Nueva Época
Número 00
Director Centro Andino de Estudios Estratégicos 19 de noviembre del 2015
Un pensamiento estratégico es el que, de manera efectiva, permite a una Nación organizar y apuntar el poder nacional en la dirección correcta de su de- fensa. Una de las claves de todo esfuerzo defensivo es establecer, de manera certera, las amenazas que se ciernen sobre la República y su ordenamiento legíti- mamente constituido.
La definición de amenazas basada en la idea de la seguridad multidimensional importada de los EE.UU. ensancha de manera excesiva el concepto de defensa hasta volverlo impracticable, además de permitir los usos políticos interesados de de- terminadas amenazas, como por ejemplo, el em- pleo de la “amenaza” narcotráfico o terrorismo internacional, con claros objetivos geopolíticos y geoestratégicos ajenos a los intereses nacionales e, incluso regionales.
El actual escenario geoestratégico nos muestra ya, sin dudas, que el imperialismo estadounidense, para sostener esa condición, despliega una nueva estrate- gia o metodología de guerra.
Cuando decimos nuevos métodos de guerra im- perialista queremos expresar y dar a conocer cuá- les son las nuevas definiciones doctrinarias que producto de su experiencia injerencista ha alcan- zado su pensamiento políticomilitar y que aplica actualmente para conseguir sus objetivos. En ese marco hacemos una revisión de las siguientes no- ciones básicas: guerra asimétrica, guerra de cuar- ta generación, guerra híbrida, compañías milita- res privadas y bases militares estadounidenses.
generación, guerra híbrida, compañías militares privadas, bases militares estadounidenses.
Abstract
Strategic thought is one that effectively allows a Nation to organize and target national power in the right direction of its defense. One of the keys to any defensive effort is to establish, in a certain way, the threats that menace the Republic and its order righ- tfully constituted.
The definition of threats based on the idea of multi- dimensional security imported from the United States exacerbates the concept of defense until it becomes im- practicable.
Besides it allows the political uses of certain threats, such as the use of drug trafficking threat or internatio- nal terrorism with apparent geopolitical and geo-stra- tegic objectives that are foreign to national and even re- gional interests.
The current geostrategic scenario clearly shows us that US imperialism, in order to support this condition, opens a new war strategy or methodology.
When we say —new methods of imperialist war— we want to express and make known what are the new doctrinal definitions that the political-military thinking has reached due to the international inter- ventionist experience and that are currently applied to achieve specific objectives. In this context we re- view the following basic notions: asymmetric war- fare, fourth generation war, hybrid warfare, private military companies, US military bases.
Key words: threat, strategic thinking, geostrategy, new models of imperialist war, asymmetric warfare, fourth generation war, hybrid warfare, private military companies, US military bases.
Un pensamiento estratégico que adquiere un significativo nivel de sagacidad, honestidad y va- lentía en la determinación de las amenazas, es el que de manera efectiva permite a una Nación or- ganizar y apuntar el poder nacional en la direc- ción correcta de su defensa.
Una de las claves de todo esfuerzo defensivo es establecer, de manera certera, las amenazas que se ciernen sobre la República y su ordenamiento legítimamente constituido.
Los organismos llamados a levantar los escena- rios de potenciales conflictos y en consecuencia, los responsables en establecer las amenazas a los intereses y objetivos de nuestro Estado y su estra- tegia de protección son: el Sistema de Inteligencia, en donde la rectoría la tiene la Secretaría Nacional de Inteligencia, el Ministerio de Defensa Nacional y las FF.AA. En este análisis nos enfocamos en el tema defensa, por tal razón, no consideramos al Ministerio del Interior u otros entes de la seguri- dad integral de la Nación.
Un primer documento que hizo un importante esfuerzo de conceptualización y sentó unas pri- meras bases para el pensamiento estratégico mili- tar y de la defensa ecuatorianas fue la “Política” de la Defensa Nacional1 que apareció en el año 2002 cuando fue ministro del ramo el Almirante Hugo Unda Aguirre.
En ese documento se establece como amenazas al Estado las siguientes:
Externas:
Amenazas convencionales externas.
Efectos del conflicto interno en Colombia.
Narcotráfico y crimen organizado.
Terrorismo internacional.
Inequidad en el comercio internacional.
Proliferación de armas de destrucción masiva.
Deterioro del medio ambiente.
Internas:
Pobreza y deterioro del nivel de vida.
Corrupción.
Migración descontrolada.
Conflictos de gobernabilidad.
Deterioro del ambiente.
Efectos de las catástrofes naturales.
Conflictos étnicos, culturales y tendencias au- tonomistas exacerbadas.
En los subsiguientes documentos oficiales de la política de la defensa no se volvió a establecer las amenazas a la Nación como se hizo en esa ocasión.
¿Por qué? ¿No tenemos amenazas? Si un Estado no hace un análisis de lo que percibe como sus amena- zas y no realiza una lectura adecuada del dinámi- co conflicto internacional que debe incluir, entre otros aspectos, una descripción de sus característi- cas, estrategias empleadas, mapeo de actores e inte- reses en juego, no está en capacidad de responder a la elemental pregunta: ¿De qué debo defenderme? En la Agenda Sectorial de la Defensa 2014-2017,2 último documento oficial que expone los planes y agendas de la Seguridad Integral del Estado ecua- toriano, también brilla por su ausencia, una propo- sición de amenazas. Nos preguntamos si la noción integral y el concepto de seguridad humana han conseguido colocar obstáculos al desarrollo de una
política pública específica en materia de defensa.
No es de nuestro interés realizar un análisis completo de todos los documentos oficiales en materia de política de la defensa nacional produ- cidos (sería muy extenso y tal vez, poco prove- choso hacerlo), sin embargo, es necesario desta- car ciertos aspectos que nos permiten observar limitaciones incuestionables en esos textos.
1Ministerio de Defensa Nacional, Política de la defensa nacional del Ecuador, 2002.
2Ministerio Coordinador de Seguridad, Seguridad Integral-Plan y Agendas 2014-2017, “Agenda Sectorial de Defensa”, Ecuador, 2014.
La definición de amenazas expuesta se basa en esa idea de la seguridad multidimensional im- portada de los EE.UU, noción que ensancha de manera excesiva el concepto de defensa hasta vol- verlo impracticable, además de permitir los usos políticos interesados de determinadas amenazas, como lo hemos podido constatar, por ejemplo, en el empleo de la “amenaza” narcotráfico o terroris- mo internacional con claros objetivos geopolíti- cos y geoestratégicos ajenos a los intereses nacio- nales e incluso regionales. No estamos diciendo que los fenómenos narcotráfico y terrorismo no existen, lo que estamos cuestionando es por qué se fija a priori que el terrorismo internacional es una amenaza para nuestro Estado, sin examinar toda la complejidad de la cuestión y si realmente nos afecta; o por qué debemos asumir ciertas me- todologías o estrategias para luchar contra el nar- cotráfico cuando han demostrado su ineficacia o su intención de imponer agendas que obedecen a fines poco transparentes.
Otra característica y limitación evidente, en la definición de las amenazas, es que se hace un aná- lisis muy epidérmico que no explica la esencia de la amenaza y no se dice por su nombre a las co- sas. Así, por ejemplo, cuando se habla de los Efec- tos del conflicto interno en Colombia se describen las secuelas para nuestro país como el incremento de la violencia y delincuencia urbana y rural, re- fugiados y crimen organizado, pero ninguna re- flexión sobre cómo el Plan Colombia se enmarca en unos objetivos de la política exterior y de segu- ridad de los EE.UU, cuestión elemental a exami- nar si queremos establecer una política exterior y en consecuencia de defensa, que atienda nuestros intereses nacionales y no los de terceros. Además, no debemos olvidar que hay temas y problemas que son de naturaleza policial los cuales tienen su propio tratamiento e importancia en materia de seguridad interna.
En la Política de la Defensa Nacional3 del año 2006 tampoco se mencionan las amenazas al Es- tado y se insiste en una supuesta seguridad he- misférica, falacia que la Guerra de las Malvinas se encargó de demostrar.
En la Agenda Política de la Defensa del año 2011, tampoco se mencionan las amenazas al Es- tado, pero se dicen cosas interesantes, como por ejemplo: Atrás quedaron las estrategias inspiradas en la Guerra Fría que condicionaron a las Fuer- zas Armadas al área de influencia de los intereses norteamericanos. En el contexto actual, urge la reforma de los instrumentos que validaron dichas estrategias: Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y la Junta Interamericana de De- fensa (JIF)4. Pero no propone un curso de acción coherente y proactivo que contribuya a profundi- zar en el despliegue de una nueva arquitectura de seguridad y defensa acorde al nuevo regionalismo latinoamericano. Sin embargo, la política exterior ecuatoriana ha sido consecuente con lo plantea- do, ya que hemos dejado de ser parte de esa su- puesta seguridad hemisférica que respondía bási- camente a los intereses geopolíticos de los EE.UU. Una claridad en las amenazas a enfrentar per- mitiría construir una agenda en el marco del Con- sejo de Defensa Suramericano de la UNASUR que permita sostener y desarrollar lo que la región se
ha planteado: ser una zona de paz.
A más de eventuales seminarios o talleres so- bre temas estratégicos, las FF.AA ecuatorianas no dan a conocer su actual pensamiento estratégico, ya sea a través de documentos de carácter analíti- co o cualquier otro medio, como sí lo suelen hacer otros organismos castrenses alrededor del mundo
3Ministerio de Defensa Nacional, Política de la defensa nacional del Ecuador, 2006.
4Ministerio Coordinador de Seguridad, Seguridad Integral- Plan y Agendas, “Agenda Política de la Defensa”, Ecuador, 2011.
¿Cuál es la razón? Tenemos una hipótesis: simple- mente no tienen conceptos estratégicos que arti- culen su acción, una hipótesis es una guía para la acción que facilita la toma de decisiones. No tie- nen un pensamiento estratégico acorde al impe- rante e inestable escenario geoestratégico. Puede ser que existan determinadas clarividencias in- dividuales, como siempre suele suceder, pero de ninguna manera algo claramente estructurado e institucional, y acorde a las necesidades geoes- tratégicas vigentes. Esto es grave, porque si no se tienen claras las amenazas, peor se puede espe- rar saber, de qué y de quién hay que defenderse. Y si la hipótesis no tiene asidero en la realidad, entonces necesitamos disipen esas percepciones. La planificación, presupuestos, políticas públicas, estrategia militar para operacionalizar la defensa, doctrina, etcétera, etcétera, depende, en mucho, de la respuesta a la pregunta planteada: ¿De qué debemos defendernos? ¿Cuáles son las amenazas? Dentro de la hipótesis planteada, sospecha- mos que existen miedos a asumir actitudes o enfoques heterodoxos no acordes a un esquema todavía prevaleciente en la mentalidad de la insti- tución militar muy relacionado con doctrinas de la Guerra Fría o del antiguo enemigo comunista.
¿Exageramos? Ex militares transformados ahora en políticos, no hacen más que repetir ese viejo relato en sus posturas opositoras al gobierno del presidente Correa. Y entre servicio activo y pasi- vo existen claros vasos comunicantes. Prueba de esto fue la presencia en pleno de la cúpula militar en la Corte Nacional de Justicia, por un tema de conocimiento público. Las FF.AA no hacen una lectura crítica de su actuación político-militar en todo el período de la Guerra Fría y tampoco de su postura frente a la mentada Guerra Global contra el Terrorismo.
Un ejemplo claro, (desde nuestra perspectiva), del temor a decir las cosas por su nombre, es no haber escuchado voces de preocupación, frente al espionaje global y generalizado que realiza la Agencia Nacional de Seguridad de los EE.UU. Se-
ría ingenuo creer que el Estado ecuatoriano no es objeto de espionaje. Entonces, ¿qué se hace para proteger nuestra soberanía frente a esa realidad?
¿Cómo se está concibiendo el proyecto en desa- rrollo de ciberdefensa?
En el mundo están pasando cosas que debe- rían preocupar a los responsables de definir la po- lítica de defensa para responder adecuadamente al actual escenario político-militar. Preguntamos
¿Cómo vamos a defender a nuestra República de las verdaderas “nuevas amenazas”, no de las que nos imponen otros centros de poder geopolítico que se vislumbran en el horizonte? ç
El actual escenario geoestratégico nos mues- tra ya, sin dudas, que el imperialismo estadouni- dense, para sostener esa condición, despliega una nueva estrategia o metodología de guerra. Cuan- do hablamos de imperialismo, debemos recordar ante todo, que es una categoría político-histórica y no ideológica. Es decir, no son los comunistas los que inventaron ese concepto; a lo largo de la historia de la humanidad, han existido varios im- perios, el afán de dominio geopolítico ha sido una constante, independientemente de la ideología que guio a esos poderes imperiales.
Cuando nos referimos a los nuevos métodos de guerra que emplea el imperialismo estadouniden- se, no hablamos de nuevos inventos para hacer la guerra; como ya lo dice el Eclesiastés No hay nada nuevo bajo el sol. Así, por ejemplo, los rudimentos de la guerra de guerrillas se originaron hace miles de años, cuando las naciones pequeñas eran in- vadidas por naciones poderosas; para sobrevivir, sus ejércitos se veían forzados a replegarse, pues el combate directo habría sido el fin. Descubrieron que eludir la batalla confundía al enemigo, ya que no se ajustaba a la lógica usual de combate.
Cuando decimos —nuevos métodos de guerra imperialista— queremos expresar y dar a cono- cer, cuáles son las nuevas definiciones doctrina- rias que producto de su experiencia injerencista
ha alcanzado su pensamiento político-militar y que aplica actualmente para conseguir sus obje- tivos. En la guerra, nada es NO convencional por mucho tiempo, los estrategas del bien o del mal saben que tienen que innovar o morir.
El pensamiento estratégico estadounidense siempre busca sistematizar y obtener lecciones de sus exitosas o fracasadas intervenciones en el ta- blero internacional. Por ejemplo, su derrota en la guerra de Vietnam hizo que el Pentágono desa- rrolle su concepción de guerra contrainsurgente o de baja intensidad, estrategia que aplicó para combatir a las guerrillas latinoamericanas.
Con esta introducción, ¿Cuál es la esencia ac- tual de la geoestrategia estadounidense? Ellos mismos lo definen como operaciones no lineales de amplio espectro; este concepto tiene por ob- jetivo proyectar el poder en cualquier punto del planeta en respuesta a cualquier contingencia o adversario. Es decir, para sostener su hegemonía necesitan poder actuar de manera simultánea en varios sitios a la vez con operaciones no lineales, léase especiales, de amplio espectro; en resumen, el uso de todas las opciones a su alcance: guerras de falsa bandera, empleo de fuerzas “delegadas”, aliadas o mercenarias, golpes suaves para cambio de régimen, chantaje comercial y financiero, san- ciones y bloqueos, guerra psicológica, etcétera.
El concepto de simultaneidad implica realizar en el mismo espacio de tiempo dos o más opera- ciones o propósitos. Para un imperio con tenden- cia a perder hegemonía, y que no puede emplear su poderoso ejército al estilo Irak o Afganistán, en más de dos frentes, requiere buscar otras metodo- logías más sofisticadas para recuperar influencia en donde la ha perdido.
El concepto de simultaneidad operativa no es algo nuevo en el campo operacional militar. Pero aplicado a la necesidad de responder a un esce- nario geoestratégico complejo y multipolar sí es novedoso. La idea de simultaneidad está tomada de la teoría militar soviética de los años 1920/30.
Los militares rusos Triandafillov y Tukhachevskii la propusieron y hablaron de simultaneidad lineal dentro de su estudio sobre la “batalla profunda”. El sustrato del concepto busca entender al enemigo como un sistema al que hay que colapsar, buscan- do su centro de gravedad y atacándolo allí donde es más vulnerable y fácil de doblegar, haciendo su fuerza irrelevante y acabando con su voluntad de lucha. El centro de gravedad es aquello que man- tiene la cohesión y la integridad del sistema ene- migo. Atacando su centro de gravedad, impides su libertad de acción y socavas su voluntad de lu- cha.
La idea que subyace a través de las operaciones no lineales de amplio espectro es emplear de forma deliberada toda la variedad de recursos disponi- bles y adecuados a la situación concreta como fac- tor crucial de éxito. Esta doctrina plantea:
Flexibilidad de pensamiento y acción, enfati- zando la aplicación innovadora de la fuerza.
Considerar la incertidumbre y no limitarse a soluciones predeterminadas para los problemas.
Revisar constantemente los planteamientos tácticos-estratégicos para garantizar que se retie- ne los conceptos útiles y descartar aquellos que han probado ser inútiles.
Capitalizar las ventajas asimétricas.
Es decir, la actual estrategia de los EE.UU. se propone despliegues poco intrusivos y de bajo cos- to político-militar que le permitan atender de ma- nera simultánea los diferentes desafíos que ame- nazan su existencia como superpotencia.
En ese marco, el Mando de Operaciones Especia- les Americano (USSOCOM) ha adquirido prepon- derancia y ha desarrollado una Red Global de Ope- raciones Especiales (GSN) consistente en una fuerza globalmente interconectada de Unidades de Opera- ciones Especiales (SOF). Esto también responde al cansancio de operaciones militares voluminosas y poco populares, muy costosas y con dudosos resul- tados políticos, a pesar de su inalcanzable poder mi- litar convencional. El USSOCOM responde al nue- vo modelo complejo de guerra que requiere el actual
escenario mundial. La idea que subyace es proyectar el poder en cualquier punto del globo en respuesta a una amplia gama de contingencias y contra múlti- ples adversarios.
Para el vigente entorno estratégico EE.UU de- sarrolla nuevos modelos de intervención o gue- rra, ellos hablan de guerra global, que no son las convencionales primera y segunda guerras mun- diales, pero sí es global porque están injiriendo en todas partes de manera no lineal. La mayoría de las acciones no deben ser de naturaleza militar. Preferible usar botas inteligentes en el terreno.
La nueva estrategia de EE.UU busca superar los obstáculos crecientes usando nuevos conceptos operativos y modos de hacer la guerra. La utili- zación por los EE.UU de todos los medios dis- ponibles constituye el principio de acción funda- mental de su actual política de seguridad. Se trata de una perspectiva que va más allá del uso de la fuerza militar. El enfoque de huella ligera se con- vierte en la piedra angular de la estrategia militar estadounidense. La forma de intervención en la campaña de Libia, en la que se aplicó por primera vez el principio de “liderazgo desde atrás”, fue una muestra de esta nueva doctrina.
Otra forma de interpretar lo no lineal de esta guerra global es que estamos hablando de una guerra secreta como política de Estado y práctica permanente. Un ejemplo claro de esto es el mo- delo político-militar que se empleó en Libia y que luego se intentó aplicar en Siria. Este modelo in- cluye la privatización de la guerra, como lo vere- mos más adelante cuando hablemos de las Com- pañías Militares Privadas.
El Complejo Militar Industrial estadounidense ha derivado con la privatización de la guerra en una especie de gobierno paralelo o para estado o estado corporativo al servicio de intereses privados. Los beneficios para las agencias federales incluyen, ne- gación plausible con respecto al asesinato, tortura,
desapariciones, sicariato, guerra sucia, propaganda y operaciones psicológicas. Con la privatización, el terrorismo de Estado estadounidense queda encu- bierto.
Se habla de guerra global e híbrida, este último término genera un importante debate. Entre lo que se señala se indica que la vieja distinción entre ejér- cito regular e irregular (se considera como hito del aparecimiento de esta “nueva” forma de guerra el conflicto que en el 2006 enfrentó a Israel y Hezbo- llah, organización que no pudo ser derrotada) tien- de a volverse borroso ya que unos y otros se esta- rían fusionando, la dicotomía clásica entre guerra irregular y convencional quedaría obsoleta. En la guerra híbrida el centro de gravedad ya no es físico, sino psicológico, ideológico y mediático.
Tenemos a un hegemón que no da su brazo a torcer para mantener esa condición, sus planifi- cadores muy dados a sintetizar en llamativos es- lóganes su estrategia nacional, ahora se plantean que al existir un solo planeta, debe existir una sola superpotencia. Para ello ponen en juego nuevos conceptos estratégicos como el de intervenciones no lineales de amplio espectro, como una forma de concretar sus objetivos pero con mayores niveles de seguridad y menos desgaste político.
La guerra asimétrica no es menos cruel y des- tructiva que cualquier guerra convencional, sino observemos el conflicto Sirio para comprobar aquello. La estrategia asimétrica es una metodo- logía que por conveniencia del interesado bus- ca el empleo de tácticas no convencionales que permitan maniobrar con el menor costo político (y militar) posible al promotor o inductor de tal operación. Siria nuevamente es un claro ejemplo de ese tipo de guerra asimétrica en donde el actor estratégico cumple funciones vitales tras bastido- res5, mientras despliega fuerzas y recursos en el
5A esto los estrategas estadounidenses lo llaman “liderazgo desde atrás”, es decir, la intervención militar directa es reemplazada por un enfoque de “huella ligera”, lo que significa que el grado de implicación tipo Irak o Afganistán se descarta para sustituirla por el nuevo método asimétrico: los casos de Libia o Siria son la evidencia.
escenario que no le comprometen directamente,
aunque la verdad sea un secreto a voces.
La doctrina estadounidense, aplicación del po- der inteligente, busca el empleo de la asimetría como factor crucial de éxito en base a la selección deliberada de toda una gama de recursos dispo- nibles para adecuarlos a la situación. En aquello son muy leninistas: Análisis concreto de la situa- ción concreta.
No se debe admitir la noción de asimetría des- de la perspectiva de un simple desbalance en la paridad de fuerzas, por ejemplo, guerra-relámpa- go alemana (blitzkrieg) en la II Guerra Mundial.
La asimetría es una concepción estratégica cuya finalidad es adaptarse a un escenario complejo in- tegrado por diversas variables a tomar en cuenta, que deben constituirse en elementos para la elabo- ración y despliegue de una operación integral. Aquí lo importante es no perder la iniciativa estratégi- ca, y las acciones militares vienen después de ha- ber generado las condiciones políticas, de haber edificado la arquitectura de la intervención, lo que incluye guerra de cuarta generación, opera- ciones especiales, psicológicas y de inteligencia, terrorismo, empleo de todo tipo de “tapaderas” para inserción en la sociedad, etcétera.
Esa concepción ve a su objetivo como un ente al cual hay que hacerle colapsar, caotizar, afectan- do su centro de gravedad (variable no estática) y atacando sus puntos vulnerables, para paulatina- mente ir destruyendo la cohesión, su libertad de acción e integridad de su sistema o proyecto.
Después de Vietnam, los EE.UU se pregunta- ron: ¿Cómo combatir una amenaza que no le in- quieta las ventajas de nuestra tecnología y poder militar convencional? Creemos que a partir de esa experiencia se empezó a reflexionar sobre la asi- metría en la guerra y, de hecho, esos desarrollos doctrinarios se han aplicado sofisticadamente en Libia y Siria, y estamos asistiendo a su empleo en Venezuela.
5Citado por Bartolomé Mariano César.
El manejo de los métodos asimétricos no anu- la el uso de los simétricos o la ejecución de una combinación de ambos. Si observamos la expe- riencia en Libia, podemos concluir que si la ini- cial operación asimétrica (y encubierta, elemento básico de esa metodología) genera las condicio- nes políticas y diplomáticas necesarias, se da paso a acciones de tipo convencional: zona de exclu- sión aérea, bombardeo para proteger a la pobla- ción civil, etcétera.
Jorge Hoffmann, opina que la guerra asimétri- ca es una efectiva maniobra de subversión e inteli- gencia militar instaurada por los EE.UU a través de la CIA6, con el objetivo de derrocar gobiernos populares que se oponen a las políticas de la Casa Blanca. Es otra forma sofisticada de golpe de Es- tado.
Horacio Benítez, sugiere que el pueblo vene- zolano está enfrentando una guerra asimétrica, diseñada y ejecutada por los organismos de se- guridad estadounidenses. Plantea que el Plan Co- lombia es una fase del conflicto asimétrico librado por EE.UU contra Venezuela, en lugar de enten- derlo como un costoso esfuerzo del gobierno de Colombia por controlar el territorio nacional y derrotar a las organizaciones insurgentes.
En la Guerra de Cuarta Generación, el objetivo no es matar, sino controlar, conquistar los cere- bros. Son balas que apuntan a las vulnerabilidades psicológicas de las personas. Una guerra sin fren- te, ni retaguardia.
Guerra de Cuarta Generación (Fourth Genera- tion Warfare -4GW) es el término usado por los analistas y estrategas militares estadounidenses para describir un tipo de guerra en la era de la tecnología informática y de las comunicaciones globalizadas.
En 1989 comienza su formulación teórica cuan- do William Lind y cuatro oficiales del Ejército y
del Cuerpo de Infantería de Marina de los EE.UU, titulan a un documento como “El rostro cambian- te de la guerra: hacia la cuarta generación”.
En 1991, Martín Van Creveld, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén, publica un libro titulado La transformación de la guerra, que da más sustentos a la teoría de la 4GW. El autor sos- tiene que la guerra ha evolucionado hasta el punto en que la teoría de Clausewitz resulta inaplicable. Van Creveld prevé que en el futuro las bases mi- litares serán reemplazadas por bases mediáticas, y el control de la población se efectuará median- te una mezcla de propaganda y terror. Se buscará crear sistemas avanzados de manipulación y con- trol social. La Guerra Psicológica Mediática es el
arma estratégica dominante en la 4GW.
Las fuerzas regulares se irán transformando en algo diferente a lo que han sido tradicionalmente, señala Van Creveld. Pronostica la desaparición de los principales sistemas de combate convenciona- les y su conversión en conflictos de baja intensi- dad.
La Guerra Contraterrorista es una derivación de la 4GW, esta borra las fronteras tradicionales entre frente amigo y frente enemigo y sitúa como eje estratégico de disputa la guerra contra un ene- migo universal invisible diseminado por todo el planeta: el terrorismo.
La “Guerra Preventiva” contra el “terrorismo” permite un salto cualitativo en la metodología y en los recursos estratégicos de la Guerra de Cuar- ta Generación al servicio de los intereses imperia- les de los EE.UU.
Los soldados de la 4GW ya no son militares, sino expertos en comunicación y contrainsurgen- cia que sustituyen a las operaciones militares por las operaciones psicológicas. Estos soldados psi- cológicos no quieren que las personas piensen la información, sino que consuman la información: noticias, títulos, imágenes que avivan los sentidos y la curiosidad.
La Guerra de Cuarta Generación es una herra- mienta de agresión ideológica del imperialismo,
que convierte a toda una población en su blanco de ataque.
En palabras de Clausewitz, la guerra es un fe- nómeno en constante adaptación a la realidad cambiante. Así, es normal que cambien los estilos de la guerra. Mientras el siglo XX fue testigo de la mecanización y las armas nucleares, la carac- terística más llamativa del siglo XXI es la forma híbrida de las nuevas guerras, en el marco de la asimetría entre tecnologías de punta y formas de combate que neutralizan el impacto de las armas más sofisticadas. Y todo ello con un elevado gra- do de desprecio al Derecho Internacional.
El término guerra híbrida empieza a populari- zarse entre los años 2006-2009. Ejemplos de ese estilo de guerra sería el conflicto en el sur de Lí- bano entre Hizbollah e Israel, entre el 12 de julio y el 13 de agosto de 2006, o la actual guerra en Ucrania y Siria. El término guerra híbrida se em- plea de manera oficial por primera vez en la Es- trategia Nacional de Defensa estadounidense del año 2005.
Contra el ejército de Israel, Hezbollah empleó fuerzas milicianas, fuerzas especiales, misiles anti blindados y anti buque, inteligencia de señales, empleo táctico y operacional de fuego de cohetes, vehículos aéreos no tripulados (drones) y varias armas de última generación no comúnmente uti- lizadas por una guerrilla clásica.
La guerra híbrida se ha popularizado entre la comunidad estratégica para explicar las tácticas, métodos y medios utilizados por los ejércitos irre- gulares en próximo y medio oriente, integrándola en la terminología para explicar la complejidad de las “nuevas guerras”. Básicamente este nuevo tipo de conflicto integra el empleo de medios conven- cionales y no convencionales.
Lo novedoso de este concepto no radica, desde nuestro punto de vista, en la combinación de mé- todos regulares e irregulares de hacer la guerra, ya que en esencia, eso no es desconocido, sino que
calza perfectamente en la doctrina estratégica de operaciones no lineales de amplio espectro. Es decir, podemos observar que se apoya y arma a un Es- tado Islámico para que afecte haciendo la guerra a potencias que no quieren verse involucradas di- rectamente por el costo que esto implicaría; pero se patrocina a un actor armado que combate de forma irregular, sin excluir el auxilio de carácter convencional en otros campos esenciales de una guerra como es la logística, inteligencia, entrega de armas de cierto nivel tecnológico, etcétera.
Con base a lo anteriormente señalado, la gue- rra híbrida o compuesta para algunos autores, permite el empleo simultáneo de fuerzas regula- res e irregulares, bajo un mismo mando y direc- ción estratégica y con cierta coordinación táctica y operacional. La ofensiva rusa en el escenario de guerra sirio ha develado claramente la tibieza o la hipocresía de la coalición internacional en su supuesta lucha contra el terrorismo del Estado Is- lámico lo que puede confirmar que, en esencia, ese Estado Islámico no hacía más que atender los intereses geoestratégicos de potencias occidenta- les en ese teatro de guerra.
La guerra híbrida combina operaciones encu- biertas, apoyo a grupos locales por parte de acto- res externos, emplea “contratistas” militares priva- dos, se asocia con el crimen organizado, y recibe apoyo de fuerzas regulares, a más de las masivas operaciones de propaganda e información.
“Ambas ideas –una guerra irregular de crecien- te complejidad, magnitud, alcance y peligrosidad junto con una nueva concepción operativa fun- damentada en el empleo integrado de fuerzas regulares e irregulares- sentarían las bases de la guerra híbrida, concebida esta como una sofisti- cada forma de lucha característica de la Era de la Información que, fundamentada en las posibili- dades que brinda la globalización y el libre acce- so a las tecnologías avanzadas, se distingue por
la combinación, en todos los niveles y fases de la operación, de acciones convencionales e irregula- res, mezcladas estas últimas con actos terroristas, propaganda y conexiones con el crimen organi- zado. De forma más específica, la guerra híbrida consiste en7: <… una amenaza que, susceptible de ser utilizada tanto por estados como por actores no-estatales, aprovecha toda la gama de modos y estilos de lucha disponibles. Éstas pueden incluir formas convencionales; tácticas y orgánicas irre- gulares, actos terroristas fundamentados en el uso de la violencia y la coerción de forma indiscrimi- nada; e incluso actos criminales>”8
Para el autor Tomas Huber, la palabra clave en la guerra híbrida es complementariedad, es decir, las acciones que cada uno de los actores implica- dos libra en el escenario de guerra se desarrollan de modo independiente a modo de pinza estraté- gica. Esta idea puede explicar el accionar del Es- tado Islámico, por un lado está su actuación inde- pendiente y por otro, el interés y apoyo estratégico de determinadas potencias o países beneficiarios de la guerra que desarrolla.
Sin embargo, Hoffman no concuerda con Hu- ber. Para Hoffman la novedad no reside en el hecho de que dos fuerzas diferentes —una con- vencional y otra irregular— coordinan entre sí a nivel estratégico para combatir al mismo ene- migo, sino que la guerra híbrida requiere la exis- tencia de una única fuerza integradora de am- bas capacidades en el nivel operacional e incluso táctico. Tanto así que la diferencia entre ejército regular e irregular se vuelve opaca, ya que ambos se estarían fusionando. En ese marco, la dicoto- mía clásica de guerra contrainsurgente y guerra convencional está quedando obsoleta. Esta sería la principal novedad aportada por el concepto de guerra híbrida, y por lo que podemos obser- var, la forma en que ahora al parecer prefiere ac- tuar los EE.UU.
7Colom Piella, Guillem; “¿El auge de los conflictos híbridos?”, Instituto Español de Estudios Estratégicos, 24 de octubre de 2014.
8Citado por Guillem Colom Piella, el texto pertenece a Frank Hoffman.
El uso y combinación de diversas formas de lucha, sean estas fuerzas convencionales e irre- gulares, acciones terroristas, crimen organizado, etcétera, debe hacerse de forma simultánea en el nivel operacional para así alcanzar el mismo ob- jetivo estratégico, de modo que las sinergias obte- nidas son perseguidas de modo deliberado y no sólo funcional. Es decir, se integra en un mismo teatro de operaciones a fuerzas convencionales e irregulares. Russell Glenn usa una metáfora inte- resante para graficar a la guerra híbrida, dice que sería el equivalente a lo que en el reino animal es la mula, es decir, una creación artificial. La mula existe, pero solo en función de las dos especies de animales que lo han engendrado.
Las guerras híbridas buscan comprender y res- ponder al entorno socio-político en el cual deben desarrollarse. Clausewitz describe la guerra como un verdadero camaleón, que cambia permanente- mente y adapta su apariencia a las variables con- diciones sociopolíticas que debe enfrentar. Esta metáfora de Clausewitz nos advierte que la histo- ria de la guerra no sigue un modelo de desarrollo unidireccional, basado por lo general en adelan- tos técnicos, sino que está sujeta a la interacción de factores mucho más complejos.
Así por ejemplo, Rusia en el caso de Ucrania, ha empleado, para alcanzar sus objetivos políticos, una mezcla de operaciones especiales, presión económica, agentes de inteligencia, instrumen- talización del flujo de gas natural, ciberataques, guerra de información y empleo de fuerza militar convencional como medida de presión/disuasión. Todo ello, perfectamente sincronizado, formando parte de un plan de operaciones.
Por lo que el actor que pretenda librar una gue- rra híbrida deberá contar con unas capacidades organizativas y técnicas sólidas para planear y conducir este tipo de guerra. Las guerras del siglo XXI nos están enseñando que son abiertas y a la vez encubiertas. No caminamos hacia un mundo con menos guerras, sino hacia guerras de baja y mediana intensidad pero con alta frecuencia.
Los estrategas de las nuevas guerras han logra- do abaratarlas si las comparamos con las onerosas guerras convencionales o simétricas, haciendo de estas guerras un buen negocio para el gran capital al cual, obviamente, no le interesa el costo social de las mismas. Además, las nuevas guerras per- miten lucrativos negocios como todos los tráficos ilícitos, incluido minerales y personas.
Observamos que las actuales guerras, como su- cede con el Estado Islámico, les permite controlar territorios por la fuerza de las armas, lo que per- mite explotar recursos naturales como el petróleo. Paralelamente, se advierte la proliferación de los contratistas, por la mano de obra bien remunera- da de estas guerras.
En el marco de las operaciones no lineales de amplio espectro, las Compañías Militares Privadas (CPM), son una herramienta esencial. Sin este instrumento sería imposible atender la idea de ge- nerar conflicto permanente en diferentes frentes de manera simultánea.
Para poder hacerlo, es necesario actuar de ma- nera NO convencional, es decir, utilizando una herramienta que permita cubrir políticamente al titiritero, al auspiciador. Aquí entran las Compa- ñías Militares Privadas (CPM), los famosos con- tratistas, lo que sería en lenguaje tradicional, sim- ples mercenarios o paramilitares.
Por ejemplo, en Colombia sin el instrumento paramilitar sería imposible conseguir el despla- zamiento de campesinos, comunidades indígenas y afro-descendientes para apropiarse de sus tie- rras. Si lo hiciera el ejército regular colombiano, el costo político sería evidente. Empleando el pa- ramilitarismo la gran agroindustria colombiana ha logrado apropiarse de millones de hectáreas de tierra campesina. Además de cumplir con un objetivo de guerra, que es: aislar al pez de la pe- cera, concepción contra-insurgente aprendida en Vietnam.
Las Compañías Militares Privadas inician una presencia fuerte a finales de 1980, y se convierten en un actor gravitante en los años 90. En la prime- ra guerra de EE.UU contra Irak, la relación entre empleados de las CMP y soldados era de 1 a 100. En Afganistán, aumentó de 1 a 40/50. En la se- gunda guerra contra Irak la cifra de “contratistas” empleados de las CMP, según los datos del propio ejército estadounidense, era mayor que la del pro- pio ejército. Hoy EE.UU depende de las CMP en un grado superior y se han convertido en un ele- mento imprescindible de su política exterior.
De ahí que no sorprende que el ejército del au- todenominado Estado Islámico esté compuesto básicamente por mercenarios de al menos 80 paí- ses.
Estos contratistas realizan todo tipo de activi- dades, desde manejo de armas sofisticadas (como aviones no tripulados, radares o misiles de buques estadounidenses), hasta encargarse de la logística o cocinar para los soldados. Montan los campa- mentos militares o administran las cárceles. La cárcel de Abu Ghraib estaba manejada en todas sus funciones por dos empresas privadas: CACI y Titán.
La ventaja de usar CMP es que si mueren sus contratistas no son soldados de EE.UU, y si ac- túan mal, la responsabilidad no recae sobre el go- bierno de EE.UU. Los medios de comunicación solo reportan acciones en la que están involucra- dos soldados estadounidenses.
En el caso colombiano, EE.UU hace el Plan Co- lombia pero gran parte del dinero nunca llega a Colombia sino cae en manos de las CMP. Obvia- mente a estas empresas no les conviene que ter- mine su negocio, la guerra misma se convierte en el modelo de negocio.
Las fuerzas armadas de los EE.UU cuentan con nueve Comandos alrededor del planeta, son el Gran Hermano del disciplinamiento geopolíti- co global. Como lo señala Atilio Borón, América
Latina es, siempre lo ha sido, la aérea estratégica que le permite sostener a EE.UU ciertas ventajas de hegemón frente a sus competidores en el mun- do. Solo considerando la reciente historia, más de 30 años de neoliberalismo a ultranza le permitió erradicar las prácticas proteccionistas y soberanas de las economías nacionales en beneficio del capi- tal financiero transnacional, y explotar sin control sus recursos naturales y mercados.
La red de bases militares dislocadas de mane- ra funcional en territorio latinoamericano, con el pretexto de desplegar acciones antinarcóticos, se han convertido en centros de operaciones que cumplen la función de liderar desde atrás la des- estabilización de las nuevas democracias que han surgido en Nuestra América.
No sería extraño descubrir que desde esas ba- ses se entrenan mercenarios (contratistas), para- militares y comandos especiales, en operaciones de desestabilización, sabotaje, saqueos, promo- ción de disturbios, tácticas de cómo generar vio- lencia extrema, etcétera. Algunos promotores de las guarimbas en Venezuela, apresados por el go- bierno bolivariano, resultaron ser paramilitares colombianos.
EE.UU. consiguió desplegar importantes bases militares en Colombia empleando la retórica de la guerra contra las drogas. El Plan Colombia fue presentado como un instrumento para enfrentar el narcotráfico, sin embargo, la evidencia empíri- ca demuestra que ese fenómeno sigue campante, es más, no asombraría que esas bases se utilicen para el negocio con el objetivo de financiar las operaciones encubiertas que despliegan en la re- gión. Hay antecedentes al respecto.
Las bases militares estadounidenses en territo- rio colombiano permiten al menos tres cosas:
tener en la mira al petróleo venezolano y los recursos de la región andino-amazónica,
sabotear el proceso de integración surameri- cano y en general la unidad latinoamericana,
impedir la consolidación de los procesos po- líticos nacionalistas en determinados países de la
región y la protección de sus intereses vitales.
Esas bases tienen la capacidad de ser emplea- das como actor asimétrico en un conflicto tipo Siria. Por otro lado, nos preguntamos ¿Qué sen- tido tiene la presencia de tantas bases militares de EE.UU, si los países de la CELAC y la UNASUR han declarado a su territorio como zona de paz?
Dado que el objetivo es el cambio de régimen y no la resolución de un conflicto por la vía de- mocrática y civilizada, el tiempo del golpe suave no es eterno. Lo que se pretende es generar unas mínimas condiciones de ingobernabilidad y caos que justifiquen la aparición de algún ejército libre o se construyan provocaciones en la frontera en- tre Colombia y Venezuela (como ya ha sucedido) que eleven tensiones y se induzca a un enfrenta- miento entre los ejércitos de ambos países, que luego justifiquen la presencia ligera del aparato militar estadounidense.
Los atentados del 13 de noviembre en París han vuelto a poner en el tapete una realidad que los analistas internacionales lo develaron hace tiempo: los yihadistas se convirtieron en la fuerza utilizada de forma clandestina por la OTAN y sus aliados en el Golfo Pérsico (en es- pecial Arabia Saudita, Catar y Emiratos Árabes Unidos-EAU) en conflictos como Afganistán, Bosnia, Kosovo, Libia y por último Siria, con el propósito de llevar a cabo ese “nuevo modelo” de guerra descrito anteriormente. Ahora esos yihadistas se han vuelto contra sus propios pa- trocinadores.
Francia y la OTAN entrenaron, equiparon y fi- nanciaron (y lo siguen haciendo) a los que llaman rebeldes democráticos, es decir, los terroristas bue- nos que atienden sus intereses, entre los cuales se encuentra, el Frente al Nusra, una derivación de Al Qaeda.
El periodista Marc de Miramos en L’Humanité en julio de 2015 indicó que: para Alain Chouet, antiguo jefe del servicio de inteligencia francés, la DGSE, la guerra de la civilización y contra el terro- rismo llevada a cabo por el actual gobierno francés, y anteriormente por el de derecha de Nicolas Sar- kozy, constituyen una impostura que enmascara otra, la de la alianza militar entre los países occi- dentales y los padrinos financieros del yihad. 9
¿Cuál es la relación entre esa lejana realidad y la nuestra? Muchos dirán Ecuador y América Latina, nada tienen que ver con ese conflictivo contexto cultural y geopolítico en Eurasia. Así es.
¿Entonces de qué y por qué preocuparse? Vea- mos. EE.UU en varias ocasiones ha reconocido que entrena, equipa y financia a terroristas, que en el caso de Siria, los califica de rebeldes modera- dos, acomodando el concepto y fenómeno terro- rista, ya que no puede existir por su misma natu- raleza un terrorismo moderado.
Esa manipulación se enmarca en una constan- te histórica de la estrategia de seguridad estadou- nidense, esta es, crear un enemigo que justifique el despliegue de su geoestrategia. Después de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York, a falta de enemigo comunista, se inventó el global enemigo terrorista, es decir, se declaró la guerra a un método y a un hombre (Osama Bin Laden), que decían se escondía en unas cuevas en Afga- nistán, y con ese pretexto se desato un conflicto en ese país.
De varias formas EE.UU ha intentado funcio- nalizar la política exterior y de seguridad de Nues- tra América, para involucrarnos en esa fantasma- górica guerra global contra el terrorismo. Y de vez en cuando no falta la queja, en específico, contra las democracias progresistas y anti-neolibera- les de Nuestra América, acusándonos de que no hay cooperación para luchar contra ese enemigo inexistente en nuestra realidad. Ejemplo, en junio
9Maxime Chaix , Arrêt Sur Info “Francia, el terrorismo y las amistades peligrosas con sus patrocinadores”, 16 de noviembre de 2015, en: http://www.almanar.com.lb/spanish/adetails.php?eid=112110&cid=25&fromval=1
del 2015 la Coordinadora para Contraterrorismo del Departamento de Estado Tina Kaidanow acu- só a Venezuela de no cooperar completamente con los esfuerzos antiterroristas de Washington.10 Otro ejemplo, a Ecuador en el 2010 se le inclu- yó en la lista de países con deficiencias estraté- gicas en su sistema contra el financiamiento del terrorismo, del Grupo de Acción Financiera In- ternacional-GAFI; cuando ni de lejos nuestra rea- lidad política y legal facilita tal fenómeno. Pero el doble rasero de los países que controlan ese tipo de organismos es conocido. Estos no miran hacia los paraísos fiscales, los enclaves tipo Las Vegas y a aquellos países famosos por permitir cuentas innominadas, y que no cumplen ningún tipo de estándar, pero que sin embargo, no se les incluye en ninguna lista. Simplemente, lo que esperan de nosotros es que nos compremos pleitos ajenos: los
suyos.
Respondiendo a la pregunta ¿Cuál es la relación del conflicto en el mundo árabe con nosotros? La respuesta hay que encontrarla en la vocación de dominio mundial que tiene EE.UU, y en nuestro caso, en la disposición de no perder el control en lo que aún sigue considerando su patio trasero. Para ello, su método predominante es realizar ac- ciones subversivas y desestabilización, no de to- das las democracias latinoamericanas, sino única- mente de las que le son incómodas y no se alinean a su política exterior.
Como lo muestra el documental francés: “Esta- dos Unidos a la conquista del Este” (https://www. youtube.com/watch?v=3b0xMKcqJjY), EE.UU subvierte los gobiernos y las democracias que no se adhieren a sus intereses. En el caso latinoame- ricano, los EE.UU a través de sus ONG financian e implementan operaciones de desestabilización de los gobiernos progresistas. Incluso, a pesar de
su supuesta intención de normalizar relaciones con Cuba, el Departamento de Estado no deja de continuar desarrollando operaciones anticu- banas, como lo denuncia Percy Alvarado en su blog,11 y de patrocinar a connotados agentes de la subversión para injerir en los procesos electorales de Nuestra América.
La página TomDispatch.com denuncia que EE.UU lleva una guerra secreta con fuerzas espe- ciales en al menos 135 países.12 Como lo analiza- mos arriba, es ya política de estado la aplicación de operaciones de amplio espectro, como única forma de atender los múltiples frentes para soste- ner su decadente hegemonía.
Pero en el caso de Ecuador y Venezuela, nos debe preocupar un asunto. ¿Qué va a suceder cuando el gobierno colombiano firme la paz con la insurgencia? En la lógica metodológica de los probables escenarios, el más peligroso sería que los narcoparamilitares se conviertan en los yiha- distas para la siembra de violencia y caos en dos países que no están alineados a la política esta- dounidense. Muestras de ese potencial escenario ya se ha producido en la frontera colombo-vene- zolana. Además un número indeterminado de ex- guerrilleros, probablemente integren grupos ile- gales armados que también contribuyan a generar presiones a nuestra seguridad fronteriza e interna. El narcoparamilitarismo colombiano ha mos- trado ser funcional a la geoestrategia estadouni- dense. Además, mercenarios colombianos son constantemente contratados por compañías mi- litares privadas estadunidenses que están invo- lucradas en varios conflictos euroasiáticos. Adi- cionalmente, los militares colombianos se han involucrado en las causas geopolíticas de los EE.UU., por ello no es de extrañarse que exmili- tares colombianos se involucren como yihadistas
10Ataques del Comando Sur a Venezuela. En: http://www.aporrea.org/tiburon/a216486.html
11Percy Francisco Alvarado Godoy “¿Por qué se permite que el Departamento de Estado USA financie una opera- ción anticubana en Guatemala?”. En: http://percy-francisco.blogspot.com/2015/10/por-que-se-permite-que-eldepar- tamento.html#sthash.VCe2jLD7.dpuf
12Tomgram: Nick Turse, A secret war in 135 countrie. En: http://www.tomdispatch.com/dialogs/print/?id=176048
en la guerra de Yemen para luchar en la práctica, nada más y nada menos que al lado del Estado Is- lámico y la de la coalición que integra, entre otros, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos para combatir a la insurgencia de los hutíes, rama chi- ita del islam.
Con todo lo expuesto es válido preguntarse ¿Dón- de están las verdaderas amenazas a la seguridad y
democracia de Nuestra América? ¿Frente al actual escenario geoestratégico internacional, en qué es- tado está el pensamiento y análisis estratégico de las FF.AA y Defensa ecuatorianas? ¿Qué lectura de amenazas hace? ¿Se han preocupado por analizar los potenciales desarrollos del pos-conflicto colom- biano? Nos gustaría tener respuestas a estas interro- gantes.13
13Referencias bibliográficas consultadas en el artículo además de las ya citadas: Báques Quesada, Josep; “Las gue- rras híbridas: un balance provisional”, Instituto Español de Estudios Estratégicos. Documento de trabajo 01/2015; Bartolomé, Mariano César; “Las guerras asimétricas y de cuarta generación dentro del pensamiento venezola- no en materia de seguridad y defensa”, Military Review, Enero-Febrero 2008, pp. 51-62; Colom Piella, Guillem; “¡Tenemos un problema! ¿Cómo mantener la supremacía militar del país en un entorno cambiante?”, Instituto Español de Estudios Estratégicos, Washington, 20 de febrero de 2015; Delgado de Luque, Pablo; “El mando de operaciones especiales de EE.UU (USSOCOM) y la red global de operaciones especiales (GSN), una oportunidad en la estrategia nacional de seguridad y defensa”, Instituto Español de Estudios Estratégicos, 19 de enero de 2015; López-Jacoiste Díaz, Eugenia; “Las guerras híbridas y a la luz del derecho internacional, Documento de trabajo”, Instituto Español de Estudios Estratégicos, 03/2015; Pintado Rodríguez, César; “De la guerra (asimétrica)”, Insti- tuto Español de Estudios Estratégicos, 19 de mayo de 2014; Pozo Serrano, Pilar; “El uso de Compañías militares privadas en contextos de contrainsurgencia: problemas de legitimidad, gestión y control”, Athena Paper, Vol. 2, No. 24, 19 de diciembre de 2007; Rivera Vélez, Fredy, editor; “Seguridad multidimensional en América Latina”, FLACSO Ecuador-Ministerio de Cultura, primera edición, Quito, 2008; Sánchez Herráez, Pedro; “La nueva gue- rra híbrida: un somero análisis estratégico”, Instituto Español de Estudios Estratégicos, 29 de octubre de 2014; So- miedo García, Juan Pablo; “Simultaneidad operativa y su aplicación a operaciones no lineales de amplio espectro y a la lucha contraterrorista”, Instituto Español de Estudios Estratégicos, 17 de septiembre de 2013.