Nueva Época

Número 00

Actualidad del terrorismo: sus orígenes, el caos y la geoestrategia


Lic. Leyla Carrillo Ramírez

Investigadora del CIPI sobre temas europeos y asuntos globales. Miembro de la

Sociedad de Derecho Internacional de la Unión Nacional de Juristas de Cuba y de la Asociación Cubana de Naciones Unidas.

    1. ail: leyla@cipi.cu

      Numero ORCID: 0000-0003-4809-4096


      Introducción

      La frecuencia con que se alude al terrorismo reve- la la existencia de un escenario convulso en diversas geografías donde se dificulta combatirlo y erradicar- lo. La humanidad, los gobiernos representativos de los polos de poder y muchos países del mundo sub- desarrollado o emergente, las instituciones y orga- nizaciones internacionales y regionales, los hombres de fe y los laicos, coinciden en que es una de las peo- res amenazas que afronta nuestro planeta.

      En la extensa agenda que ocupa al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y en disímiles foros, el terrorismo es uno de los temas de mayor preocupación, debido a sus incidencias sobre la estabilidad y la paz del planeta. Sin embargo, los actuales acontecimientos y la proliferación del te- rrorismo denotan que el caos entronizado desde el 11 de septiembre de 2001 no es casual, sino que forma parte de una causalidad.

      La prevalencia entre los polos de poder de la teoría sobre el caos conspira contra la paz, el arreglo pací- fico de las controversias y el ejercicio de la igualdad

      soberana, principios de la Carta de las Naciones Uni- das.1 Atribuir la existencia y proliferación del terro- rismo a motivaciones exclusivamente religiosas, del culto o de etnias específicas es uno de los principales propósitos de los países más desarrollados, porque detrás de los estallidos terroristas, de las campañas internacionales y del despliegue de fuerzas conjun- tas, algunos de sus gestores propician elaborar una situación caótica que sirva a sus propósitos hegemó- nicos, mediante una geoestrategia trazada entre las principales potencias imperialistas.

      La humanidad afronta en la segunda década del si- glo XXI una situación ingobernable: la proliferación de actos de terrorismo islamista y, al propio tiempo, del terrorismo de Estado concertado para combatir al primero o a sus presuntos colaboradores. Ante este escenario podría anticiparse que el caos puede ser una parte indisoluble de la geoestrategia.

      Orígenes y transformación

      El terrorismo existe desde que un hombre ate- morizó a otro, utilizando la fuerza para despojar-


      1La denominada teoría del caos se atribuye al politólogo Leo Strauss, nacido en Alemania en 1899, quien huyó del fascismo hacia Estados Unidos, donde rechazó el historicismo en la filosofía. La mayoría de sus trabajos cuestionaron los textos clásicos de las filosofías griega, judía y musulmana, influyendo sobre la juventud de su época. Algunos politólogos contemporáneos, como Thierry Meyssan, analizan que la teoría del caos no se aplica hoy fortuitamente y que plasmada como caos constructivo (entronizar el desorden para cambiarlo todo) solo res- ponde a los intereses de Estados Unidos, pues favorece el saqueo de los recursos de otros países y la destrucción de sus Estados, lo que lleva al debilitamiento de sus fuerzas armadas. Ver “La miopía de la UE ante la estrategia militar de Estados Unidos”, www.voltairenet.org/article187416.html.


      lo del hábitat, los alimentos o eliminar a sus seres allegados. El terrorismo tribal inició la violencia de un ser humano contra otro, aunque no reci- biese ese apelativo y los medios empleados fuesen instrumentos y armas primarios, aprovechasen la existencia del fuego o la intuición sobre el adveni- miento de desastres meteorológicos, para anun- ciar un cataclismo supuestamente enviado por los dioses.

      La esclavitud y el feudalismo incrementaron y perfeccionaron las técnicas para reducir, median- te el terror, a los elegidos que debían obedecer la voluntad de la clase dominante.

      Los imperios chino, mogol, mesopotámico, egipcio, heleno y romano, entre otros, aplicaron el terror; pero el vocablo actual de terrorismo pro- viene del latín terrare, consistente en la impuni- dad contra el homo sacer en el Derecho Romano, que autorizaba a disponer de la vida de los seres humanos no privilegiados por la sociedad.

      Las manifestaciones de carácter terrorista du- rante los primeros siglos del pasado milenio se ejemplifican con la inquisición y las cruzadas en Europa; la conquista, colonización y cristianiza- ción forzosas impuestas por cuatro imperios en América; la colonización y el secuestro de escla- vos en África y Asia; la conquista británica y el exterminio de los pueblos originarios de América del Norte, entre otros. Enumerar todas las prác- ticas terroristas hasta el siglo XVII constituiría un ejercicio extenso y diverso en el tiempo, sin ol- vidar que la técnica aplicada se ha perfeccionado hasta especializarse por las clases dominantes y sus principales ejecutores.

      Concepto e interrelación

      Una de las deficiencias que heredamos desde la década del 30 del siglo XX es la incompatibilidad de criterios para definir al terrorismo. La Liga de las Naciones fracasó en 1936 (cuando debutaba el fascismo en Europa) porque el mundo occidental

      pretendía conceptualizar a los movimientos in- surgentes y nacional-liberadores como terroristas, mientras que la Unión Soviética defendía un pos- tulado inicial de la Re luchar por la libertad, exclui- do finalmente de la constitución gala en 1793.2

      La vida transcurre, cada vez más convulsa y be- licista a escala mundial, mientras que unos inter- pretan el flagelo terrorista de una forma y otros, en sentido inverso. ¿Qué es el terrorismo y cómo delimitar su existencia?

      En cualquier etapa de la historia, el terrorismo consiste en una sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror. Los juristas coin- ciden en que el terrorismo es un acto contra las personas, la libertad, la propiedad, la seguridad común, la tranquilidad de los poderes públicos y contra el orden constitucional.

      Pueden delinearse sus fases históricas con el diagrama 1.

      La incongruencia entre las diversas teorías so- bre el terrorismo origina el denominado doble rasero para su clasificación, que en líneas gene- rales expresa una posición clasista al enfocarlo. Predominan los patrones internacionales no con- sensuados en los que frecuentemente los Estados más desarrollados imponen sus cánones, aunque en países con gobiernos de proyección socialista o progresista diverjan los criterios.

      Como resultado, factores endógenos en los paí- ses en desarrollo o emergentes son descritos por los Estados imperialistas y sus principales aliados como ocurrencia de actos terroristas, tales como: las protestas sociales, la aplicación de leyes sobe- ranas para evitar y punir la violencia o el rechazo a acciones injerencistas contra la autodetermina- ción popular.

      Entre los procedimientos coercitivos aplica- dos durante el ejercicio del terrorismo se ha- llan: la tortura, los tratos crueles, inhumanos y degradantes; el empleo de sofisticados medios, equipos, armas y sustancias; el genocidio, el


      2Ver de la autora: “La seguridad y el terrorismo en el siglo XXI”, La Habana, 2013 (Inédito).

      Diagrama 1:


      Edad antigua

      Terror tribal, étnico y religioso

      Edad media

      Inquisición, cruzadas, cristianización y esclavitud forzo- sas, conquista colonial.

      Edad moderna

      Guerras expansivas

      Edad contemporánea

      Terrorismo de Estado, terrorismo rojo, mediático, económico (mafia), étnico, religioso, biológico, químico, bacteriológico, nuclear.

      Desde II Guerra Mundial

      Nuclear, químico, bacteriológico, espacial y ciberterroris- mo, escuadrones de la muerte, planes Cóndor y Coru en América del Sur y Central

      Siglo XXI desde11/09/2001

      Cruzada antiterrorista contra el fundamentalismo o integrismo islamista. Mayor uso de armas inteligentes, expansivas, fósforo blanco, de implosión, racimo, mor-

      bílicas y drones.

      Desde 2012

      Expansión del Estado Islámico y coalición contraterror- ista con participación de varios Estados.

      Ciberterrorismo.


      mercenarismo, el magnicidio, los secuestros y la prisión ilícita. Según la época en que concurran sus disimiles aplicaciones, el sujeto y el objeto te- rroristas indican su origen, denominación, mag- nitud y alcance. Por consiguiente, los actores y las variables son adaptados a los intereses reales de los ejecutores y sus propósitos, al ejercer la violencia.

      Consensuar una definición sobre el terrorismo ha costado cerca de un siglo, pero hay figuras, ca- lificadas con diversa intensidad como delitos hu- manitarios, que se utilizan frecuentemente y sería oportuno identificar para aproximarnos a las ca- racterísticas del sempiterno flagelo:

      • Subversión: Implementada para desestabili- zar y convencer a personas, instigar a un grupo

        opositor contra el orden establecido o promover un propósito expansionista. Ejemplos históri- cos fueron Brutus en Roma, Fouché en Francia, von Bismark y Goebbels en Alemania; Kissin- ger, Fukuyama, el Departamento Nacional para la Defensa (NED) y la Agencia Internacional de Ayuda para el Desarrollo (USAID) en Estados Unidos.

        Tortura: Un acto que inflige intencionalmente dolores o sufrimientos graves, físicos o mentales, para obtener información o confesión; o castigar a una persona o a varias por haber cometido o ser sospechoso de cometer el citado acto.

      • Genocidio: Se perpetra con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico o religioso.


      • Mercenarismo: Proveniente de la edad antigua, es una práctica en la que actúan un elemento sub- jetivo, que es el ánimo de lucro o de retribución material y un elemento objetivo, consistente en re- clutarse para combatir, mediante la subversión, por medios militares o la participación en actos con- tra el orden establecido. La Convención adoptada en 1989, que solo requería 20 firmantes, precisó 8 años de discusiones, evidenciando la objeción de los polos de poder a conceptualizar el delito. Sus motivaciones primordiales consisten en reducir los gastos militares estatales y transferir el pago al per- sonal contratado al ejecutar su actividad, mediante la remuneración por empresas poderosas, la mayo- ría con capital transnacional.

        Al propio tiempo, los contratistas especializa- dos militarmente (en realidad mercenarios) son eximidos de la aplicación de la Convención con- tra el mercenarismo de 1948 y con ello se elude la responsabilidad gubernamental ante los delitos cometidos. La proliferación de las citadas empre- sas, especialmente estadounidenses, británicas, alemanas, españolas, francesas e israelitas, mues- tran la rentabilidad, conveniencia y proliferación de su empleo en acciones bélicas y terroristas para los polos de poder. Algunas de ellas son: Blac- kwater, Lockheed Martin, Noorthbridge Services Group y Spearhead Limited.

        Es oportuno señalar que en el proceso de mani- festación y ejecución terroristas, son trasgredidos diversos derechos humanos (todos o indistinta- mente) según el momento y el lugar. A medida en que se sofistican los métodos y medios agre- sivos por los países más desarrollados, la interre- lación entre derechos humanos conculcados y terrorismo se hace más evidente. Una caracterís- tica actual en el desempeño de este flagelo y, con frecuencia, del contraterrorismo, es la omisión de cuatro de los principios básicos codificados por la Cruz Roja Internacional: humanidad, distinción, proporcionalidad y limitación.

        Lo expresado anteriormente conduce a insistir en que el terrorismo atenta contra los derechos

        humanos, fundamentalmente los de la vida y la paz; pero igualmente vulnera los derechos a la alimentación, la vivienda, la educación, del patri- monio cultural e histórico, la ecología (derecho del medio ambiente, al agua y la tierra).

        De acuerdo al área de acción y los medios em- pleados, el terrorismo puede calificarse con diver- sas denominaciones, no necesariamente defen- didas por los políticos, pero que avanzan como clasificación jurídica:

      • Terror tribal o étnico: Ejercido en diversos con- tinentes y, en un momento más cercano en el tiem- po, contra aztecas, mayas e incas en América La- tina; contra los sioux en el actual territorio de los Estados Unidos; contra los judíos, eslavos y gitanos (durante la Segunda Guerra Mundial); contra los tutsis y tuaregs (en la última década del siglo XX hasta la fecha) o actualmente contra los musulma- nes y árabes, o por estos, contra el mundo occiden- tal desarrollado (primordialmente europeo).

      • Terrorismo religioso: Se aposentó en Europa mediante la Inquisición y las cruzadas y la cristia- nización forzosa en América Latina, pero no se ha detenido. Los judíos fueron perseguidos en Espa- ña durante los siglos XII al XVI, pero el holocaus- to durante la Segunda Guerra Mundial sobrepasó los límites del genocidio, con un saldo inconmen- surable de muertes. Más recientemente, en medio de la cruzada antiterrorista, se han aplicado medi- das contra símbolos religiosos islámicos en varios países europeos (la prohibición de erigir minare- tes o de utilizar el velo púdico por las musulma- nas) que resucitan rasgos antirreligiosos. Pocos cuantifican el resultado de la guerra expansionista y la recolonización llevada a cabo por Israel en el Medio Oriente, ni el saldo de desplaza desplaza- dos o apátridas en Palestina, Líbano, Libia y Siria, los casos más visibles de un terrorismo de Estado actual que las grandes potencias eluden abordar y clasificar. En este caso, concurren tres manifes- taciones de terrorismo: el religioso, el étnico (no todos los árabes son musulmanes) y por encima de ellos, el terrorismo de Estado.


      • Terrorismo mediático: Consiste en la tergiver- sación de la realidad por los medios de difusión más influyentes, situados en los países más po- derosos. Ejemplos de esto fueron las emisiones radiales contra la extinta Unión Soviética, la Re- pública Popular China y la República Democrá- tica de Viet Nam y la utilización de la conocida emisora estadounidense-británica Free Europe (Europa Libre), establecida en Berlín Occidental durante la Guerra Fría, sembraron la incertidum- bre y promovieron la desestabilización sistemáti- ca contra el socialismo en todos los países, con énfasis contra la ex Unión Soviética y la entonces República Democrática Alemana. Cuba es el país más asediado por el terrorismo mediático duran- te el pasado y presente siglos, que desde 1959 ha sido y es víctima de la invasión de su espacio au- diovisual, mediante la trasmisión en su espectro radiofónico de más de 1 700 horas semanales. Las radio y TV irreverentemente llamadas “Martí”, en ofensa al héroe cubano, constituyen una flagrante violación del derecho humano sobre la prensa, la información y, primordialmente, contra la sobe- ranía nacional. Desde el triunfo de la Revolución de Octubre en 1917, el terrorismo rojo enrareció el diálogo Este-Oeste, mediante la manipulación de la imagen soviética. También lo hizo con la imagen china, vietnamita, coreana del norte y cu- bana. Más recientemente se ha usado contra los líderes de procesos de cambio en nuestro conti- nente, como Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales, Nicolás Maduro, Cristina Fernández y Dilma Rousssef, entre otros.

        Tanto el terrorismo mediático como el rojo, y otros modernizados en el actual siglo, como el ciberterrorismo, forman parte de las tácticas del “golpe blando o suave” y del titulado “caos cons- tructivo”, para acelerar la llamada Guerra de cuar- ta generación, que aplican Estados Unidos y algu- nos aliados en varios continentes.

      • Terrorismo económico: se acelera por la mafia siciliana y sus migrantes hacia Estados Unidos a inicios del siglo XX, pero no se agota, sino que es

        renovado, según el momento. Parte de la ofensi- va imperialista para subvertir el orden establecido contra gobiernos “indeseados”, mediante la apli- cación de bloqueo unilateral y de otras medidas coercitivas, constituyen una versión contemporá- nea del terrorismo económico. Ejemplos de gran actualidad se mantie mantienen contra Cuba, Ve- nezuela y Rusia, entre otros.

        Puede parecer osada la opinión, pero las medi- das de ajuste y rescate aplicadas por la troika de la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacio- nal y el Banco Mundial conducen a una aplicación más contemporánea del terrorismo económico, porque desestabiliza y atemoriza a los pueblos de los países intervenidos, fundamentalmente Gre- cia, España, Portugal e Irlanda.

      • Terrorismo nuclear: Desde la producción y te- nencia del arma atómica, está latente en los países productores y portadores de aquella, que miden sus fuerzas en función de la capacidad generado- ra, la cantidad de ojivas disponibles y su despla- zamiento. Los cinco Estados autorizados inicial- mente por el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) de la ONU (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Rusia y China) son también los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguri- dad con poder decisorio omnímodo respecto a la guerra o la paz.

        Los tres primeros países autorizados, propor- cionaron la patente y tenencia de la destructiva arma a: Israel, India, Pakistán y al África del Sur (durante el régimen del apartheid). Las bombas lanzadas por Estados Unidos contra Hiroshima y Nagasaki advirtieron al mundo la barbarie, leta- lidad y morbilidad del arma nuclear. La compe- tencia por poseerla amenaza la sobrevivencia del planeta, como alertara el líder de la Revolución Cubana, al recrudecerse la campaña contra Irán y la República Popular Democrática de Corea, de- bido a la producción de uranio enriquecido por ambos países.

      • Terrorismos químico, biológico y bacteriológi- co: Ejemplifican la sofisticación científico-técnica


        al servicio de la muerte y la propagación de enfer- medades y plagas. En el primer caso se hallan la dioxina, el bromacilo, Unex, Ántrax, los gases tóxi- cos y las armas incendiarias. En el terrorismo bio- lógico destacan el agente naranja y el napalm (que arrasaron Viet Nam) y el empleo de cabellos y piel humanos con fines industriales por el nazismo. El terrorismo bacteriológico desata enfermedades y plagas, con resultados de ecodidio y biocidio. Di- versas fuentes señalan que el virus del VIH/SIDA, la propagación del dengue y de algunas catástro- fes meteorológicas son atribuibles a prácticas de laboratorio, como las acometidas por el sistema HAARP para la modificación climática.3

      • Terrorismo espacial: De aparición en los años 50 del pasado siglo, ha sido recreado desde que la Unión Soviética lanzó un satélite al cosmos con la perrita Laika a bordo. Desde entonces, la compe- tencia Este-Oeste (conocida como Guerra de las Galaxias) constituye una ficción para exacerbar la competencia basada en el dominio del espacio ul- traterrestre, con el objetivo de frenar las supuestas fuerzas que amenazan con destruir a los terrícolas e imponerles sus cánones. A medida que diversos países han podido acceder a satélites comunica- cionales, los supuestos peligros se han difumina- do, porque no se divisan los “extraterrestres” que nos atacarán.

        Sin embargo, hoy son visibles naves espaciales conocidas como drones (helicópteros y aviones te- ledirigidos), que mediante el empleo de sofisticada

        tecnología son empleados por sus mayores produc- tores para reprimir la protesta social, perseguir la migración indeseada, violar las fronteras, contro- lar y eliminar supuestamente a los terroristas, nar- cotraficantes o tratantes de seres humanos o pira- tas. Su consecuencia más directa es el exterminio y la implantación del terror en la población civil de Afganistán, Pakistán, Siria, Libia, Somalia, Repú- blica Democrática del Congo, el Chad, la Repúbli- ca Centroafricana o Nigeria, entre otros. Los países desarrollados en la producción de drones reducen los costes del personal y mantenimiento, las bajas fí- sicas, la compensación a las familias afectadas por pérdidas o mutilación de soldados y el denominado síndrome post-traumático ocasionado por la gue- rra. En el orden psicológico, no les importa el terror que invade a los perseguidos y atacados desde el aire, pero sí la despersonalización de quien presiona un botón computarizado para asesinar seres humanos, sean culpables o inocentes. Hasta la fecha el uso in- discriminado de los drones no se ha podido regular en los organismos internacionales.

      • Ciberterrorismo: En correspondencia con el desarrollo tecnológico alcanzado en el siglo XXI, el ciberterrorismo (también conocido como ci- berguerra y terrorismo cibernético) es la nueva op- ción de los polos de poder. Según la teoría esta- dounidense, el ciberespacio debe ser controlado en función de los intereses globales, es decir, de los denominados global commons, (bienes comu- nes), según la clasificación estadounidense, que


3HAARP: High Frequency Active Auroral Research Program (Programa de Investigación de Aurora Activa deAl- ta Frecuencia), conocido como la máquina del Día del Juicio Final (The Doomsday Machine). Sus instalaciones se ubican en Gakona, Alaska, gestionado por la Fuerza Aérea y la Marina de los EE.UU. La emisión de ondas electromagnéticas hacia la ionosfera (entre 80 y 800 km de la superficie terrestre), con partículas ionizadas, pro- vocan su reflejo o absorción. Las ondas más bajas del espectro electromagnético, provocan un calentamiento ge- nerador de un agujero no menor de 50 km de diámetro. La versión oficial estadounidense es que el programa fue creado para emitir comunicaciones más allá del horizonte, sin necesidad de recurrir a los satélites, para mejorar las comunicaciones con los submarinos, hacer prospecciones petrolíferas o de yacimientos minerales, o detectar aviones y misiles de vuelo bajo. Ofensivamente inclinarían la balanza para invadir un país, tras conocer que tiene pozos petrolíferos o minerales sin explotar. Para muchos científicos, las pruebas del HAARP serían responsa- bles de la ola de calor que elevó en Melilla la temperatura de 24 a 41 grados en cinco minutos. También permite controlar el oleaje oceánico y manipular las ondas cerebrales (Estudio del Global Research de 2011. Consultado en www.auaf.mil/au/2025/monographs/E.s/e-shttm.seccion9(airuniversityoftheUSAirForce.as2025finalreport).


incluyen el mar, el aire, el espacio y, más reciente- mente, el ciberespacio.

El ciberterrorismo se inició en 1939, al desci- frar los aliados para espionaje los cables de la en- ton entonces Unión Soviética. En 1946, el Tratado UKUSA, suscrito entre Estados Unidos y el Reino Unido, suministró información al proyecto Ve- nona, como red mundial de inteligencia. En 1948 se estableció el plan Echelon por Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda (que funda el sistema de espionaje conocido como Cinco Ojos del Mundo o sencillamente Cinco Ojos), con 6 bases centrales y trasmisores extrasatelitales. Su versión más moderna comenzó en 2008 me- diante el programa estadounidense PRISM, reco- lector de trasmisiones por Internet, fotos, videos, chats, redes sociales y tarjetas de crédito. Lo ante- rior significa que nadie está exento de ser detectado durante el uso de la avanzada tecnología cibernéti- ca. El control del ciberespacio abarca los inventos, patentes, tecnología, investigación científica, cam- bio climático y ecológico, movimiento de personas civiles, desplazamiento militar, de armas y equi- pos, preferencias artísticas y literarias, relaciones contractuales, financieras, internacionales, perso- nales… Permite controlar, atemorizar o diseminar amenazas en el espectro informático. Aunque sus manifestaciones son diversas y los métodos em- pleados se actualizan constantemente, preferimos la clasificación expuesta por un centro de estudios suizo4 y el análisis de un especialista cubano:5 1-) la utilización de las computadoras para interrum- pir a un país “enemigo” (Israel contra Irán); 2-) el ciberterror, consistente en un ataque ilegal contra las computadoras, redes e informática (Ejemplo: la

computadora portátil utilizada en la frontera entre Colombia y Ecuador para eliminar al guerrillero Raúl Reyes); 3-) el cibersabotaje o molestia deli- berada contra un proceso político, económico o militar (utilizado con el método SWIFT ubicado en Bruselas, para controlar las operaciones banca- rias); 4-) el cibercrimen, consistente en el uso de computadoras, celulares e Internet para eliminar a personas u objetivos “enemigos” (Osama bin La- den y Muanmar el Ghadafi) y 5-) el activismo por hacker6 (una combinación de virus, distorsión de textos y fuentes). Una amplia gama de programas y sistemas controla el espectro cibernético, entre otros: los estadounidenses Verizon Communica- tions Inc. Boundess Informant y Keyscore, el bri- tánico Tempora (GCHQ), los maestros de Internet MTI y los israelitas Verint y Narus. Los usuarios principales son la NSA (National Security Agen- cy), Government Communications Headquarters británico (GCHQ), la Dirección General de Segu- ridad Exterior de Fran Francia (DGSE), el órgano de inteligencia israelita MOSSAD y el National Cy- ber Threats (USOM) turco.

Se percibe que si más del 70% del tráfico electró- nico actual en Europa transita por Estados Unidos y el 90% satelital estadounidense se recopila en Ca- nadá, el resto de los países del orbe esté en peligro de ser observado o utilizado por el ciberterrorismo, sea mediante los correos electrónicos, los mensa- jes SMS, fax, actividad de Internet, Google, Yahoo, Microsoft, Apple y las redes sociales, Facebook o Twitter.7 Por ejemplo, EE.UU. interceptó 70,3 mi- llones de comunicaciones en Francia (país aliado) entre finales de 2012 y comienzos de 2013, según documentos de la Agencia Nacional de Seguridad

4Center for Security Studies (CSS). Strategic Trends: Ciberspace and governance, Zurich, 2012, www.css.ethz.ch. 5Emiliano Manresa Porto: “Derecho, cibernética y sociedad: ciencia y tecnología en función de la inclusión social y la democracia”, Colección Jurídica, año 14, no. 57, Unión Nacional de Juristas de Cuba, (UNJC), La Habana, sept.-dic. de 1993, www.unjc.co.cu.

6Operador invasor de las redes.

7Leyla Carrillo: Ponencia “El ciberterrorismo y la trasgresión del derecho”. Escuela de Verano sobre Derecho Interna- cional y Derecho Internacional Humanitario, UNJC y Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), La Habana, 2013. El texto se conserva digitalmente en las Memorias del evento al cuidado de la UNJC y la CICR.


(NSA) publicados por el diario galo Le Monde. Las técnicas utilizadas para estas intercepciones apare- cen en los documentos de la NSA con dos códigos diferentes, Drtbox y Whitebox que, en los 30 días del período señalado, representaron 62,5 millones y 7,8 millones de comunicaciones interceptadas, respectivamente.8

El terrorismo en el siglo XX

Todas las manifestaciones y figuras del terroris- mo enunciadas en el primer acápite fueron utili- zadas durante el pasado siglo XX, primordialmen- te durante la Segunda Guerra Mundial, aunque también durante la Primera se habían provocado desplazamientos forzosos, se utilizaron armas y equipos prohibidos y se empleó violencia desme- dida contra la población civil.

El terrorismo de Estado fue la expresión con- centrada de las prácticas del fascismo alemán (na- zismo o hitlerismo), del franquismo en España, del fascio en Italia, del salazarismo

en Portugal y del fascismo imperial en Japón. Hiroshima y Nagasaki culminaron el terrorismo de Estado, con el extemporáneo ataque nuclear estadounidense contra la inerme población ja- ponesa después de la rendición incondicional del gobierno.

El apartheid en Suráfrica y Namibia; los asesi- natos contra Patricio Lumumba en el Congo y de Olof Palme en Suecia retardaron la liberación de los pueblos o propiciaron acontecimientos desea- dos por los países imperiales. Las prácticas siste- máticas del impune sionismo israelita contra los pueblos palestino, libanés y sirio (entre otros) y

las amenazas contra Irán resumen diversas mani- festaciones del terrorismo de Estado en otros con- tinentes.

En América Latina y el Caribe el Plan Cóndor en el sur del área, el Coru en Centroamérica, el trujillismo9en República Dominicana, la dinas- tía Duvalier en Haití;10 el machadato11 y batistato en Cuba, el pinochetismo en Chile12 y las dicta- duras prevalecientes en el resto del subcontinen- te recrearon el terrorismo de Estado, auxiliado y subvencionado por Estados Unidos y, en algunos casos, asesorado en las torturas por el MOSSAD israelita.

Aunque los polos de poder hayan decidido no “calificar ni clasificar” al terrorismo, su existencia es innegable como flagelo. Por esos motivos, en diversos organismos de las Naciones Unidas se ha considerado imperioso adoptar documentos que mitiguen su proliferación y otorguen alguna potestad a los Estados, aunque con mayores pre- rrogativas para organismos u organizaciones en su combate. Los incontables documentos inter- nacionales y, algunos de ellos, regionales inten- tan mitigar la ejecución de diversos delitos que conforman el terrorismo. Según los órganos que los emiten son de cumplimiento obligatorio o se adoptan como normas de conducta.

El neoterrorismo en el siglo XXI

El actual siglo, con su elevado desarrollo tecno- lógico y científico-técnico, nos impone analizar el terrorismo durante una fase avenida a la realidad circundante, en la que los polos de poder domi- nan muchos espacios y controlan los mecanismos


8“EE.UU. interceptó 70,3 millones de comunicaciones en Francia”, Cubadebate, 21 de octubre de 2013, www.cubadeba- te.cu/noticias/2013/10/21/ee-uu-intercepto-703-millones-de-comunicaciones-en-francia/.

9Trujillismo: Prolongada dictadura de Leónidas Truillo (1938 a 1942 y 1952 a 1961). 10Dejó un saldo aproximado de 300 mil asesinatos.

11Machadato: Gobiernos de Gerardo Machado, dictador entre 1925 y 1933. Batistato: Dictadura de Fulgencio Batista. Tuvo lugar de 1952 a 1958, tras el derrocamiento por aquel del gobierno de Carlos Prío Socarrás mediante un golpe militar.

12Augusto Pinochet derrocó al gobierno constitucional de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973 y dominó el país bajo una de las más sangrientas dictaduras conocidas en el continente. Falleció sin ser juzgado.


para, en apariencia, combatir el terrorismo, mien- tras también ejecutan actos de esa índole. Esta aseveración (que puede ser polémica) se basa en el análisis de las situaciones que atraviesa el mun- do a partir de la unipolaridad del último decenio del siglo XX y el surgimiento de gobiernos progre- sistas, fundamentalmente en el continente ame- ricano.

La oclusión del socialismo en Europa y la consi- guiente desarticulación del proceso descoloniza- dor y de movimientos progresistas eliminaron el pretexto de “la amenaza roja o comunista”, en que se asentaba la irrefrenable carrera armamentista. Cesó el socialismo europeo y los polos de poder buscaban nuevos pretextos para expandirse hacia regiones pródigas por su ubicación geográfica y de materias primas vitales y energéticas que garanti- zasen el statu quo. A su vez, el complejo militar industrial de Estados Unidos y de sus principales aliados (Reino Unido, Francia, Alemania, Israel) requería engrosar las ganancias. Obviamente, la guerra constituye el instrumento idóneo para am- bas finalidades.

Por tales motivos, para analizar el resurgimien- to del terrorismo y la implementación de un con- traterrorismo exacerbado, no basta culpar a los terroristas, sino que también convendría a las causas y orígenes planteados en el artículo.

Los antecedentes nos facilitan intuir que las Torres Gemelas del Trade Center de Nueva York no necesariamente sufrieron un atentado el 11 de septiembre de 2001, sino que pudieron resultar de un estallido premeditado para incentivar los mecanismos punitivos y alcanzar consenso y apo- yo en organismos internacionales como las Na- ciones Unidas con vista a intervenir o agredir a determinados países. No en último lugar, se faci- litó una escalada contraterrorista al crearse el leit- motiv para una agresión. No es ocioso recordar la frase del entonces presidente de Estados Uni- dos, quien se adjudicó una patente de corso para bombardear “60 o más oscuros rincones del mun- do”. Resulta obvio que los últimos corresponden

al mundo subdesarrollado o emergente, infieles a los objetivos militaristas.

La revelación de que Osama bin Laden y sus lí- deres talibanes habían sido entrenados por la CIA, cerca de un decenio posterior a las guerras em- prendidas por Estados Unidos contra Afganistán e Irak, sitúa varias incógnitas: ¿Los dirigentes de Al Qaida fueron reclutados y preparados para ac- tuar en nombre de Washington y posteriormente se convirtieron al radicalismo? ¿Siempre fueron radicalistas islámicos y engañaron a los órganos de inteligencia más sagaces del universo? ¿Cono- cían sus entrenadores el alcance de los propósitos contra el mundo occidental y los utilizaron para exacerbar los conflictos? Solo después de tres de- cenios algunas de esas verdades podrían revelar- se, como ha sucedido con otros acontecimientos históricos en los que han estado involucrados dis- tintos gobiernos estadounidenses.

La espiral terrorista y contraterrorista desatada desde 2001 refleja lo que algunos teóricos todavía no alcanzan a divisar: la recíproca contradicción e interrelación terroristas-antiterroristas (variables según el caso). Esto significa que, al no resolver- se las causas de la desigualdad económico-social, y omitir el diálogo o la negociación refrendados por el Derecho Internacional para evitar la in- tervención, agresión o la denominada responsa- bilidad de proteger, se genera un flujo y reflujo terrorista-antiterrorista, que estrategas estadou- nidenses titulan blowback, es decir, una represalia mayor por el agredido. Esta reacción demuestra que la violencia se acrecienta cuando solo se apli- ca la violencia.

En el siglo XXI, la espiral terrorista resulta inde- tenible porque convergen las explicaciones prece- dentes y además, factores geopolíticos, crisis eco- nómico-sociales, exacerbación de la desigualdad étnica y religiosa y un estallido de las contradic- ciones irreconciliables entre los intereses impe- rialistas, el incremento de grupos que pugnan por el poder o que rechazan el estilo de vida impues- to por los países más desarrollados, además de la


instigación para derrocar a gobiernos progresistas y revolucionarios.

A partir del 11 de septiembre de 2001, tanto la ONU como Estados Unidos, los Estados miem- bros de la Unión Europea y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), más Is- rael, la Unión Africana (UA) y la Organización de Estados Americanos (OEA), entre otros, se atem- peraron a la nueva situación y en sus documen- tos gubernamentales priorizaron la prevención y radicalización del terrorismo. Desde entonces, el terrorismo es calificado como la amenaza pri- mordial para la seguridad del planeta. El proceso de securitización13 constituye, a su vez, una moti- vación para perfeccionar la técnica militar.

Un elemento que conspira contra la estabilidad de nuestros pueblos subdesarrollados o emer- gentes es la confección de listas sobre personas y organizaciones clasificadas como terroristas y de países sospechosos de patrocinarlo, lo que facilita a los polos de poder argüir sobre la conveniencia de acusar, perseguir o intervenir en un país donde se visibiliza el terrorismo. La lógica de estas es im- pulsar la clasificación, que, no casualmente, recae sobre países, personas y organizaciones de países en desarrollo. Los principales productores y faci- litadores de los documentos son el Departamento de Estado en Washington, la Comisión y el Parla- mento Europeos en Bruselas y Estrasburgo, que intercambian regularmente su selección.

La proliferación, diversidad y letalidad de ma- nifestaciones terroristas en el siglo actual con- vierte el escenario mundial en un entramado de propósitos y actos contraterroristas, cada vez más radicales. Un segundo diagrama intenta abreviar las explicaciones sobre las más frecuentes expre- siones terroristas regionales, con selección de los países más afectados y de los grupos más disemi-

nados, sin que sea posible abarcar su diapasón, porque este se extiende, según las circunstancias y lugar.

El mundo se enfrenta a una etapa que podría- mos denominar neoterrorista, aunque en realidad reproduce y perfecciona anteriores manifestacio- nes de terrorismo religioso, étnico, mediático, ci- bernético y de Estado.

Un caso particular de terrorismo en el siglo XXI lo constituye el Estado Islámico. En el orden éti- co-filosófico, un estudio del Corán conduce a de- limitar las posiciones y acciones que en nombre de este se adjudican los elementos extremistas o fundamentalistas, como una amenaza flagrante contra el raciocinio, el respeto a la dignidad hu- mana, la convivencia pacífica y el derecho a la vida. En la religión musulmana el castigo no pue- de ser exagerado ni trasponer los límites de la falta cometida contra el legado de Mahoma. No puede aseverarse que los conceptos de la jurisprudencia islámica dar al-islam (el dominio del Islam) y dar al-harb (el dominio de la guerra) signifiquen ne- cesariamente relaciones hostiles hacia todas las sociedades que no sean musulmanas.14 El funda- mentalismo debutó en el primer decenio del siglo XX en Estados Unidos, por lo que existe en diver- sas religiones y no es exclusivo del islamismo.

Sin embargo, el Estado Islámico y del Levante, que extiende sus tentáculos desde Asia hasta el sur de África, dice asentarse en el Corán y con la apli- cación de la sharia (gobierno exclusivamente islá- mico) procura acelerar el exterminio del mundo occidental, que es su objetivo final. Los métodos y medios empleados por el EIL, ISIS o Dahesh15 son de ensañamiento, alevosía y crueldad notorios. Por esos motivos causan repulsa universal (también magnificada por el terrorismo mediático y ciber- nético de los polos de poder). A este tenor, habría

13Securitización: del inglés security, que engloba en el concepto de la seguridad nacional al terrorismo, las protes- tas laborales o estudiantiles ante la crisis, los desastres naturales y, más recientemente, el daño medioambiental. 14Marcela Alejandra García Probert: “Dar al-islam y dar al-harb, conceptos fundamentales para entender la noción de seguridad en las sociedades musulmanas”, Paz y seguridad y desarrollo, t. IV, UNAM, México D. F., 2014, p. 14.

15Siglas en español e inglés, y nombre árabe, respectivamente.

Diagrama 2:


Región/País

Prácticas y motivos más frecuentes

África Norte y Medio Oriente: Irak, Libia, Siria, Mali, Marruecos, Egipto, Somalia, Argelia,

Líbano, Yemen, Irán

Terrorismo religioso y étnico. Estado Islámico y Al Qaida en maghreb islámico. Geoestrategia sobre recursos natu- rales, minerales, energéticos y acuíferos. Secuestros para exigir rescate. Hackeo y ataque a las redes iraníes por Israel,

una expresión del ciberterrorismo.

África Subsahariana: Nigeria, Níger, Chad, Sudán, República Cen-

troafricana, Camerún

Terrorismo religioso y étnico. Estado Islámico. Grupos Boko Haram y Al Shabaab. Jihadistas, salafistas, mujaih- dines o tuaregs. Rencillas interétnicas, intertribales y reli-

giosas.

Asia: Afganistán y Paki- stán, Sri Lanka, Indone- sia e India. Cachemira,

Sri Lanka y Nepal

Estado Islámico y Al Qaida, guerra punitiva contra tali- banes, sikhs, narcotráfico aprovechado por tropas, asesin- atos vs población civil, uso indiscriminado de equipos con

armas sofisticadas y letales (drones). Conflictos congelados.


Europa: Ucrania y el denominado espacio postsoviético Tayikistán. Francia, Dinamarca, Bélgica, Noruega, Italia, Grecia.

Ruptura de la paz en Ucrania. Persecución a musulmanes, expulsión de gitanos (terrorismos religioso y étnico). Pro- hibición de atributos islámicos. Pacto de Migración y Asilo. Criminalización de protesta social y resurgimiento grad- ual de manifestaciones fascistas. Ataques terroristas como réplica contra islamistas. Manifestaciones del cristianismo ortodoxo, islam de orientación sunita, judaísmo y funda-

mentalismo. Enfrentamiento étnico y separatista.


Estados Unidos

Acta Patriótica entroniza la inseguridad ciudadana y la represión de la protesta social. Asesinatos en escuelas, re- surgimiento del KKK y asesinato policial de afrodescendi-

entes.


América Latina y el Caribe: Argentina, Hon- duras, Paraguay, Colom- bia, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil, Cuba.

Secuelas de golpes militares, dictaduras y paramilitarismo en los dos primeros (golpes de Estado). Represión con- tra campesinos, periodistas, estudiantes y otros sectores. Atenuación del Plan Colombia y exacerbación del Plan México (vs cárteles de droga, insurgentes y la migración indeseada). Terrorismo mediático vs Argentina y ciberter-

rorismo vs Brasil.


que preguntarse si el Estado Islámico hubiera co- brado tales bríos de no haberse desatado la cruzada antiterrorista, simultáneamente antimusulmana. Si no se hubieran desplegado guerras imperialistas (con pretextos antiterroristas) contra Afganistán, Irak, Libia, Mali, Siria…

Una aproximación al despliegue del denomina- do Estado Islámico y del Levante (jurídicamente improcedente porque un Estado debe asentarse en un territorio, con soberanía y respeto de la nor- mativa internacional) nos conduce a hurgar sobre sus raíces. ¿La propagación del EIL fue autóctona,


programada o alegada ad extra por algunos Es- tados? Nuevamente pudieran surgir incógnitas, a semejanza de lo intuido respecto a las Torres Ge- melas de Nueva York…

La proliferación y malignidad del EIL trasgrede todos los cánones de la guerra y el respeto del de- recho a la vida. Habría que preguntarse, sin em- bargo, ¿quiénes, dónde, por qué y para qué poten- ciaron el Estado Islámico y sus ramales en varios continentes? No es casual el reforzamiento del califato en países víctimas de conflictos impues- tos desde la óptica punitiva imperial: Afganistán, Irak, Libia, Siria. O en otros donde las contradic- ciones internas o la presencia expoliadora de sus riquezas acelera los conflictos internos y propicia la injerencia foránea, como Mali, Chad, Nigeria, Níger, Somalia y Sudán.

La estela del terrorismo de Estado pudiere con- citar algunas inquietudes: ¿por qué el perdedor en las elecciones estadounidenses de 2008, John Mc Cain, se reunió secretamente en Siria en 2013 con los jefes del islamismo extremista, con vista a de- rrocar al gobierno de Bashar al-Assad? ¿Por qué recientemente el general Wesley Clark, ex coman- dante supremo de la OTAN declaró que el Emi- rato Islámico “había sido creado por los amigos y aliados israelitas para vencer al Hizbollah”?16 ¿A quién han servido los atentados de París contra el semanario Charlie Hebdo, después de publicar ca- ricaturas sobre Mahoma, y contra una tienda que expende productos para hebreos?

Los asesinatos en París sugieren reflexionar so- bre si se trata de un terrorismo religioso, de negli- gencia mediática, xenofobia o exclusión étnica. Se manifiesta la contradicción entre la supuesta libertad de expresión y la exacerbación de la ola xenófoba en países de la Unión Europea. El pri- mer resultado es el reforzamiento con 10 mil mi- litares para garantizar la seguridad francesa, 5 mil

policías para proteger las escuelas judías, extensi- vos a varias regiones del país, particularmente en las fronteras con otros países europeos y el Me- diterráneo, todos movilizados en pie de guerra. La contraofensiva incorporó la movilización de, portaviones movilizados hacia Siria e Irak para destruir al yihadismo y al Estado Islámico y del Levante. Una pregunta atinada sería precisar las fuentes de su financiamiento, armamentismo exa- gerado, petróleo y otros suministros.


El Consejo de Seguridad de las Naciones Uni- das aprobó una resolución para obstaculizar el apoyo a los terroristas fundamentalistas, mientras que finalmente conceptualizó lo que había demo- rado tantos decenios en consensuarse: “El terro- rismo y todas sus formas y manifestaciones cons- tituyen una de las amenazas más serias para la paz internacional. Todos los actos de terrorismo son criminales e injustificables, sin importar sus mo- tivaciones o quienes lo acometan”.17

La citada resolución refrendó medidas para prevenir y suprimir el financiamiento del terro- rismo, incluyendo las fuentes que procedan del crimen organizado (como las provenientes de la producción y tráfico ilícitos de estupefacientes y sus precursores químicos). Entre las fuentes de fi- nanciamiento se hallan el petróleo y sus deriva- dos, los metales preciosos como el oro, la plata, el cobre y los diamantes.

La coalición dirigida por Washington contra EIL y sus ramificaciones, integrada por sesenta países, alcanzaría algunos progresos, aunque su táctica puede cuestionarse, pues la mayoría em- plea los ataques aéreos, que a la vez ocasionan víctimas civiles. Por ello no hay que descartar la réplica islamista dondequiera que existan perso- nas e intereses de los países más involucrados, lo cual representa más amenazas para los estadouni-

16Thierry Meyssan: “Los yihadistas al servicio del imperialismo”, París, 21 de febrero de 2015, www.youtube.com/ watch?feature=player_embedded&v=QHLqaSZPe98.

17Resolución 2199 del Consejo de Seguridad. Esta resolución se remite a la resolución 2161 de 2014, que tuvo escasos resultados. Se puede consultar en www.voltairenet.org/article186760.html.


denses, los ciudadanos de la Unión Europea y sus principales aliados.


El terrorismo de Estado: Cuba y Amé- rica Latina

La historia sobre el terrorismo de Estado en nuestro continente no finaliza con las dictadu- ras ni el advenimiento de la Revolución Cubana. Tampoco a inicios de la ascensión constitucional de gobiernos populares y progresistas, empeña- dos en dignificar a grupos indígenas y minorías étnicas, a campesinos, estudiantes y mujeres.

Cuba fue convertida desde 1959 en objeto de la subversión, el mercenarismo, la instigación, actos violentos auspiciados desde el exterior, tergiver- sación de sus medidas soberanas, difamación a sus personalidades, intentos de magnicidio, pro- paganda gris y negra, hasta el ciberterrorisciber- terrorismo o ciberguerra del actual siglo. El pro- pósito adoptado por la administración de Dwight Eisenhower para “rendir al pueblo cubano por hambre, cansancio y desesperación” ha constitui- do una de las prioridades de sucesivas adminis- traciones estadounidenses en su política de pene- tración, subversión, recrudecimiento del bloqueo más prolongado de la historia, sabotajes a la eco- nomía, instigación al terrorismo, promoción de la protesta y desobediencia civil de la población, y estimulación a las salidas ilegales.

Contra Cuba se han ejercido y ejercen todas las manifestaciones del flagelo analizado. El pueblo cubano ha sufrido hasta la amenaza de terrorismo nuclear en 1962 durante la Crisis de Octubre. Los archivos desclasificados por Washington revelan que entre octubre de 1960 y abril de 1961 (ata- que a Playa Girón), la CIA asesinó alfabetizadores y pescadores, introdujo en la isla 75 toneladas de explosivos y 45 de armas, realizó 110 atentados dinamiteros, hizo estallar 200 bombas, descarriló

6 trenes, incendió 150 fábricas y 150 cañaverales. El empleo de armas químicas y biológicas duran- te 1971, provocó la muerte por la fiebre porcina de medio millón de cabezas de ganado. En 1976 el primer acto de terrorismo aéreo en la historia continental provocó la muerte de 73 personas, mediante el estallido de un avión de Cubana de Aviación. Se calcula que entre 1959 y 1997 Esta- dos Unidos instigó y financió alrededor de 5 780 acciones terroristas, que costaron la vida a 3 478 personas e incapacitaron a 2 099. El máximo lí- der cubano fue objeto de 637 intentos de asesina- to. Hay consecuencias del terrorismo anticubano difíciles de cuantificar: pérdida de cosechas por el agente thrips palmi, morbilidad curable, desnu- trición, cierre de mercados internacionales por presiones contra gobiernos del continente, donde se interrelacionan bloqueo, genocidio, terrorismo y la nefasta Ley de Ajuste Cubano, promotora de salidas ilegales.

Las emisiones radiales y televisivas al margen de la ley (delito internacional que afecta la coo- peración pacífica y el desarrollo normal de las re- laciones interestatales) inauguraron el terrorismo mediático impuesto desde el 1º de enero de 1959, atentando contra los derechos humanos del pue- blo, en lucha constante por alcanzar y preservar la igualdad, la justicia social, la solidaridad, el de- recho de autodeterminación y la no injerencia en sus asuntos internos.18

Mediante las trasmisiones se viola la soberanía cubana, se perpetran varios delitos refrendados en el Código Penal cubano (capítulo II contra la seguridad interna del Estado, como rebelión, se- dición, infracción de los deberes de resistencia, propaganda enemiga, sabotaje, terrorismo, el ca- pítulo III delitos contra la paz y el Derecho Inter- nacional; incitación a la guerra, difusión de noti- cias falsas contra la paz; el título IV: desórdenes


18Leyla Carrillo y Félix Sánchez: “La violación de la soberanía del pueblo de Cuba y del derecho internacional mediante la agresión con el uso ilícito de las telecomunicaciones”, II Conferencia Internacional de la Asociación de Juristas Demócratas de América, La Habana, 2001. El trabajo se conserva digitalmente en las Memorias del evento al cuidado de la Asociación.


públicos, instigación a delinquir, asociación, reu- niones y mani Manifestaciones ilícitas y el capítu- lo IV: delitos contra el honor, difamación, calum- nia e injuria).

En lo concerniente al Derecho Internacional, baste sintetizar que las trasmisiones anticubanas trasgreden enunciados de la Carta de la ONU en lo concerniente a “practicar la tolerancia y convi- vir en paz como buenos vecinos” y desestima las relaciones pacíficas y amistosas, la libre determi- nación de los pueblos. Según la Declaración Uni- versal de los Derechos Humanos, trasgrede el de- recho a la vida, a la libertad y a la seguridad; el Tratado del 27 de enero de 1967 sobre el Espacio Cósmico; el Pacto Internacional de Derechos ci- viles y políticos de 1968 en su artículo 20 (toda propaganda a favor de la guerra estará prohibida por la ley); los principios rectores del uso de las trasmisiones satelitales de la UNESCO de 1972; el convenio NARBA (North American Regional Broadcasting Agreement) de 1960; la declaración de la UNESCO de

1978 sobre los principios básicos para la con- tribución de los medios de difusión masiva a la consolidación de la paz y a la comprensión inter- nacional; el Convenio Internacional de Teleco- municaciones de Nairobi, 1982; el Acta Final de la Conferencia de Plenipotenciarios de Ginebra de 1992 para la constitución y el convenio de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, en lo referido a la “cooperación internacional entre los pueblos y el desarrollo económico y social por medio del buen funcionamiento de las telecomu- nicaciones”. En tanto, la Ley Torricelli en el deno- minado Carril II, significa la utilización de todos los medios de la propaganda subversiva, con vista al derrocamiento del régimen cubano.

En aras del espacio, se ofrece una pequeña mues- tra de agresiones radiales contra Cuba, sin olvidar que al terrorismo mediático anticubano habría que añadir las constantes campañas desestabilizadoras

difundidas por las agencias cablegráficas rectoras en el mundo (AP, UPI, Reuters, EFE, AFP), entre otras, con incidencia sobre las cadenas de prensa escrita más importantes.

Las principales trasmisiones anticubanas han sido: el programa Cita con Cuba en la emisora Voz de América, las emisoras Voz de Cuba Inde- pendiente y Democrática, Voz de Alfa 66, Ecos del Orbe y WQBA, y aquellas cuyo nombre se formó a partir de la adición de una o varias pa- labras al sustantivo Radio: Swan, Clarín, Cami- lo Cienfuegos, Antorcha Martiana, Caimán, Re- volución Cubana, Libertad Cubana, Onda Libre, Abdala, Cuba al Día, Comandante David y Martí. En 1982, el presidente Ronald Reagan promul- gó la ley que daría vida a esta última ese mismo año, con el fin declarado de “iluminar al pueblo de Cuba”, y en 1990 a Televisión Martí, con presu- puesto gubernamental declarado y conectada a la USAID y otras instituciones subversivas estadou- nidenses.

Sin embargo, el prolongado fracaso de una emisora con cuestionables resultados y una tele- misora casi invisible concitó la crítica de sectores nacionales sobre la efectividad del empleo del di- nero de los contribuyentes y de fondos guberna- mentales. Por ello, la Junta de Gobernadores de Radiodifusión (BBG) propuso la creación de una organización privada, para financiarla “sin fines de lucro”, con trasmisiones hacia América Lati- na, incluida Cuba, perdiendo su característica de emisora federal.19

El exilio miamense ejerce una actividad mer- cenaria en el terrorismo anticubano, auspiciado y entrenado por las principales agencias de Estados Unidos. Frente al recrudecimiento de actos terro- ristas, el gobierno cubano decidió infiltrar a va- rios agentes, con la finalidad de detectar actos de violencia, o sea, de prevenir el terrorismo. El 12 de septiembre de 1998, el Buró Federal de Investi- gaciones (FBI) arrestó a cinco infiltrados entre los

19“Organización privada se encargará de gestionar Radio y TV Martí”, Cubadebate, 11 de febrero de 2015, www. cubadebate.cu.


grupúsculos terroristas: René González Sehwe- rert, Ramón Labañino Salazar, Fernando Gonzá- lez Llort, Antonio Guerrero Rodríguez y Gerardo Hernández Nordelo, sancionados con la máxima pena de acuerdo a las leyes estadounidenses (por ejemplo, uno de ellos fue condenado a 2 cadenas perpetuas y 15 años).

Después de 16 años de cautiverio en celdas de máxima seguridad para estos estos cinco héroes, dos expira ron su condena y tres de ellos fueron liberados el 17 de diciembre de 2014, por decisión del jefe de gobierno, tras un reclamo universal.

A pesar del sistemático y multifacético terroris- mo aplicado contra Cuba, resulta paradójico que la isla esté incluida en el selectivo grupo de Esta- dos patrocinadores del terrorismo internacional emitido por el Departamento de Estado en Was- hington. Un especialista opina que “la pertinaz inclusión de Cuba es uno de los temas de la hos- tilidad que más irrita a nuestro país y considera la designación un impedimento para el progreso de las relaciones y una cruel hipocresía que sirve de cobertura política a la justificación de Washing- ton para la imposición de sanciones económicas acompañadas de la perpetuación de la propagan- da contrarrevolucionaria”.20

Además de Cuba, solo Sudán, Irán y Siria con- tinúan clasificados como Estados patrocinado- res del terrorismo. Corea del Norte fue tachado en 2008, mientras que Pakistán, calificado por Washington como refugio de terroristas islámi- cos, nunca ha sido clasificado. Tampoco Arabia Saudita, de donde procedió una mayoría de los terroristas vinculados con los ataques del 11 de septiembre.

Otro pretexto para mantener a Cuba en la lista es que algunos miembros del grupo rebelde de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) viven en Cuba, argumento debilitado al constituirse en garante de la paz del país surame-

ricano, durante las negociaciones entre el gobier- no y las FARC-EP.

La inclusión de Cuba en la lista de estados te- rroristas es una mentira retórica obsoleta man- tenida por un antagonismo de décadas entre dos ideologías opuestas, que todo el tiempo ha difi- cultado el avance hacia un mejoramiento de las relaciones. Para resolver este problema, han abo- gado en el continente latinoamericano y caribeño el ALBA-TCP y la CELAC, en sus III Cumbres, mediante declaraciones consensuadas por sus 33 Estados miembros.

El ciberterrorismo también se expande en nues- tro continente, no es privativo del espionaje entre los aliados más desarrollados del planeta. No bas- tó el terrorismo mediático y por ello se aplica en el último bienio fundamentalmente por la NSA21 y la USAID.

Las acciones anticubanas más recientes vincu- ladas al ciberterrorismo y al terrorismo mediático ocurrieron en 2013 y 2014: