Cuadernos de Nuestra América/Nueva Época/No. 017 / octubre-diciembre, 2025/
RNPS: 2529 /ISSN: 2959-9849/ 150 pp.

Complejo militar-industrial de Estados Unidos y conflicto
ruso-ucraniano

US military-industrial complex and Russian-Ukrainian conflict

Kirill O. Galkin

Asistente de investigación en la Universidad de las Relaciones Internacionales adjunta al Ministerio de Relaciones Exteriores de la Federación de Rusia (Universidad MGIMO).

e-mail: kiry0600@mail.ru

ORCID 0009-0000-7092-8822

Fecha de recepción: junio 2025

Fecha de aprobación: julio 2025

Resumen

El artículo examina las principales tendencias en el desarrollo del complejo militar-industrial de Estados Unidos en las nuevas realidades geopolíticas. El conflicto ruso-ucraniano ha llamado la atención no solo sobre los aspectos militares y políticos de la estrategia global de Estados Unidos, sino también sobre el grado de preparación del complejo militar-industrial estadounidense para un posible enfrentamiento directo con un adversario de igual fuerza. Los desequilibrios estructurales acumulados en el período posterior a la Guerra Fría se hicieron evidentes durante los suministros activos de armamento estadounidense a Kiev. En este artículo, se intenta identificar las características claves del desarrollo de la industria de defensa de Estados Unidos en la etapa inicial de la crisis ruso-ucraniana.

Palabras clave: complejo militar-industrial, industria de defensa de Estados Unidos, estrategia militar, situación político-militar.

Abstract

The article examines the main trends in the development of the US military-industrial complex in the new geopolitical realities. The Russian-Ukrainian conflict has drawn attention not only to the military-political aspects of the US global strategy, but also to the degree of readiness of the American military-industrial complex for a possible direct clash with an equal opponent. The structural imbalances accumulated in the post-bipolar period were clearly manifested during the active supply of American weapons to Kiev. This article attempts to identify the key features of the development of the US defense industry at the initial stage of the Russian-Ukrainian crisis.

Keywords: military-industrial complex, US defense industry, military strategy, military-political situation

Introducción

Los cambios tectónicos contemporáneos en la arquitectónica global han devuelto a la agenda el tema del enfrentamiento coercitivo entre estados, fenómeno que, según pronosticaban los analistas occidentales en la década de 1990, debería haber quedado relegado a los anales de la historia tras el fin de la Guerra Fría. No obstante, el colapso de la hegemonía cultural y militar-política estadounidense (Pax Americana), el surgimiento de nuevos polos de poder que rechazan el liderazgo estadounidense y el sistema financiero-económico centrado en Occidente, el auge de tendencias revisionistas y la escalada de conflictos regionales en diversas latitudes, han impulsado un incremento generalizado de la tensión militar a escala planetaria.

Las proyecciones sobre la configuración de las nuevas líneas de fractura en el emergente sistema de relaciones internacionales siguen siendo divergentes: ¿será un enfrentamiento entre China y Estados Unidos, entre el Sur global y el Norte global, o más bien una pugna entre las naciones occidentales y el denominado "No-Occidente"? En las declaraciones oficiales de las máximas autoridades estadounidenses se observa un creciente énfasis en un supuesto choque entre democracias liberales y regímenes autoritarios.

Hoy puede afirmarse con certeza que asistimos a un retorno inexorable a la confrontación armada, manifestado, entre otros aspectos, en el aumento significativo del gasto en defensa, la producción de armamento y las exportaciones militares. Según datos del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), en abril de 2022, el gasto militar global superó por primera vez los dos billones de dólares (38 % correspondiente a Estados Unidos), consolidando una tendencia alcista iniciada a principios del siglo xxi.

El aumento de la tensión militar en el mundo

Pese a la política de "reequilibrio" hacia la región Asia-Pacífico anunciada por el presidente Barack Obama para contener el ascenso de China, Estados Unidos mantiene los ejes centrales de su estrategia global alineados con el denominado "Memorándum Wolfowitz" y participa activamente en el conflicto europeo entre Rusia y Ucrania, suministrando a este último cantidades sustanciales de armamento moderno, aunque evitando un involucramiento directo en las hostilidades. Cada vez son más frecuentes los llamados a reforzar las capacidades defensivas de Estados Unidos y sus aliados para responder militarmente tanto a China como a Rusia.

Cabe destacar que, ya durante la primera presidencia de Donald Trump, el comercio de armas experimentó una significativa expansión, en términos cuantitativos y geográficos. El entonces inquilino de la Casa Blanca consideraba que esta política contribuía, por un lado, a la estabilización de los subsistemas regionales de relaciones internacionales mientras fortalecía la posición estadounidense, y por otro, proporcionaba a Estados Unidos mayores instrumentos de presión sobre los países importadores de armamento estadounidense (aunque investigaciones recientes en este ámbito demuestran que el grado real de influencia de Washington sobre el comportamiento de dichos países sigue siendo limitado).

Bajo su mandato, se introdujeron importantes enmiendas legislativas que simplificaron la exportación de ciertas categorías de armamento. Reformas particularmente relevantes afectaron a los vehículos aéreos no tripulados, beneficiando directamente a corporaciones militares como Northrop Grumman y General Atomics, las cuales —cabe señalar— ejercieron un intenso lobby para la aprobación de estas modificaciones. Mientras las consecuencias internacionales de esta política estadounidense son objeto de escrutinio por parte de la comunidad global y expertos en relaciones internacionales, quienes han documentado reiteradamente su impacto desestabilizador, especialmente en regiones conflictivas como Oriente Medio, las dinámicas internas de la industria militar norteamericana, particularmente en el contexto de la crisis ucraniana, permanecen insuficientemente estudiadas. Resulta especialmente pertinente analizar tanto las adaptaciones normativas como los desafíos operativos que enfrenta el complejo militar-industrial
para garantizar suministros continuos a Ucrania y los aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), cuyas capacidades productivas actuales resultan insuficientes para satisfacer la demanda exponencial de armamento en un escenario de profundas transformaciones geoeconómicas.

Industria de defensa estadounidense en las nuevas condiciones

Al inicio del conflicto ruso-ucraniano, en febrero de 2022, la industria militar estadounidense —dominada por actores privados— se encontraba en una posición singularmente ventajosa. Gregory Hayes, CEO de Raytheon, había anticipado ya antes de la Operación Militar Especial (OME) rusa que el sector se beneficiaría enormemente tanto del conflicto en Europa Oriental como de las "tensiones en el Mar de China Meridional". Esta previsión se materializó rápidamente: las acciones de Lockheed Martin se apreciaron 25 %, mientras que Raytheon registró 12 % al alza.

Entre febrero y junio de 2022, Ucrania recibió armamento estadounidense por valor de más de 10 000 millones de dólares, cifra que contrasta marcadamente con los 2100 millones asignados durante todo el período 2014-2020, tras la anexión de Crimea. Este incremento exponencial ilustra la reconfiguración estratégica de Washington frente al conflicto.

Antes del conflicto ruso-ucraniano, los analistas de política militar de Estados Unidos preveían una reducción significativa del presupuesto de defensa debido a la pandemia de Covid-19 y las crecientes dificultades socioeconómicas internas. Sin embargo, ahora se proyecta que los gastos militares planificados por la administración Biden para 2023, por 761 000 millones de dólares, se incrementarán en varias decenas de millones adicionales para cubrir las mayores necesidades. La subsecretaria de Defensa Kathleen Hicks, quien calificó la operación militar especial de Rusia como una grave amenaza al orden mundial, abogó por aumentar el presupuesto militar a la suma astronómica de 813 000 millones de dólares, 100 000 millones más de lo que recibió el Pentágono en el apogeo de la Guerra Fría. En el contexto del alto grado de monopolización del sector militar-industrial en Estados Unidos, los principales pedidos se distribuirán entre las cinco mayores empresas militares (Big Five), que en 2020 representaron alrededor de 58 % de todas las adquisiciones militares del Pentágono: Raytheon, Lockheed Martin, Boeing, General Dynamics y Northrop Grumman.

Es importante señalar que, ante la rápida escalada del conflicto entre Rusia y Ucrania, la mayor parte del armamento enviado procedió de los inventarios del Departamento de Defensa de Estados Unidos, mientras que los fondos asignados por el Congreso para ayudar a Ucrania se destinaron a reponer los almacenes vaciados del ente militar. Para acelerar los envíos de armas a Ucrania, entre febrero y junio de 2022 el presidente Joe Biden recurrió en 14 ocasiones a las facultades presidenciales previstas en el artículo 506(a)(1) de la Ley de Asistencia Extranjera, que le permiten enviar armas de emergencia a regiones necesitadas directamente desde los inventarios del Departamento de Defensa, sin pasar por el Congreso. Ante la creciente crisis en Europa, el Congreso aumentó el monto de la ayuda que el presidente puede asignar bajo esta ley, de 100 millones a 11 000 millones de dólares para el año fiscal 2022. A modo de comparación, entre 2011 y 2015 el presidente Barack Obama solo utilizó este procedimiento 13 veces para brindar asistencia militar en diversas partes del mundo.

El 24 de agosto, Joe Biden anunció la asignación de 3000 millones de dólares para Ucrania del Fondo de Iniciativa para la Seguridad de Ucrania, que asciende a 6300 millones de dólares. Los fondos para este programa fueron asignados por el Congreso: 6000 millones de dólares provienen de la ley de mayo, que otorgó 40 000 millones en ayuda a Ucrania, mientras que 300 millones fueron asignados en marzo como parte de la ayuda anual que Estados Unidos brinda a Ucrania desde 2014. Este hecho marcó un cambio en la política de Washington hacia Ucrania. La particularidad de este paquete de ayuda radica en que el armamento no saldrá de los inventarios del Departamento de Defensa, sino que será producido específicamente por empresas estadounidenses en el marco de este programa. Además, a diferencia de los programas anteriores, enfocados en satisfacer las necesidades inmediatas de Ucrania, este nuevo paquete está más orientado al fortalecimiento a largo plazo de la capacidad defensiva ucraniana. Cabe señalar que en este caso Ucrania recibirá las armas prometidas solo después de varios meses. Algunos analistas sugieren que este cambio en la política de Washington se debe a la imposibilidad de seguir suministrando desde los inventarios del Departamento de Defensa los sistemas incluidos en este paquete (artillería, drones, sistemas de misiles tierra-aire), ya que las propias empresas industriales-militares no podrán reponer rápidamente estos inventarios en el corto plazo, lo que podría afectar negativamente la capacidad defensiva de Estados Unidos.

Además, en el contexto del conflicto entre Rusia y Ucrania y el aumento de las tensiones en torno a Taiwán, ha surgido nuevamente la oportunidad de plantear en el Congreso de Estados Unidos la cuestión de modernizar los sistemas de armamento existentes y desarrollar nuevos modelos. En particular, el presidente del Comité de Armamentos de la Cámara de Representantes, Adam Smith, ha señalado la necesidad de crear nuevos sistemas de misiles para reemplazar los obsoletos complejos Stinger (según datos del Departamento de Estado, se enviaron alrededor de 1600 unidades a Ucrania, lo que representa aproximadamente 25 % de las existencias del Pentágono). El desarrollo y posterior producción en masa de nuevos tipos de armamento, tanto para las necesidades del Pentágono como para los aliados de Estados Unidos, promete potencialmente enormes ganancias para las empresas estadounidenses de la industria militar. A modo de comparación, en los próximos diez años se planea asignar alrededor de 7,3 billones de dólares para las necesidades del Pentágono, mientras que el plan de Biden Build Back Better, que requiere alrededor de 1,7 billones de dólares, ya ha sido calificado como costoso y poco prometedor.

Sin embargo, cabe señalar que esta carga sobre el complejo militar-industrial estadounidense también tiene aspectos negativos tanto para Estados Unidos como para las propias empresas. En primer lugar, a pesar de la creciente histeria en torno al conflicto entre Rusia y Ucrania, la principal prioridad a largo plazo de Estados Unidos es fortalecer su posición en la región del Indo-Pacífico. El analista de aviación militar Richard Aboulafia señaló que, en el contexto de un futuro enfrentamiento con China, las fuerzas navales y aéreas desempeñarán el papel principal, mientras que la importancia de las fuerzas terrestres disminuirá significativamente. La directora ejecutiva de Northrop Grumman, Kathy Warden, advirtió que las existencias de armamento no serán suficientes en caso de un conflicto prolongado entre Rusia y Ucrania durante varios años. En otras palabras, para satisfacer las necesidades de Ucrania, el Pentágono debe adjudicar contratos para la producción de armamento para el ejército terrestre, lo que inevitablemente desviará recursos que podrían destinarse a la modernización de las fuerzas aéreas y navales. En mayo de 2022, por primera vez en 18 años, la empresa Raytheon recibió un contrato para producir 1300 complejos de misiles Stinger con el fin de reponer las existencias del Departamento de Defensa, aunque, como se mencionó anteriormente, este armamento se considera obsoleto. En este contexto, durante una reunión en abril de 2022, entre los ocho mayores contratistas militares y representantes del Pentágono, los primeros dejaron claro que están dispuestos a aumentar la producción de armamento necesario, pero solo si existe una "demanda clara" de dichos productos. Las empresas de la industria militar esperan garantías del Departamento de Defensa de que, en caso de un conflicto prolongado, se adjudicarán los contratos correspondientes de manera oportuna. De lo contrario, según los representantes de la industria, muy pronto sus propias existencias también se agotarán. El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, al responder a las preguntas de los senadores en el comité de defensa, destacó que la prioridad de su departamento es evitar que las existencias de armamento en los almacenes del Departamento de Defensa caigan por debajo de los niveles mínimos.

Además, un aumento del presupuesto del Departamento de Defensa estadounidense no conlleva automáticamente un aumento de la capacidad de defensa del país en las condiciones actuales. En los círculos de expertos se postula cada vez más la idea de que Estados Unidos necesita desarrollar una estrategia militar más equilibrada y modernizar sus fuerzas armadas de acuerdo con ella. Los economistas declaran el llamado "déficit complejo" del presupuesto militar estadounidense, que está relacionado, por un lado, con el hecho de que en las condiciones de rápido crecimiento de la inflación en el país, el aumento real del presupuesto militar estadounidense sigue siendo insignificante (incluso sin tener en cuenta la inflación, se incrementó solo un 4 % en comparación con el año anterior). En 2019, el Departamento de Defensa de Estados Unidos señaló que se necesita un aumento real (es decir, no ajustado a la inflación) del gasto en defensa de 3 a 5 % para cumplir con las disposiciones de la Estrategia de Defensa Nacional de 2018. Por otra parte, un serio desafío es el fortalecimiento de las posiciones regionales de Rusia y China, que requiere una importante modernización de las fuerzas armadas estadounidenses, una tarea cada vez más difícil debido al rápido crecimiento económico de China. Así, las autoridades chinas han anunciado un aumento de 7 % en su presupuesto militar, que no es el límite de sus capacidades. Además, los intereses militares de China se concentran principalmente en la región asiática, mientras que Estados Unidos sigue su curso político-militar en la dimensión global. En esta situación, se exige a Estados Unidos que aumente tanto el propio presupuesto (una media del 8 % anual) como el tiempo para llevar a cabo estos proyectos globales. Por ejemplo, con las capacidades existentes, Estados Unidos solo es capaz de producir tres submarinos al año, por no hablar de armas más sofisticadas técnicamente. En un enfrentamiento militar con grandes potencias regionales, las pérdidas estadounidenses serán mucho mayores que aquellas a las que se han acostumbrado durante los años de operaciones en Afganistán, Irak y Libia. En este contexto, cada vez están más justificadas las pretensiones del anterior presidente estadounidense, Donald Trump, que pretendía trasladar a los aliados europeos parte de la carga de mantener la preparación de la OTAN para el combate. En consecuencia, es necesaria una mayor adaptación del complejo militar-industrial estadounidense a las nuevas realidades.

En segundo lugar, un problema grave para la industria de defensa ha sido la ruptura de las cadenas internacionales de suministro. Recientemente, el complejo militar-industrial de Estados Unidos ha llegado a depender en gran medida de la importación de metales de tierras raras y componentes completos necesarios para la producción de armamento, algo que ya se hizo evidente durante la pandemia de Covid-19. En particular, el Departamento de Defensa de Estados Unidos señaló que, actualmente, China domina la producción de baterías de litio, lo que pone en riesgo la industria militar estadounidense en caso de un conflicto entre China y Taiwán. Greg Hayes, director ejecutivo de la compañía Raytheon, también destacó la gran dificultad de encontrar nuevos mercados para la compra de titanio, ya que antes de la operación militar en Ucrania, este metal se adquiría en Rusia.

Como se mencionó anteriormente, Estados Unidos ha enviado a Ucrania una cantidad significativa de sistemas de misiles Stinger, pero este tipo de armamento no se había producido en el país durante mucho tiempo, por lo que su producción masiva solo podrá reiniciarse en 2023, y el Pentágono no podrá reponer sus reservas por completo antes de 2,5 años. La razón es la falta de componentes necesarios para reactivar la producción en serie, así como la ausencia de demanda estatal por este tipo de armas en los últimos años. En este sentido, se puede observar una cierta debilidad del complejo militar-industrial estadounidense: guiadas por los principios del mercado, las empresas de defensa no tienen un incentivo económico para mantener altos niveles de producción sin subsidios gubernamentales. Ellen Lord, exdirectora ejecutiva de Textron Systems, declaró que la industria necesitará tiempo para aumentar significativamente su capacidad productiva. Sin embargo, las propias empresas son bastante escépticas respecto a un incremento abrupto de la producción, ya que en el siglo xxi ya se han registrado dos picos repentinos de demanda de productos militares: tras los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos y la anexión de Crimea por parte de Rusia. No obstante, estos repuntes se desvanecieron rápidamente, los contratos en el mercado se redujeron drásticamente, lo que llevó al posterior cierre de líneas de producción, recortes de personal y, en consecuencia, pérdidas para las empresas.

En Estados Unidos sigue sin resolverse la cuestión de cómo el Pentágono debe abordar la crisis en Europa. Colin Kahl, subsecretario de Defensa de Estados Unidos, al comentar la situación en Europa, señaló que el conflicto entre Rusia y Ucrania representa una amenaza "aguda" pero a corto plazo para el país. A largo plazo, solo China supone un desafío a la dominación estadounidense en el mundo. De hecho, ya en los documentos de estrategia de defensa elaborados durante la presidencia de Donald Trump, se destacó el abandono de la capacidad de participar simultáneamente en múltiples conflictos regionales, centrándose en cambio en la región del Indo-Pacífico. Sin embargo, hoy Estados Unidos está incrementando
activamente su presencia militar en el flanco oriental de la OTAN y deja claro que no tiene intención de "marcharse" de Europa. En realidad, en un contexto de asimetría informativa, las empresas militares se ven obligadas a adoptar una posición intermedia, intentando prever cuál será la política exterior y de defensa de Estados Unidos en un futuro cercano.

Durante su intervención en el Congreso, Lord también destacó que, en el nuevo contexto geopolítico, se requieren inversiones adicionales para ampliar la capacidad productiva de los contratistas de defensa que atienden tanto los intereses del Departamento de Defensa de Estados Unidos como los de sus aliados en el mundo. En este marco, surge la cuestión de encontrar los enfoques más óptimos para la organización de las adquisiciones de armamento por parte del Pentágono.

Conclusiones

Así, pueden identificarse las principales tendencias en el desarrollo del complejo militar-industrial estadounidense en la actual etapa. El conflicto ruso-ucraniano ha expuesto desequilibrios estructurales en la arquitectura existente de la producción militar del país, los cuales dificultan un aumento rápido en los volúmenes de fabricación. Los contratistas de defensa enfrentan el desafío de expandir su capacidad industrial e infraestructura para cumplir a tiempo con los contratos del Pentágono. Al mismo tiempo, cabe señalar que el establishment político-militar de Estados Unidos considera a Rusia como una amenaza aguda pero a corto plazo, mientras que China representa un adversario a largo plazo con recursos suficientes para desafiar el liderazgo global estadounidense.

En este escenario, surge la cuestión de establecer prioridades adecuadas en cuanto a la gama de armamentos producidos. Por ejemplo, para contener eficazmente a China, se requieren principalmente fuerzas navales y aéreas, mientras que para enfrentar a Rusia son esenciales armamentos y equipos terrestres. Dada la saturación de la capacidad productiva del complejo militar-industrial, se necesita un enfoque preciso para mantener el equilibrio en la fabricación de armamentos necesarios para el "doble disuasorio" contra Moscú y Pekín.

La pandemia de Covid-19 también evidenció la alta dependencia de la industria de defensa estadounidense de componentes extranjeros, lo que subraya la importancia de diversificar el suministro de insumos críticos y avanzar en la reindustrialización del país en general. Puede afirmarse que el complejo militar-industrial de Estados Unidos necesita adaptarse al actual escenario político-militar global y a la etapa de desarrollo económico-tecnológico.

Referencias bibliográficas

Arms Export Control Act (2024). Available at: https://www.govinfo.gov/content/pkg/COMPS-1061/pdf/COMPS-1061.pdf (accessed: 30.03.2024).

Berenson, D.; Higgins, C. & Tinsley, J. (January, 2021).The U. S. Defense Industry In A New Era. War on the Rocks. Available at: https://warontherocks.com/2021/01/the-u-s-defense-industry-in-a-new-era/ (accessed: 30.03.2024).

Бобкин Н. Н. США на глобальном рынке вооружений: анализ тенденций и оценка угроз международной безопасности // США & Канада: экономика, политика, культура – 2020. – Выпуск № 12 C. 84-99. Available at: https://usacanada.jes.su/S268667300012650-5-1 (accessed: 16.03.2024). DOI: 10.31857/S268667300012650-5

Chávez, S. (2022). Defence companies face supply snags as demand for US weapons rises. Financial Times. Available at: https://www.ft.com/content/230f39ed-9403-4de1-93c8-56c2162e217d (accessed: 30.03.2024).

Clevenger, A. (April 26, 2022). Defense contractors expected to struggle to meet weapons demand. Roll Call. Available at: https://rollcall.com/2022/04/26/defense-contractors-expected-to-struggle-to-meet-weapons-demand/ (accessed: 30.03.2024).

Evers-Hillstrom, K. & Mitchell, E. (2022). Ukraine conflict a boon for defense industry. The Hill. Available at: https://thehill.com/policy/defense/598192-ukraine-conflict-a-boon-for-defense-industry/ (accessed: 30.03.2024).

Hartung W. (April 17, 2022). How Pentagon Contractors Are Cashing in on the Ukraine Crisis. Quincy Institute For Responsible Statecraft. Available at: https://quincyinst.org/2022/04/17/how-pentagon-contractors-are-cashing-in-on-the-ukraine-crisis/ (accessed: 30.03.2024).

Karbal, I. (July 28, 2020). Trump’s new rules on drone sales benefit influential defense contractors. Open Secrets. Available at: https://www.opensecrets.org/news/2020/07/trump-new-rules-on-drones/ (accessed: 16.03.2024).

Mcleary, P.; O’Brien, C. & Hudson, L. (2022). Biden pumps billions into the long war in Ukraine. Politico. Available at: https://www.politico.com/news/2022/08/24/biden-billions-ukraine-defense-russia-00053635 (accessed: 30.03.2024).

Pallaro, B. & Parlapiano, A. (May 20, 2022). Four Ways to Understand the $54 Billion in U.S. Spending on Ukraine. The New York Times. Available at: https://www.nytimes.com/interactive/2022/05/20/upshot/ukraine-us-aid-size.html (accessed: 30.03.2024).

Pfeifer, S. & Chávez, S. (2022). US defence industry boss calls for clarity on what arms Ukraine needs. Financial Times. Available at: https://www.ft.com/content/0f987ebb-963b-4702-b3b5-ea0336785bab (accessed: 30.03.2024).

SIPRI (April 22, 2022). World military expenditure passes $2 trillion for first time. Available at: https://www.sipri.org/media/press-release/2022/world-military-expenditure-passes-2-trillion-first-time (accessed: 15.03.2024).

Stone, M. (2022). Exclusive: Pentagon revives team to speed arms to Ukraine and allies, sources say. Reuters. Available at: https://www.reuters.com/world/exclusive-pentagon-revives-team-speed-arms-ukraine-allies-sources-2022-03-11/ (accessed: 30.03.2024).

Use of Presidential Drawdown Authority for Military Assistance for Ukraine. April, 2024. Available at: https://www.state.gov/use-of-presidential-drawdown-authority-for-military-assistance-for-ukraine/ (accessed: 30.03.2024).

U.S. Security Cooperation with Ukraine. April, 2024. Available at: https://www.state.gov/u-s-security-cooperation-with-ukraine/ (accessed: 29.04.2024).

Vittory, J. A. (2019). Mutual Extortion Racket: The Military Industrial Complex and US Foreign Policy – The Cases of Saudi Arabia & UAE. Transparency International. Available at:https://www.transparency.org.uk/sites/default/files/pdf/publications/US_Defense_Industry_Influence_Paper_v4_digital.pdf (accessed: 16.03.2024).

Yousif E. (2022). Ukraine Aid Strains U.S. Defense Stockpiles. Stimson. Available at: https://www.stimson.org/2022/ukraine-aid-strains-u-s-defense-stockpiles/ (accessed: 30.03.2024).