Nueva Época
Número 02
Investigador y Director del departamento de Marxismo de la Academia de Marxismo, Academia de Ciencias Sociales de China.
Numero Orcid: 0000-0001-9728-5425
Lenin una vez definió al imperialismo como la fase superior del capitalismo, ya que la propiedad se separó de la función de gestión, es decir, el gran capi- tal se divorció de la gestión de empresas, que estaba en manos de administradores profesionales. Hoy en día, el neoimperialismo es la etapa final del imperialismo porque el gran capital está separado de la producción misma y depende de su poder para apropiarse de los beneficios. Lenin sostuvo que la etapa imperialista del capitalismo surgió en Europa en torno a principios del siglo XX. Este artículo sostiene que la etapa del neoim- perialismo surgió en la década de 1970. En opinión de Lenin, la característica económica clave del imperialis- mo fue la exportación de capitales. En este artículo se considera que la exportación del papel moneda es la clave económica característica del neoimperialismo. Desde que el intercambio de papel moneda por oro dejó de ser posible tras el colapso del sistema de Bret- ton Woods, este dinero en esencia equivale a pagarés Yo Te Debo (IOU en inglés).1 Además, el neoimpe- rialismo utiliza los derechos de propiedad intelectu- al para calcular las rentas y los cargos tributarios por exceso de emisiones de carbono. Las naciones neoim- perialistas que exportan IOU se involucran en luchas entre sí a medida que se producen cambios en su fuer- za relativa. El fin del neoimperialismo y la completa
desaparición del capitalismo no son solo inevitable, pero tampoco particularmente distante.
Abstract
Lenin once defined imperialism as the highest stage of capitalism, since ownership was separated from the function of management, i.e., big capital was divorced from the running of enterprises, which was in the hands of professional managers. Nowadays, neo-imperialism is the final stage of imperialism because big capital is separated from production itself, and relies on its pow- er to appropriate the benefits. Lenin maintained that the imperialist stage of capitalism emerged in Europe around the beginning of the twentieth century; this ar- ticle holds that the stage of neo-imperialism emerged in the 1970s. In Lenin’s view, the key economic char- acteristic of imperialism was the export of capital. In this article, the export of paper money is considered the key economic characteristic of neo-imperialism. Since exchanging paper money for gold ceased to be possi- ble following the collapse of the Bretton Woods system, this money in essence amounts to IOUs. Furthermore, neo-imperialism utilizes intellectual property rights to exact rents, and charges carbon tributes for excess
*Este artículo fue traducido del chino por el Dr.C. Dongyun Han de la Academia de Marxismo, Academia China de Ciencias Sociales, China y del inglés por el Dr.C. Ruvislei González Sáez del Centro de Investigaciones de Política In- ternacional, Cuba.
1Un pagaré es diferente de un IOU porque un pagaré dice que una persona devolverá el dinero y compone cuando tiene que pagarlo, la manera de pagarlo y otros detalles adicionales. Un IOU solamente dice que una persona debe una deuda a otra persona.
carbon emissions. Neo-imperialist nations that export IOUs engage in struggles against one another as chang- es occur in their relative strength. The end of neoimpe- rialism and the complete demise of capitalism are not only inevitable, but also not particularly distant.
Key Words: Neo-imperialism, Imperialism, IOUs, United States, intellectual property, Socialism.
A principios del siglo XXI, Robert Cooper, ase- sor de política exterior del primer ministro britá- nico, llamó abiertamente a un “nuevo imperialis- mo”, que dividió en tres categorías. El primero fue el “imperialismo voluntario”, llevado a cabo por organismos internacionales como el Fondo Mo- netario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). El segundo fue el “imperialismo de vecinos”, visto, por ejemplo, en el protectorado ejercido por la Organización de Naciones Unidas (ONU) so- bre Bosnia y Kosovo. El tercero fue el “imperialis- mo cooperativo” de estilo europeo (Wang, 2002). Sebastian Mallaby, columnista de The Washington Post, respondió sosteniendo que el imperialismo era necesario para controlar el caos anárquico de la comunidad internacional. Argumentó que “la experiencia, había demostrado que las opciones no imperialistas, en particular, la ayuda exterior y varios esfuerzos de construcción de la nación ‘no eran’ del todo fiables” (Wang, 2002). El colum- nista del Financial Times, Martin Wolf, también afirmó que “si las amenazas de... Estados fallidos” iban a “volverse intolerables para otros países en el mundo, se podría imaginar una especie de im- perialismo defensivo” (Li y Zhu, 2005).
El escritor indio Arundhati Roy señaló que el mundo ya estaba bajo un “nuevo imperialismo” controlado por Estados Unidos. Este tipo de nuevo imperialismo, sostuvo, era una versión mejorada del antiguo imperialismo, e incluía librar guerras, manipular los medios, monopolizar la economía, saquear los recursos, establecer bloqueos, así como el fomento de agentes extranjeros, etc. (Roy, 2004).
Ya a principios de la década de 1990, cuando el entonces presidente republicano de Estados Uni- dos, George H. W. Bush, en un discurso sobre el es- tado de la Unión, propuso la idea de establecer un “Nuevo Orden mundial”, y proclamó que Estados Unidos asumiría el papel de liderazgo en la realiza- ción de esta tarea. El ex primer ministro británico Edward Heath señaló que si Bush tenía la intención de imponer al mundo el orden que eligió, ese era “un tipo del nuevo imperialismo” (Wang, 2002). Después de los acontecimientos en Kosovo, el pre- sidente demócrata de Estados Unidos, Bill Clinton en uno de sus discursos citó los ejemplos de los imperios, Romano, Mongol y Británico, y procla- mó que para servir a sus intereses divinos, Estados Unidos se convertiría en el único y último imperio en la historia de la humanidad (Wu y Hu, 2003). Esto ilustra que los dos partidos políticos que os- tentan el poder alternativamente en los Estados Unidos sirven al nuevo imperialismo.
John Bellamy Foster ha señalado que los intelec- tuales estadounidenses y la elite política del país abrazan calurosamente una misión abiertamente “imperialista” o “neoimperialista” para los Esta- dos Unidos. En el lenguaje oficial de Washington, el uso de términos como “imperio” e “imperia- lismo” es bastante “regular”, aunque esto está su- jeto a varias condiciones: primero, este uso debe ser acompañado de un énfasis vigoroso en que los motivos de los Estados Unidos son benevolentes; en segundo lugar, se debe evitar en la medida de lo posible la mención del imperialismo económi- co, y las referencias a los conceptos de “imperio” e “imperialismo” dentro de la esfera militar y políti- ca deben ser cuidadosamente limitados; en tercer lugar, el imperialismo no debe vincularse con el capitalismo y explotación capitalista. Esto ilustra que el imperialismo estadounidense realmente tiene miedo de vincular el imperialismo con mo- nopolización económica y explotación económi- ca (Chen, 2005).
William Tabb sostiene que Estados Unidos pa- rece estar siguiendo el camino que han recorrido
los imperios anteriores, pasando de la actividad de la producción manufacturera como su núcleo a la financiarización y los ingresos de los rentis- tas, y luego quebrar como resultado de una pérdi- da de competitividad y el costo exorbitantemente alto de mantener el imperio. Sin embargo, tam- bién cree que a los ojos de la elite, es una mejor estrategia seguir enriqueciéndose y mantener el poder durante el período de decadencia nacional. Para la elite por lo tanto, parece que no hay mejor alternativa, incluso si finalmente se trata de un re- sultado de suma-negativa (Tabb, 2006).
Immanuel Wallerstein sostiene que las esperan- zas de los “neoimperialistas” estadounidenses de que los problemas que enfrenta actualmente su país pueden resolverse mediante esfuerzos para fortalecer la hegemonía estadounidense son equi- vocadas. Este poderoso imperio, como los impe- rios del pasado, colapsará desde adentro, debido a su excesiva expansión hacia afuera y haciendo alarde de su superioridad. Cada imperialismo, por fuerte que sea económica y militarmente, está condenado a caer al final, porque va en contra de la tendencia de la historia, y obtendrá poco apoyo para promover una causa injusta (Wu, 2006).
Definición de la etapa neoimperialista En “El imperialismo, fase superior del capitalis- mo”, Lenin señaló: “El capitalismo sólo se convir- tió en imperialismo capitalista en una etapa defi- nida y muy alta de su desarrollo, cuando algunas de sus características fundamentales comenzaron a transformarse en sus contrarias (...) Económica- mente, lo principal en este proceso es el desplaza- miento de la libre competencia capitalista por el monopolio capitalista” (Lenin [1916] 2011: 265). El capitalismo en Europa se transformó en im- perialismo a principios del siglo XX. Lenin expli- có, “Es característico del capitalismo en general que la propiedad del capital esté separada de la aplicación del capital a la producción, que el ca-
2De ahora en adelante solo se pondrá dólar.
pital dinero se separa del capital industrial o pro- ductivo, y que el rentista que vive enteramente de la renta obtenida del capital dinerario, se separa del empresario y de todos los que están directa- mente interesados en la gestión de capital. El im- perialismo, o la dominación del capital financiero, es la etapa más alta del capitalismo en la que esta separación alcanza grandes proporciones” (Lenin [1916] 2011: 238).
Posteriormente, Lenin afirmó que “el rasgo ca- racterístico del imperialismo no es el capital in- dustrial, sino el financiero” (Lenin [1916] 2011:
268) y que “típico del antiguo capitalismo, cuan- do la libre competencia dominaba de forma indi- visa, era la exportación de mercancías. Típico de la última etapa del capitalismo, cuando los mo- nopolios gobiernan, es la exportación de capital” (Lenin [1916] 2011: 240).
La etapa del imperialismo que describió Lenin duró hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial. Para entonces, Estados Unidos se había converti- do en el país imperialista más poderoso del mun- do, fortaleciendo su posición monopolística y he- gemónica en el grupo de países que aprovecharon el declive de los viejos países imperialistas como el Reino Unido, Francia, Alemania, Japón, etcéte- ra. “El acontecimiento histórico fue la conferencia de Bretton Woods celebrada en julio de 1944, que estableció la hegemonía del dólar estadouniden- se. En diciembre de 1945, se firmó oficialmente el acuerdo, conduciendo al establecimiento del sis- tema monetario mundial capitalista con los Esta- dos Unidos en su núcleo, y con el FMI y el BM, que durante mucho tiempo ha sido controlado por los Estados Unidos” (Yang, 2009).
La clave del sistema de Bretton Woods era que el dólar estadounidense estaba vinculado al oro, mien- tras que las monedas de otros países al dólar esta- dounidense.2 La posición monopolística del dólar quedó así establecido en el sistema de acuerdos co- merciales internacionales. En términos generales,
los símbolos de moneda se aplicaban solo dentro de un país, mientras la moneda aceptada univer- salmente en todo el mundo era el oro. La moneda mundial per se no tiene su propio símbolo moneta- rio, pero el sistema de Bretton Woods significó que el papel de la moneda mundial fuese asumida su- brepticiamente por el dólar.
Sin embargo, los Estados Unidos en ese mo- mento todavía pertenecían al tipo del viejo impe- rialismo, y debido a la necesidad de competir con el campo socialista bajo el liderazgo de la Unión Soviética, fortaleció su cooperación con los paí- ses imperialistas de Europa; por lo tanto, las con- tradicciones y conflictos entre ellos no fueron tan intensos como antes de las dos guerras mundia- les. Otros países imperialistas aprovecharon esta oportunidad para seguir su desarrollo a un ritmo más rápido que Estados Unidos, y esto afectó las relaciones de poder que habían existido previa- mente dentro del mundo imperialista. En la opi- nión de Harvey, alrededor de la década de 1970, “Estados Unidos se enfrentó por primera vez al desafío de Alemania Occidental y Japón en el sector de la producción, la competencia de cuya emulación en la manufactura hizo que Estados Unidos perdiera su posición dominante en el ám- bito de la producción, cortando uno de los pun- tos clave de la hegemonía estadounidense. Con el fin de contrarrestar las amenazas en el ámbito de la producción, Estados Unidos se esforzó por defenderse a través de sus finanzas para mante- ner su posición hegemónica que se desmoronaba” (Duan 2009: 118).
Además del “desarrollo desigual”, Lenin tam- bién mencionó otro factor que alteró la correla- ción de fuerzas entre los países imperialistas, que era “la guerra”. La derrota sufrida por los Estados Unidos en la guerra de Vietnam, y el enorme cos- to de librar el conflicto, asestó un duro golpe al imperialismo estadounidense.
Inicialmente, el gobierno de los Estados Uni- dos se inclinó a mantener el contenido de oro re- presentado por el dólar al nivel estipulado en el
sistema de Bretton Woods, es decir, la conversión de 35 dólares por una onza de oro. Con este fin, Washington restringió incluso la capacidad de los ciudadanos estadounidenses para comprar valo- res extranjeros o prestar dólares a países a través de su impuesto de equiparación de intereses y otras medidas, hasta tal punto como para facilitar la aparición y desarrollo del mercado de eurodó- lares. Sin embargo, los enormes gastos incurridos en la guerra de Vietnam obligaron rápidamente al gobierno de Estados Unidos y los oligarcas finan- cieros estadounidenses para colaborar, abusando de la emisión de dólares para obtener los bienes y materiales necesarios para continuar la guerra.
Con la enorme afluencia de dólares al mercado estadounidense y los volúmenes de bienes y ma- teriales consumidos por la guerra, la inflación se hizo inevitable, provocando el aumento de los pre- cios de los productos básicos de origen estadou- nidense y haciendo rentables las importaciones a gran escala. De este modo, mientras Estados Uni- dos estaba exportando inflación a otros países, un considerable déficit inevitablemente ocurrió en la balanza de pagos de la nación americana. Cuando los países exportan a los Estados Unidos requirió que Washington convirtiera el excedente de dó- lares en oro, el sistema de Bretton Woods ya no era desde hace mucho sostenible. Este colapsó en 1973 y el dólar dejó de vincularse al oro.
En consecuencia, la Reserva Federal, el banco central estadounidense de propiedad privada, apro- vechó la oportunidad para eludir su responsabilidad de cambiar el dólar estadounidense por oro. En opi- nión de los economistas occidentales, fue el déficit de pagos internacionales de Estados Unidos lo que provocó la devaluación del dólar y el colapso del sis- tema de Bretton Woods. Pero si se tiene en cuenta la original concepción de la inflación, entonces el ori- gen de la causa de la devaluación del dólar, del défi- cit en los pagos internacionales de Estados Unidos y el colapso del sistema de Bretton Woods es revela- do como un superávit relativo de dólares, es decir, la emisión excesiva de dicha moneda.
Tras la desaparición del sistema de Bretton Woods, el dólar se convirtió en una nota de pa- garé Yo Te Debo (IOU en inglés). En virtud de su derecho a emitir papel moneda en forma de dólares estadounidenses, Estados Unidos esta- bleció cierto señoreaje de personas de todo el mundo. Desde entonces, el precio en dólar de una onza de oro ha subido de 35 dólares esta- dounidenses a 1869,6 dólares el 21 de noviembre de 2020,3 lo que significa que el 98% del valor del dólar se ha erosionado. Sin embargo, el co- lapso del sistema de Bretton Woods no significó que el dólar perdiera su posición como el símbo- lo de la moneda mundial. Esto se debe a que el imperialismo estadounidense forzó sin escrúpu- los a la miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para liquidar transacciones vinculadas al comercio de petró- leo exclusivamente en dólares y elevó el precio de este en dicha moneda, lo que obligó con éxito a los países importadores de petróleo a mante- ner reservas de IOUs en dólares y a utilizarle en- tonces como moneda mundial efectiva.4 Desde entonces, “Estados Unidos, a través de canales virtuales como la emisión de dólares, bonos del gobierno, acciones y una gran cantidad de deri- vados financieros globales, ha provocado que los recursos físicos (recursos naturales, laborales y de capital) de todo el mundo se viertan incesan- temente en los Estados Unidos. La nación ame- ricana produce dinero y otros países producen productos básicos” (Yang, 2014).
Claramente, un fenómeno económico de espe- cial significación apareció en el imperialismo esta vez: la exportación de IOUs. Este fenómeno no tuvo un paralelo cercano con el antiguo imperia- lismo. La exportación de IOUs significó que gran- des conglomerados de capital comenzaron a se- pararse de la producción y a obtener beneficios, a través de poderes como el derecho a emitir papel
moneda, en lugar de explotar directamente a los trabajadores industriales. De este modo, surgió el neoimperialismo.
El académico nacido en el Reino Unido, David Harvey ha señalado, “La fuerte ola de financiari- zación que se produjo después de 1973 ha sido igualmente espectacular para su estilo especula- tivo y depredador. Promociones de acciones, es- quemas Ponzi, destrucción de activos estructura- dos a través de la inflación, despojo de activos a través de fusiones y adquisiciones, y promoción de niveles de endeudamiento que reducen pobla- ciones enteras, incluso en países capitalistas avan- zados, al peonaje por deudas, por no hablar del fraude empresarial y el despojo de activos (el alla- namiento de fondos de pensiones y su aniquila- ción por acciones y colapsos empresariales) por manipulaciones de crédito y acciones” (Harvey 2003: 147).
El año 1973 marcó efectivamente el momento en que emergió el neoimperialismo. Desde enton- ces, el mundo ha entrado en la última etapa de la era imperialista, es decir, el neoimperialismo.
Comparada con la exportación de capitales bajo el antiguo imperialismo, la exportación de IOUs bajo el neoimperialismo tiene una mancha más fuerte de imperios y depredación imperial. Esto es porque el capital que exportaba el viejo imperialismo poseía cierto contenido de valor, obtenido como plusvalía generada a través de la inversión de capital y como tributo incautado de otros países. Por el contrario, el neoimperialismo obliga a otros países a intercambiar su capital pro- ductivo y mercancías por IOUs neoimperialistas. Es decir, exige que otros países le permitan utili- zar IOUs para comprar sus industrias y produc- tos básicos, así como sus gustos, de esta forma,
3Datos obtenidos de: http://forex.eastmoney.com/, el primero de noviembre de 2020. 4El valor en dólares de chips de computadoras ha sobrepasado ahora el del petróleo.
adquiere una primera ronda de beneficios tribu- tarios. El Neoimperialismo entonces utiliza el ca- pital productivo que ha adquirido de otros países a cambio por dólares IOUs (en efecto, la exporta- ción de estos países de su capital) para aprovechar más valores excedentes y obtienen una segunda ronda de beneficios tributarios.
Bajo el emperador francés Napoleón III, el ban- co Crédit Mobilier planeó una vez utilizar sus pro- pias acciones y otros valores para comprar varias empresas industriales clave para convertirse en propietario, y el emperador mismo en director supremo, de toda la industria francesa a gran es- cala (Marx [1856] 2010: 11). Hoy, oligarcas finan- cieros neoimperialistas han logrado con destreza lo que el emperador imperialista no logró, y por medios que no les costó nada, pero que les repor- taron enormes ganancias.
Los dólares estadounidenses no son solo IOUs, sino que también representan una deuda; como las notas de banco en tiempos tempranos, repre- senta una responsabilidad de la Reserva Federal, la institución financiera que los emite. Las expor- taciones de IOUs en dólares son equivalentes a las exportaciones de los pasivos de la Reserva Federal y los oligarcas financieros estadounidenses. Si se puede decir que el viejo imperialismo expropió la riqueza de otros países a través de su condición de país acreedor, el neoimperialismo expropia la riqueza de otros países a través de su condición de deudor.
Para preservar la posición del IOU en dólares y mantener el contenido de oro del papel moneda de otros países, los economistas occidentales enfa- tizan deliberadamente que el oro ya no es dinero; el oro, sostienen, es inútil, no tiene la misma ca- pacidad de almacenar valor que los bienes raíces, etc. De esta manera, buscan persuadir a la gente y a otros países en particular, para abandonar sus te- nencias de oro. Estados Unidos, por el contrario, no cede ni una pequeña parte de su reserva de oro. Sin embargo, si Estados Unidos tiene la inten- ción de saquear a personas de todo el mundo y
exportar IOUs de dólares de manera sostenible, debe disuadir a otros países de convertir sus te- nencias de IOUs en dólares, y obligarlos en su lugar a almacenar estos dólares IOUs en grandes cantidades. De lo contrario, estos otros países usa- rían sus IOUs en dólares para comprar productos básicos de los Estados Unidos. Al mismo tiempo, Washington también debe retirar en cierta medi- da algunos de los IOUs en dólares y reutilizarlos. Ciertamente, este retiro no equivale a una liqui- dación; usando medios que serán explicados, la nación americana recupera estos IOUs en dólares casi sin compensación. No es difícil para este país, con su posición hegemónica en el ámbito econó- mico, militar e ideológico global, lograr esto.
Primero, Estados Unidos utiliza otro tipo de IOU, el bono nacional, para volver y cubrir los IOU de papel moneda. Estos últimos son pasivos de los propios oligarcas financieros; esto se debe a que la Reserva Federal, el banco central de Esta- dos Unidos que emite los IOUs de papel moneda, es propiedad privada de los oligarcas financieros y no del gobierno. Los bonos nacionales, por su parte, son pasivos de todo el pueblo. La oligarquía financiera retira IOUs de papel moneda utilizan- do el poder estatal que controla para emitir IOUs en forma de bonos nacionales con la excusa de que está “salvando el mercado” y posteriormente devuelve estos billetes IOUs en sus propias ma- nos. De esta manera, transfiere aún más sus res- ponsabilidades a todo el público.
Estados Unidos atrae a otros países a comprar bonos nacionales estadounidenses prometiendo ciertas ganancias. Los bonos pagan intereses, lo que genera ganancias menores, mientras que el papel moneda estadounidense no paga intereses. Mientras tanto, los economistas e ideólogos oc- cidentales abogan constantemente a favor de los bonos nacionales estadounidenses, haciendo hin- capié en la seguridad de estos lazos y su capacidad para preservar el valor. Discípulos de estos eco- nomistas e ideólogos de las instituciones finan- cieras en otros países son considerados “talentos
superiores”, ocupan puestos destacados e incluso ejerciendo un control general. De esta manera, la estrategia de Estados Unidos se implementa lite- ralmente en estos países.
El interés de los bonos nacionales de Estados Unidos todavía se paga en IOUs de dólares y la razón por la cual los bonos parecen mantener su valor es que los economistas occidentales subesti- man deliberadamente el grado de inflación. Du- rante los 49 años transcurridos entre 1971 y 2020, el sistema de Bretton Woods colapsó y el precio en dólares estadounidenses de una onza de oro su- bió, como se mencionó anteriormente, de 35 dó- lares estadounidenses a 1869,6 dólares estadouni- denses. Esto significa que durante este período la verdadera tasa de inflación en los Estados Unidos no fue inferior al 8,46%. No hace falta decir que el promedio de la tasa de interés de los bonos na- cionales de Estados Unidos ha sido mucho menor que esto. Los bonos nacionales estadounidenses no tienen “valor preservado” para sus comprado- res, sino que les ha traído enormes pérdidas.
Al echar un vistazo al siglo XIX, cuando Marx señaló que la empresa de la India Oriental británi- ca intentó en un momento abrir un préstamo en Calcuta. La oferta de préstamo, sin embargo, re- sultó un completo fracaso. Los indios rechazaron este plan, “que no solo restauraría la supremacía inglesa a expensas del capital indio, pero al mis- mo tiempo, en un camino tortuoso, abren las acu- mulaciones nativas al comercio británico” (Marx [1858] 2010: 445). Sin embargo, por medios de la conversión de los IOUs antes mencionados, Esta- dos Unidos logra ahora, en varios países, incluida China, lo que el Imperio Británico no logró en las colonias india.
Al mismo tiempo, Estados Unidos y sus parti- darios amenazan e intentan intimidar a los paí- ses que poseen grandes cantidades de bonos na- cionales estadounidenses, buscando disuadirlos de descargar estos IOUs de responsabilidad. Por
5Ver en: https://finance.qq.com/a/20121102/003831.htm.
ejemplo, el entonces director general de China In- vestment Corporation, Xiqing Gao, comparó una vez las enormes cantidades de bonos mantenidos por China a una bomba atómica: “Si los gobier- nos vierten estos bonos en el mercado, las ganan- cias de los dólares estadounidenses se reducirán a cero. Entonces a China y Estados Unidos no le quedará nada” (Liu, 2009). Sin embargo, el hecho de que China tiene estos IOUs de responsabilidad en sí, significa que no queda nada. En un discurso en un Foro de la cumbre del Financial Times en 2012, señaló Yongding Yu; “Los activos netos de China tienen un valor de casi 2 billones de yua- nes, es decir, usted ha prestado el dinero a varios países del mundo. Es lógico que China cobre in- tereses todos los años. Sin embargo, China pagó 27 000 millones de yuanes como intereses a otros países. En otras palabras, el acreedor no solo no puede recibir intereses, sino que paga intereses al deudor”.5
De acuerdo con las teorías relevantes en la dis- ciplina de las finanzas, si una cartera de crédito y la deuda generan ingresos netos, representa ca- pital o un activo; si resulta en un gasto neto, es un pasivo. Si los datos anteriores son correctos, la cartera de crédito y deuda de China rinde netos ingresos sólo en términos formales, mientras que de hecho constituyen un pasivo neto. Marx dijo una vez que “una nación que trabaja en el merca- do no puede ser robada de la misma manera que una nación de pastores” (Marx [1857-1858] 2010: 35). Este tipo de cartera de “activos” sólo es po- sible en la era neoimperialista. Sin embargo, in- cluso si no hubiera bonos nacionales, los IOUs en dólares también convertirían a Estados Unidos en el mayor deudor en el mundo.
Al utilizarse el mercado financiero internacio- nal que controla el neoimperialismo, se crea cri- sis en un intento por recuperar los IOUs en dóla- res. Un ejemplo típico se vio a finales del siglo XX cuando el titán financiero estadounidense George
Soros personalmente inició un ataque financie- ro a los países del Sudeste Asiático. “Soros pidió prestado grandes cantidades en monedas locales de los bancos, vertió este dinero en el mercado de divisas convirtiendo las sumas en dólares y otras monedas fuertes, y luego, después de que las mo- nedas locales se hubieran devaluado, compró es- tas monedas a un precio reducido. Después de pa- gar los préstamos bancarios y los intereses, pudo hacer un gran lucro” (Zhang, 1999: 99).
Para evitar una devaluación sustancial de su mo- neda nacional (que como papel dinero, es de hecho un símbolo de moneda), varios países del Sudeste Asiático tuvieron que emplear sus reservas en dó- lares para comprar la moneda local que se había vendido en el mercado de divisas. Las enormes ga- nancias obtenidas por los titanes financieros se ori- ginaron así en las pérdidas cambiarias sufridas por los países del Sudeste Asiático. Como este ejemplo ilustra, al neoimperialismo no sólo le despreocu- paba la perspectiva de que estos países del Sudeste Asiático exigieran que Estados Unidos les devol- viera la riqueza perdida. El Neo-imperialismo tam- bién obligó a estos países en un momento posterior a pagar un tributo adicional a los Estados Unidos, recomprando bonos en dólares estadounidenses para recargar sus reservas.
Las crisis, por supuesto, no siempre se crean fácilmente; es necesario hacer el mejor uso de circunstancias disponibles. En ausencia de gran- des crisis, el neoimperialismo con el fin de hacer ganancias y recuperar los bonos en dólares esta- dounidenses se aprovecharán de la especulación, manipulando el tipo de cambio y los mercados de derivados financieros. En el Libro de 2011 de Zhang “Presentando una demanda contra Gold- man Sachs”, las empresas chinas deben hacer frente al fraude financiero de cómo los oligarcas financieros de Estados Unidos utilizan los deriva- dos financieros para obtener enormes beneficios de las enormes pérdidas sufridas por las empresas chinas, y recuperar los IOUs en dólares estadou- nidenses en este camino.
Durante el período en que las monedas se ba- saban en metales preciosos, los tipos de cambio entre varias monedas nacionales fueron determi- nados principalmente por las cantidades de meta- les preciosos a los que correspondían las unidades monetarias, y el saldo de las monedas internacio- nales. El comercio no afectó a esta determinación. En la era de los IOUs de papel moneda, sin em- bargo, Estados Unidos ha utilizado el dólar para invertir en otros países, cuando hace ganancias a corto plazo a partir de la fluctuación de los tipos de cambios y de demandas para poder convertir- las en dólares. A veces, esto incluso ha creado cri- sis cambiarias en los países anfitriones, generan- do a Estados Unidos grandes oportunidades en su beneficio.
Por ejemplo, si un comerciante estadouniden- se invierte 1 millón de dólares en otro país para comprar activos, en ese país cambia esos dólares por 8 millones de unidades de la moneda del país al tipo de cambio correspondiente, el país enton- ces posee un millón de dólares como reserva de divisas. Después de eso, el comerciante de Estados Unidos obtiene ganancias a una tasa de ganancia del 25%, y con capital e intereses, por lo tanto tie- ne 10 millones de unidades de moneda del país. El comerciante estadounidense decide entonces retirar su inversión y convertir sus tenencias de la moneda del país a dólares. Sin embargo, los úni- cos dólares que posee el país son el millón que inicialmente invirtió el comerciante. Por lo tanto, el tipo de cambio de la moneda del país al dólar se reduce a 1:10, y el comerciante estadounidense puede recuperar solo el millón de dólares que in- virtió en al principio, o el país tiene un superávit comercial de 250 000 dólares, que mantendría el tipo de cambio en 1: 8.
Una suma de 1,25 millones de dólares estadou- nidenses es entonces requerido para volver a cam- biar los 10 millones de unidades de la moneda del país que el comerciante sostiene. En el primer caso, una crisis monetaria bien podría resultar en el país, y posteriormente otros comerciantes
estadounidenses podrían usar sus dólares esta- dounidenses para adquirir más de los activos, ya que los precios de los activos del país no podrían subir al mismo ritmo que la devaluación de la moneda local. En el último caso, aunque los be- neficios fueron obtenidos por el comerciante esta- dounidense, Estados Unidos probablemente acu- saría al otro país de ser responsable del superávit comercial y exigiría que el otro país otorgue bene- ficios adicionales a los Estados Unidos.
No por casualidad, el Chicago Board Options Ex- change comenzó a operar inmediatamente después del colapso del sistema de Bretton Woods, y simul- táneamente, las teorías surgieron en relación con las fórmulas de fijación de precios de opciones. Cuando la crisis financiera en el Sudeste Asia estalló en 1997, los investigadores que presentaban tales fórmulas recibieron el Premio Nobel de Economía neoimpe- rialista. Los derivados de futuros son opciones que se han introducido en nombre de evitar o cubrir riesgos, sin embargo, son precisamente las herra- mientas que crean riesgos, como se ha analizado en términos de teorías científicas (Yu, 2008).
Después de que estallara la crisis de los bonos hipotecarios de alto riesgo en mayo de 2007, Chi- na Investment Corporation, que acababa de inver- tir una gran cantidad en Blackstone, en Estados Unidos, perdió casi la mitad de su inversión en menos de un año.6 Cuando el neoimperialismo hizo uso de sus IOUs para extraer los activos chi- nos, fue a exigir un descuento adicional, y adqui- rió estos activos de alta calidad a un precio ex- cepcionalmente bajo, es decir, por muchos menos IOUs. Algo similar ha sucedido cuando los inte- reses neoimperialistas han comprado acciones en bancos comerciales chinos y grandes empresas estatales. Si las empresas en China no adquieren derechos de uso de la tierra libres de cobro, los compran a un costo mucho menor que el que pa- gan las empresas de propiedad nacional.
En tercer lugar, el neoimperialismo se aprove- cha de su monopolio sobre los productos básicos y su consiguiente poder de fijación de precios. Los precios se cobran en IOUs de dólares y debido a que los precios de las materias primas industria- les se establecen en un nivel extraordinariamente alto, los países que necesitan importar estos mate- riales se ven obligados a reservar enormes canti- dades de dólares IOUs. Cuando Iraq, bajo el lide- razgo de Saddam Hussein intentó utilizar el euro para acuerdos de liquidación de exportaciones de petróleo, los neoimperialistas de Estados Unidos inventaron una historia, pasaron por alto a las Naciones Unidas, lanzaron una guerra flagran- temente, derrocaron a Saddam y ocuparon Irak. El neoimperialismo también invadió el ámbito de los productos agrícolas, controlando las semillas de los cultivos a través de tecnología transgénica. Usando su monopolio en esta área, los neoimpe- rialistas obligan a países que han sido indepen- dientes en la producción agrícola durante miles de años para importar semillas de cultivos, lo que no solo amenaza la supervivencia de las poblacio- nes locales, sino también obliga a los países invo- lucrados a mantener IOUs en dólares con el fin de importar estos materiales necesarios.
Cuarto, el neoimperialismo se propone obli- gar a otros países a aumentar sus posesiones de los IOUs neoimperialistas. John Connally, quien fue Secretario del Tesoro bajo la administración de Nixon, una vez señaló que “es nuestra mone- da, pero es su problema” (Tabb, 2006).7 Tabb cree que los acreedores de Estados Unidos son reacios a permitir que el dólar caiga demasiado, consi- derando que la devaluación de esta moneda les causará graves pérdidas (sus tenencias en dólares comprarán menos cuanto mayor sea el valor de cambio de la caída del dólar). Los acreedores esta- dounidenses se ven obligados a seguir prestando IOUs a los Estados Unidos (Tabb 2006). Thomas
6Ver: “Lessons from Losses China Investment Corporation Suffered Investing in Blackstone Group.” [En chino] 14 de fe- brero de 2014, http://finance.sina.com.cn/review/20080215/08354507014.shtml.
7La cotización se refiere al dólar estadounidense.
Burnet, profesor de la Academia Naval de los Es- tados Unidos, señala: “En las áreas asiáticas, gas- tamos solo una pequeña cantidad de papel mone- da a cambio de abundantes productos y servicios. Somos lo suficientemente inteligentes como para saber que todo esto no es justo. Cuando enviamos este papel moneda, debemos proporcionar un producto que tenga valor real: la Flota del Pací- fico de los Estados Unidos. Este es el poder duro de Estados Unidos. La nación americana puede proporcionar suficiente poder económico para establecer su hegemonía militar. Si hay alguien que dude del modelo estadounidense y pretenda encontrar otra forma de lograr un verdadero de- sarrollo, Estados Unidos sacará el arma, y con su estrategia de “guerra sin fin”, creará la posibilidad en varios países del mundo que la guerra les so- brevendrá en cualquier momento, obligándolos a aceptar que Estados Unidos es el que gobierna y debe entrar en el sistema mundial actual” (Lu, 2012).
Algunos han argumentado que estos IOUs (las llamadas reservas de divisas) ascienden a un arma nuclear financiera. Se afirma que los IOUs repre- sentan un derecho de compra propiedad de perso- nas en estos países acreedores, y que en cualquier momento pueden utilizarse para redimir los ac- tivos físicos de los países occidentales. Se dice que cualquier redención futura sería igual a la compra de productos o activos en el extranjero y aliviar la inflación existente en los países acreedores (Meng, 2014). China, sin embargo, quiere comprar una alta cantidad de activos físicos de tecnología occidental, quiere comprar materias primas y ciertas empresas en Occidente, pero es rechazado por varias razones. En estas circunstancias, ¿no es absurdo decir que el derecho de la compra se puede canjear en cualquier momento? Además, cuando estos países acreedores quieren comprar algo de Occidente, el neoimperia- lismo siempre usará más IOUs para extraer activos adicionales de ellos. China ha reducido varias veces
sus participaciones de los bonos nacionales de Esta- dos Unidos, pero estos esfuerzos nunca han dura- do mucho; después de cada reducción las tenencias de bonos nacionales estadounidenses de China han aumentado nuevamente, lo que representa una lec- ción. Por ejemplo: “El 15 de diciembre de 2011, da- tos del Tesoro de los Estados Unidos mostraron que en octubre de ese año China redujo sus tenencias de bonos nacionales de Estados Unidos en la suma de 14 200 millones de dólares, pero hasta ahora, China sigue siendo el mayor país acreedor de los Estados Unidos, con participaciones de bonos nacionales es- tadounidenses por valor de 1,1341 billones de dóla- res” (Guo, 2012).
En 2018 se informó que hasta enero de ese año las tenencias totales de China de bonos naciona- les estadounidenses habían aumentado a 1,1682 billones de dólares estadounidenses (Liu y Yang, 2018).
Aunque con el tiempo el sector financiero chi- no ha aumentado sus tenencias de dólares y bo- nos nacionales estadounidenses, la vasta exporta- ción de los Estados Unidos de sus IOUs en dólares no puede ser sostenido. El 15 de julio de 2014, se informó que China, Brasil, Rusia, India y Sudá- frica había firmado la Declaración de Fortaleza en Brasil, fundando el Banco de Desarrollo de los BRICS y el establecimiento del Acuerdo de Re- serva para Contingente BRICS.8 La razón por la cual estas dos instituciones financieras, cada una de las cuales tenía un fondo de 100 000 millones de dólares, pudieron establecerse es precisamente porque los países BRICS tienen demasiados IOUs en dólares. La fundación de estos organismos re- ducirá en gran medida la demanda de los países en desarrollo por IOUs en dólares. Además, el es- tablecimiento de estas dos instituciones financie- ras detiene también otras ilusiones por parte del neoimperialismo. Con la creación de los mecanis- mos financieros BRICS, la deuda y las relaciones crediticias de China, especialmente sus relaciones
8Ver en: http://finance.sina.com.cn/world/20140717/135319733784.shtml.
de deuda, se desviarán cada vez más a las institu- ciones financieras de los países BRICS emergen- tes, a fin de mantener el buen funcionamiento del sistema financiero BRICS. Esto significa que el sa- queo inteligente del tipo de cartera de “activos” llevado a cabo por el neoimperialismo en las for- mas mencionadas anteriormente se reducirá con- siderablemente.
Lo irónico es que tras el estallido de la crisis fi- nanciera en Estados Unidos, el valor de los IOUs de dólares, en comparación con los IOUs de papel moneda de otros países aumentó. Una razón cla- ve de esto fue que durante la crisis el Estados Uni- dos, como el viejo imperialismo, “pagó” las deudas que tenía con otros países y con la gente común en una cantidad no pequeña al ir a la quiebra; Las empresas chinas sufrieron un retraso en los pagos provenientes del exterior que totalizaron alrededor de 100 000 millones de dólares y Estados Unidos era el país deudor más grande.9 Esta crisis también significó un “auto-rescate” del neoimperialismo, ya que Estados Unidos no necesitaba a otros países para salvarse en absoluto. Otra razón por la que los IOUs en dólares estadounidenses volvieron a ser “fuertes” fue que había asumido subrepticiamente la posición de una moneda mundial, y se benefi- ció de un enorme aumento de la demanda causada por la escasez de dinero que resultó de la crisis. Sin embargo, la gran devaluación del dólar en relación con la verdadera moneda mundial, es decir, oro, ha demostrado que los IOUs en dólares son “fuertes” sólo en un sentido relativo, en comparación con otros IOUs de papel moneda. En comparación con el dinero real, los IOUs en dólares son extremada- mente débiles (Yu, 2011: 35).
En el pasado, el antiguo imperialismo utilizó las patentes e invenciones para aprovechar su venta- ja comparativa en numerosas áreas de la industria.
9Ver en: http://news.sohu.com/20080510/n256775700.shtml.
Comparado con el antiguo imperialismo, el neoim- perialismo va más allá. Incluso si las tecnologías pa- tentadas ayudan a reducir los costos de producción, las patentes se utilizan para hacer subir los precios. El economista ganador del Premio Nobel y concien- zudo académico estadounidense Joseph Stiglitz ha señalado: “Si bien saludamos el descubrimiento en un laboratorio médico del gen que causa el cáncer de mama, esas pacientes sufrirán mucho... Cuan- do la tecnología genética se utiliza como cura para esos pacientes, se les cobrará la tarifa de la patente cada vez. Si esas personas no pueden permitirse los precios exorbitantes que se cobran por los medica- mentos debido a la tarifa de la patente, obviamente se producirán muertes innecesarias.
”Los solicitantes de estas patentes de medica- mentos son obviamente los explotadores. Si un solo partido o grupo con intereses particulares posee un poder absoluto sobre el uso del conoci- miento, esto sirve para incrementar el monopolio. Los factores de monopolio distorsionan la asigna- ción de recursos sociales y, en última instancia, restringen una mayor innovación”.10
El derecho a extraer para el uso del conocimien- to, comúnmente conocido como propiedad inte- lectual, se refiere al derecho exclusivo y legalmen- te reconocido que una persona autorizada tiene sobre algún producto intelectual no físico. La su- puesta razón para otorgar y proteger los derechos de propiedad intelectual es que sin medidas de protección efectivas, no habrá motivación para la innovación y protección adecuada de los inven- tores potenciales con propiedad intelectual para que se dediquen a la investigación y el desarrollo (Jin, 2008). En los círculos jurisprudenciales de Occidente, el derecho a la propiedad intelectual también se considera un derecho humano. Inclu- so hay personas que sostienen que, según la teo- ría del valor del trabajo de Marx, el trabajo puede crear el valor de las mercancías no físicas, es decir, la propiedad intelectual. Todas estas declaraciones
10Ver en: http://finance.sina.com.cn/g/20070402/17193465031.shtml.
y argumentos, sin embargo, son insostenibles y son meras excusas para el saqueo.
Primero, la visión que considera la propiedad como un derecho humano típicamente afirma el dominio de las cosas sobre los seres humanos. En- gels señaló hace mucho tiempo, “El interés propio se apoderó de las potencias industriales recién creadas y las explotó para sus propios fines; estos poderes, que por derecho pertenecen a la huma- nidad, se convirtieron, debido a la influencia de la propiedad privada, en el monopolio de unos po- cos capitalistas ricos y en medios de esclavitud de las masas. El comercio absorbió la industria en sí mismo y, por lo tanto, se volvió omnipotente, se convirtió en el nexo de la humanidad; todas las relaciones personales y nacionales se redujeron a relaciones comerciales y, lo que equivale a lo mis- mo, la propiedad de las cosas, se convirtió en due- ño del mundo” (Engels [1844] 2010: 485).
Se puede observar que en la sociedad capitalis- ta la propiedad intelectual como derecho de pro- piedad, al igual que los derechos de propiedad en general, es una herramienta utilizada para escla- vizar a otras personas. Michael Perelman ha seña- lado que “derechos de propiedad intelectual más fuertes reforzarán las diferencias de clase, socava- rán la ciencia y la tecnología, acelerarán la cor- porativización de la universidad, inundarán a la sociedad en disputas legales y reducirán las liber- tades personales” (Perelman, 2003).
Los músicos de hoy piden la protección de los derechos de autor, pero ¿habría música sin este tipo de protección? ¿Se habría negado Liu Sanjie a cantar sus canciones resistiendo la opresión y alabando el trabajo sin protección de derechos de autor? ¿Solo habría permitido que otros cantaran sus canciones si hubiera recibido un pago? Stiglitz señala, “La mayoría de las innovaciones impor- tantes, incluidas las ideas básicas de la compu- tadora, el transistor y el láser como el descubri- miento del ADN, no surgieron como resultado de
un interés monetario. Todos estos fueron produc- tos de una sed de conocimiento puro”.11
El trabajo puede crear productos de conoci- miento, pero no el derecho a alquilar conoci- miento. Cuando una persona inventa una nueva máquina, esta nueva máquina es un producto de conocimiento que ha creado. Sin embargo, la for- ma en que se produce esta nueva máquina no es un producto, aunque la ley, de la nada, puede pro- clamarlo como un producto y otorgarle a esta per- sona derechos exclusivos sobre ella, privando así a otras personas del mismo derecho para emplear su propio intelecto. Marx afirmó hace mucho tiempo que “la ciencia, en términos generales, no le cuesta nada al capitalista, un hecho que nadie le impide explotarla” (Marx [1867] 2010: 390). Se puede decir que no habrá motivación para la in- novación sin medidas de protección efectivas, en- tonces ¿por qué? por ejemplo, ¿no recibió el físico Einstein el derecho a alquilar conocimientos para su física moderna? Después de todo, las personas que utilizan los resultados de la investigación de físicos, incluido Einstein, para desarrollar centra- les nucleares pueden obtener el derecho a alquilar el conocimiento de la tecnología de las centrales eléctricas. De hecho, “En el caso de la conversión del conocimiento científico o técnico en propie- dad intelectual, el capitalismo moderno vuelve a un arreglo en el que el ganador se lo lleva todo en el que el primero en hacer un reclamo con el sis- tema de patentes supuestamente merece el dere- cho exclusivo al descubrimiento, mientras que no ofrece absolutamente nada a los demás que han contribuido a su creación” (Perelman, 2004: 306- 307).
Obviamente, incluso si este derecho a alquilar conocimiento no sirve para saquear a todos, al menos saquea a las personas que hicieron contri- buciones anteriores.
Además, los mayores beneficiarios del derecho a alquilar conocimientos no son, en muchos ca-
11Ver en: http://www.guancha.cn/sidigelici/2013_07_17_158737.shtml.
sos, los propios inventores, sino quienes compran las patentes concedidas por los inventos. Incluso hay personas que, después de haber comprado la patente de una invención, bloquean consciente- mente la solicitud de la patente. Lenin mencionó una vez que en los Estados Unidos durante la era del viejo imperialismo, “cierto Owens inventó una máquina que revolucionó la fabricación de bote- llas. El cartel alemán de fabricación de botellas compró la patente de Owens, pero la encasilló y se abstuvo de utilizarla” (Lenin [1916] 2011: 276). El neoimperialismo incluso ha otorgado patentes para invenciones que no son de uso práctico o no son fáciles de transformar en fuerzas productivas realistas, pero cuyo único propósito es restringir el desarrollo de los rivales. Esta práctica daña a otros sin crear ningún beneficio, por lo que “es un principio básico establecido por el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Inte- lectual relacionados con el Comercio en el marco de la Organización Mundial del Comercio para prevenir el abuso de los derechos de propiedad intelectual” (Zhang y Shan 2008).
Para resumir en las palabras de Michael Perel- man, “Los derechos monopolistas asociados con la propiedad intelectual elevan los precios, transfi- riendo inmensas cantidades de ingresos y riqueza a las pocas corporaciones que poseen la masa de derechos de propiedad intelectual. Al mantener a millones de personas en una pobreza innecesaria, este sistema frustra sus contribuciones potencia- les al grupo de trabajo universal. Además, la bús- queda de los derechos de propiedad intelectual ha tenido efectos impresionantes en la educación su- perior” (Perelman, 2004: 310).
Como rentistas, los oligarcas financieros neoim- perialistas están completamente separados de la producción. El derecho a alquilar conocimientos les proporciona un flujo de ingresos sin necesidad de que participen en el proceso de producción, en el que se encuentran rara vez expertos en cual- quier caso. Incluso en el campo de la inversión de riesgo, que ha florecido bajo el neoimperialismo,
la situación no es fundamentalmente diferente. En Estados Unidos, las empresas Apple Inc. y Mi- crosoft Corp. fueron incubadas por los fondos de inversión de riesgo de los oligarcas financieros. La inversión de riesgo se ha preocupado mucho des- de hace mucho tiempo por proyectos que invo- lucran patentes de invención, y al realizar inver- siones relativamente pequeñas en investigación y desarrollo en una etapa temprana, los inversionis- tas de riesgo pueden terminar con grandes par- ticipaciones en empresas de alta tecnología. Una vez que la investigación y el desarrollo maduren, y las tareas de fabricación y comercialización se pre- senten, los inversores de riesgo irán típicamente a varios mercados de valores para negociar el res- paldo de la oligarquía financiera. Los inversores de riesgo pueden retener un capital sustancial con el fin de obtener un beneficio a largo plazo de su derecho a alquilar conocimientos. O pueden ven- der sus participaciones, obteniendo en ocasiones beneficios asombrosos.
Con el neoimperialismo apoderándose del dere- cho a alquilar conocimiento, los derechos de pro- piedad intelectual se han convertido en un factor de crucial importancia en los asuntos internacionales. Las luchas por controlar los derechos de propiedad intelectual con el fin de obtener beneficios econó- micos de ellos se han intensificado hasta el punto en que se asemejan a las contiendas entre el bien y el mal (Zhang, 2010). A través de su poder políti- co, económico y militar, especialmente la capacidad de los enormes mercados que controla, el neoim- perialismo ha promovido el derecho a alquilar co- nocimiento. Los derechos de propiedad intelectual finalmente se vincularon al comercio, y se lleva- ron a las negociaciones de la Ronda de Uruguay. El Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Pro- piedad Intelectual relacionados con el Comercio fi- nalmente nació y ha actuado como un grillete para las personas de varios países, en particular los países en desarrollo, ampliando el mundo desarrollado y en desarrollo. Además, en un momento en el que el neoimperialismo se ha apoderado del derecho sobre
conocimiento, no le importa destruir la capacidad de innovación independiente de otros países y evitar que estos posean derechos de propiedad intelectual. Por ejemplo, “en las empresas automotrices que han adoptado el modelo de empresa conjunta, su plata- forma original de investigación y desarrollo ha sido abandonada gradualmente y el equipo de investiga- ción y desarrollo se ha disuelto; como resultado, su capacidad de innovación independiente se ha visto gravemente debilitada” (Ai y Miao 2011).
En circunstancias en las que el neoimperialis- mo busca el derecho a alquilar conocimiento y monopoliza los canales de distribución, se confi- gura una “curva sonriente”. Se acumulan elevados beneficios monopolísticos en los dos extremos de la investigación y el desarrollo y la comercializa- ción, mientras que el eslabón de la producción, que sólo obtiene escasos beneficios, se transfie- re gradualmente a los países en desarrollo. Rixin She, un erudito de Taiwán (China), ha señalado que en la realidad de la competencia internacio- nal, la curva de la sonrisa, que se adelanta a las empresas, hizo que mejoren y transformen las industrias de Taiwán para ingresar a campos con alto valor agregado (She, 2012).
Actualmente, los derechos de propiedad inte- lectual están en conflicto violento con el derecho a la salud, el derecho a la educación, el derecho a la autodeterminación y el derecho al desarrollo, que también son reconocidos en la sociedad oc- cidental como derechos humanos (Cong, 2008). Tal como Marx afirmó, “son (...) generalmente la clase más valiosa y miserable de capitalistas mo- netarios quienes obtienen el mayor beneficio de todos los nuevos desarrollos del trabajo universal del espíritu humano y su aplicación social a través del trabajo combinado” (Marx [1894] 2010: 106). Finalmente, además de cobrar rentas en virtud de su derecho a alquilar conocimiento, el neoim- perialismo utiliza medios de alta tecnología para apropiarse de la información política, económica
12Ver en: http://business.sohu.com/20071204/n253776946.shtml.
y militar de otros países. Cuando Edward Snow- den filtró los detalles del programa PRISM de Es- tados Unidos, el neoimperialismo de Europa y Estados Unidos violó flagrantemente el derecho internacional al intentar arrestarlo. El avión del presidente de Bolivia, que los neoimperialistas sospechaban escondía a Snowden, fue obligado a aterrizar y registrarlo.
Incluso dentro del neoimperialismo, los dere- chos de propiedad intelectual se infringen de vez en cuando. Por ejemplo, Héctor Ruiz, director eje- cutivo de la empresa estadounidense AMD, una vez acusó a la empresa Intel de plagiar las innova- ciones de AMD durante los cinco años siguientes a la introducción de la tecnología X86-64. Sin em- bargo, a los neoimperialistas que creen que solo ganar dinero puede ser una prioridad máxima no les importa si hay plagio por parte de Intel, que tiene un fuerte control sobre la posición de lide- razgo.12 Obviamente, no dudarán en infringir los derechos de propiedad intelectual de otros países, aunque se opondrán enérgicamente si otros paí- ses infringen sus derechos.
Lang ha señalado que la denuncia del “proyec- to de carbono” de Estados Unidos muestra que la gente pagará impuestos sobre su respiración y tam- bién se cobrará el dióxido de carbono emitido. En el futuro, a Xun Zhou y Jielun Zhou se les cobrará por la emisión de carbono si dan un concierto, y décadas después, cada uno de nosotros tendrá que pagar a Estados Unidos. ¿Por qué? Para la reduc- ción de emisiones de carbono. Siempre que el cen- tro desde el que se realiza el cobro esté ubicado en los Estados Unidos, esta nación como lo ha hecho con el desarrollo de Internet, inventará todo tipo de pretextos para cobrar dinero, solo por el dine- ro que tenemos que pagar a Estados Unidos por hacer programas de televisión. De hecho, ya se ha
establecido el mercado de las emisiones de carbo- no. En Europa, no solo se ha establecido, sino que se ha desarrollado en alto grado. También se han establecido mercados para diversos derivados (Lang, 2010). La afirmación de Lang no significa simplemente para los cuidadores, sino que se ha convertido en una verdad generalmente recono- cida.
El ex presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en una entrevista especial otorgada a una estación de televisión de Australia, declaró: “Si más de mil millones de ciudadanos chinos tienen los mismos patrones de vida que los de Australia y los estadounidenses en este momento, entonces a todos nos espera un momento muy miserable. El planeta simplemente no puede sostenerlo, por lo que entienden que tienen que tomar una deci- sión sobre un nuevo modelo que sea más soste- nible que les permita sobrevivir, perseguir el cre- cimiento económico que pretenden y, al mismo tiempo, afrontar estas consecuencias ambienta- les”.13
Estas son las palabras, llenas de profundo signi- ficado, dirigidas por Obama hacia China después de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Copenhague.
En realidad, ¿qué tipo de condiciones de vida tenían los estadounidenses en ese momento? Uno de cada cinco estadounidenses no come lo sufi- ciente.14 ¿Se puede decir que para el pueblo chino, el objetivo de trabajar duro es tener al menos 200 millones de personas que no ingieran lo suficien- te para comer? Por supuesto, los estadounidenses a los que se refiere el discurso de Obama eran la clase media y superior; el ex presidente definitiva- mente pasó por alto a los que estaban al final de la lista. Las condiciones de vida de los estadou- nidenses que pertenecen a los estratos de la clase media y lo anterior se basan en un consumo ex- cesivo de recursos y más daños ambientales. Oba- ma, sin embargo, no reflexionó sobre los patrones
13Ver en: http://news.sohu.com/20100514/n272123699.shtml. 14Ver en: http://news.eastday.com/w/20130913/u1a7659052.html.
de vida insostenibles, sino que exigió al pueblo chino que adoptara un modelo nuevo y más sos- tenible, que a su juicio implicaba un bajo nivel de vida. De hecho, esto privaría al pueblo chino del derecho a un nivel de vida igual al de los estadou- nidenses y australianos, reflejando la hipocresía de la llamada “igualdad” y “valores universales” defendidos por la clase capitalista, especialmente en los países neoimperialistas.
En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Copenhague, el texto da- nés redactado por el neoimperialismo estipulaba que para 2025, las emisiones de gases de efecto invernadero per cápita de los países en desarro- llo deberían limitarse a 1,44 toneladas, mientras que las de los países desarrollados deberían ser de 2,67 toneladas, casi dos veces más. Esto es clara- mente injusto para los países en desarrollo (Zhou y Li 2010). El texto danés fue naturalmente recha- zado por los países en desarrollo, lo que puede ex- plicar el discurso de Obama dirigido a China. El propósito de este discurso fue enlazar a otros paí- ses desarrollados con miras a reprimir a los países en desarrollo que siguen el liderazgo de China. El más fundamental de los derechos humanos es el derecho a que el propio país se desarrolle.
En realidad, el derecho a emitir dinero en papel y el derecho a no reconocer el conocimiento ya no puede satisfacer el apetito por el saqueo de los oligarcas financieros neoimperialistas. Utilizando su poder, separados de la producción, los oligar- cas buscan maximizar sus ganancias privando a las personas del derecho a sobrevivir y ganarse la vida. El derecho a la emisión de carbono es, des- pués de todo, parte del derecho a sobrevivir y ase- gurarse el sustento.
A medida que avanzaban las negociaciones mundiales sobre el cambio climático, los países neoimperialistas con Estados Unidos y Europa a la vanguardia no solo se han negado a aceptar las obligaciones que resultan de las emisiones de
dióxido de carbono que los países capitalistas de- sarrollados han liberado durante los últimos cien- tos de años. Por el contrario, los neoimperialistas han incrementado sus presiones sobre los países en desarrollo, incluida China, para que reduzcan las emisiones, intentando frenar el crecimiento económico de los países en desarrollo mediante la restricción de la cantidad de carbono que estos países pueden admitir. Los oligarcas neoimperia- listas pretenden cumplir su sueño de crear un im- perio global y, en última instancia, establecer un neoimperialismo integral. Por eso, el neoimperia- lismo figura como la última etapa del capitalismo y el imperialismo.
Yonglong Lv ha señalado que hay otro punto de vista en la academia con respecto al calentamiento global del que la gente está hablando actualmente, pero que este se ha minimizado constantemente. Hay muchos artículos científicos que apoyan este punto de vista, que sostiene que las temperaturas actuales pueden no ser las más altas de la historia, o al menos desde que existen registros históricos, y que las temperaturas pueden experimentar va- riaciones cíclicas. Los amplios impactos de la ten- dencia del calentamiento global en el público y en la sociedad reflejan en gran medida las interven- ciones de los políticos, como las opiniones difun- didas por el ex vicepresidente estadounidense Al Gore.
Como resultado de estas intervenciones, las ac- titudes hacia el calentamiento global de personas como Gore son generalmente compartidas por el público (Lv, 2010). Yifan Ding también ha seña- lado que los registros históricos chinos muestran que el clima de la tierra no ha variado con la in- dustrialización y los aumentos en las emisiones de dióxido de carbono. Hay razones para creer que el tema de las emisiones de carbono es, de hecho, un nuevo tipo de lucha política que se libra en la are- na internacional y un nuevo juego en la política internacional.15
15Ver en: http://www.aisixiang.com/data/47677.html.
Los círculos políticos de los países desarrolla- dos siempre han estado al servicio del neoimpe- rialismo. Al aprovechar el potencial dañino del calentamiento global, incluso a través de la propa- ganda de las películas de Hollywood, el neoimpe- rialismo ha colocado con éxito a personas de todo el mundo en la obligación de reducir las emisio- nes de carbono, creando así de la nada un merca- do por valor de decenas millones de dólares y eu- ros. Se estima que el mercado global de comercio de carbono superará al mercado del petróleo y se convertirá en el mercado más grande del mundo, alcanzando una escala de 300 millones de dólares. Sin embargo, a diferencia del petróleo, y tam- bién de la tierra e incluso de la tecnología, el dió- xido de carbono es un factor de producción; a lo sumo, es un subproducto de la producción. Pedir a las empresas manufactureras que paguen por sus emisiones de dióxido de carbono es en rea- lidad imponer un impuesto a la producción. Un impuesto tan elevado tendrá un gran impacto en la producción de productos básicos y el comer- cio internacional, y se convertirá en una carga importante tanto para las empresas manufacture- ras como para los consumidores. Un impuesto al carbono de este tipo es precisamente una medida que utiliza el neoimperialismo contra los pueblos del mundo, aunque opera bajo la bandera de la
preservación del medio ambiente.
El neoimperialismo ha establecido ahora un mercado internacional de comercio de carbono, que está aportando a sus instituciones financie- ras los beneficios de un enorme volumen de tran- sacciones y está fortaleciendo el comercio de sus derivados financieros. A medida que aumenta la presión por las reducciones de carbono, tam- bién aumentará la escala de las transacciones de carbono; esto indudablemente aumentará la de- manda de pagarés de papel moneda emitidos por los oligarcas financieros y aumentará aún más los beneficios que obtienen los neoimperialistas. El
neoimperialismo en la eurozona también espera a través de este mecanismo promover el auge del euro, y así competir con Estados Unidos por el de- recho a emitir el símbolo de la moneda mundial. Precisamente porque los tributos al carbono y los mercados de comercio de carbono conciernen a los intereses inmediatos del neoimperialismo, las instituciones internacionales del neoimperia- lismo no escatiman esfuerzos para promover el comercio de carbono. El nueve de diciembre de 2010, el presidente del Grupo del Banco Mun- dial, Robert Zoellick, anunció el establecimiento de una “Asociación para la preparación del mer- cado” en un evento al margen de la conferencia de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Cancún. Zoellick argumentó que “esta nueva Asociación, que reúne a las naciones desarrolladas y en desarrollo, ayu- dará a los países a prepararse para implementar esquemas de comercio interno y otros instrumen- tos basados en el mercado para cumplir con los
objetivos nacionales de mitigación”. 16
Una vez que el comercio de carbono se haya implementado universalmente, el neoimperia- lismo puede usar su poder financiero para ma- nipular el sistema de comercio y hacer subir los precios de los permisos de emisión de carbono, lo que conlleva la deslocalización y destrucción de las actividades productivas de varios países y obtener ganancias exorbitantes.
A medida que el comercio de carbono se con- vierta en una práctica universal, la inspección y supervisión de las emisiones de carbono también será muy importante. En última instancia, esto facultará a las instituciones internacionales con- troladas por el neoimperialismo para que entren en los países en desarrollo y los sometan a ins- pección económica, lo que permitirá a los países neoimperialistas interferir directamente y contro- lar todos los aspectos de los asuntos económicos de los países en desarrollo. Esto es precisamente
lo que requiere el sistema de gobernanza global del neoimperialismo. Es con este objetivo que los gobiernos neoimperialistas llaman a otros países a fortalecer la cooperación en cuestiones climáti- cas, algo de lo que la gente de todo el mundo de- bería ser extremadamente cautelosa.
Cuando Lenin, criticaba la teoría del ultraimpe- rialismo pacífico de Kautsky, hablaba de alianzas “interimperialistas” o “ultraimperialistas”, pre- guntó en un momento: “¿Es ‘concebible’, asumien- do que el sistema capitalista permanece intacto (...) que tales alianzas serían más que temporales, que eliminarían fricciones, conflictos y luchas en todas las formas posibles?” (Lenin [1916] 2011: 295).
Las fricciones y conflictos entre países neoim- perialistas aún existen y se están desarrollando aún más. Como única superpotencia, Estados Unidos domina dentro del neoimperialismo, pero el sistema neoimperialista también se está desa- rrollando rápidamente en Europa y Japón. Des- pués de la Segunda Guerra Mundial Europa, los Estados Unidos y Japón se unieron para oponerse a los países socialistas del Este, pero desde el co- lapso de la Unión Soviética hay conflictos entre los países neoimperialistas y estos se han vuelto cada vez más prominentes. Guan ha comentado lo siguiente: “Los países de la Europa unida son cada vez menos como aliados y cada vez más como rivales. Mientras tanto, Estados Unidos no puede establecer una relación de cooperación efi- caz a largo plazo con Europa. Hay diferencias po- líticas entre Estados Unidos y Europa que no se pueden salvar fácilmente. Estos conflictos de inte- reses garantizarán que Estados Unidos y la Unión Europea (UE) vayan gradualmente por caminos separados (Guan, 2004: 50)”.
Cuando Cooper tomó el “imperialismo coope- rativo” como su modelo ideal, dudaba que Estados
16Ver en: https://www.globalbankingandfinance.com/new-multi-million-dollar-fund-for-developing-country-carbon-tra- ding-initiatives/.
Unidos fuera capaz de convertirse en un país pos- moderno de este tipo, ya que “el gobierno y el Con- greso de Estados Unidos no han manifestado ex- plícitamente su necesidad y voluntad de aceptar el mismo grado de apertura, supervisión mutua, au- tocontrol y no interferencia que Europa”. Estados Unidos y Europa difieren en sus puntos de vista so- bre cómo se debe reorganizar el mundo, y hay más diferencias en su énfasis y en la distribución de los recursos mundiales, así como en puntos estratégi- cos (Zhong, 2002: 28) Japón también intenta tomar un camino capitalista al estilo japonés, diferente al angloamericano.
Si se incorpora la visión de las nuevas formas de organización manufacturera y financiera provo- cadas por la transferencia de sitios de producción a Asia, así como el enorme perfil de mercado que representa el mercado en China, entonces se pue- de esforzar por encontrar otro modo de coexis- tencia de sistemas asiáticos y de otro tipo, que son interpenetrativos. Puede decirse que es una elec- ción con visión de futuro (Noguchi, 1999: 102). Lu llega a advertir: “La mayoría de los aliados de Estados Unidos ya no creerán en Estados Unidos y se abstendrán de estar atados a él” (Lu, 2012: 36). Las disparidades involucradas aquí han sido económicas más que políticas o ideológicas. Tras el estallido de la crisis financiera estadounidense, Charles Wyplosz, profesor emérito de economía internacional en el Graduate Institute de Ginebra, escribió un artículo para el Financial Times cri- ticando a los Estados Unidos con el argumento de que la actitud de los estadounidenses ante la continua caída del tipo de cambio del dólar de- mostraba que no les importaba en absoluto (Shu, 2009).
Harvey ha señalado que la razón por la que Estados Unidos lanzó su guerra en Irak fue que; “Europa y Japón, así como Asia oriental y sudo- riental (que ahora incluye fundamentalmente a China) dependen en gran medida del petróleo del Golfo, y estas son configuraciones regionales de poder político-económico que ahora plantean un
desafío a la hegemonía global de Estados Unidos en el mundo de la producción y las finanzas. ¿Qué mejor manera para Estados Unidos de protegerse de esa competencia y asegurar su propia posición hegemónica, que controlar el precio, las condicio- nes y la distribución del recurso económico clave del que dependen esos competidores?” (Harvey, 2003: 25).
Foster señala que un mundo controlado por el imperialismo estadounidense no puede ser pací- fico en absoluto: “Sin embargo, existen divisiones entre Estados Unidos y otros estados líderes; la rivalidad intercapitalista sigue siendo el eje de la rueda imperialista. ¿Cómo podría ser de otra ma- nera cuando Estados Unidos está tratando de es- tablecerse como el gobierno mundial sustituto en un orden imperial global?” (Foster, 2003).
El surgimiento de los IOUs ha provocado la competencia entre los países neoimperialistas para volver a dividir las esferas de influencia de las exportaciones de IOUs. También se puede de- cir que esta competencia tiene como objetivo una redistribución del territorio económico. La razón por la que Francia y Alemania no participaron ac- tivamente en la guerra de Irak, que tenía como objetivo mantener la hegemonía del dólar esta- dounidense, no fueron las llamadas diferencias en las ideas, sino los intereses diferentes en lo que respecta a la exportación de IOUs.
En la crisis financiera desencadenada por Esta- dos Unidos, el euro y el yen sufrieron un impacto mucho más severo que el dólar estadounidense. La razón es que en el comercio internacional y las finanzas, en las circunstancias de la globalización económica, la mayor parte del dinero crediticio se valora en dólares; después de que la crisis finan- ciera estadounidense destruyera el mecanismo crediticio mundial, una gran cantidad de dinero crediticio en el mundo se convertiría por lo tanto en dólares. Como resultado, la demanda de dóla- res estadounidenses se disparó y muchos países vendieron sus otras monedas convertibles, como los euros y los yenes, a cambio de dólares. Esto
provocó que el euro y el yen se devaluaran aún más en comparación con el dólar. Los emisores de dólares, aprovechando la escasez de dólares provocada por la crisis, no sólo se deshicieron del riesgo de que el dólar, con el que habían inundado los mercados financieros durante un largo perío- do, quedara desacreditado. También obtuvieron enormes ganancias de las enormes sumas en dó- lares que aprovecharon para emitir y, como boni- ficación, obtuvieron elogios por salvar el mercado (Yu, 2011).
Extrayendo lecciones de sus amargas experien- cias durante la crisis, los países neoimperialistas de Europa que posteriormente fortalecieron la coalición política en la Eurozona para expandir la esfera de influencia de las exportaciones de las IOUs europeos. La canciller alemana, Angela Merkel, a pesar de ser extremadamente hostil con China en temas relacionados con el Tíbet, visitó China para discutir la cooperación monetaria. Mientras tanto, Estados Unidos hubiera preferi- do que la eurozona se rompiera y abogó por que algunos países abandonaran el bloque. Los Esta- dos Unidos también alistaron a Japón y a Filipinas para acabar con los problemas en las regiones cir- cundantes a China, alertaron a Beijing y, de esta manera, trataron de intimidar a China para que la eurozona no se acercara demasiado a China.
En la actualidad, los países y regiones capaces de exportar IOUs de papel moneda son principal- mente los agrupados en torno a los IOUs en dó- lares, con Estados Unidos como núcleo, y los que poseen IOUs en euros, con el continente europeo como núcleo, seguidos de Reino Unido y Japón que dependen o están atrapados en el medio entre los dos regiones. El poder del neoimperialismo de la eurozona dominado por los IOUs de euros, un poder en el que colaboran Francia y Alemania, su- pera con creces al de cualquier país europeo, y la escala de su competencia con el neoimperialismo
estadounidense supera con creces la de la compe- tencia dentro del país, antiguo imperialismo antes de la Segunda Guerra Mundial.
Reino Unido era líder del antiguo imperialismo y, aunque durante mucho tiempo en declive, sigue siendo reacio a integrarse plenamente en Europa. Pero la tendencia de desarrollo del neoimperia- lismo europeo es precisamente hacia una mayor integración, al igual que la creciente integración en Alemania en la época del 27 de junio de 2014, los líderes de los estados miembros de la UE tam- bién nominaron a Jean-Claude Junker, el ex pri- mer ministro de Luxemburgo, como presidente de la Comisión Europea para la próxima sesión. Junker había sido uno de los diseñadores de la in- tegración europea y el primer presidente del Eu- rogrupo. Como federalista que abogaba por una expansión del poder europeo, se encontró con una fuerte oposición del primer ministro británi- co, David Cameron, quien incluso advirtió a otros líderes de países europeos que si Junker era ele- gido para el puesto más alto de la Unión Euro- pea, era muy posible que los británicos el público votaría a favor de abandonar el bloque.17 Aunque Wolfgang Schäuble, el ministro de Finanzas ale- mán, comentó que era inconcebible que Reino Unido abandonara la UE y que el gobierno ale- mán haría todo lo posible para garantizar que esta nación permaneciera,18 los británicos finalmente se desintegraron del bloque. El seguimiento de este evento muy posiblemente llegará a parecerse a lo que sucedió en el siglo XIX cuando Austria abandonó la antigua Alemania y Prusia, al unirse con varios pequeños ducados, estableció la nue- va Alemania. En la era del viejo imperialismo, Alemania buscó utilizar la Federación Europea para enfrentarse a Estados Unidos. Con el forta- lecimiento de la integración dentro de la UE, el imperialismo estadounidense se enfrentará a un poderoso competidor.
17Ver en: http://sc.people.com.cn/n/2014/0629/c345461-21535865.html, and http://sc.people.com.cn/n/2014/0629/ c345461-21535865-2.html.
18Ver en: http://news.xinhuanet.com/world/2014-06/30/c_126689761.htm.
El imperialismo japonés se distinguió por el militarismo, y las fuerzas militaristas japone- sas han estado soñando con un regreso al poder. Requerido por Estados Unidos para enfrentarse al campo socialista, Japón, bajo el patrocinio de Estados Unidos, pudo aumentar rápidamente su poder económico y su poder militar también au- mentó con países no imperialistas como China. Estos esfuerzos del Japón, que nunca se habían reflejado en sus crímenes militaristas durante la Segunda Guerra Mundial, naturalmente se en- contraron con la oposición de países como Chi- na, la República Popular Democrática de Corea y la República de Corea. Con el fin de sembrar la disensión entre Japón por un lado China y la República de Corea por el otro, los Estados Uni- dos apoyaron verbalmente el intento de Japón de convertirse en miembro permanente del Consejo de Seguridad. Pero cuando Estados Unidos con- cluyó que los esfuerzos de China y la República de Corea para evitar que Japón se convierta en un miembro del Consejo de Seguridad permanente no tendrían éxito, intervino y se aseguró de que Japón no ganaría nada con sus esfuerzos.
El imperialismo japonés comprendió que Estados Unidos no estaría dispuesto a tener más competido- res dentro del grupo imperialista y que está alerta al potencial de rivalidad japonesa. En consecuencia, plantea el argumento de que China es una amenaza, y aprovechar el intento de Estados Unidos de con- tener a China, así como la crisis económica que ha arrastrado a Estados Unidos a diversos enredos, ge- nera fricciones en la región. Su objetivo es obtener el consentimiento de Estados Unidos para sus planes de desarrollar sus fuerzas militares y obtener permi- so para levantar la prohibición de su derecho de au- todefensa colectiva, al igual que Hitler en su tiempo hizo uso de la aquiescencia británica para reafirmar el poder del imperialismo alemán.
Aunque Estados Unidos tiene presencia mili- tar tanto en Alemania como en Japón, y el arma- mento estadounidense que usa Japón está sujeto al control de Estados Unidos, las lecciones de que
Reino Unido perdió su ventaja militar sobre Ale- mania antes de la Segunda Guerra Mundial toda- vía persiguen a Estados Unidos. Una vez que pier- da el control sobre Japón, Estados Unidos se verá profundamente afectado.
En resumen, con el desarrollo del neoimperia- lismo se han producido cambios en la fuerza re- lativa de varios países imperialistas, y las luchas dentro del grupo neoimperialista son inevitables. Esto ensombrecerá el desarrollo de la economía mundial y la futura situación de seguridad inter- nacional. Cabe recordar que fueron precisamente las luchas entre el grupo imperialista franco-bri- tánico y el grupo imperialista alemán, y entre el imperialismo japonés y estadounidense, las que llevaron a las dos guerras mundiales.
En la década de 1980, el académico japonés-es- tadounidense Yoshihiro Francis Fukuyama pro- puso el concepto de “fin de la historia” (Luo, 2019), la esencia de la cual es la afirmación de que la for- ma de sociedad humana terminará con el neoim- perialismo que está hoy en día. Sin embargo, el curso de los acontecimientos antes y después de la crisis financiera estadounidense muestra que es el neoimperialismo el que se enfrenta a su fin.
A William Tabb le preocupaba una vez que Es- tados Unidos pudiera ir a la quiebra debido a una pérdida de competitividad y al costo excesivo de mantener las operaciones del imperialismo (Tabb, 2006). Después de hacer un cálculo elaborado, Joseph Stiglitz y la profesora Linda Bilmes de la Universidad de Harvard llegaron a la conclusión de que, basándose en una estimación conservado- ra, el gasto total de Estados Unidos en la guerra de Irak alcanzaría los tres billones de dólares, y que la suma tal vez podría ser incluso superior a los 5 billones de dólares (descontados por inflación) que Estados Unidos gastó en la Segunda Guerra Mundial (Bilmes y Stiglitz 2009). Obviamente, un costo tan grande es insoportable para el neoimpe- rialismo. Cuando un periodista le preguntó si la
guerra de Irak fue la causa de la desaceleración de la economía estadounidense, Stiglitz respondió afirmativamente.19
Cuando se enfrentó al campo socialista, el (neo) imperialismo durante un tiempo hizo con- cesiones relativamente grandes a la clase trabaja- dora nacional, incluso adoptando una estrategia de compra de la clase trabajadora en los países del núcleo neoimperialista a través de la implementa- ción del llamado modelo de “estado de bienestar” (Meng, 1981). Sin embargo, después del colapso de la Unión Soviética y los Estados socialistas de Europa del Este, las naciones neoimperialistas una tras otra se apoderaron de su “dividendo de paz”, recortando las provisiones de bienestar de los trabajadores y retirando numerosas conce- siones hechas anteriormente a la clase trabajado- ra. A pesar de ello, la crisis de la deuda soberana europea muestra que el neoimperialismo, quizás sorprendentemente, ahora encuentra este modelo insoportable.
Marx dijo una vez: “Sin las grandes fases alter- nativas de embotamiento, prosperidad, sobreex- citación, crisis y angustia, que la industria moder- na atraviesa en ciclos periódicamente recurrentes, con el aumento y la disminución de los salarios como resultado de ellos, como ocurre con la gue- rra constante entre amos y hombres que se corres- ponden estrechamente con esas variaciones de sa- larios y beneficios, las clases trabajadoras de Gran Bretaña y de toda Europa serían una masa des- consolada, débil de mente, agotada y sin resisten- cia, cuya autoemancipación resultaría tan imposi- ble como la de los esclavos de la Antigua Grecia y Roma” (Marx [1853] 2010: 169).
Obviamente, con la crisis económica de los países neoimperialistas y la gran reducción del bienestar provocado por la crisis financiera es- tadounidense, la oposición de la clase trabajado- ra dentro del grupo neoimperialista se hará cada vez más fuerte.
El hecho de que la crisis financiera estadouni- dense de 2008 fue desencadenada por un produc- to financiero, las hipotecas de alto riesgo, muestra que el neoimperialismo es la última etapa del im- perialismo y la última etapa del capitalismo, en la que el capital monetario y el capital productivo ex- perimentan la separación más completa. Ante esta situación, la sociedad humana sólo puede avanzar rechazando activamente el capitalismo, obsoleto e inadecuado para el desarrollo de las fuerzas pro- ductivas. Solo avanzando hacia el socialismo podrá la sociedad humana deshacerse de la crisis econó- mica que ha traído el desastre a miles de millones de personas y alcanzar la salvación.
Aunque el neoimperialismo posee un arsenal lo suficientemente poderoso como para destruir la tierra y a toda la humanidad, esto no puede evitar la destrucción del sistema. Por el contra- rio, el neoimperialismo se ve obligado a dedicar una inmensa riqueza a su industria de armamen- tos y a realizar de forma continua investigación y desarrollo de armas como los vehículos aéreos no tripulados que necesitan pocos o ningún ser humano para perseguir la lucha. Esta es precisa- mente una manifestación de la vulnerabilidad del neoimperialismo y una prueba de que el neoim- perialismo no se atreve a confiar ni a depender de nadie.
Al revisar la historia del siglo XX, Yu y Zhang tam- bién señalaron que durante la Guerra de Corea en la década de 1950, Estados Unidos tenía la armada y la fuerza aérea más poderosas (sus fuerzas terrestres eran superadas solo por las de la Unión Soviética) y supremacía aérea absoluta. Sin embargo, China y Corea del Norte lucharon lado a lado durante tres años y finalmente derrotaron al imperialismo esta- dounidense. En la Guerra de Vietnam de las déca- das de 1960 y 1970, Estados Unidos todavía tenía la supremacía aérea absoluta, y los aviones estadouni- denses seguían bombardeando Vietnam. El pueblo de Vietnam, sin embargo, se unió como uno solo,
19Ver en: http://www.ce.cn/xwzx/gjss/gdxw/200803/03/t20080303_14708432.shtml.
luchó sin miedo y con el apoyo de personas de todo el mundo finalmente expulsó a los invasores esta- dounidenses. Estos ejemplos demuestran que in- cluso los países que están en desventaja pueden de- rrotar al imperialismo estadounidense siempre que su gente se una y luche valientemente. Cabe señalar también que Cuba, ubicada en el “patio trasero” de Estados Unidos, ha frustrado un sinfín de conspi- raciones estadounidenses y se ha adherido al socia- lismo durante sesenta años. El hecho de que Cuba permanezca en pie es una prueba más del carácter mítico de la afirmación de que “el imperio es inven- cible”. Al saludar al pueblo cubano, debemos rebosar de confianza en que podemos estar a la altura del desafío que plantea el neoimperialismo y vencer sus amenazas (Yu y Zhang, 2003).
Las fuerzas productivas del neoimperialismo ya no pueden promover el desarrollo de las relaciones
capitalistas de producción, ya que estas fuerzas productivas se han desarrollado hasta tal punto que las relaciones capitalistas ya no pueden aco- modarlas. El neoimperialismo se ha convertido en un obstáculo que entorpece el desarrollo ulterior de las fuerzas productivas, y cuando estas comien- cen a romper este impedimento, toda la sociedad neoimperialista debe caer en el caos. Las nuevas y más elevadas relaciones de producción, es decir, las relaciones socialistas de producción, ya han co- menzado a estallar a través de las limitaciones del capitalismo y, a través de su práctica distintiva, es- tán proporcionando experiencias tanto positivas como negativas. En todo el mundo, la gente tiene como guía al marxismo científico. El fin del neoim- perialismo y la desaparición total del capitalismo no solo son inevitables, sino que ya no pertenecen únicamente a un futuro lejano.
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