Nueva Época
Número 02
Máster en Economía Investigadora agregada
Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI) e-mail: claudia@cipi.cu
Numero ORCID: 0000-0001-6747-8058
Licenciada en Economía Política Profesora auxiliar, Investigadora Agregada
Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI) e-mail: lourdes@cipi.cu
Numero ORCID: 0000-0003-4666-9597
En la creación de matrices de opinión y con- sensos sobre el escenario político en América Latina y el Caribe, los centros de pensamiento asentados en Estados Unidos han sesempeñado un papel fundamental. Ellos desarrollan líneas de investigación orientadas al diagnóstico, pronósti- co y diseño de políticas para lo cual promueven eventos, proyectos y publicaciones en los que par- ticipan académicos, políticos, expertos y líderes de opinión, tanto estadounidenses como latinoa- mericanos y caribeños. A través de los informes y eventos realizados por Diálogo Interamericano, Council on Foreign Relation, Center for Strategic and International Studies, Brookings Institution y Woodrow Wilson Center entre 2010 y 2020, el ar- tículo se propone identificar cuáles son los princi- pales temas concernientes a la realidad regional y su proyección internacional, qué países acaparan su interés, y qué valoración y recomendaciones proponen para atender situaciones y procesos que desafían la política exterior de Estados Unidos.
nes China-Latin America, Estados Unidos, Vene- zuela, América Latina y el Caribe.
Abstract
American think tanks have played a funda- mental role in the creation of matrices of opi- nion and consensus on the Latin America and the Caribbean political scene. They develop in-sight researches on diagnosis, prognosis and policy de- sign through events, programs and publications in which academics, politicians, experts and opinion leaders, both from US and Latin American and Caribbean, are invited. Through the reports and events held by Inter-American Dialogue, Coun- cil on Foreign Relation, Atlantic Council, Center for Strategic and International Studies, Brookings Institution and Woodrow Wilson Center between 2010 and 2020, the article aims to identify the main issues concerning the regional reality and its international projection, the countries which mo- nopolize its interest, and what assessment and rec- ommendations do they propose to address situa- tions and processes that challenge United States foreign policy.
Key words: think tanks, corruption, Chi- na-Latin America relations, United States of America, Venezuela, Latin America and the Caribbean.
En el proceso de crear matrices de opinión y consensos sobre el escenario político en Améri- ca Latina y el Caribe los centros de pensamiento asentados en Estados Unidos han desempeñado un papel fundamental. Ellos desarrollan líneas de investigación orientadas al diagnóstico, pronósti- co y diseño de políticas. Aunque estas entidades no intervienen directamente en la realidad lati- noamericana, sí influyen en la adopción de posi- ciones teóricas, políticas y éticas. Ello explica su contribución a la creación de un ambiente crítico de la gestión de los gobiernos “progresistas”.
El presente artículo se propone identificar los principales temas concernientes a la realidad re- gional y su proyección internacional, los países que acaparan su interés, y las valoraciones y re- comendaciones que proponen para atender los desafíos a la política exterior de Estados Unidos en los informes y eventos realizados entre 2010 y 2020 por: Diálogo Interamericano, Council on Foreign Relation (CFR), Atlantic Council, Cen- ter for Strategic and International Studies (CSIS), Brookings Institution y Woodrow Wilson Center. La selección se debe a su reconocimiento como formadores de líneas de pensamiento que alimen- tan los diseños de política y la retórica guberna- mental estadounidense.1 A partir de la identifica- ción de los temas y países que recibieron mayor atención se toman en consideración los trabajos más relevantes al respecto.
Diálogo Interamericano se distingue por la parti- cipación de personalidades vinculadas a la política, incluyendo expresidentes, miembros de gabinetes y altos funcionarios de gobiernos del hemisferio occidental: una especie de red de líderes de Estados Unidos, Canadá y América Latina y el Caribe. Su trabajo está dirigido no sólo a promover el debate
sobre los temas regionales sino a realizar propues- tas para la acción. Mantiene una relación fluida con congresistas y miembros del ejecutivo. Reci- be financiamiento gubernamental (United States Agency for International Development, USAID) y de fuentes públicas y privadas del mundo.
Entre otras fuentes de financiamiento públi- co se encuentran: la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Ministerio de Asuntos Exte- riores de Corea del Sur y de la Organización de Estados Americanos (OEA). Entre los financia- dores privados resaltan las empresas vinculadas a la industria petrolera como Chevron, Exxon Mo- bil y Conocco Philips, conocida por su litigio con PDVSA, y del sector financiero y automovilístico (BMW, Ford, Mitsubishi, entre otros).
El Council on Foreign Relations (CFR) tiene
como misión declarada: “ser una fuente de infor- mación para miembros, gobiernos, funcionarios, ejecutivos de negocios, periodistas, educadores y estudiantes, líderes civiles y religiosos y otros ciu- dadanos interesados para ayudarlos a entender mejor el mundo y las opciones de política de Es- tados Unidos y otros países” (Council on Foreign Relations, s/f b). Mantiene una relación estrecha con miembros de ambas cámaras del legislativo, con el sector privado (de diversas ramas y regio- nes del mundo), y con líderes religiosos y hacedo- res de política exterior.
Entre sus principales fuentes de financiamien- to destacan Open Society y la Fundación Bill y Melinda Gates, además de un grupo amplio de empresas transnacionales, algunas asociadas a la línea globalista (JP Morgan, Goldman Sachs, Bloomberg, por ejemplo), así como empresas petroleras (Chevron y Exxon Mobil) y múltiples donantes individuales (Council on Foreign Rela- tions, 2019).
La misión de Atlantic Council es “promover el
liderazgo constructivo y el compromiso en los
1Se toma como referencia el trabajo de CELAG (Romano et al. 218) que recorre los trabajos sobre la región de estos centros por un período de seis meses.
asuntos internacionales sobre la base del papel central de la Comunidad Atlántica en el enfren- tamiento los desafíos globales” (Atlantic Council, s/f a). En su directiva y consejo asesor participan personalidades de la política internacional, como Madelein Albright, exsecretaria de estado y presi- denta del National Democratic Institute (NDI) y exprimeros ministros de otros países.
La institución también recibe financiamiento gubernamental de los Departamentos de Estado y Energía, la Cámara de Comercio de Estados Uni- dos, la NED, y otros países a través de cancillerías, embajadas y ministerios (Reino Unido, Emiratos Árabes, Suecia, Bahrein, Japón, Finlandia, Litua- nia, Noruega, Taiwán). A diferencia de otros think
tanks, es financiada por instituciones militares
como el Cuerpo de Marines de Estados Unidos, y de la OTAN por la Misión de Estados Unidos, la División de Diplomacia Pública y el Centro de Excelencia StratCom. Recibe fondos de empresas transnacionales del sector petrolero (Abu Dhabi National Oil Company, Chevron, BP, Exxon Mo- bil), bancario (Goldman Sachs, HSBC, JP Mor- gan) y tecnológico (Facebook, Google, Dell), y de fundaciones como la Fundación Rockefeller y Open Society Foundations, entre otras (Atlantic Council, s/f c).
El Center for Strategic and International Studies
(CSIS) es una organización dedicada a promover ideas prácticas para abordar los mayores desafíos del mundo. Desde 2016 cuenta con el Programa para las Américas, cuya misión es elevar la discu- sión de los temas hemisféricos a un nivel estratégico, fundamentalmente los referidos a: la corrupción, la impunidad y el abuso de poder; la erosión de las prácticas democráticas y su impacto en la seguri- dad regional, la gobernabilidad y las poblaciones vulnerables; y las consecuencias del desplazamiento forzado y la migración involuntaria causados por la violencia, el malestar social y los conflictos (Center for Strategic and International Studies, s/f a).
El foco en estos temas apunta al papel del CSIS en el montaje de los casos de lawfare, la funda- mentación del carácter “no democrático” de los gobiernos progresistas, así como en el diseño de políticas particulares hacia sectores que en los úl- timos años han incrementado su presencia en la protesta social fragmentada.
El CSIS recibe donaciones gubernamentales de: Japón, Taiwán, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos,2 Australia, Corea del Sur, Turquía, Cana- dá, Unión Europea, Alemania, Italia, Liechtens- tein, Países Bajos, Nueva Zelanda, Noruega, Rei- no Unido y Vietnam. También obtiene recursos de fundaciones como: Bill & Melinda Gates Foun- dation, Academy of Korean Studies, Organiza- ción Internacional del Trabajo (OIT), Ford Foun- dation, Open Society Foundations, Bloomberg Philanthropies, Charles Koch Foundation, Global Taiwan Institute, International y Woodrow Wil- son International Center for Scholars, Internatio- nal Republican Institute (IRI), Kissinger Center for Global Affairs, MacArthur Foundation; y de donantes individuales (Center for Strategic and International Studies, s/f b).
Brookings Institution es uno de los think tanks
más reconocidos en Estados Unidos. Promueve la realización de conversatorios e intercambios con expertos latinoamericanos —académicos, funcio- narios gubernamentales y diplomáticos de carre- ra. El eje de sus trabajos son los temas económicos. Aunque se declara independiente (no partidista) sus enfoques son más cercanos a los del Partido Demócrata. Sus principales áreas de trabajo son: estudios económicos, política exterior, economía y desarrollo global y estudios de gobernanza.
Brookings Institution recibe financiamiento de instituciones gubernamentales estadounidenses (incluyendo varios departamentos militares); de los gobiernos de Alemania, Noruega, embajada de Qatar, Suecia, British Foreign & Commonweal- th Office, Japan AirSelf Defense Force, Suiza; de
2Las contribuciones de estos cuatro países son superiores a los 500 000 dólares.
fundaciones y corporaciones entre las que destaca por su aporte la de Bill & Melinda Gates, LEGO, Facebook, Google, Mastercard, Amazon, Japan In- ternational Cooperation Agency Korea Develop- ment Institute, The Korea Foundation Howard Marks Microsoft Corporation Millennium, BID; así como numerosos donantes individuales (Broo- kings Institution, 2020).
Wilson Center se reconoce como un fórum po-
lítico no partidista para atender temas globales importantes a través de investigaciones indepen- dientes y el diálogo abierto para brindar reco- mendaciones a la comunidad política.
El Wilson Center recibe financiamiento del Congreso de Estados Unidos, de otros gobiernos: embajada de Emiratos Árabes y de Qatar; en el sector corporativo destacan las financieras como Bank of America, City, Goldman Sach, S&P, NAS- DAQ, Japan Bank for International Cooperation, además BP, Chevron, Royal Dutch Shell, John- son&Johnson, Delta, Mitsubishi, a lo que se su- man donantes individuales (Wilson Center, s/f a). Estos centros cuentan con una comunidad de donantes muy diversa que va desde instituciones estatales y grandes transnacionales, hasta pode- rosos contribuyentes a título individual. El rango de los recursos aportados también es amplio en el que algunas instituciones llegan a aportes que
superan el millón de dólares.
Los seis think tanks seleccionados son recono- cidos como exponentes de la perspectiva estadou- nidense en temas de geopolítica, relaciones inter- nacionales y evaluación de realidades nacionales, lo que permite vislumbrar las posibles proyeccio- nes de política exterior de ese país.
Los problemas domésticos y la proyección in- ternacional de América Latina y el Caribe ocupan un lugar destacado como objeto de estudio de los centros de pensamiento estadounidenses. Las si- tuaciones o procesos que puedan generar una
subversión del orden conveniente a Estados Uni- dos y la presencia de otros actores que disputen su influencia en la región constituyen los focos prin- cipales de los programas desarrollados por estas instituciones. La tabla 1 da cuenta de los princi- pales temas y países de la región que ocuparon la atención de estos centros entre enero de 2010 y noviembre de 2020.
Las líneas temáticas con presencia en la mayor parte de los centros son: la relación de China con América Latina y el Caribe y el Tratado Méxi- co-Estados Unidos-Canadá (TMEC) y el anterior Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) están presentes en cinco instituciones; la corrupción y las migraciones, en cuatro; y la se- guridad ciudadana y el Covid 19, en tres. La ma- yor atención por países se concentró en México, Brasil, Venezuela, Cuba y la región centroameri- cana.
La presencia de estos temas ha estado asociada a su peso en la agenda de política exterior de Es- tados Unidos. Así, los concernientes al papel de China en la región se incrementaron en los dos últimos años como resultado de la escalada en la competencia estratégica entre las dos potencias. El impacto de la pandemia ocupa un lugar desta- cado a partir del año 2020.
La prioridad otorgada a determinados países guarda relación con: la importancia estratégica de México y el debate en torno a la reforma energé- tica; la percepción sobre Cuba y Venezuela como amenazas a la estabilidad regional; el reconoci- miento de la necesidad de contar con Brasil como aliado en la construcción de un balance político regional favorable, así como el papel de la corrup- ción como “corrector” en procesos que menosca- ben el liderazgo estadounidense en la región.
El tratamiento de México y Centroamérica a menudo se relaciona con su cercanía geográfica y
Tabla 1. Think tanks seleccionados: temas y países priorizados (Informes/Eventos)
Think tank | Temas | Países |
Atlantic Council | China-ALC 6/15; TMEC-TLCAN 1/12; TPP 1/9; desinformación fake news y medios digitales 2/3 | Brasil 6/33, Venezuela 6/31, México 3/24, Cuba 3/12, Centroamérica 5/9, Colombia 4/7, Argentina 1/9, Chile1/2 |
Brookings Institution | Relaciones China-ALC 6/3; TLCAN 1/0; OEA 0/1 | Cuba 30/13, México 12/10, Brasil 14/4, Colombia 6/6, Venezuela 3/4, Cen- troamérica 4/3, Argentina 0/3, Caribe 2/1; Nicaragua 2/1 |
Center for Strategic International Studies | Procesos electorales 7/7; salud 5/7; TLCAN-TMEC 2/7; relaciones China-ALC 2/5; corrupción 2/5; mi- gración 2/5; Covid 19 0/4; relaciones Rusia-ALC 1/2; relaciones Irán ALC 3/0; Alianza del Pacífico 1/2; OEA 0/2; seguridad ciudadana en Cen- troamérica 0/2; mujer 0/2; BID 1/0; ALBA 1/0; violencia 1/0 | Venezuela 12/35, México 13/14, Brasil 5/11, Caribe 7/4, Argentina 1/8, Cen- troamérica 6/3, Chile 1/6, Cuba 3/3, Colombia 4/2, Nicaragua 1/1, Panamá 0/2, Perú 0/2 |
Council on Foreign Relations | TMEC, TLCAN, relación EE.UU.-México-Canadá 2/4; mi- gración 2/1; corrupción 2/0 | Venezuela 7/6, México 2/4, Cen- troamérica 2/4, Colombia 0/5, Brasil 3/1, Cuba1/2, Argentina 0/3, Chile 0/3 |
Inter American Dialogue | Docencia y educación97/22; ener- gía 14/30; Estado de Derecho y valores democráticos 6/30; Chi- na-ALC17/16; remesas 22/10; corrupción 4/23; impacto Covid 19 4/15; infancia 16/12; migración 15/9; violencia, seguridad ciuda- dana y reforma policial 8/14 ; cam- bio climático y medio ambiente 7/10 | Venezuela 7/28, Brasil 22/6, México 5/19 y Cuba 0/11 |
Woodrow Wilson Center | Migración 18/28; violencia 21/21; procesos electorales 8/29; corrup- ción 9/11; cambio climático 4/14; Covid 19 3/14; seguridad ciudadana 7/9; TLCAN-TMEC 6/10; relaciones China-ALC 4/11; mujer 8/7; de- sarrollo nuclear 12/2; Alianza del Pacífico 2/2, OEA 0/2 | México 113/147, Brasil 47/88, Cen- troamérica 17/26, Colombia, 4/30, Vene- zuela 12/21, Argentina 4/21, Cuba 2/10, Nicaragua 2/6, Caribe 3/0 Bolivia 1/0 |
Fuente: Elaborado por las autoras sobre la base de información de (Atlantic Council, s/f d), (Atlan- tic Council, s/f b), (Brookings Institution, s/f), (Council on Foreign Relations, s/f a), (Interamerican Dialogue, s/f a), (Interamerican Dialogue, s/f b), (Wilson Center, s/f b) y (Wilson Center, s/f c).
la condición de México como puente en los flujos migratorios centroamericanos determina que la violencia, el narcotráfico y la seguridad ciudada- na aparezcan concatenados.
Los estudios de Diálogo Interamericano sobre México concentran la atención en el sector ener- gético —incluyendo su reforma—, las remesas, la violencia y la seguridad, la relación con Estados Unidos, y, en menor medida, los procesos electo- rales, la reforma educativa y la renegociación del TLCAN. Este centro es un referente en los temas migratorios y las remesas en México y Centroa- mérica —particularmente en el Triángulo Norte. El análisis sobre violencia y seguridad ciudadana se concentra en esos países, aunque Brasil y el Ca- ribe son también objeto de estudio.
En CFR, los temas de mayor relevancia fueron la migración, la violencia, la cooperación en se- guridad y la lucha contra el narcotráfico, las refor- mas bajo el gobierno de Peña Nieto en México y las negociaciones del T-MEC.
En el caso mexicano, la atención de Atlantic Council se concentró en las negociaciones del T-MEC y las reformas energética,3 de telecomu- nicaciones y electoral. Algunos eventos dieron seguimiento al proceso electoral, con la partici- pación de representantes de los candidatos, y al impacto de la elección de López Obrador en la re- lación con Estados Unidos y en la negociación del acuerdo.
Para Centroamérica y Caribe, el foco estuvo en la asistencia de Estados Unidos y la gestión de los gobiernos de El Salvador y Guatemala. Se dedi- caron dos informes a la transformación energé- tica, subrayando las deficiencias en el suministro de crudo de Petrocaribe como oportunidad para diversificar la matriz energética y los proveedo- res. Se resaltan las desventajas ambientales y la inestabilidad en el suministro de las fuentes tra-
dicionales de energía —pilares de la proyección regional de Venezuela— proponiendo a Estados Unidos como proveedor —fundamentalmente de gas— de esas subregiones, el apoyo financiero de agencias como la Overseas Private International Corporation (OPIC) y la privatización del sector energético, sugiriendo la reforma mexicana como modelo (Goldwyn & Gill, 2016).
Sobre México en el CSIS fueron objeto de aten- ción la situación del sector energético previa a la reforma; las reformas laboral y electoral; el tema migratorio; las consecuencias de una salida del TLCAN,4 su renegociación, y los desafíos y opor- tunidades para el sector energético. El Triángulo Norte de Centroamérica comportó especial inte- rés por su conflictividad social, cercanía a Estados Unidos y su condición de emisor permanente de migrantes. Se identificaron nuevos enfoques hacia la región que reconocen la necesidad del apoyo estadounidense y de establecer un nuevo contrato social, para lo cual se ha convocado a académi- cos, periodistas de investigación y excombatien- tes para indagar sobre modelos alternativos de gobernanza en la zona. La existencia en esa área de espacios territoriales no gobernados por acto- res estatales, deviene preocupación.
En una lectura crítica, la importancia de Cen- troamérica como espacio de inestabilidad y vio- lencia —por demás, disputado por rivales estra- tégicos de Estados Unidos— se confirma en su prioridad para el financiamiento a cuenta del presupuesto. En segundo lugar, se aprecia la difi- cultad para entender los problemas de la región y diseñar acciones para mitigarlos, por lo que con- vocan a actores no estatales, que aporten densi- dad al análisis, incluyendo así a figuras empode- radas en los territorios, a los que se subordinan pobladores, con prácticas de relacionamiento e inserción social regidas por códigos diferentes.
3Al seguimiento de la reforma energética se dedicaron 2 informes y 7 eventos, y también se analizó la evolución de ese sector en el país.
4Debe recordarse que durante su campaña y primeros tiempos de su administración Trump planteó la necesidad de revisar el TLCAN, lo que incluía su posible denuncia.
El CSIS recomienda mejorar las condiciones de vida para contener la emigración, lo que contrasta con la politización del tema migratorio venezola- no, calificado de crisis de refugiados y conside- rado un problema social y de seguridad para la región.
En Brookings la totalidad de las publicaciones sobre América Central se desarrollaron bajo la administración de Obama y versaron sobre el im- pacto del cambio en la dinámica energética en esa subregión y en el Caribe —tema priorizado por la administración demócrata—, desarrollo y go- bernabilidad, la iniciativa Mérida y su papel en la contención de la violencia y la inseguridad. Los eventos estuvieron relacionados con el tema mi- gratorio, las remesas y la violencia e inseguridad. El Wilson Center en Centroamérica prioriza la corrupción, con foco en los países del Trián- gulo Norte. Al igual que los otros think tanks ha prestado atención a los temas migratorios y de se- guridad en las fronteras norte y sur de México, la escasez de agua y otros como la economía de frontera, problemas y opciones energéticas. En relación con la seguridad ciudadana aboga por la coordinación entre los gobiernos locales y el nacional. Este enfoque es coherente con el de la descentralización, pero apunta a un proyecto de control sobre los territorios por fuerzas diversas que pudiera resultar funcional a otros propósitos. La transmisión intergeneracional de la violencia, su relación con las drogas, y la violencia contra la mujer han sido objeto de análisis en eventos y pu- blicaciones. La atención prestada a este tema tiene que ver con sus efectos en Estados Unidos y con el interés de incluir la intervención de los territorios
en el menú de opciones para enfrentarlo.
En Diálogo Interamericano Venezuela aparece como objeto de análisis desde 2014, aunque la ma- yor cantidad de informes y eventos se desarrolla- ron a partir de 2018. En los informes se destacan la construcción de escenarios y propuestas para la acción, bajo un enfoque en el que prevalecen: la
apuesta por una solución pacífica, el uso de pre- siones internas y externas, la salida del presidente Nicolás Maduro, el reconocimiento de Juan Guai- dó como presidente interino, el sobredimensiona- miento de la crisis humanitaria; la corrupción en el gobierno, el cuestionamiento a la transparencia y legitimidad de los resultados electorales, y el apoyo al gobierno bolivariano de Cuba, Rusia y China.
En CFR, Venezuela es el tema que ha suscita- do mayor atención. Sus análisis califican la crisis como “humanitaria y de refugiados”, al igual que Diálogo, plantea la violación de derechos huma- nos, y agrega el ejercicio de violencia por parte de grupos armados del gobierno. En lo que llama “transición hacia la democracia”, apela al papel que podría desempeñar Estados Unidos en una nego- ciación con actores externos como Cuba, Rusia y China (enfoque coincidente con el de Diálogo). Las propuestas promueven la instauración rápida de un gobierno de transición que suplante al boli- variano y convoque a elecciones.
Si bien el CFR reconoce como una opción la intervención humanitaria y militar, favorece una transición “pacífica” sin intervención militar di- recta, recomendando: mantener las sanciones junto al compromiso de una asistencia humanita- ria; desplegar un fuerte esfuerzo diplomático para preservar la unidad de la coalición internacional contra el gobierno; estimular un marco legal en países del Grupo de Lima para imponer sancio- nes selectivas; mantener canales de negociación y ofrecer incentivos a desertores del gobierno y miembros de las fuerzas armadas; negociar con China, Cuba y Turquía, y coordinar los esfuerzos diplomáticos de Estados Unidos con Juan Guaidó y la coalición opositora; incitar a la ONU a invo- lucrarse activamente en la asistencia humanitaria y la estabilización, y compulsarla a ejercer presio- nes sobre Venezuela, ofreciendo a Rusia y China garantías sobre sus activos en un escenario pos- bolivariano; convocar a elecciones sin la partici- pación de Maduro a través de un gobierno inte- rino; implementar un plan para la estabilización
y reconstrucción con apoyo internacional; finan- ciar el alivio del impacto de la “crisis humanita- ria” en países vecinos (incluido el Caribe); prepa- rar una fuerza internacional de seguridad para la transición, con el consentimiento del Consejo de Seguridad de la ONU (Mora, 2019).
El enfoque de Atlantic Council resulta más agresivo que el del CFR y el de Diálogo, con los que tiene en común calificar la situación como crisis humanitaria, pero agrega que es la peor crisis y el mayor desplazamiento de personas del continente; y acusa al gobierno de vínculos con redes del crimen transnacional. Comparte la idea de los otros think tanks sobre el sostén de acto- res externos al gobierno venezolano, entre los que incluye a Irán.5 En varios trabajos se insiste en la relación del gobierno venezolano con las FARC y el ELN. La vinculación con actores externos y grupos calificados como terroristas en la región, fertiliza un estado de opinión favorecedor de una eventual intervención militar.
Atlantic Council desarrolló en 2019 un ejerci- cio de construcción de escenarios de cara a un colapso del gobierno bolivariano,6 a partir de un juego de roles7 para lo que fueron convocados mi- nistros, embajadores, militares retirados y en ac- tivo, funcionarios y expertos de Estados Unidos, América Latina y el Caribe y el resto del mundo. El diagnóstico coincide con el de Diálogo y CFR, las diferencias y matices están en las evaluaciones y en las propuestas. En la evaluación destaca que: a Cuba se le atribuye capacidad para mediar en- tre la oposición venezolana, el gobierno y actores externos; ante la imposibilidad de legitimar un
consenso sobre la pertinencia de la intervención militar, Colombia y Estados Unidos insisten en la creación de una coalición internacional, y de no lograrse, declaran su voluntad de emprender una acción militar; se alerta sobre posibles com- plicaciones de orden sanitario como resultado de la migración (Foreign Policy et al., 2019). La incli- nación explícita de este think tank por la acción militar se asocia al vínculo con instituciones ar- madas de Estados Unidos y la OTAN.
El enfoque geopolítico es concluyente: si Esta- dos Unidos y sus aliados no actúan con rapidez, puede crearse un vacío de poder que sea aprove- chado por otros actores (China, Rusia, Cuba, Irán, Turquía, FARC, ELN y colectivos) para obtener ventajas de la crisis, pero no descarta la posibili- dad de cooptar a las FARC y al ELN como socios en la provisión de ayuda a los migrantes (Foreign Policy et al., 2019).
Atlantic Council participó en la iniciativa Jun- tosEsMejor (2019), auspiciada por la USAID y el BID, cuyo objetivo era “identificar, financiar y es- calar soluciones innovadoras tanto de venezola- nos, donde quiera que se encuentren, como de in- novadores alrededor del mundo, para apoyar a los venezolanos y comunidades receptoras afectados por la crisis migratoria regional” (USAID & BID, 2020).
El CSIS cuenta con un programa CSIS Future of Venezuela (FVI) que informa a la comunidad política sobre las incidencias del panorama polí- tico, económico y humanitario de Venezuela con un enfoque intencionadamente orientado a crear la imagen de que el proceso bolivariano está en
5El informe “The Maduro-Hezbollah Nexus: How Iran-backed Networks Prop up the Venezuelan Regime” presenta a Venezuela directamente como un hub para la convergencia del crimen organizado y el terrorismo internacional (Hu- mire, 2020).
6PeaceGame Venezuela: Pathways to Peace, coauspiciado por Foreign Policy y la Universidad Internacional de la Florida (FIU), con el financiamiento de la Embajada de los Emiratos Árabes en Estados Unidos (Foreign Policy et al., 2019). 7Estos incluyen el autoproclamado gobierno “interino”, el gobierno de Nicolás Maduro, Colombia, otros países veci- nos (Brasil, Ecuador, Perú, y Chile), Rusia, China, Cuba, grupo de apoyo internacional al llamado “gobierno interino”,
grupos armados (FARC y ELN), lo que llaman colectivos (identificados como grupos paramilitares) vinculados al go- bierno venezolano, Estados Unidos, la ONU, ONG y CARICOM.
un declive irreversible (Center for Strategic and International Studies, s/f c); al igual que los res- tantes think tanks, sobredimensiona los alcances de la crisis y califica al Estado como fallido.
La producción más reciente esboza los escena- rios del “día después” y las prioridades de respues- ta global; entre las recomendaciones que aporta este think tank a las ya mencionadas por los otros está “detener la degradación ambiental en la Ama- zonía debido a la minería ilegal; e identificar las herramientas para incrementar la participación política de las mujeres” (Center for Strategic and International Studies, s/f c).
Si bien se plantea que la comunidad interna- cional podría no reconocer los resultados de las elecciones de diciembre de 2020 argumentando la falta de garantías democráticas, expone preocu- paciones prácticas y opciones de salida: compleji- dad legal de mantener el reconocimiento a Guai- dó después de enero de 2021 lo que debilitaría su autoridad en el exterior y particularmente la protección de los activos y bienes en el extranjero; sugiere como opción constitucional la extensión del mandato de la asamblea hasta la realización de elecciones “libres y justas”, lo que podría difi- cultarse por las divisiones de la oposición; mante- ner la coalición internacional que reconoce al go- bierno interino y la Asamblea Nacional y el apoyo bipartidista en Estados Unidos; reconsiderar he- rramientas como el Tratado de Río y la Responsa- bilidad de Proteger (R2P); y fomentar la organiza- ción de la diáspora venezolana y darle protección legal temporal en los países de acogida (Rendon & Fernandez, 2020) (Rendon, et al., 2019). Propo- ne explorar la inclusión de ex chavistas, chavistas de tendencia democrática, considerando el bene- ficio de su influencia sobre los colectivos para la estabilización pacífica y el desarme de las milicias (Rendon, et al., 2019).
Brookings Institution, con un enfoque menos
agresivo, produce trabajos que dan cuenta de la
crisis de abastecimiento, la inflación y el declive productivo, sugiere incrementar la asistencia a los aliados regionales de Maduro y no descarta el uso de sanciones para elevar los costos económi- cos del gobierno (Brookings Institution Working Group on Venezuela, 2017).
Los eventos de Wilson Center en relación con Venezuela se han enfocado en el vínculo con po- tencias emergentes como la India y Turquía. La mayor preocupación la absorbe Rusia y su papel como aliado, incluso en comparación con China.
En Diálogo Interamericano ha prevalecido una visión favorable a la “normalización” de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, y los eventos conta- ron con la participación de académicos cubanos. Si bien esta ha sido la tónica predominante, en un evento celebrado en 2019, se produjo un giro que se reflejó en la invocación de supuestas violacio- nes de derechos humanos, asociadas a la persecu- ción a disidentes y a limitaciones a la libertad de expresión contraviniendo la nueva Constitución (Interamerican Dialogue, 2019).
La agresividad y recurrencia del tema venezo- lano en CFR contrasta con la escasa producción de investigaciones sobre Cuba, que proyecta una posición favorable al acercamiento con Estados Unidos. En ese sentido, se elaboró un informe y se realizaron dos eventos, que abordaron la rela- ción bilateral, las perspectivas de la situación in- terna bajo la presidencia de Miguel Díaz-Canel, y la posibilidad de un derrame de petróleo en costas cubanas. Los trabajos de Atlantic Coun- cil tienen la misma tónica, con la peculiaridad de que incluyen análisis del estado de opinión en diferentes estados de la Unión. La mayor par- te de la producción sobre Cuba ocurrió durante la administración Obama8 y el énfasis se colocó en temas económicos, especialmente en una po- sible incorporación de Cuba a las instituciones financieras internacionales, frente a lo cual, tras
8De 3 informes y 12 eventos dedicados a Cuba, sólo corresponden al período posterior a 2016, uno y dos, respectiva- mente.
un debate con la participación de la academia cubana, el país consideró la no pertinencia de la propuesta.
El peso económico de Brasil, su papel como ar- ticulador y contrapeso político a cualquier ten- dencia desfavorable a Estados Unidos explican la atención de la que es objeto por parte de los think
tanks.
La emergencia de China como un socio estra- tégico para la región activa las alertas estadouni- denses, por ello las inversiones chinas en el sector energético brasileño han constituido una preocu- pación para Diálogo Interamericano desde el año 2014. Otros temas han estado relacionados con la crisis política brasilera, la relación con Estados Unidos, la política exterior de Bolsonaro y Dil- ma Rousseff, la corrupción y el sistema judicial. La mayor parte de los trabajos fueron publicados justo cuando se dirimía la continuidad del gobier- no del PT (2013-2015), de lo que puede inferirse su papel en la construcción de un escenario favo- rable al Lava Jato.
En Atlantic Council el foco de atención en los
estudios sobre Brasil fue captado por los temas económicos, la relación bilateral con Estados Unidos, el seguimiento al impeachment a Dilma Rousseff, a la apelación de Lula y la operación Lava Jato, coincidiendo con el enfoque de Diá- logo Interamericano, —junto a la que realizó un informe en el que se pone a Brasil como ejemplo en la lucha anticorrupción, y recomienda la parti- cipación activa y el financiamiento a cargo de los departamentos de justicia y de Estado de Estados Unidos en las acciones anticorrupción y en la for- mación de los funcionarios del sistema judicial.
Los estudios y eventos del CSIS sobre Brasil es- tuvieron referidos a los procesos electorales, su papel como poder emergente, y a temas relacio- nados con el sector energético y de la salud. Un estudio cuya temática resulta de mayor interés es un documento sobre el significado de la victoria de Bolsonaro en Brasil para la política de Estados
Unidos en el que se plantean desde una perspec- tiva estratégica varios puntos relacionados con el giro a la derecha en la región (Santibanes, 2018): La política de Estados Unidos requiere de un alia- do fuerte en América del Sur, papel tradicional- mente jugado por Brasil, pero que los gobiernos del PT y la crisis interna y de imagen propiciaron que la Argentina de Macri lo desplazara tempo- ralmente. Con la victoria de Bolsonaro, Brasil po- dría recuperar su posición de liderazgo.
Considera a Bolsonaro parte de fenómeno más amplio. El tipo de conservadurismo popular que defiende es un movimiento nacionalista basado en el rechazo a las elites liberales y cosmopolitas, y aboga por el retorno a las tradiciones religiosas y domésticas. En materia internacional, tiene una cosmovisión realista y tiende a desconfiar de los organismos multilaterales.
El éxito del conservadurismo popular en Brasil puede incentivar a algunos políticos argentinos. Una alianza táctica entre evangélicos y sectores conser- vadores de la Iglesia católica podría devenir base de apoyo del conservadurismo popular en ese país.
Estados Unidos debería prestar más atención a los cambios que se producen en la región, que en dependencia del comportamiento de sus líderes puede generar oportunidades o dificultades a Es- tados Unidos y sus aliados.
Este trabajo resulta emblemático en su inter- pretación del ascenso del conservadurismo en Brasil, al reconocer el papel de los evangélicos en la cimentación de una perspectiva conservadora en sectores populares, convirtiendo las ideas con- servadoras en su ideología.
Wilson Center tiene una institución dedicada a Brasil que trabaja orientada a comprender la com- pleja realidad de ese país y apoyar las relaciones con las instituciones brasileñas de diferentes sectores.
La corrupción y su utilización como instru- mento para la desestabilización de gobiernos “in- convenientes” ha sido uno de los temas privilegia- dos por los think tanks en el último decenio.
El tema ha sido abordado por Diálogo Interame- ricano de conjunto con el BID y el Atlantic Council, en algunos casos vinculados al tema central de la Cumbre de las Américas de Lima, para exponer las medidas adoptadas contra ese flagelo y promover una imagen de “transparencia” de los nuevos go- biernos de Brasil, Paraguay y El Salvador. Diálogo ha focalizado la atención al tema en Centroamérica y los escándalos en Brasil, Panamá y México, y ha dedicado dos informes recientes a la reforma po- licial. La vinculación de los valores democráticos con la persecución judicial de figuras del progre- sismo queda revelada en un evento coauspiciado por Wilson Center y Exiger —una compañía con base en Nueva York especializada en crímenes fi- nancieros— sobre la reforma penal impulsada por Mauricio Macri, a raíz del llamado “escándalo de los cuadernos”, que vincula al gobierno kirchneris- ta a supuestos sobornos a empresas constructoras (Interamerican Dialogue, 2018).
CFR dio seguimiento a los escándalos Mensalao y Lava Jato en Brasil, a cuyo amparo se encausa a figuras del PT bajo la presunción de corrupción. El informe de Taylor (2017) revela la participación del gobierno estadounidense a través del Departamen- to de Justicia9 en el lawfare, y del juez Sergio Moro en un programa de intercambio en el Departamen- to de Estado una década atrás, y recomienda:
Incrementar la cooperación de Estados Uni- dos con fiscales y autoridades vinculadas al cum- plimiento de la ley en los países.
Implementar un programa de intercambio pro- fesional bajo el auspicio del Departamento de Justi- cia, similar al Programa de Liderazgo de Visitantes Internacionales del Departamento de Estado, para crear una red entre los encargados de atender ese tema con sus homólogos de Estados Unidos.
Expandir los programas de intercambio, con financiamiento del Congreso.
Abogar por herramientas anticorrupción más sólidas y procedimientos judiciales eficientes en los países con el apoyo del Departamento de Jus- ticia y la USAID.
Dirigir la programación y el financiamiento de Estados Unidos a apoyar los esfuerzos de los paí- ses de ingresos medios para construir y capacitar un servicio civil profesional, basado en la meri- tocracia, la elevación de salarios y de presupues- tos orientados a incrementar la profesionalidad de policías, fiscales, recaudadores de impuestos y otras agencias de lucha contra la corrupción.
La corrupción es uno de los temas en boga para crear inestabilidad, inducir cambios de go- biernos y ejercer presiones para contener a los rivales en la región o forzar cambios en las legis- laciones domésticas. La corrupción aparece en el foco temático en el Wilson Center entre los años 2016-2020 y algún evento aislado en el 2015. El peso de los trabajos sobre el tema recae en el caso brasilero y el papel del juez Sergio Moro, uno de los principales ejecutores de la operación Lava Jato.
Los temas vinculados a los valores “democráti- cos” occidentales han sido tratados con frecuen- cia en Diálogo Interamericano, lo que se articula con el discurso condenatorio a Venezuela y Nica- ragua, y en menor medida, Cuba.
Después del golpe de Estado en Bolivia, se orga- nizaron dos eventos con la participación de figuras vinculadas al gobierno de facto. Los auspiciadores institucionales no reconocieron la ocurrencia de un golpe de Estado, asumiendo el supuesto fraude electoral argumentado por la OEA, aunque seña- laron la urgencia de la convocatoria a elecciones y discretamente reconocieron el ejercicio de la vio- lencia por parte del gobierno “interino”.
9“El Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ) ha cooperado con las autoridades brasileras para compartir información de potenciales objetivos e investigaciones, y desarrollado acciones compartidas de aplicación (de la ley) contra empresas brasileras como Embraer, Odebrecht, y Braskem. Los esfuerzos del DOJ han otorgado legitimidad y mayor efectividad a los esfuerzos fiscales brasileros” (Taylor, 2017, traducción libre).
Desde 2019, Atlantic Council viene desarro- llando algunos análisis sobre la desinformación, con foco en Venezuela, Brasil, México y Colom- bia. En estos se aborda la relación de la desinfor- mación y las fake news con los procesos electora- les y el Covid 19 y se trasladan recomendaciones a diferentes actores para contrarrestar las narrativas de desinformación. En el caso de Venezuela, se repiten las críticas a la manipulación de la infor- mación sobre las elecciones parlamentarias, y la influencia de Cuba, Rusia y China en una narrati- va “antiestadounidense”. Igualmente, es reiterada la alusión al origen ruso de programas automati- zados utilizados en para influir en el comporta- miento de los votantes, si bien se reconoce que no existen evidencias de la vinculación del gobierno ruso en esta actividad.
También concitaron el interés del tanque pen-
sante: la proyección estadounidense hacia Amé- rica Latina y el Caribe, la construcción de esce- narios y la situación de la región en los próximos años, la relación con la Unión Europea, la inte- gración regional, la innovación social en el sec- tor privado y el empoderamiento de las mujeres. En relación con los dos últimos se recomienda el estímulo gubernamental a los emprendedores y al empoderamiento femenino, focalizando a las mujeres como grupo social con capacidad para incidir en la agenda política de la región, presu- miblemente con el objetivo de fragmentar las de- mandas del campo popular y diluir el enfoque an- tisistémico. Al igual que en Atlantic Council, en Wilson Center y Diálogo Interamericano, el tema de la mujer es recurrente, con enfoques similares. El trabajo de Daboub & Runde (2018) apunta el papel prospectivo del CSIS en el diseño de po- líticas hacia la región y pudiera dar indicios so- bre las motivaciones para aupar la candidatura a la presidencia del BID de Mauricio Claver Caro- ne en septiembre de 2020, al señalar que los de- safíos de la región requerirán de la identificación de prioridades estratégicas y un liderazgo fuerte en el BID que se insinúa estaría favorecido por
una presidencia estadounidense. Entre los linea- mientos que debieran ser asumidos por el BID se enuncian: orientar los recursos a la asociación con el sector privado; repensar la división del tra- bajo con donantes internacionales frente a los que el BID afirma tener la ventaja de su reputación; y focalizarse en infraestructura (con una clara in- tencionalidad de competir en el terreno del BRI). De manera abierta señala: “El BID deberá decidir qué tipo de relación desea con actores emergentes en América Latina que no estaban presentes hace 10 años, como bancos de desarrollo chinos, inver- sionistas de impacto y grupos de capital privado” (Daboub & Runde, 2018). Resulta clara la inten- ción de favorecer al capital privado como porta- dor de eficiencia y productividad, y descalificar la inversión china acusada de provenir de un estado autoritario con procederes no confiables y porta- dora de endeudamiento y corrupción.
Wilson Center ha prestado atención al desa- rrollo y la cooperación nuclear. Han sido objeto de análisis tanto las proyecciones actuales como la lectura actualizada de documentos de archivo en el marco de proyectos de carácter histórico so- bre temas sensibles como la Guerra Fría y la no proliferación. De los procesos actuales han sido objeto de estudio el acuerdo entre México y Esta- dos Unidos, la cooperación nuclear de Brasil con China, Irak, Argentina y su relación nuclear con Suráfrica.
El trabajo de Diálogo Interamericano sobre la relación China-América Latina y el Caribe, se ha especializado en el análisis de las inversiones chi- nas en minería, energía y agricultura y su impac- to ambiental, así como en el papel de los bancos chinos en la región. Diálogo Interamericano de- sarrolla un proyecto que recopila y publica siste- máticamente datos sobre los préstamos de bancos chinos a países latinoamericanos y caribeños, su base de datos sobre el tema ha devenido referen- cia para las investigaciones, dada la ausencia in- formación sistematizada de otras fuentes.
El enfoque de este tanque pensante es coinci- dente con la posición del gobierno estadouniden- se sobre los costos ambientales de las inversiones chinas en infraestructura. Más recientemente se dedicaron estudios a la Belt&Road Inititative (BRI) y a la participación de China en la recupe- ración pospandémica regional.
Atlantic Council concentró la atención en la relación económica, en especial en la internacio- nalización del renminbi, y se dedicaron trabajos y eventos a la inversión china en infraestructura y el proyecto del BRI. Aunque la presencia china es estudiada para toda la región, se dedican algu- nos trabajos a la relación particular con Brasil y con Venezuela. Igualmente, se destacan las impli- caciones negativas de la relación con China para el desarrollo industrial latinoamericano. En un trabajo para la construcción de escenarios pos- pandemia, Atlantic Council insiste en la limitada efectividad del enfoque de “America First” de la administración Trump en la recuperación del li- derazgo mundial de Estados Unidos, de cara a la disputa geopolítica con China, y llama la atención sobre la necesidad de una mayor asistencia esta- dounidense para la recuperación de los países de la región (Burrows & Engelke, 2020).
En Brookings Institution, tanto las publicacio- nes como los eventos sobre las relaciones Chi- na-América Latina y el Caribe estuvieron referi- dos a las inversiones de ese país en la región, los límites de su influencia y las preocupaciones aso- ciadas a este proceso, la naturaleza de la coopera- ción con ese país, y la perspectiva desde la región sobre su creciente presencia.
En el CSIS, la relación de China con América Latina no ha estado entre los temas que mayores publicaciones o eventos generaron en el período analizado, pero resulta interesante mencionar el informe The future of Latin American and Cari-
bbean in the Context of the Rise o China (2018), el
cual examina la influencia del crecimiento de Chi- na, con su poder y papel en la economía mundial, en América Latina y el Caribe, en un horizonte
hasta 2050. Por la coincidencia y la visión pros- pectiva se destacan algunas ideas de este informe (Ellis, 2018):
Las empresas con sede en China pasarán de “competir para ponerse al día” al liderazgo indus- trial y tecnológico, incluyendo el establecimien- to de estándares y definición de las estructuras en telecomunicaciones, inteligencia artificial y otras industrias. Esto consolidaría aún más su influen- cia y ventaja competitiva y promovería su domi- nio comercial en América Latina y el Caribe.
Si no ocurre un golpe severo que afecte el sis- tema financiero chino, los bancos y fondos chinos se convertirán en pilares fundamentales del siste- ma financiero mundial, existiendo la probabilidad de que se utilice ese dominio para promover las empresas chinas en lugar de las estadounidenses, europeas o locales. En América Latina, la hege- monía del Fondo Monetario Internacional (FMI) y las instituciones estadounidenses podrían ver- se reemplazadas por una hegemonía financiera que involucre a instituciones chinas e impongan la utilización de empresas chinas como premisa para el acceso a tecnologías y datos clave, o exi- gencia de regímenes legales especiales en los ám- bitos laboral, tributario y ambiental para los pro- yectos financiados por China.
El renminbi pudiera ser una de las tres mone- das principales del sistema financiero global, con muchos contratos en América Latina y el Caribe, lo que socavaría aún más la posición del dólar es- tadounidense.
Pueden ocurrir procesos que generen recha- zos hacia las inversiones chinas motivados en que, para atraer a los capitales chinos, los gobiernos ofrezcan exenciones especiales, pero ello alimen- tará la percepción de una relación desigual en tan- to América Latina se consolida como proveedora de materias primas y fuerza de trabajo, mientras para China fluyen las mayores ganancias. Por tal motivo, culparán a las elites locales que se bene- ficien directa o indirectamente de esas relaciones. De esto nace la posibilidad de que las protestas
de muchos movimientos políticos y sociales se desplacen del rechazo al capitalismo occidental a la crítica del modelo chino de relacionamiento con la región. Frente a esto, China utilizaría pre- siones económicas y políticas para reprimir los movimientos contra sus empresas. En esa nueva dinámica los políticos y grupos locales podrían demandar asistencia de Estados Unidos, la Unión Europea y otras potencias externas, así como en lo interno llevar temporalmente al poder a gobier- nos que adopten ideologías diversas, que vayan desde el desarrollo autónomo nacionalista hasta el un retorno a los modelos económicos y polí- ticos alineados con Estados Unidos y Occidente.
La adquisición de tecnologías de comunica- ción y monitoreo, daría a los gobiernos capacida- des para monitorear e identificar comportamien- tos no sólo de las actividades delictivas, sino de las consideradas por estos como políticamente objetables. “Estos sistemas de vigilancia y control proporcionarán a los regímenes autoritarios po- pulistas militares y de izquierda en América La- tina y el Caribe algo con lo que solo han soñado: una capacidad masiva para sancionar a las per- sonas que se involucran en conductas políticas o sociales que el gobierno desaprueba” (Ellis, 2018).
Los datos recopilados se convertirán poten- cialmente en herramientas para la influencia de inteligencia china, que podría utilizar esa infor- mación para comprometer y chantajear a figuras políticas, militares y empresariales, así como ob- tener información valiosa que le permita influir en las decisiones políticas y comerciales para pro- mover los objetivos estratégicos chinos.
Para 2050, es probable que las empresas chi- nas hayan adquirido o desplazado una parte sig- nificativa de las empresas mineras canadienses, australianas, estadounidenses y europeas y ha- yan ampliado sus operaciones en Ecuador, Bo- livia, Brasil, Chile y Perú, incluida la expansión de industrias de “nueva minería” como el litio, así como la explotación de minerales críticos y tie- rras raras como el niobio en Brasil.
China probablemente seguirá trabajando principalmente a través de la Comunidad de Es- tados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en lugar de la OEA u otros dentro del Sistema Intera- mericano, para el otorgamiento de fondos y prés- tamos. Esto mantendrá a la CELAC en el centro de atención internacional, pero es poco probable que avance en su institucionalización como ve- hículo para la formulación de planes o posiciones comunes sobre temas globales, ni que establezca una secretaría funcional u otras estructuras per- manentes como las de la OEA, lo que exigiría re- cursos y consensos políticos de los que carece la región, a lo que se suma que China tampoco es- taría interesada en que la región construya una posición colectiva para negociar beneficios en esa relación.
En una lectura de este informe (2018) después de desatada la pandemia del Covid 19, llama la atención la identificación de diferentes situacio- nes de cómo una crisis sanitaria puede afectar la relación bilateral: 1) el brote de una enfermedad importante que comienza en América Latina o se propaga a ella podría dañar las economías de la región y limitar en gran medida el desarrollo y la interacción con actores externos como China, 2) las enfermedades agrícolas que afectan al ganado o los cultivos podría reducir significativamente el compromiso económico de China con Améri- ca Latina, 3) una epidemia que diezme a la po- blación china reduciría la demanda de productos agrícolas y de otro tipo en América Latina, 4) una enfermedad agrícola que arrase la producción de alimentos en China podría alentarla a buscar agresivamente el compromiso con la región para evitar la muerte por hambre de sus habitantes (Ellis, 2018).
Respecto al cambio climático y el medio am- biente, en Diálogo Interamericano llama la aten- ción el tratamiento regular del impacto nocivo de las industrias extractivas, tema particularmen- te espinoso para los gobiernos “progresistas” de
la región por las frecuentes críticas por parte de sectores ambientalistas internos y externos, pro- movidos en buena medida desde fundaciones y ONGs, al extractivismo como base económica de sus proyectos. Otro tema de análisis recurrente es el de la protección ambiental en Colombia, vincu- lado a los acuerdos de paz.
Vinculado a lo anterior, el abordaje del tema energético se concentra en buena medida en la producción de energías limpias y renovables, aunque también pone el foco en el desempeño del sector energético —incluida la producción de gas natural— en la región, con énfasis en México, Venezuela, Brasil, Argentina y Centroamérica, así como en las inversiones estadounidenses y chinas en este sector.
Para Centroamérica y Caribe, el cambio de ma- triz energética comporta además un contenido geopolítico, teniendo en cuenta la participación de varios de esos países en iniciativas puntero de la proyección externa de Venezuela, como Petro- caribe. La atención pormenorizada al sector ener- gético en México y Brasil, más allá de que son dos grandes productores de la región, pudiera estar relacionada a que esos países han llevado adelante procesos de apertura y privatización en ese sector y al interés que puede ello suscitar entre corpo- raciones transnacionales del ramo, algunas de las cuales financian la actividad de este tanque pen- sante.
Después de la controvertida, —y al parecer fa- llida— reforma energética (2013) del expresi- dente Peña Nieto, a inicios de 2018 con el apo- yo del Wilson Center se realizaron una serie de foros organizados por IPD Latin America en la Ciudad de México. Entre los participantes se in- cluyeron ejecutivos de la industria local que van
desde el upstream hasta el downstream, abogados, académicos, exaltos funcionarios del gobierno y personas con experiencia en el sector energético (Padilla & Wood, 2018). El objetivo de estos foros fue la evaluación crítica de los resultados de la re- forma energética y la redacción de un documento con las conclusiones a las que se arribaron. Entre los redactores del documento estuvo el director del Instituto México del Wilson Center, Duncan Wood.10
Evidentemente el resultado esperado de estos trabajos era crear un ambiente favorable a la con- tinuidad de la reforma del 2013 e impedir su re- versión. El presidente López Obrador, crítico de la reforma, ha planteado la recuperación de la soberanía energética, sin violar la constitución, aprovechando los vacíos legales. Su política ha chocado con los intereses de las petroleras esta- dounidenses agrupadas en el Instituto America- no del Petróleo, que solicitó al gobierno de Trump actuar frente a lo que consideró un trato “discri- minatorio” (Sígler, 2020).
El informe auspiciado por el Wilson Center, tras una fachada de imparcialidad en tanto reco- noce el declive que ha mostrado el sector ener- gético, pretende desvincular el negativo desempe- ño de la reforma, la que es considerada como un paso en su “modernización”, vía liberalización. Si se tiene en cuenta la participación de importantes petroleras transnacionales como la BP, Chevron Corporation y la Royal Dutch Shell en el financia- miento de este think tank, no es difícil identificar los intereses que animan la defensa de la letra li- beral de la reforma.
Covid 19
El impacto de la pandemia ha sido ampliamen- te tratado por Diálogo Interamericano, a través de
10Duncan Wood regularmente ofrece testimonio ante el Congreso de Estados Unidos sobre las relaciones con Méxi- co. Es un participante habitual en el Global Future Council on Energy del World Economic Forum, asesor editorial del periódico El Universal y miembro del consejo editorial de Foreign Affairs Latinoamerica. Entre 2007 y 2009, fue secre- tario técnico de la Red Mexicana de Energía, grupo de expertos en el área de política energética en México. Ha sido miembro del Sistema Nacional de Investigación de México, asesor editorial de Reforma, asociado senior del Programa de las Américas en el CSIS.
la elaboración de 4 informes y 15 eventos. En esa dirección, además del impacto del Covid 19 en la región y países específicos (Haití, Perú, Argenti- na, Venezuela), los análisis abordan también sus consecuencias en la libertad de expresión, la de- mocracia, los derechos humanos, la migración y las remesas y la educación. Llama la atención la realización de un evento sobre la respuesta y la autoridad ejecutiva del gobierno conservador de Bukele en El Salvador a la pandemia. Al mismo tiempo, se aborda tanto el papel de China como la cooperación de Estados Unidos en la recupera- ción pospandémica de la región.
Los trabajos de Wilson Center bajo la etique- ta de diplomacia médica con la colaboración del Instituto Kissinger en el marco de la pandemia del Covid 19 han estado enfocados en lo funda- mental a cómo este evento perfila las relaciones de China con la región. Uno de ellos ofrece un mapa interactivo en el que compara la asistencia de China y Estados Unidos en el enfrentamiento de la crisis sanitaria.
En estas publicaciones han participado tam- bién académicos chinos que han aportado la pers- pectiva de ese país sobre las relaciones con la re- gión más allá de la pandemia; en el artículo bajo la firma de Haibin Niu investigador asociado y el subdirector del Instituto de Estudios de Política Exterior del Instituto de Estudios Internacionales de Shanghai, y subsecretario general de la Asocia- ción China de Estudios Latinoamericanos, el aca- démico sostiene la profundización del compromi- so económico chino con América Latina a pesar de la caída que han mostrado las inversiones en los últimos años, plantea que la recuperación de la demanda china de exportaciones latinoameri- canas impulsará las economías de la región y que la nueva estrategia de la “circulación dual” no será un obstáculo para el comercio bilateral, sino que favorecerá las importaciones regionales, afirman- do además que América Latina será un importan- te destino para las inversiones y las exportacio- nes chinas, en tanto el progreso tecnológico chino
no es tratado como una amenaza económica o de seguridad por parte de los países latinoamerica- nos. Reconoce que las relaciones triangulares en- tre China, Estados Unidos y América Latina están perturbando las relaciones bilaterales, que existen presiones estadounidenses para limitar los lazos económicos, especialmente los relacionados con la tecnología 5G. Desliza un enfoque crítico a la proyección hacia la región bajo la administración Trump: “China ha dejado claro que no quiere te- ner una nueva Guerra Fría con Estados Unidos. China también sabe que la mayoría de los países latinoamericanos quieren el regreso de Estados Unidos a la región, pero no de la Doctrina Mon- roe” (Niu, 2020).
Finalmente hace un llamado a la cooperación entre las dos potencias: China adopta un enfoque diferente. Su Iniciativa de la Franja y la Ruta en América Latina está abierta a la cooperación de terceros. Si “América Crece” está abierta a un pa- pel para China, sería mejor, ya que el déficit de infraestructura de la región es demasiado grande para ser abordado por cualquiera de las dos su- perpotencias económicas por sí solo (Niu, 2020). En la misma tónica otro documento de ese cen- tro, pero escrito por un ex embajador de Chile en China, señala lo positivo del repunte de la econo- mía china para los países latinoamericanos, pero que las tensiones entre Estados Unidos y China obstaculizan su avance, y la reorientación de una inversión pactada entre China y Chile hacia Aus- tralia; señala que cada vez más las inversiones chi- nas estarán bajo observación y recomienda a los países latinoamericanos que para lidiar con la ri- validad la mejor opción es una política de “no ali-
neación activa” (Heine, 2020).
Otros análisis en eventos sobre la pandemia en Wilson Center han abordado el tema desde la perspectiva de género, su vínculo con la corrup- ción, la violencia de actores no estatales y el im- pacto regional de este evento y el papel de la po- licía han sido los que mayor presencia han tenido en los eventos realizados sobre la pandemia.
Los think tanks analizados ponen el conoci- miento y la investigación en función de la cons- trucción de juicios críticos y la identificación de soluciones sobre temas que contravienen el inte- rés de Estados Unidos. Se siembran dudas sobre la vitalidad y viabilidad de determinados proce- sos, descalifican los preceptos que los gestionan y conquistan aliados para desestabilizarlos.
En sus recomendaciones ofrecen un menú de opciones avalado por investigaciones con parti- cipación de académicos de diversas latitudes que dan densidad a las visiones de los decisores. Mu- chas de las recomendaciones y valoraciones se in- corporan al discurso político y devenido parte de la política exterior de Estados Unidos hacia la re- gión.
Los think tanks desarrollan argumentos con-
tentivos de los intereses del sector privado esta- dounidense como perspectiva en la que sustentan el asesoramiento al gobierno y suministran a la prensa argumentos a favor o en contra de deter- minados procesos (Romano, et al., 2018). Ellos han sido decisivos en la argumentación de la ne- cesidad de reformas de los sistemas jurídicos, buscando su homologación con estándares esta- dounidenses, y de las ventajas de la privatización de sectores estratégicos.
Venezuela no es sólo un caso de estudio, sino por sus relaciones con terceros a partir del sumi- nistro energético y otros planes de cooperación, lo que le ha conferido capacidad de influencia en la región. La condición de Venezuela como po- tencia energética y poseedora de otros recursos estratégicos, la coloca en una posición de favore- cer a competidores de Estados Unidos.
Varios informes develan cómo Estados Unidos se ha involucrado institucionalmente (Departa- mento de Justicia y de Estado) en la preparación de funcionarios públicos latinoamericanos, capa- citándolos en el montaje de casos de lawfare don- de el hilo conductor ha sido la corrupción, en el entendido de Zafaroni: “la sobrecriminalización
persecutoria de un sector político” (Bertoia, 2021), donde los medios y las redes sociales juegan un pa- pel fundamental.
Los think tanks han sido parte del “montaje”
de estos procesos que en muchos casos ha llevado a la inhabilitación electoral de líderes del progre- sismo: “(…) para lograr éxito en la manipulación de la opinión pública, se requiere de una “opinión experta” que defina con antelación una agenda y puntos de vista, así como posicionamientos políti- cos determinados frente a ciertos eventos y actores. El “relato de la corrupción” como principal proble- ma es un ejemplo del modo en que el discurso de los think tanks y voces expertas o especialistas, tan- to desde Estados Unidos como desde América La- tina, proveen el andamiaje ideológico sobre el que se monta la posterior campaña mediática en contra de determinados sectores políticos, construyendo un sentido común en torno a los políticos, la políti- ca y las experiencias progresistas” (Romano, 2019).
Desde América Latina varios juristas han de-
nunciado que la formación en Estados Unidos de jueces y fiscales ha favorecido la importación de modelos jurídicos de organización e incluso la utilización de la extraterritorialidad de la juris- dicción universal —aplicable a los crímenes de máxima gravedad— para convertir la corrupción en un delito transnacional grave (Proner, et al., 2020). La designación de figuras del sistema judi- cial estadounidense en las misiones diplomáticas en países como Argentina y Brasil, ha coincidi- do con la apertura de causas judiciales contra los máximos representantes del “progresismo”.
Los think tanks han desempeñado un papel
importante en la regionalización de temas consi- derados problemáticos para Estados Unidos.
En algunos casos se alude a la posición de America First como debilitadora del liderazgo estadounidense y se reclama un involucramiento más activo de Estados Unidos en la región para enfrentar la competencia estratégica.
La sagacidad prospectiva de estos centros se ex- presa en la construcción de escenarios que toman en
consideración eventos impensables como la evalua- ción del impacto de una pandemia en las relaciones de América Latina con China antes de que esta se convirtiera en un detonador de un nuevo escenario.
La atención prioritaria que se otorga a determi- nados países está dada por: su peso económico y político real o potencial, que los pudiera convertir
en aliados o competidores; la dependencia estadou- nidense de los recursos suministrado por ellos; sus relaciones con competidores estratégicos; su capaci- dad de articular propuestas que menoscaben el li- derazgo estadounidense en la región. Esto explica el peso que en sus estudios se otorga a México, Brasil, Venezuela y Cuba.
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