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Nueva Época

Número 02

Estados Unidos 2022/26

Autores: Dr.C. Jorge Casals Llano, Coordinador (CIPI); Dr.C. Raúl Rodríguez Rodríguez (CEHSEU); MSc. Rafael

González Morales (CEHSEU); MSc. Santiago Espinosa Bejerano (CIPI); MSc. Enrique Martínez Díaz (CIPI); Lic. Lourdes Regueiro (CIPI).


El Escenario sobre Estados Unidos hasta el 2026 parte de la premisa de que el periodo estará afectado por dos procesos electorales, el de 2022, con gran importancia para el balance de fuerzas en el poder legislativo, y la elección presidencial del 2024. Es previsible que en el proceso electoral legislativo de 2022 el partido Demócrata pierda la mayoría en una o ambas cámaras del Congre- so lo que dificultará, aún más, al grupo en el po- der concretar su agenda de gobierno y también las posibilidades de continuar ocupando la presiden- cia a partir de 2025.

Durante todo el período se estarán producien- do cambios legislativos a nivel estadual en estados controlados por republicanos, que tratarán limi- tar progresivamente el acceso al voto de los seg- mentos menos favorecidos o menores ingresos. Al mismo tiempo, se concluirá la redistribución de distritos electorales cuya manipulación (gerry-

mander) arrojará un balance favorable al Partido

Republicano en la mayoría de los estados, lo que impactará significativamente en los dos procesos electorales.


Estados Unidos en el contexto interna- cional

Para el 2026, los EE.UU. aún se mantienen como primera economía mundial y, precariamen- te, como principal actor global. Las acciones de la administración Biden no logran modificar el es- cenario de declive relativo sostenido y la pérdida de liderazgo de los EE.UU. a nivel geoestratégico. No se logra un consenso para enfrentar las con- tradicciones dentro del sistema internacional. Las diferentes propuestas continúan oscilando entre

el multilateralismo y la supuesta colaboración y el unilateralismo y la competencia. Continúan exa- cerbándose las diferencias entre las distintas visio- nes de país, en las que actúan, de manera más or- ganizada, las facciones populistas de derecha, que apuestan por el proteccionismo y el nacionalismo. El intento de rescate del liderazgo de EE.UU. en los foros multilaterales no fue más allá de la preten- sión de que los mismos actuaran en función de sus intereses; se hizo cada vez más difícil para Washing- ton formar coaliciones en temas de real interés de la comunidad internacional. En cambio, promovió unilateralmente foros alternativos con aliados para

avanzar intereses de su agenda de gobierno.

La poscrisis de la COVID-19 demuestra la de- pendencia de la economía de los EE.UU. de Chi- na, en particular el crecimiento de las importa- ciones y el financiamiento de la creciente deuda estadounidense.

Los problemas derivados de la financierización de la economía, incrementados por el aumento del gasto público utilizado como estímulo de la economía, incrementaron la deuda soberana glo- bal que sobrepasa, por mucho, el Producto glo- bal y hace altamente volátil la economía de los EE.UU. y del mundo.

Lo anterior potenció la tendencia a la depre- ciación de un dólar estadounidense sin respaldo real y aumentó el papel del oro como “reserva de reservas” por los bancos centrales, en parti- cular los de China y Rusia, que además introdu- cen sistemas alternativos al SWIFT (Society for

Worldwide Interbank Financial Telecommunica-

tion) controlado por EE.UU. En menor medida, se incrementa el uso de plataformas monetarias


descentralizadas mediante criptomonedas y los subsiguientes intentos estatales por limitarlos.

Continúa deteriorándose el papel de EE.UU. como paradigma político y cultural global y conso- lidándose el liderazgo chino, en lo económico y tec- nológico, y ruso, en lo relativo a la seguridad como actores globales de referencia. La nueva administra- ción norteamericana trata de recobrar liderazgo con una política exterior más activa en sus formas, pero sin ser capaz de ofrecer contrapeso real a los avances de otras potencias y grupos de países.

En su competencia con China y Rusia por el li- derazgo, los EE.UU. intentan recuperar posicio- nes perdidas en América Latina y el Caribe. Las acciones estadounidenses para contener el avance de sus competidores geopolíticos en el continente incluyen desde, “incentivos económicos” respal- dados en la potenciación de las inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo y en menor medida el FMI, a las presiones diplomáticas, las amenazas y medidas coercitivas unilaterales, diri- gidas a limitar los vínculos con ellos. Prevalecen las coerciones, bajo el supuesto riesgo que implica para la seguridad nacional, la utilización de la tec- nología y el equipamiento de las redes desarrolla- das por China, así como el armamento ruso.

Los temas priorizados continuarán siendo la su- puesta defensa de los derechos humanos y de los lla- mados valores democráticos en Venezuela, Cuba y Nicaragua en el caso de América Latina; la migra- ción, con énfasis en, el denominado “triángulo nor- te” de América Central y la frontera con México; la erradicación de la pandemia; la competencia con China; las relaciones con los aliados; lograr lideraz- go tecnológico; y el cambio climático. Buscarán re- vitalizar la OEA como plataforma de interlocución con la región, empeño cuya intensidad estará deter- minada por el balance resultante de las Cumbres de las Américas y los procesos electorales en el período. Se mantiene las corrientes migratorias hacia EE.UU., a pesar del deterioro de su situación eco- nómica y el crecimiento de la desigualdad y la mi-

seria.

El liderazgo de las empresas chinas, su intro- ducción en la producción manufacturera y la pro- ducción masiva de motores eléctricos iniciada en 2019, condujo inicialmente a una guerra “de aran- celes” que devino “comercial” y que continuó agu- dizándose.

En el orden militar, los EE.UU. continúan sien- do el país con mayor gasto en el mundo; también el mayor exportador de armas y las empresas del Complejo Militar Industrial, las siguen invirtien- do sumas en I+D para el desarrollo de armamen- to que permita la guerra a distancia con el menor costo humano posible. Los efectos de la derrota en la Guerra en Afganistán continúan presentes y no permite a los estrategas estadounidenses pen- sar en grandes despliegues de tropas y técnica por períodos prologados de tiempo.

El enfrentamiento con China en el área militar se mantuvo por la mayor presencia de los EE.UU. y la realización de ejercicios aeronavales en las principales áreas en disputa reclamadas por Bei- jing, el apoyo a Taiwán y a los movimientos se- cesionistas en ese país. Con el pretexto de garan- tizar la libertad de navegación aérea y marítima EE.UU. incrementó las llamadas Operaciones de Libertad de Navegación (FONOP) principal- mente en los mares del Este y Sur de China y su presencia militar en países vecinos aliados a EE.UU. como Filipinas y Australia aumentando las provocaciones en la zona y presionando a sus socios europeos para que participen en esta pre- sencia.

EE.UU. continúa promoviendo iniciativas para contrarrestar la influencia de China en el mundo y que constituyen una política bipartidista, por su objetivo final, si bien cada presidente utiliza mé- todos diferentes para lograr lo mismo. En ese sentido, podemos citar iniciativas económicas, comerciales y políticas de las administraciones estadounidenses destinadas fundamentalmente a regiones como América Latina y el Caribe y Áfri- ca, con el objetivo de intentar contrarrestar la cre- ciente influencia de China.


Con Rusia se mantienen las tensiones por el au- mento de la presencia de las fuerzas de EE.UU. en los países bálticos y Polonia, la intensificación de ejercicios militares en zonas cercanas a sus fronte- ras (incluyendo el Ártico, el Mar Báltico y el Mar Negro) el apoyo a Ucrania, el diferendo en torno a Crimea y la cuenca del Donbás, las acusaciones sobre ataques cibernéticos el espionaje, los sumi- nistros de gas a Europa, las zonas económicas ex- clusivas, las plataformas continentales, entre otros asuntos.

Se mantiene la paridad estratégica en la esfera de las armas nucleares.

El peligro de la ocurrencia de conflictos arma- dos, al menos a escala regional se mantiene de forma constante.

Pactos político-militares en materia de seguri- dad, como el AUKUS o el QUAD, han alcanzado una preocupante influencia en el área y amenazan a China con ampliar su membresía.

A pesar de las tensiones con la Unión Europea y de varios sucesos que han dañado la credibili- dad y liderazgo de EE.UU. respecto a la relación trasatlántica, continúa siendo la principal alianza regional de EE.UU. y más específicamente en el marco de la OTAN. A partir del Brexit y de suce- sos como el AUKUS, la Unión Europea establece de manera limitada ciertas políticas propias de se- guridad, que no contradicen a la OTAN o dañan, en su esencia, su relación trasatlántica.

La situación interna

En el orden interno, el gobierno estadouniden- se intenta articular desde el presupuesto federal sucesivos planes que tienen como objetivo el for- talecimiento de la industria nacional, pero que aumentan el déficit presupuestario y el endeuda- miento, y continúa depreciando el dólar estadou- nidense, primera de las fortalezas de los EE.UU. ante el sistema económico internacional.

El papel de la rama legislativa del poder, a ni- vel federal, continúa perdiendo legitimidad y po- pularidad. Las crecientes y constantes divisiones

ideológicas, con fines económicos específicos, im- posibilitan el desarrollo y avance de proyectos le- yes vitales para la economía estadounidense. Los legisladores de bases “progresistas” continuarán ganado espacios, sobre todo en la Cámara Baja, aunque seguirán constituyendo grupos minorita- rios y con influencia limitada.

La alta proporción conservadora en la Corte Suprema de EE.UU., que supera a los juristas de tendencias liberales, obstaculiza el avance o ratifi- cación de leyes que pretenden consolidar el dere- cho al aborto, derechos de la comunidad LGBTIQ, legalización de la marihuana, entre otros asuntos polémicos y divisivos en el país. La preeminencia de legislaturas y cortes conservadoras, a nivel lo- cal, provocará que se aprueben leyes que entren en directa contradicción con decisiones tomadas previamente por la Corte Suprema. Esto supon- drá un desafío para dicha institución, que deberá defender su legitimidad, independientemente de las posiciones ideológicas de sus integrantes.

Continúa la tendencia a la reducción de la re- presentación del sector manufacturero en el Producto Interno Bruto (PIB), reforzada por la potenciación de la inteligencia artificial y la ro- botización en la producción de bienes y servicios. La inyección masiva de capitales en la circula- ción se mantuvo como el componente más im- portante de la economía estadounidense. El sec- tor financiero y la banca mueve cada vez mayores volúmenes de capital de creciente complejidad, mientras que hace crecer artificialmente e impri- me alta volatilidad a las bolsas y a la economía en general, a la vez que aumenta la concentración de la riqueza y la inestabilidad, la desigualdad y la

pobreza.

Continuó el avance de la transformación del modelo corporativo tradicional por otro en el que la llamada economía cooperativa y la intro- ducción de los avances de la tecnología genera- ron uno nuevo, en el cual las grandes empresas subcontratan la producción, los servicios e inclu- so tercerizan la contratación de trabajadores para


convertirse en plataformas de comercialización de bienes y servicios tales como Microsoft, Goo- gle, Apple, Amazon, Uber, WeWork, Airbnb, Ne- tflix, Facebook, entre otros.

Se intensificará, aunque permanezca en el pla- no de la retórica, las críticas bipartidistas al pa- pel de las oligarquías de las tecnologías en EE.UU. como Facebook, Amazon, Google y Apple, en la difusión, censura y manipulación de la informa- ción, y sobre todo, contra sus crecientes activida- des monopólicas en la economía estadounidense. EE.UU. continuó perdiendo posiciones tanto en el aspecto científico tecnológico, como en la densidad de implementación de las nuevas gene- raciones de comunicaciones y en el desarrollo de las siguientes, especialmente la Inteligencia Arti- ficial. Debido a las características del desarrollo científico que incluye la formación de su poten- cial humano, tal situación no podrá ser revertida,

al menos, en el corto plazo.

La polarización política aumentó en una mag- nitud sin precedentes el distanciamiento entre los sectores considerados “liberales” y modera- damente “liberales” y los “conservadores” y ultra “conservadores”, mayormente identificados los primeros con el Partido Demócrata y los segun- dos con el Republicano.

La polarización política promovió, además, la competencia entre los modelos de país impulsa- dos por diferentes tendencias y provocó una ato- mización aún mayor de las fuerzas de los parti- dos a nivel federal, lo que dificulta a demócratas y republicanos avanzar en proyectos bipartidistas. La polarización del espectro político también se manifiesta en el reforzamiento de tendencias vin- culadas a las posiciones de extrema derecha y, en menor medida, en la emergencia de nuevas agru- paciones en la izquierda estadounidense, que aún continuarán marginada del poder real en EE.UU. Es cada vez más difícil formular una definición consensuada del llamado interés nacional.

La fractura del mercado se complementa con la pérdida de calidad del empleo existente y aun

con la pérdida de empleos en el sector medio de la distribución de ingresos, se expande el empleo a tiempo parcial, por tiempo determinado, sin be- neficios y con bajos niveles de seguridad laboral. Aumentó tanto el pluriempleo como el subem- pleo. Todo lo anterior contribuye al incremento de las tensiones sociales.

La inmigración siguió siendo uno de los facto- res socio-demográficos de mayor importancia en el país y fuente del crecimiento absoluto y relativo de los grupos étnicos, en particular de latinos. No obstante, las políticas de admisión son cada vez más restrictivas y condicionadas.

La población estadounidense continúa su pro- ceso de tránsito de ser mayoritariamente blanca a una más racialmente diversa. El cambio motivado por los flujos migratorios internacionales e inter- nos sigue produciendo cambios en los llamados bastiones tradicionales, tanto republicanos como demócratas.

La marginación de grupos minoritarios, la cre- ciente inequidad, la brutalidad policial, y el supre- macismo blanco, ligado a tendencias extremistas violentas con grupos de teorías de conspiración, auxiliado por la alta difusión de falsas noticias, posverdades y desinformación; generarán aún más polarización, desencanto con la instituciona- lidad y reproducirá la inestabilidad a lo interno de EE.UU.

Política hacia Cuba

La formulación de la política hacia Cuba seguirá sustentada en la aplicación del bloqueo y lo estipu- lado en Ley Helms-Burton, el fomento de la sub- versión interna y las campañas de desinformación, con el objetivo de derrocar a la Revolución. Las percepciones sobre la situación interna en Cuba, la evolución en los procesos dentro de EE.UU. y el balance de las fuerzas en la región latinoameri- cana, influirán en los cambios que puedan matizar la política hacia Cuba. En particular, la perspecti- va sobre el éxito o no de la nueva generación de líderes nacionales en la Isla para implementar el


reordenamiento de la economía, lograr la cohesión y el respaldo a la institucionalidad y la recupera- ción pospandemia.

Partiendo de lo anterior, y de que la situación interna en Cuba transitará por un complejo es- cenario pospandemia, afectado además por las medidas permanentes de bloqueo, cabe esperar el mantenimiento de la apuesta por fomentar accio- nes de desestabilización que generen situaciones similares a lo sucedido el 11 de julio.

Solo el mantenimiento de la estabilidad y la cohesión interna en Cuba, la erradicación de la pandemia y la preparación ante posibles eventos similares, más la exitosa recuperación económica, pudieran hacer cambiar la percepción y reconsi- derar la anterior posición.

La correlación de fuerzas prevaleciente en el Congreso de los EE.UU., más la disfuncionalidad del sistema político interno en aquel país y el im- pacto real de acciones de política exterior en las elecciones nacionales, dificultarán la aprobación de proyectos dirigidos a reconsiderar las relacio- nes con Cuba.

Se fortalece el Partido Republicano en Florida como resultado de la manipulación de los dis- tritos en 2022, especialmente 26 y 27, con gran presencia de cubanoamericanos. Ello conduce a los Demócratas a centrar su estrategia de cam- paña nacional en nuevos estados en disputa que les permitieron ganar en 2020, como Arizona y Georgia. Por tanto, se reducirá la atención que prestará el Ejecutivo a los temas de Cuba, retoma- da en el marco de la campaña Republicana contra el socialismo. Esto facilitaría que en las decisiones sobre Cuba sean tomados en cuenta intereses de sectores distintos a la comunidad cubanoameri- cana de Florida.

La promoción de la subversión a través de or- ganizaciones contrarrevolucionarias internas se centrará en el apoyo a una línea “pacífica” de con- frontación a las autoridades gubernamentales, así como el cuestionamiento a “los extremos” y la ne- cesidad de adoptar y hacer viables las posiciones

“centristas”. El trabajo de influencia de EE.UU. se dirigirá hacia todo el espectro ideológico cultural y los medios académicos, científicos, universita- rios, estudiantiles, periodísticos, deportivos, reli- giosos.

Se mantendrá el uso de fuentes oficiales y no oficiales para el financiamiento y otros apoyos a la contrarrevolución, así como el uso de las redes sociales, complementado con modalidades más agresivas. Las agencias estadounidenses buscarán espacios de actuación en sectores intelectuales que procuran cambios al modelo cubano “desde adentro” del sistema, único objetivo probable que justificaría acciones de acercamiento.

A pesar de que los grupos de influencia agrícola y de viajes estadounidenses —con mayor poten- cial para contribuir a modificar la política hacia Cuba— tienen posibilidades de obtener benefi- cios para sus negocios con el levantamiento de las medidas restrictivas contra Cuba, es muy proba- ble que las principales figuras congresionales que reciben influencia de los mismos continúen privi- legiando su lealtad al liderazgo conservador.

Las agencias federales que se beneficiaron tem- poralmente de la cooperación con Cuba en la Ad- ministración Obama y que tienen MOUs firma- dos con contrapartes cubanas, mantendrán una observación pasiva de la relación, aunque conser- varán la capacidad de poder fundamentar y apo- yar cualquier acción parcial favorable decida la Casa Blanca, aunque si estas medidas se dilatan en el tiempo, la capacidad de estos actores puede mermar.

Conociendo que el flujo migratorio desde Cuba constituye tanto una “válvula de escape”, ante las limitaciones económicas internas, como un tema de posible conflicto bilateral, es de esperar que el Ejecutivo continúe incumpliendo los acuerdos bi- laterales en vigor, hasta tanto no se concrete un cambio de política hacia Cuba.

No obstante, la ocurrencia de hechos excepcio- nales —en temas de aplicación y cumplimiento de la ley, salud o medio ambiente, a escala bilateral o


regional—podrían servir como catalizadores para facilitar una relación más constructiva y mostrar los beneficios de la cooperación bilateral.

Los vínculos posibles se concentrarán en el ni- vel operacional y en el intercambio de informa- ción “caso a caso” y sin retomar necesariamente los mecanismos de cooperación como el Diálogo de Aplicación y Cumplimiento de la Ley y los gru- pos de trabajo técnico.

Sólo ante la ocurrencia de nuevas crisis es pro- bable se reanuden las rondas de negociaciones migratorias y, paralelamente, se restablezcan los encuentros a nivel técnico para el enfrentamiento al tráfico ilícito de migrantes y fraude migratorio, lo que involucraría a varias agencias del Departa- mento de Seguridad Interna de EE.UU.

Lo mismo ocurriría respecto a los encuentros técnicos entre los servicios especializados de am- bos países, de restablecerse los viajes y flexibili- zarse las limitaciones para el empleo de los puer- tos y aeropuertos cubanos.

Los cambios que se originan al interior de la emigración cubana en Estados Unidos en los próximos años no son suficientes para generar el surgimiento de líderes propios que cuestionen ni la política tradicional hacia Cuba ni a sus princi- pales voceros.

La acumulación de conflictos, frustraciones y desacuerdos por la afectación de la llamada “agenda

familiar” durante largos años, pudieran ser utiliza- dos dentro de la agenda electoral para tomar medi- das dirigidas a facilitar las remesas, los viajes y las comunicaciones.

La actuación de algunos sectores económicos cubanoamericanos pudiera llegar a ser más deter- minante en caso de que estos perciban que existen posibilidades reales de obtener beneficios a partir de los cambios en el modelo cubano, en especial lo relativos a las formas de propiedad.

También podría tener cierto efecto movilizador entre sectores económicos específicos la percep- ción incrementada de que Cuba cuenta definiti- vamente con el respaldo de actores extrarregio- nales para el avance de sus planes de inversión extranjera y para el sostenimiento de su modelo en general. También puede influir la aparición de reservas de recursos naturales altamente cotiza- dos que permitan la independencia económica, como petróleo, oro o plata.

La correlación de fuerzas políticas en América Latina y el Caribe puede ser variable adicional que matizaría la formulación de política hacia Cuba.

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El centro de atención sobre los incidentes de sa- lud, continuó desplazándose de Cuba. La gestión del tema de los supuestos incidentes de salud por parte del gobierno estará enfocada en la atención a los afectados y en mostrar un compromiso para impedir la ocurrencia de nuevos episodios.