países con los que Beijing no tiene relaciones; condicionan la necesidad de priorizar el enfoque chino hacia esta parte del mundo.

Desde finales de 2017 hasta mitad de 2019, Pa- namá, Guyana, Antigua y Barbuda, Trinidad y Tobago, Venezuela, Costa Rica, Dominica, Gra- nada, Surinam, República Dominicana, Cuba, Barbados y Jamaica firmaron con China memo- rándum de entendimientos para la inserción a BRI. El relacionamiento de estas naciones del Ca- ribe con Beijing ha ido creciendo sobre la base de la cooperación y la colaboración. Abre un nuevo capítulo en los vínculos, al punto que desafían presiones externas y se profundiza el diálogo po- lítico, económico y hasta de seguridad en algu- nos de los casos. Mientras por el otro se destaca el lanzamiento de acciones estadounidenses para contrarrestar este avance como el proyecto esta- dounidense América Crece.

Ante este aumento de los lazos entre China y el Gran Caribe, unido a otros factores relevantes, Estados Unidos ha incrementado su preocupa- ción y hostilidad contra Beijing. Esto condujo a presiones a determinados países, pero también ha condicionado el apoyo a la provincia china de Taiwán en el área. Es en esta zona, donde Taipéi tiene relaciones diplomáticas con ocho naciones de un total de 17 en el mundo. Estas son: Hondu- ras, Nicaragua, Guatemala, Belice, Haití, San Vi- cente y las Granadinas, San Kits y Nevis y Santa Lucía. Ante el temor de que algunos de estos paí- ses continúen rompiendo relaciones para estable- cerlas con Beijing, en julio de 2019 la presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen realizó una gira por Haití, San Vicente y las Granadinas, San Kits y Nevis y Santa Lucía. En esta ocasión la líder taiwanesa lle- gó a realizar críticas en esta última nación a BRI, muy similar a las de Estados Unidos.

Incluso, algunos críticos occidentales han in- tentado compararle con el Plan Marshall desarro- llado en el siglo pasado, no obstante, existen pro- fundas diferencias entre ambos proyectos.


Diferencias entre BRI y el Plan Marshall

Algunos artículos de autores occidentales en los últimos tres años han intentado comparar a BRI con el gran proyecto desarrollado por Es- tados Unidos para la reconstrucción de Euro- pa después de la Segunda Guerra Mundial, el Plan Marshall. Una estrategia que no solo tuvo como fin reconstruir Europa, sino expandir su influencia en momentos en que había resultado

Tabla 1. Comparación de BRI con el Plan Marshall

el mayor vencedor de la gran guerra. Lo que, sin dudas, con un costo total estimado en cua- tro billones de dólares, la iniciativa de la Franja y la Ruta se convertirá en el programa de desa- rrollo económico más grande de la historia, su- perando al Plan Marshall (Belevan, 2017). Sin embargo, es importante destacar que pueden existir elementos comunes, pero especialmente diferentes.


SEMEJANZAS

INICIATIVA CHINA LA FRANJA Y LA RUTA

PLAN MARSHALL

Complementaria con la economía interna china.

Complementaria con la economía interna esta- dounidense.


Abierto a todos los países que deseen incorporarse.


Abierto a todos los países que deseen incorporarse.


Promueve el uso del yuan.


Promovió el uso del dólar.


Tiene implicaciones geopolíticas.


Tuvo implicaciones geopolíticas

DIFERENCIAS

INICIATIVA CHINA LA FRANJA Y LA RUTA

PLAN MARSHALL

Involucra a naciones de diferentes sistemas so- ciopolíticos y no ataca o excluye ningún régimen.

Tuvo como objetivo hacer frente al régimen co- munista.

Se propone evitar la guerra mediante la interco- nexión de las economías.

Se propuso reconstruir después de la Segunda Guerra Mundial.

China invita a los países a que participen en la iniciativa y estos presentan proyectos de mutuo beneficio a desarrollar.

Estados Unidos exigió a los miembros un pro- grama completo de las actividades con miras a establecer la integración.

No impone condiciones que impliquen relación con la estabilidad de la economía china.

Enfatizó que no pusiese en peligro la estabilidad económica de los Estados Unidos.


Los cambios en la situación del país participante

El administrador del programa podía dar térmi- no a este, cuando a raíz de producirse un cambio

no acorde al interés nacional de China no impli-

ca el fin de la participación en proyectos.

en la situación del país participante no fuese acorde al interés nacional de Estados Unidos.


No establece períodos de ayuda.

Estableció un período de ayuda entre abril de 1948 y junio de 1952.


No establece fecha de liquidación de programas en la iniciativa, pueden incluso extenderse algunos proyectos por su magnitud.


Fijó fechas de liquidación del programa.


Crea mecanismos administrativos nacionales y binacionales en el marco de la iniciativa.


Estableció la Administración de Cooperación Económica.


No tiene mecanismos para demandar y ser de- mandado.


Tuvo mecanismo para demandar y ser deman- dado, así como poseer y demandar bienes.


Fuente: Elaboración de los autores


La incorporación de la subregión del Gran Ca- ribe a BRI, constituye el interés por fortalecer los vínculos, pese a determinadas críticas. Ello refle- ja el valor de la cooperación con China. Por otro lado, como resultado de la experiencia y las crí- ticas de las que ha sido objeto Beijing, la nación asiática ha demostrado que tiene interés en modi- ficar la forma en que se ha insertado en el área. Si bien es cierto que tradicionalmente las inversio- nes han estado dirigidas a los sectores de extrac- ción de recursos naturales fundamentalmente, a partir de 2015 hay un cambio del patrón de com- portamiento. Las inversiones chinas en los años más recientes están más concentradas en los sec- tores de la electricidad, manufactura y otras in- fraestructuras (Gráfico 1). Todo ello posibilita el desarrollo de las naciones interconectadas.

Es importante, que China continúe modifi- cando sus patrones de comportamiento para una mayor aceptación. Las críticas siempre estarán presentes especialmente de aquellos que intentan buscar pretexto para cuestionar su presencia. El avance de Beijing en América Latina y el Caribe ha supuesto el retroceso de otros actores que no están dispuestos a ver reducidas sus capacidades en esta área. Hoy, una de las formas por la que Beijing ha avanzado es mediante la adquisición de empresas extranjeras, especialmente en naciones

con crecientes procesos privatizadores, sin em- bargo, en la zona del Gran Caribe, esta no es la forma predominante de actuación.


BRI y la teoría de las ventajas comparti- das en el Gran Caribe

Uno de los objetivos propuestos por BRI es el avance de la integración, así como la interrelación con otros procesos, algunos de los cuales ya han firmado acuerdos como son los casos de la Unión Económica Euroasiática (UEE), la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) o la Asocia- ción de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Pero para lograr un avance mayor debe promo- verse la cooperación con mecanismos de la región más allá de los establecidos por China con la Co- munidad de Estados Latinoamericanos y Caribe- ños (CELAC). Debe destacarse que teniendo en cuenta que en el área del Gran Caribe, que incluye al Caribe Insular más Centroamérica, de 19 na- ciones participantes en BRI de la región 13 perte- necen a la zona del Gran Caribe. Por ello, debería pensarse en la cooperación no solo bilateral, sino en los marcos de los mecanismos Asociación de Estados del Caribe (AEC) y Cuba-Comunidad del Caribe (CARICOM), por citar dos.

Son miembros de AEC: Antigua y Barbuda, Barbados, Belice, Colombia, Costa Rica, Cuba,

Gráfico 1. Principales sectores de inversión china en América Latina y el Ca- ribe en mil millones de dólares.


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Fuente: Rebecca Ray & Wang Kehan: China-Latin America Economic Bulletin edition, Boston University, 2019 en http://www.bu.edu/gdp.


Dominica, El Salvador, Honduras, Jamaica, Gra- nada, Guatemala, Guyana, Haití, Bahamas, Méxi- co, Nicaragua, Panamá, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Grana- dinas, Santa Lucía, Surinam, Trinidad y Tobago, Venezuela.

Un proceso de integración legítimo en cual- quiera de sus variantes, ha de prestarle una gran importancia a la política social dentro de las po- líticas nacionales de los países involucrados, pero para ello, debe dejar de ser rehén de las políticas de corte neoliberal. (Molina, 2010) China ha sa- bido emprender proyectos de beneficio social y lo hace extensivo con BRI a los países participantes mediante la cooperación con los procesos de inte- gración participantes. La iniciática china propone la integración, sobre la base de la complementa- riedad y corrección de asimetrías.

Es importante destacar que, si sólo se defiende la integración como un instrumento para hacer negocios, para facilitar la transferencia de divisas entre los países mediante el comercio, obviando los problemas socioeconómicos de la población,

indudablemente, los intereses antinacionales in- ternos, muy aliados al capital extranjero, impul- sarán un tipo de integración antinacional. Un nuevo concepto de integración debe incluir la idea del desarrollo humano sostenible. (Molina, 2010) Ello implica que las relaciones comercia- les se subordinen a la necesidad del desarrollo en el contexto de las relaciones sociales nacionales y regionales. En su proyección teórica así lo está definiendo BRI, pero necesita manifestarse en la práctica.

Una integración que sólo contribuya a elevar las ganancias de los grandes capitales nacionales y extranjeros, no beneficia a la mayoría de la po- blación, carece de legitimidad social, por cuanto que los sectores populares, la clase media y las pe- queñas y medianas empresas, sólo sirven de me- dio para enriquecer más aún a un pequeño sector de la sociedad. BRI ofrece un nuevo paradigma de interrelación en el que todos ganen mediante un futuro compartido y de mutuo beneficio. Pero esto debe manifestarse en la práctica y no en el discurso para que gane legitimidad.


Según Jinping “se debe consolidar la base social de la conectividad (…) mediante la promoción de los intercambios culturales. China apoya el diá- logo entre las distintas civilizaciones y religiones, da la bienvenida al fortalecimiento de los inter- cambios culturales entre los pueblos de todos los países, respalda la solicitud conjunta de patrimo- nios culturales mundiales por parte de los países”. (Jinping, 2014)

La nueva forma de cooperación ganar-ganar en la que China transfiere ventajas absolutas y relati- vas a países miembros del BRI, así como estos paí- ses contribuirán a compartir las ventajas de am- bas partes. En este sentido, el caso más específico es el de la relación Cuba-China. China comparte tecnología de sector digital, mientras Cuba com- parte tecnología en el sector de la biotecnología sin condicionamiento y sobre la base del desarro- llo de las sociedades. Es decir, pensando en el be- neficio mutuo y sobre la base ganar-ganar.

Un proceso de cooperación de beneficio mutuo no puede concebirse bajo la tesis de las ventajas comparativas, aquellas que auspician la “división regional del trabajo”, para que unos países se desa- rrollen, a costa del subdesarrollo de otros, similar a la tradicional división internacional del trabajo que ha imperado a nivel internacional. Integrar significa aglutinar, juntar las partes, en un bloque único; mientras que dividir significa diferenciar, separar los países, para que cada uno se dedique egoístamente a sus cosas, para luego buscar venta- jas en el intercambio. Integración es unir las par- tes para “compartir ventajas”. (Molina, 2010) Bajo ese criterio es que se diseña el avance de BRI.

Precisamente, ahí reside lo nuevo que apor- ta BRI: la búsqueda de “ventajas cooperativas o compartidas”, para todos beneficiarse. Según Las “ventajas compartidas”, (Molina, 2010) es la lucha por la creación de condiciones sociales para la re- producción material y espiritual de la vida huma- na; la política social de esta forma de integración significa que los países se integran para compartir las ventajas que resultan de un territorio común;

una naturaleza y una historia común; economías homogéneas y magnitudes de población simila- res. Son factores que unidos en una estrategia de desarrollo dan ventajas frente a otras naciones del mundo. Ventajas compartidas significa que, en función de los intereses de estos pueblos, los paí- ses se junten para compartir sus ventajas natura- les y sociales.

En este sentido, la visión de BRI bajo este con- cepto, puede ser compatible hasta cierto punto con los mecanismos tradicionales del mercado, pero se necesita de la actuación del Estado como palanca reguladora de los desequilibrios que pue- da generar. Es el papel del Estado el que puede conducir a la eliminación de las disparidades y asimetrías. En BRI existen naciones con distin- tos tipos de intereses y modelos económicos. Esta iniciativa encarna la esperanza del pueblo chino por un mundo armonioso y es un desarrollo crea- tivo del espíritu tradicional en la nueva era de la globalización, donde todos los países alrededor del mundo comparten prosperidad y pérdidas, y están cada vez más interconectados con los otros. China ofrece una nueva posibilidad, la cual se fundamenta en abandonar la ley de la selva, el he- gemonismo y poder político de “suma cero” para reemplazarlo con la fórmula “ganar-ganar”.

BRI promueve una integración legítima; quiere decir que los países articulan sus economías para sacarle mejor provecho a los recursos naturales, humanos y materiales y ampliar el mercado, en función del desarrollo humano. Se trata de forta- lecer las variables de decisión clave: aquellas que elevan la capacidad negociadora con el resto del mundo; pero que al mismo tiempo potencian el mercado interno, el nivel de empleo, el salario medio y la inversión nacional.

La integración emprendida hasta el momento, utilizando la teoría tradicional no solo de la inte- gración, sino del comercio en las actuales condi- ciones está condenada a la crisis al mediano plazo. Los mecanismos actuales buscan que las regiones se conformen en bloques para que cree facilidades


al comercio de las transnacionales, para abrir sus fronteras a la circulación de mercancías y capita- les y buscar la especialización manufacturera me- diante el empleo de maquiladoras. Su ventaja com- parativa frente al resto del mundo debe lograrla mediante bajos costos de producción, fundamen- talmente, por bajos salarios.

Pero un mercado interno caracterizado por ba- jos salarios, o lo que es lo mismo, un salario me- dio muy bajo, justifica aquella política neoliberal que muestra poco o ningún interés por el forta- lecimiento del mercado interno porque se espera resolver el problema por la vía del mercado mun- dial, provocando con ello una mayor exclusión de la población. Debe quedar claro entonces, que el avance hacia la integración bajo BRI sólo puede ser posible con el fortalecimiento de un mercado incluyente (ya incluye más del 57% de la pobla- ción), complementado con el esfuerzo de los Es- tados nacionales participantes.

Por tanto, en la lucha por la creación de condi- ciones sociales para la reproducción material y es- piritual de la vida humana, una integración sobre la base de una relación de beneficio mutuo debe crearse sobre la teoría de las ventajas comparti- das y por tanto, debe comenzar a abandonar los tradicionales postulados de la teoría de las venta- jas comparativas de David Ricardo o de la Teoría de las Ventajas absolutas de Adam Smith. Ha de tener presente, como principal objetivo al mismo tiempo la independencia económica, la comple- mentariedad, la corrección de asimetrías y el sec- tor humano en el centro de la atención.

Las relaciones económicas internacionales tienen una larga historia y son suficientemente complejas. El término “interdependencia” encu- bre con frecuencia las relaciones de dependencia económica, tecnológica y política que caracteri- zan los mecanismos de dominación vigentes en el mundo actual. Precisamente, la integración para el desarrollo que caracteriza BRI no puede tomar el camino tradicional en beneficio solo de una de las partes.

Desarrollar la teoría de las ventajas comparti- das permitiría unir los fundamentos económicos desarrollados en complementación con el pensa- miento que promueve el líder Xi Jinping. Actual- mente el mundo se desarrolla bajo una concepción neoliberal, pero con fuertes rasgos proteccionis- tas que utilizan los tradicionales postulados de la teoría económica. Sin embargo, para que la ini- ciativa de la Franja y la Ruta tengan un alto nivel de efectividad, es importante que emprenda una política económica científica. Para lograr este tipo de política, es necesario tener en cuenta el conoci- miento exacto y profundo de lo que acontece en la economía mundial actual.

Tomando como base, la economía política cien- tífica, la teoría de las ventajas compartidas se con- trapone al pensamiento de los economistas polí- ticos clásicos Adam Smith y David Ricardo, a la vez que tiene en cuenta el pensamiento de Carlos Marx. Pero no es apologético incluir algunas de las ideas de Xi Jinping. No porque sea el presiden- te o el secretario general del Partido Comunista de China, sino porque refleja en sus obras más re- cientes la necesidad de compartir prácticas, pro- mover acciones colectivas, construir plataformas conjuntas de colaboración, así como complemen- tar recíprocamente las ventajas para alcanzar un desarrollo colectivo.

Cada uno de los países miembros de BRI tiene la capacidad para producir algún tipo de bien útil el cual indudablemente tiene un valor de cam- bio. Pero unos países sobre otros, especialmen- te China, tiene la capacidad de producir bienes, así como capacidades para generar producción de esos bienes en otras partes. Sobre esa base, no necesariamente generaría sobreoferta a partir de la necesaria demanda de esos bienes, por tanto, compartir capacidades de desarrollo, implica be- neficios mutuos en los que todas las partes puedan beneficiarse. No solamente en la producción de bienes, sino también de infraestructura y conecti- vidad para desarrollar esos bienes en los procesos de producción, distribución, cambio y consumo.


BRI abre un nuevo camino en el campo de la teoría económica. Mientras occidente se dedica a criticar el gran proyecto y cada nación a desarro- llar políticas económicas centradas en sus objeti- vos estratégicos, la iniciativa china está creando una nueva forma de relacionamiento dentro de los tradicionales mecanismos del mercado en el contexto de la globalización neoliberal. Adentrar la teoría de las ventajas compartidas dentro del comercio internacional actual, no solo pondría a China en una posición ventajosa al mediano pla- zo, sino que beneficiaría a los participantes del BRI. En este sentido, la inserción del Gran Cari- be en el BRI representaría la oportunidad de abrir nuevas formas de desarrollo para un área que tie- ne no solo asimetrías económicas, sino también grandes brechas sociales y políticas.

Oportunidades que se abren para el avance de BRI en el Gran Caribe

En los años 90 del siglo pasado, en momen- tos en que China comenzó a incrementar sus relaciones diplomáticas con las naciones del Gran Caribe, firmó una serie de tratados bila- terales de inversión con Cuba, Jamaica, Belice y Barbados, y con Trinidad y Tobago. Guyana y Bahamas lo firmaron en la década de 2000. Delegaciones chinas de alto nivel y misiones de inversores han estado visitando el Caribe para identificar proyectos especialmente en el pe- ríodo 2008-2018. Las inversiones de China en la región se concentran en los sectores de re- cursos naturales, agricultura, infraestructura, fuentes de energía renovable.

Varias de las inversiones se relacionan con la asistencia oficial al desarrollo (AOD). Beijing ha incrementado su AOD en países especialmente de la Comunidad del Caribe (CARICOM). Los proyectos han estado enfocados en el sector de la construcción específicamente de estadios, escue- las, hospitales, etc. En ese sentido, en 2004, China se comprometió a llevar a cabo proyectos de de- sarrollo de infraestructuras por un total de más

de 100 millones de dólares. Se identificaron espe- cíficamente cuatro proyectos: un estadio deporti- vo, una escuela secundaria, la rehabilitación de la carretera principal que conecta la capital, Roseau, con la segunda ciudad más importante, Ports- mouth; y la recuperación del principal centro mé- dico de la isla, el Hospital Princesa Margarita.

Desde que Xi Jinping asumió el liderazgo de China, el intercambio de visitas al más alto nivel se ha incrementado en ambas direcciones con el Gran Caribe. En el 2013 el mandatario chino visitó Trini- dad y Tobago, así como también Costa Rica, mien- tras en el 2014, Cuba. Las giras oficiales de alto ni- vel se han convertido en uno de los medios más relevantes para desarrollar los vínculos. En este sentido, no solo han servido para firmar acuerdos, sino también para concretar la inserción de mu- chas de las naciones del área a BRI, pero sobre todo para profundizar la confianza mutua. Sin embargo, es necesario señalar la necesidad de fortalecer los lazos a otros niveles, especialmente el académico y con menos niveles de formalidad. Esto no solo permite un intercambio más sincero, sino también más profundo en el que ambas partes pueden obte- ner mayores beneficios y conocimientos.

La relación entre China y el Gran Caribe puede generar sinergias de mutuo beneficio, no exenta de obstáculos. Si bien, pueden crearse estructuras de cooperación que permita emprender proyectos re- lacionados con las fuentes de energía renovable, en- frentamiento al cambio climático, conectividad, tec- nología digital, transporte y turismo (Imagen 1), en el que China puede posicionar su presencia; por el otro lado, Estados Unidos intentará boicotear estos proyectos no solo con nuevos proyectos en función de sus intereses, sino mediante presiones políticas. Lo positivo en este sentido, es que existe un grupo de naciones que más allá de cualquier presión, pro- fundizarán el relacionamiento con Beijing. La razón fundamental está en que la nación asiática no solo ofrece confianza, sino también la oportunidad de generar sinergias de desarrollo, mientras Washing- ton solo provoca preocupaciones.


El avance de BRI hacia el Gran Caribe ofrece también la oportunidad de poder extender algu- nos de sus proyectos con un marcado carácter geopolítico. La razón está, en que, en esta área, es donde aún ocho naciones no tienen relacio- nes diplomáticas con Beijing y si con Taiwán. Si se analiza el comportamiento de los lazos econó- micos, al menos en comercio se puede demostrar que actualmente, al menos con el cierre de 2018, Taiwán tenía mejores relaciones comerciales con algunas naciones con las que hoy tienen relacio- nes con China, como son los casos de Repúbli- ca Dominicana, Panamá o el Salvador (gráfico 2). Por tanto, existen espacios no explotados para un mejor relacionamiento comercial e inversionista de Beijing con estos países.

Países como Nicaragua, Haití, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y San Cristóbal y Nieves tienen excelentes relaciones con Cuba con los que se puede emprender una serie de proyectos en el marco de procesos vinculados a la conectividad.

En este sentido, permitiría unir a estos países con Cuba directamente por aire. Ya existe con Nica- ragua, pero aún no con muchas islas caribeñas y donde China puede desempeñar un papel clave para el emprendimiento de hubs de infraestructu- ra regional, a la vez que pueda afianzar la presen- cia china en el área con sus empresas.

El interés de Panamá, Costa Rica y República Dominicana particularmente por fortalecer las relaciones con Beijing, condicionan un posiciona- miento de estos como centros de referencia para la nación asiática. En tanto, otros como Granada, Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda, Dominica y Bahamas promueven los lazos con China.

Para China el vínculo diplomático con estos paí- ses es complejo, pero en el futuro la proyección de Estados Unidos, especialmente con Centroaméri- ca por el tema migratorio y el avance del proyecto América Crece, podrían resultar más difícil. Para llegar a otras naciones como Honduras será difícil, por el panorama político muy estrecho con Estados


Imagen 1. Formas de conectividad entre China y el Gran Caribe


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Fuente: Elaboración de los autores, 2019.


Unidos, en el que aeropuertos de este país resultan de alto valor para la seguridad nacional de Washin- gton. Haití, vive un momento de inestabilidad polí- tica muy complicada incapaz de prestarle atención a la política exterior en el actual contexto.

Desafíos del avance

En medio del complejo escenario que se desarro- lla en la región de América Latina y el Caribe, tanto desde el punto de vista político como económico, China ofrece una nueva perspectiva de relaciona- miento. La noción de un cambio de época, implica para Estados Unidos en su propia área una pérdida de hegemonía. En ese sentido, desarrolla acciones que dificulten el avance de Beijing y de cualquier otra gran nación que pretende, así como trabaja en el cambio de régimen de los países con gobiernos progresistas. Naciones como Cuba, Venezuela, Ni- caragua, son parte de los proyectos agresivos de la nación estadounidense, a la vez que China es parte

del conflicto con dicha nación. No es casual que es- tas sean las mismas naciones que están excluida del proyecto de infraestructura para la región América Crece.

Las acciones de Estados Unidos suponen el principal desafío del avance de la presencia china en el Gran Caribe impidiendo el relacionamiento especialmente con naciones como Cuba y Vene- zuela. Bloqueos, embargos, sanciones y presiones son las principales herramientas que utiliza Was- hington afectando a las empresas chinas e impi- diendo en algunos casos una mayor presencia en los países antes mencionados.

Otro desafío a tener en cuenta ante el avance de BRI hacia el Gran Caribe está relacionado con la histórica desconfianza antichina, que podría re- actualizarse con el desembarco de miles de tra- bajadores chinos para diferentes obras de infraes- tructura. (Jinsheng, 2015). Varias veces en eventos internacionales de la región ha incidido la crítica

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Gráfico 2: Relaciones comerciales de Taiwán con países del Gran Caribe en el 2018 (en millones de dólares).


Fuente: Rebecca Ray & Wang Kehan: China-Latin America Economic Bulletin edition, Boston University, 2019 en http://www.bu.edu/gdp.


hacia China en este sentido. Sin embargo, la propia nación asiática puede ser la que ofrezca la lección, complementando trabajadores de ambas partes, así como fomentando el empleo en países que tanto lo necesitan, especialmente en esta zona del Caribe.

Si bien existen desafíos para el avance de la gran nación asiática hacia el Gran Caribe, es importan- te señalar que estos se pueden convertir en opor- tunidades. La mayor dificultad está, en qué, aun cuando China adopte un cambio de política, la propaganda negativa es una variable que utilizan las fuerzas antichinas para criticar la presencia de Beijing. Esto es parte del temor, de que algunos puedan ser desplazados, especialmente Estados Unidos, a pesar de que el gigante asiático pueda traer mejores perspectivas de desarrollo. El entor- no comunicacional es clave para la manipulación de la información en función de los intereses a los que responda. En este sentido, es clave no solo aumentar la presencia de medios chinos como Xinhua, Diario del Pueblo, CCCTV, entre otros, sino también las acciones conjuntas con otras te- levisoras. Incluso, muchas veces estas acciones no bastan y es importante incidir sobre determina- dos medios de comunicación que dominan en la región.

Al analizar los fenómenos negativos que pue-

den incidir en las relaciones, es importante tener en cuenta dos variables: la endógena y la exógena. En cuanto a la variable endógena, influyen las for- mas de inserción de las empresas chinas dentro de los países y su actuación. Son claves, elementos como el antes mencionado, el de la presencia de trabajadores chinos, pero también los vinculados a problemas de corrupción, afectaciones al medio ambiente, desplazamiento de los productores na- cionales.

Algunos autores han reflejado problemas vin- culados a la presencia de trabajadores chinos. Pese al rol relevante que están desarrollando las empresas chinas en las estrategias de desarrollo de las economías locales, han generado dificul- tades internas como problemas de desempleo.

Casos como Bahamas, donde el desempleo ha sido elevado, la afluencia de extranjeros ha ali- mentado el resentimiento entre los trabajadores locales de la construcción. Es importante una clara comunicación entre las empresas chinas que invierten y los subcontratistas locales, que permita generar equilibrios entre trabajadores chinos y generación de empleos en las naciones receptoras de inversiones.

La inversión china en caña de azúcar en Jamai- ca, si bien ha demandado mucho empleo y ha contribuido a la economía local, consiste exclu- sivamente en la producción de azúcar en bruto y melaza, que son formas de producción primaria con escaso valor agregado. Algunos economis- tas sostienen que la generación de valor añadi- do, tal como la fabricación de ron, puede hacer mayores contribuciones al crecimiento econó- mico mediante la diversificación de la economía y hacer avanzar a Jamaica en la cadena de valor hacia la fabricación de productos de azúcar más elaborados.

Como variables exógenas deben destacarse que las relaciones de China con los diferentes países del área son predominantemente de carácter bi- lateral, lo que puede generar competencia entre los Estados de la región por la asistencia china. Los países del Caribe necesitan unir y coordinar sus políticas con respecto al país asiático, aun- que algunos de ellos todavía posean relaciones diplomáticas con la provincia china de Taiwán. Esto no se convertirá en un obstáculo para sus relaciones económicas con el continente. El go- bierno de Taipéi ha expresado que no va a per- judicar a los países del Caribe con los que tiene relaciones diplomáticas si desarrollan relaciones económicas con China continental, aunque si le preocupa.

Otro desafío que les inquieta a los gobiernos del área es el tema del déficit comercial que es eleva- do y creciente con Beijing a excepción de algunos casos como Surinam y Venezuela (gráfico 3). Más allá de las políticas económicas de cada nación,


Gráfico 3: Relaciones comerciales de Taiwán con países del Gran Caribe en el 2018 (en millones de dólares).


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Fuente: Elaboración de los autores con datos de Rebecca Ray & Wang Kehan: China-Latin America Economic Bulletin edition, Boston University, 2019 en http://www.bu.edu/gdp.


China puede ayudar a los países caribeños a diver- sificar la cartera de productos de sus exportaciones, especialmente en el actual contexto que está pro- moviendo las importaciones. Algunos productos de la región, como el café, azúcar, frutas, miel y ron, son muy populares en el mercado chino.

Conclusiones

A 70 años de la creación de la Nueva China bajo el liderazgo del Partido Comunista, el país se de- sarrolla como la segunda economía a nivel global. Con el impulso de la iniciativa de la Franja y la Ruta, se construye a la vez la visión de un mun- do compartido de mutuo beneficio. No obstante, existen actores que intentan frenar el impulso del desarrollo chino.

La amenaza de la pérdida de hegemonía esta- dounidense y el ascenso de China como potencia de primer orden a nivel global condicionan que algunos sectores del poder político estadouniden- se promuevan una mayor confrontación. En este

sentido, las acciones negativas de Washington afectan no solo las relaciones sino-estadouniden- ses, sino también, la estabilidad de la economía mundial, todo ello independientemente de haber logrado la firma de la fase uno del acuerdo entre ambas potencias.

China con el impulso de BRI, promueve no solo una nueva forma de cooperación, sino tam- bién ofrece esperanzas al mundo y abre espacio para el desarrollo de una nueva teoría dentro de la Economía Política actual: la teoría de las ven- tajas compartidas. Esta, en contraposición con las actuales teorías económicas tradicionales del mundo capitalista, aun cuando Beijing tiene que seguir perfeccionando sus mecanismos.

El avance de BRI hacia la zona del Gran Caribe no solo promueve nuevos espacios de desarrollo, sino también una alternativa a las acciones deses- tabilizadoras y negativas de Washington y algunos sectores de la extrema derecha latinoamericana y caribeña. Más allá de la ideología, la región puede


concertar proyectos conjuntos de mutuo beneficio. Estos proyectos que a la vez son promovidos por Beijing, permiten expandir su esfera de influencia hacia países con los que aún no tiene relaciones di- plomáticas (ocho países en el Gran Caribe).

Articular un mecanismo de cooperación o colaboración con la AEC, o con Cuba-CARI- COM sería estratégico para China en sectores vinculados a la conectividad, fuentes de ener- gía renovable, logística, construcción, turismo, finanzas, comercio, etc. No obstante, es impor- tante una mayor confianza y conocimiento en- tre las partes. Si bien hay elementos muy posi- tivos, también es necesario señalar dificultades que no pueden dejar de tenerse en cuenta como las acciones y presiones de Estados Unidos; las posiciones antichinas de algunos sectores deri- vados del temor de generar afectaciones ya sea por la vía del empleo, como del desplazamiento

de los productores nacionales o daños ambien- tales. Para ello también es importante el trabajo mediático.

A 70 años de la Nueva China se abre un nue- vo camino para las relaciones con el Gran Ca- ribe. Más allá de las acciones que puedan em- prender terceros, Beijing debe persistir en abrir una nueva ruta que puede parecer distante y poco rentable, pero que al mediano y largo pla- zo resultará una excelente decisión. Es impor- tante llegar a la región con nuevos proyectos e ideas que sean diferentes de las que las tradi- cionales potencias occidentales han llegado al área. Estas no han resultado ser buenas para los pueblos del Gran Caribe. El desembarco de China en el Gran Caribe puede ser la oportuni- dad para crear un mundo compartido de mu- tuo beneficio, ese que se propone China con Xi Jinping como líder.


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