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Nueva Época

Número 03

Apuntes sobre la nazificación de Ucrania durante 2014-2021 Notes on the Nazification

of Ukraine During 2014-2021



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Lic. David Lorenzo Menéndez

e-mail: david@cipi.cu, davydlorenz@gmail.com Número ORCID:0000-0002-9900-2510


Resumen

La escalada actual del conflicto ucraniano constituye el reflejo de la crisis del sistema internacional de la post-Guerra Fría y sus transformaciones hacia uno multipolar. En este contexto el proyecto Ucra- nia, concebido como el mantenimiento de un foco de tensiones constante entre Kiev y Moscú, se ha instrumentado en el apoyo a los movimientos extrema derecha (neonazis), la militarización de Ucra- nia y el sostenimiento de la pretensión de entrada a la OTAN. El presente artículo se propone analizar el proceso de nazificación de Ucrania durante 2014-2021, describir sus antecedentes históricos en el movimiento nacionalista ucraniano e identificar sus principales actores y manifestaciones.

Palabras clave: Ucrania, Rusia, nacionalismo, neonazi.


Abstract

The current escalation of the Ukrainian conflict is a reflection of the crisis of the post-Cold War in- ternational system and its transformation into a multipolar one. In this context, the Ukraina project, conceived as the maintenance of a constant focus of tensions between Kiev and Moscow, has been instru- mented in the support of extreme right-wing movements (neo-Nazis), the militarization of Ukraine and the maintenance of the pretension of NATO membership. This article aims to analyze the process of nazi- fication of Ukraine during 2014-2021, to describe its historical background in the Ukrainian nationalist movement and to identify its main actors and manifestations.

Key words: Ukraine, Russia, far-right, nationalism, neo- Nazi.

Introducción

El 17 de diciembre de 2021, la Asamblea Gene- ral de las Naciones Unidas (AGNU) adoptó por mayoría de 130 votos una resolución promovida por Rusia que condena la glorificación del nazis- mo.1 Como es costumbre desde 2015, EE.UU. y Ucrania votaron en contra de “eliminar todas las formas de discriminación racial por todos los me- dios apropiados, incluida la legislación”. En esta ocasión, 49 Estados se abstuvieron, entre ellos Alemania, Austria, Bélgica, Francia, Reino Unido, Canadá y Japón, demostrando así pleno consenso del Centro capitalista.

El debate en la AGNU transcurrió en medio de una gran campaña de desinformación occidental que acusaba a Moscú de preparar una invasión in- minente contra Ucrania, por el despliegue de tro- pas rusas en las regiones fronterizas. Los grandes medios de comunicación trataron el tema con un cinismo evidente, ya que el bloque euroatlántico desarrolla operaciones bélicas en todos los rinco- nes del planeta.2 Tampoco mencionaron las conti- nuas violaciones del cese al fuego en el Donbás ni la movilización de efectivos y sistemas de arma- mentos que realizaron las tropas ucranianas.

Dos días antes de presentar la Resolución, el vicecanciller ruso, Serguéi Riabkov, entregó a la subsecretaria de Estado para Asuntos Europeos y Euroasiáticos de EE.UU., Karen Donfried, dos propuestas de acuerdos que recogían garantías de seguridad para Rusia. Estas incluyen el cese de la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en el espacio postsovié- tico, la denegación de la membresía en la alianza a Ucrania y Georgia, y la retirada de la infraestruc- tura militar en Europa desplegada luego de la fir- ma del Acta Fundacional Rusia-OTAN de 1997, entre otras exigencias.

La respuesta de EE.UU. ignoró una vez más las demandas principales de Rusia y prefirió tratar en la agenda bilateral cuestiones secundarias como la reducción del armamento nuclear en Europa y la reactivación del Consejo OTAN-Rusia. Al mismo tiempo, Washington, Londres y Bruselas aumenta- ron los envíos de armas y equipamientos militares a Kiev, en su empeño de utilizarlo como punta de lanza en el enfrentamiento contra el gigante euroa- siático.

Al mismo tiempo, la escalada actual del con- flicto constituye el reflejo de la crisis del sistema internacional de la post-Guerra Fría y sus trans- formaciones hacia uno multipolar. En este senti- do se enfrentan los intereses de los defensores del viejo orden encabezados por Washington y Bru- selas contra la aspiración de Moscú (y Beijing) de construir un orden policéntrico. Debido a que las principales potencias cuentan con armamen- to nuclear, las contradicciones interimperialistas no pueden resolverse por medio de un enfrenta- miento directo, por lo que se desarrollan vía ter- ceros países, en este caso, Ucrania.

En este contexto el proyecto Ukraina, concebi-

do como el mantenimiento de un foco de tensiones constante entre Kiev y Moscú, se ha instrumen- tado en el apoyo a los movimientos de extrema derecha (neonazis), la militarización3 de Ucrania y el sostenimiento de la pretensión de entrada a la OTAN. Tales acciones encontraron la decisi- va respuesta del Kremlin de iniciar una campa- ña militar de desnazificación y desmilitarización de su vecino occidental, luego de agotar durante ocho años las posibilidades de resolver el conflic- to ucraniano por vías pacíficas.

En el presente trabajo, consideramos el neona- zismo como el movimiento político de extrema derecha surgido tras la Segunda Guerra Mundial que se identifica con la ideología del nacional-so-


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1 Resolución A/C.3/70/L.59 “Combatir la glorificación del nazismo, neonazismo y otras prácticas que contribuyen a exacerbar las for- mas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia”. Biblioteca Digital de Naciones Unidas, https://digitallibrary.un.org/record/809848/files/A_C-3_70_L-59-ES.pdf.

2 En 2020, EE.UU. tenía más de 220.000 efectivos basados y desplegados en todo el mundo. En cambio, Rusia poseía unos 20.000 efectivos desplegados en el extranjero, sin contar los 28.000 de Crimea (Wezeman, 2020).

3 Proceso intencionado en que un Estado o grupo se prepara cultural, simbólica y materialmente para la guerra (Bickford, 2015).

cialismo hitleriano. Sus principales componentes son el nacionalismo étnico (la consecución de un Estado étnicamente puro), la supremacía blanca, la xenofobia, el racismo, la glorificación de la sim- bología e historia nazi, el empleo de la violencia física con fines políticos y el acoso a las minorías. En este sentido, la nazificación es un proceso de adoctrinamiento de la sociedad que se expresa en el control o la coordinación de las organizaciones políticas, las fuerzas de seguridad, la cultura y la

educación.

El presente artículo se propone analizar el proce- so de nazificación de Ucrania durante 2014-2021, describir sus antecedentes históricos en el movi- miento nacionalista ucraniano e identificar sus principales actores y manifestaciones. Además, se analiza la militarización del país, la escalada del conflicto en 2021 y la posición de Rusia respecto a la cuestión ucraniana.

Desarrollo del nacionalismo ucraniano hasta 2014

La evolución del Estado ucraniano, y la vertien- te nacionalista de sus elites, fue condicionada en

lo fundamental por las pugnas territoriales entre sus poderosos vecinos: Polonia y Lituania al nor- te; el Imperio ruso y después la Unión Soviética al este; el Imperio otomano al sur; el Imperio aus- tro-húngaro y luego Alemania, al oeste.

En el caso de Rusia, la relación especial con Ucrania se remonta al establecimiento del primer Estado eslavo, la Rus de Kiev, en el siglo IX, y la adopción del cristianismo ortodoxo en el año 988, tras el bautizo del príncipe Vladímir en la colonia griega de Quersonesos, en las costas de Crimea.

Tras los continuos enfrentamientos entre los poderes europeos, la mayor parte de Ucrania4 terminó bajo la órbita del Imperio ruso mediante los Tratados de Pereyaslavl (1654), de la Paz Eter- na (1686), y la anexión de Crimea (1783). Estos territorios fueron incorporados como las provin- cias de Pequeña Rusia (Malorossiya) y Nueva Ru-

sia (Novorosiya). Por otro lado, las regiones occi-

dentales permanecieron bajo control del Imperio austro-húngaro y sus sucesores tras la Prime- ra Guerra Mundial y el período entreguerras (Mapa 1).


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Mapa 1. Nomenclatura de las regiones de Ucrania incorporadas al Imperio ruso. Fuente: ResearchGate.


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4 El nombre de Ucrania aparece en los registros por primera vez en el siglo XII, para referirse a las fronteras de la Rus y proviene del ruso antiguo “о краина”, que hace referencia a la ubicación en el margen, extremo o zona periférica del Imperio ruso.

Por otro lado, la idea de canalizar el nacionalis- mo5 ucraniano con el objetivo de debilitar y con- tener a Rusia surgió entre finales del siglo XIX y principios del XX en Alemania y el Imperio Aus- tro-Húngaro. Para ello promovieron la “ucraniza- ción” de las regiones bajo su control, que incluía la eliminación de la influencia rusa y la promoción del idioma ucraniano.

Tras la caída de los Imperios austro-húngaro y ruso, se sucedieron un mosaico de formaciones estatales en el actual territorio ucraniano: la Re- pública Nacional, la República Popular, el Direc- torio, la República de Donetsk-Krivoy Rog, entre otras. Durante la Guerra Civil rusa (1917-1921) y la intervención de las potencias extranjeras, los ucranianos se enfrentaron tanto contra la Guardia Blanca (defensores del restablecimiento monár- quico zarista) como contra el Ejército Rojo de los bolcheviques. Finalmente, las autoridades soviéti- cas se consolidaron en la mayor parte de la región y la integraron en 1922 a la URSS como República Socialista Soviética de Ucrania (RSSU).

En este período surgieron las primeras organiza- ciones nacionalistas modernas, fundamentalmen- te en Galitzia. Uno de sus ideólogos fundamentales, Dmytro Dontsov, articuló su visión del nacionalismo integral cuyo objetivo fundamental era la cons- trucción de un Estado étnicamente puro. Además,

incluyó la lucha política y cultural contra Rusia, debido a la posición geográfica de Ucrania como escenario del enfrentamiento entre “el mundo bi- zantino-tártaro-moscovita y romano-europeo” (Zaitsev, 2011). En este sentido, la cuestión nacio- nal ucraniana se fundamentó sobre la estatalidad y la oposición a Rusia como pilares fundamentales. Entre los principales exponentes de este movi- miento político destacó la Organización de Na- cionalistas Ucranianos (OUN) fundada en 1939 y su rama militar, el Ejército Insurgente Ucrania- no (UPA), que desarrolló atentados terroristas en

Polonia y Rusia soviética. En 1938, tras el asesina- to de su líder Evguén Konovalets, la OUN se divi- dió en dos fracciones rivales: la OUN (B) liderada por Stepán Bandera, y la OUN (M) dirigida por Andriy Mélnyk.

Como resultado del Pacto de No Agresión Ger- mano-Soviético (Ribbentrop- Molotov), en 1939 las tierras de Ucrania occidental y en 1940 las re- giones de Bucovina y Besarabia fueron anexadas a la RSSU. Por su parte, la Alemania nazi incorporó administrativamente Galitzia a Polonia, devolvió Bukovina a Rumanía y le añadió el área entre los ríos Dniéster y Bug como la provincia de Trans- nistria, con capital en Odessa.

El resto del territorio fue organizado como el Reichskommissariat ucraniano, “centro del colo- nialismo ideológico de Hitler” (Snyder, 2017), que incluyó reconocer plenos derechos a los nacio- nalistas ucranianos derechos plenos como grupo étnico para contrarrestar la influencia polaca y comunista.

La OUN (B) se incorporó a los batallones Na-

chtigall y Roland del Ejército alemán, y participa- ron en matanzas de polacos en Volinia y en el este de Galitzia, causando la muerte de entre 8 000 y 100 000 civiles. Otros nacionalistas integraron las divisiones de los batallones Schutzmannschaft pa- ra combatir al movimiento partisano en Ucrania y Bielorrusia. En 1943 se creó la División Galitzia de las SS, cuyos efectivos ascendieron a 80 000. Al año siguiente, esta agrupación pasó a formar parte de las Waffen-SS como la 14ª División de

Granaderos de las Waffen-SS (renombrada Pri- mera División Ucraniana en abril de 1945).

Tras la batalla de Stalingrado en 1943, la OUN(B), la Guardia de Hierro rumana y la Cruz Flechada húngara, junto con otras asociaciones colaboracio- nistas crearon el Comité de Naciones Subyugadas (CNS) bajo el mando del Ejército alemán. Asimis-



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5 Según Hobsbawm (1991) el término hace referencia básicamente a un principio que afirma que la unidad política y nacional debe- ría ser congruente. La nación es una entidad social solo en la medida en que se refiere a cierta clase de estado territorial moderno, el Estado-Nación. El nacionalismo antecede a las naciones, y estas existen no sólo en función de determinada clase de Estado territorial o de la aspiración a crearlo, sino también en el contexto de determinada etapa del desarrollo tecnológico y económico.

mo, en 1944 Bandera se estableció en Berlín6 para luchar contra los soviéticos, apoyado militar y fi- nancieramente por las autoridades nazis.

Luego de la victoria del Ejército Rojo, la OUN (B) prosiguió sus acciones terroristas contra el Go- bierno soviético, asesinando a dirigentes y acti- vistas. No obstante, la mayoría de los elementos colaboracionistas huyeron al exilio, desde don- de continuaron sus actividades subversivas, en al- gunos casos abiertamente, como en EE.UU. Allí los banderistas se volvieron políticamente activos a través del Comité Nacional Republicano duran- te la administración Eisenhower. Sus contactos con la Presidencia se realizaban mediante el Comité- del Congreso Ucraniano de América (UCCA), con sede en Nueva York.

Por otra parte, los soviéticos procedieron a in- corporar a la RSSU territorios obtenidos tras el la Segunda Guerra Mundial: Polonia accedió ce-

der Volinia y Galitzia; Bukovina fue reocupada por fuerzas soviéticas en 1944 y anexada en 1947; Checoslovaquia cedió Transcarpatia en 1945, por un acuerdo gubernamental con la URSS. Final- mente, en 1954 el Presídium del Soviet Supremo de la URSS, influenciado por Nikita Kruschov, de- cidió transferir la península de Crimea a la RSSU, en el marco del tricentenario del Tratado de Pe- reyaslavl (Mapa 2).

El Estado soviético proclamó la igualdad de tra- to de todas las nacionalidades e introdujo elemen- tos de acción afirmativa a través de las políticas de indigenización, persecución del “chauvinismo de la gran potencia” rusa y redistribución de re- cursos del centro a las periferias etno-nacionales menos desarrolladas (Molchanov, 2002: 32). En el caso de Ucrania, esto favoreció los sentimientos nacionalistas y la promoción de los cuadros ucra- nianos a las máximas instancias de la administra- ción federal.


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Mapa 2. Evolución territorial de Ucrania en el siglo XX. Fuente: Wikipedia.


6 En junio de 1941, en el marco de la invasión nazi a la URSS, los banderistas proclamaron en Lvov la independencia, la cual no fue reconocida por el Tercer Reich y provocó la encarcelación de su líder hasta 1944.

Tras el colapso del campo socialista, las asocia- ciones ucranianas que se encontraban en el exilio comenzaron a regresar para incorporarse a la vida política del nuevo país. Por ejemplo, en 1992 el OUN (B) se transformó en el partido Congreso de Nacionalistas Ucranianos, que desde el 2002 formó parte de la coalición de partidos del bloque Nuestra Ucrania, de Víktor Yuschenko. Los ban- deristas reconstituyeron el grupo de veteranos de las Waffen SS, celebraron marchas y mítines glori- ficando las acciones de los colaboracionistas.

La transición al capitalismo se caracterizó, al igual que en Rusia, por la depredación de las ri- quezas del Estado en beneficio de oligarcas (en su mayoría exdirigentes soviéticos) que conforma- ron una elite nacional corrupta y rentista.

En cuanto a las relaciones con Rusia, tres ele- mentos fundamentales fueron objeto de fricción: el desarme nuclear de Ucrania (logrado en 1996 con la transferencia de las cabezas nucleares a Ru- sia); el estatus de la Flota del Mar Negro (solucio- nado en 1997 mediante los Tratados de Partición y de Amistad); y las deudas de Ucrania por el su- ministro de gas (renegociadas en 1999).

En materia de seguridad, Kiev formalizó sus vínculos con la OTAN en la iniciativa de Asocia- ción para la Paz de 1994 y con la firma de la Carta sobre una Asociación Distinta de 1997, que esta- bleció la Comisión OTAN-Ucrania.

Durante estos primeros años de “independen- cia”, los grupos de extrema derecha constituyeron elementos marginales de la sociedad. La principal agrupación consistió en el Partido Social-Nacio- nal de Ucrania, que en 2004 cambió su nombre a Partido de la Unión Panucraniana Svoboda (Li- bertad). Su programa de acción ha incluido soli- citar que los pasaportes especifiquen la etnia del titular y el fortalecimiento del Estado mediante el control de la economía.

Sus principales acciones en el período consis- tieron en el apoyo a la Revolución Naranja que llevó a la presidencia a Víctor Yuschenko, opor- tunidad que les permitió trabajar con el Gobierno para otorgar beneficios a los veteranos colabora- cionistas (pensiones, subsidios, seguros médicos, etc.) y establecer monumentos de banderistas.

A partir de 2004, bajo el liderazgo de Oleh Tyahnybok, se comenzó a moderar la imagen del Partido mediante la expulsión de algunos de sus miembros más radicales y cesaron de represen- tarse con el logo del Wolfsangel.7 No obstante, en el mismo año Tyahnybok definió al gobierno del país como “una mafia judío-moscovita”, y llamó a cesar todos los vínculos con Rusia.

En 2010, Svoboda fundó su ala juvenil C14 di-

rigido Yevhen Karas. Su nombre está asociado a la representación en el alfabeto ucraniano (СІЧ), correspondiente a la Sich, Estado creado por los cosacos durante los siglos XIV-XVI, así como al eslogan 14 Palabras del grupo terrorista estadou-

nidense La Orden. Se identifican con la cruz celta,

la runa Tyr y soles negros, reconocidos como neo- nazis por la Base de Datos de Símbolos de Odio de La Liga Antidifamación.8 Actualmente posee vínculos el Servicio de Seguridad Ucraniano (SBU) y milicias en varias ciudades del país.

La mayor victoria electoral de Svoboda ocurrió en 2012 cuando alcanzó un 10% en las eleccio- nes parlamentarias consiguiendo 37 escaños en la Rada Suprema (Parlamento).

Otro de las asociaciones de extrema derecha más activa resultó Sector Derecho (SD), creado en 2013 por grupos nacionalistas y fanáticos vio- lentos de fútbol. Durante las protestas de la plaza Maidán en 2014, SD se adjudicó liderar la resis- tencia armada de los manifestantes contra las fuerzas del Gobierno del ex presidente Víctor Ya- nukovich, lanzamientos de cocteles Molotov a la


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7 El Wolfsangel es un antiguo símbolo rúnico que se creía capaz de alejar a los lobos de La Alemania nazi lo empleó como parte de la insignia divisional de varias unidades de las Waffen-SS. Svoboda argumentaba que su utilización respondía a la representación de las iniciales de Ідея Нації (Idea Nacional en ucraniano).

8 Ver https://www.adl.org/hate-symbols.

policía ucraniana en la calle Grushevsky, así como ataques contra judíos y sinagogas en Kiev. Existen reportes de que durante las protestas sus miem- bros repartieron ejemplares del Mein Kampf 9 de Adolf Hitler.


Grupos neonazis ucranianos tras el Euromaidán

La tendencia de representación marginal en términos electorales de los grupos ultraderechis- tas no cambió tras los sucesos del Euromaidán. En las elecciones parlamentarias de 2015, Svobo- da obtuvo solo el 4,71% de los votos y 6 escaños para la RADA, mientras que SD consiguió solo

1,8% y 1 delegado.

Sin embargo, surgieron nuevas estructuras que han ejercido influencia en la elite y sociedad me- diante la articulación con las fuerzas de seguridad y el uso de la violencia para imponer su programa de acción político.

La anexión de Crimea a Rusia y el conflicto en el Donbás reactivó el sentimiento nacionalista ucra- niano para hacer frente a la amenaza rusa, lo que propició la creación de nuevos grupos. Estos po- seen representación a lo largo de las regiones del país y cuentan con movimientos juveniles y pa- ramilitares, reclutados en su mayoría mediante redes sociales como Facebook. Entre sus filas se encuentran también elementos contratados para ejercer la violencia en el espacio público (conocidos popularmente como titushki) fundamentalmente contra minorías étnicas o grupos pro-rusos, la co- munidad LGBTI y los opositores políticos.

El Batallón Azov es considerado la principal fuerza neonazi, surgió en 2014 y se identifica con el Wolfsangel de las Waffen-SS. En ese año parti- cipó en el asalto a la ciudad portuaria de Mariupol en 2014 como unidad de propósito especial del Ministerio del Interior, y luego fue reasignado a la Guardia Nacional de dicha institución.

Su primer comandante, Andriy Biletsky decla- ró que Ucrania está destinada a “liderar las razas blancas del mundo en una cruzada final contra los Untermenschen (subhumanos) dirigidos por los semitas” (Bennetts, 2018). Biletsky fue miem- bro de la Rada durante 2014-2019.

Azov posee dos casas editoriales, campamentos de verano para niños, la Milicia Nacional aliada a la policía, dos bases de entrenamiento y armas de última tecnología. Varios miembros han partici- pado en ejercicios militares con Francia, el Reino Unido, Canadá, EE.UU., Alemania y Polonia. El Buró Federal de Investigaciones de EE.UU. (FBI) estima que aproximadamente 17 000 combatien- tes extranjeros de 50 países se han incorporado a esta estructura.

Algunos de los veteranos de Azov fundaron en 2016 el partido Corpus Nacional. Su platafor- ma política promueve la restauración del estatus de potencia nuclear de Ucrania y el derecho a portar armas.

Otros grupos militares de neonazis incluyen el Corpus de Voluntarios Ucranianos “Kiev-2” del Sector Derecho, el Batallón OUN en la ciudad de Nizhyn, el Batallón UNSO (131 Batallón de Reco- nocimiento dentro de las fuerzas armadas), entre otros. A nivel individual su presencia se encuentra además en los batallones “Aidar”, “Shakhtyorsk” y “Tornado”, así como en varias subunidades de la Guardia Nacional.

El apoyo del Gobierno ucraniano a estas inicia- tivas se ha hecho visible. Durante la presidencia de Petro Poroshenko (2014-2019) se aprobó una estrategia de educación patriótica para niños y jó- venes orientada en los ideales de la OUN (B). Ade- más, se firmó una ley que otorga a la OUN-UPA10 el estatus de combatientes por la independencia. En 2018 el Ministerio de Juventudes y Deportes financió con 17 000 dólares un campamento de niños de la organización C14.


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9 Mein Kampf es el manifiesto de la ideología política del nacionalsocialismo alemán.

10 Ambas organizaciones están prohibidas en Rusia.

Asimismo, C14 estableció un convenio con el distrito de Kiev para establecer una guardia mu- nicipal para patrullar las calles, de las cuales tres milicias operan en la capital y otras 21 han surgi- do en otras ciudades.

Las fuerzas de seguridad han aprovechado el conflicto ucraniano para incorporar las formacio- nes militares nacionalistas en las estructuras del país. Ejemplo de ello han sido el nombramien- to del activista neonazi Vadym Troyan, de Cor- pus Nacional, en la Policía Nacional en marzo de 2016; el ascenso a teniente coronel de Andriy Bi- letsky; las relaciones del exministro del Interior, Arsen Avakov, con Corpus Nacional, su ala pa- ramilitar, la Milicia Nacional, y el Batallón Azov.

Igualmente, desde 2018 funciona en la Acade- mia del Ejército Nacional la orden Centuria, for- mada por oficiales neonazis de Azov y cuyos obje- tivos son remodelar las fuerzas armadas del país. El Instituto Respublica11 (2019) realizó un estu- dio de los principales actores de ultraderecha más visibles, que participaron en actos de confronta- ción y violencia. Sus resultados arrojaron que los grupos más implicados fueron C14 (en 34 even- tos, de los cuales 20 fueron de carácter violento, incluidos 5 contra personas) y Corpus Nacional (provocó 11 casos, seis con violencia de los cua- les 2 fueron dirigidos contra personas). Otros ac- tores destacados resultaron la organización Ne- vidomi Patrioty y Tradición y Orden (Imagen 1).


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Imagen 1. Los actores de ultraderecha más visibles durante 2018-2019. Fuente: Institute Respublica.


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11 Organización no gubernamental con sede en Kiev.

El monitoreo de los acontecimientos señala que los principales enfrentamientos se produjeron en Kiev (31 casos), Járkov (6 casos), Lvov (6 casos), Dnipro (5 casos), Odesa (tres casos), Krivoy Rih (tres casos) y Kremenchuk (tres casos) (Mapa 3).12 Durante el periodo de seguimiento, los casos de violencia de ultraderecha incluyeron agresiones contra 6 empresas y pequeños negocios, 5 ofici- nas de políticos y partidos políticos, 5 monumen- tos soviéticos;2 acciones contra embajadas rusas, 2 iglesias, una institución estatal, un abogado y un

asentamiento romaní.

Por ejemplo, en noviembre de 2018, los grupos C14, Tradición y Orden, Sector Derecho, Her- mandad, Corpus Nacional, Sich de los Cárpatos y Catechon bloquearon y atacaron una marcha en- cabezada por el grupo de personas transgénero.

En Járkov, los representantes de Freikorps acosa-

ron a los periodistas del canal News One. En fe- brero de 2019, ultranacionalistas de Berdyansk, impidieron una reunión del candidato presidencial Oleksandr Vilkul. Estas acciones no han sido con- denadas por las autoridades de Kiev.


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Mapa 3. Localización de los principales casos de violencia/confrontación de extrema derecha. Fuente: Institute Respublica.


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12 Otras ciudades registraron menos de tres casos de violencia: en Berdiansk, Cherkasy, Chernihiv, Kherson, Lutsk, Mangush, Niko- laev, Rivne, Uzhgorod, Zaporozhye y Zhytomyr.

La dinámica de las confrontaciones señala una tendencia hacia registros máximos durante los principales momentos políticos, como elecciones parlamentarias y presidenciales (Gráfico 1).

Además de los resultados aportados por el estu- dio, debe tenerse en cuenta que las autoridades de Kiev mantienen un apoyo directo al glorificar las acciones de los extremistas. En 2019, el presidente Volodymyr Zelensky declaró como día de conme- moración oficial del nacionalismo ucranio el 1ro de enero, fecha del natalicio de Stepán Bandera. Además, otorgó el título de Héroe Nacional con la Orden de la Estrella Dorada a Dmytro Kotsyubail, líder de Sector Derecho.


Militarización de Ucrania y escalada del conflicto en 2021

Del mismo modo que los banderistas aprove- charon la ocupación nazi de Ucrania para eliminar la influencia polaca, los actuales grupos neonazis se han beneficiado de la militarización apoyada

por Occidente para contener a Rusia. Como se expresó anteriormente, la contraposición a Mos- cú ha sido uno de los pilares fundamentales del nacionalismo ucraniano, cuestión que es utilizada por las elites ucranianas para obtener recursos de Washington y Bruselas. Al mismo tiempo, las em- presas productoras de material bélico se han bene- ficiado de la agudización del conflicto ucraniano.

Desde 2014, Washington ha suministrado 2,5 mil millones de dólares en asistencia militar a Ucra- nia, de los cuales más de 400 millones fueron en- tregados en 2021, la mayor cantidad durante un año (The White House, 2021). Otro de los princi- pales proveedores de asistencia en materia de se- guridad ha sido Reino Unido, que ha entrenado más de 21 000 militares ucranianos en el marco de la denominada Operación Orbital, suministrado armamento antitanque y facilitado 2,2 millones de libras esterlinas de equipo militar no letal.

Simultáneamente, el porcentaje del presupues- to nacional destinado a gastos militares aumentó


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Gráfico1. Dinámica de confrontación ultraderechista y elementos de violencia. Fuente: Institute Respublica.

del 1,5% del PIB en 2014 a más del 4,1% en 2020, según datos del Banco Mundial. A pesar de este crecimiento, las fuerzas militares ucranianas po- seen altos niveles de corrupción que hacen de Kiev un aliado poco confiable.

Según un estudio (Chayes, 2014), las principa- les manifestaciones de la corrupción sistémica en el Ejercito son la adquisición de equipos de ca- lidad inferior a precios inflados a cambio de so- bornos; la venta a precios reducidos de equipos y terrenos para beneficiar a oficiales superiores individuales; el uso de activos y personal militar por parte de oficiales para su propio beneficio; y el pago de sobornos para obtener la acreditación de las academias militares, recibir destinos desea- bles o evitar el reclutamiento.

Por otra parte, los suministros de armas a Ucrania aumentaron en el marco de la “inminente” invasión rusa contra Kiev, anunciada por una gran campaña de (des)información desde finales de 2021.

Detrás de tales operaciones se encontraban los intereses económicos del complejo militar indus- trial norteamericano, fundamentalmente las em- presas Raytheon y Northop Group. Estas compañías influyen en los medios a través de grandes fondos de inversión, tales como The Vanguard Group que son accionistas de grandes periódicos.

Un estudio reciente publicado en la organi- zación de periodismo independiente MintPress News (Macleod, 2022) reveló que el 90% de los artículos de opinión publicados recientemente en The New York Times, The Washington Post y

The Wall Street Journal expresó de forma abru-

madora su apoyo al envío de armas y tropas es- tadounidenses a la región. Rusia fue presentada universalmente como el agresor en esta disputa, y los medios de comunicación ignoraron el papel de la OTAN en la intensificación de las tensio- nes y apenas han mencionado la colaboración de

EE.UU. con elementos neonazis dentro de la coa- lición gobernante ucraniana.

En contraste con las ganancias de las empre- sas norteamericanas, Ucrania resultó el actor más perjudicado pues la operación mediática costó 12 000 millones de dólares a su economía al inci- dir en el cese de la inversión privada nacional y ex- tranjera, así como en el turismo y los viajes de ne- gocios. Por otra parte, la depreciación de la mo- neda ucraniana (grivna) cayó a su mínimo anual frente al dólar.

Igualmente, otros análisis (Åslund, 2022) indi- can que en enero el rendimiento anual de los euro- bonos13 ucranianos superó el 10%, lo que privó al país del acceso a los mercados financieros interna- cionales. Otro indicador perjudicial para Kiev es la reducción de la cartera de inversionistas no re- sidentes en bonos corporativos, que cayó en 14 000 millones de grivnas, equivalentes a 504 millones de dólares.14

Además del rearme de Ucrania, la estrategia de contención a Rusia contempla el apoyo de Washing- ton a las pretensiones de Ucrania de ser admitida en la OTAN, basándose en la “política de puertas abiertas” del bloque.

En 2021 un reporte del tanque pensante Atlan- tic Council (Aslund et al., 2021) recomendó a la administración Biden conceder a Ucrania el estatus de aliado principal no perteneciente a la OTAN, establecer una presencia militar estadounidense permanente y lanzar un Plan de Acción para la Adhesión a la OTAN para Ucrania.

Por su parte las autoridades ucranianas han dado pasos decisivos en esta cuestión. En junio de 2017, el Parlamento ucraniano aprobó una ley que resta- blece la pertenencia a la OTAN como objetivo es- tratégico de la política exterior y de seguridad. En 2019 entró en vigor la correspondiente enmienda a la Constitución de Ucrania. Al año siguiente, el


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13 Bono emitido en los euromercados, títulos de renta fija a largo plazo (de 2 a 40 años) denominados en eurodivisas que se colocan a través de sindicatos internacionales fuera del país del emisor. Estos bonos son producidos por gobiernos, organismos internacionales y otros prestatarios de gran tamaño, que suelen pertenecer a países con elevada calidad crediticia. Extraído de https://www.expan- sion.com/diccionario-economico/finanzas/dinero-cambio-y-politica-monetaria.html.

14 Según datos de EFE y Ukraninform, citados por SwissInfo, disponible en https://www.swissinfo.ch/spa/ucrania-crisis-finanzas_ ucrania-ha-perdido-280.000-millones-de-d%C3%B3lares-desde-2014-por-el-conflicto/47359508.

presidente Volodymyr Zelenskyy aprobó la nueva Estrategia de Seguridad Nacional, que prevé el de- sarrollo de la asociación distintiva con la OTAN con el objetivo de ingresar en ella.

En el verano de 2021, Ucrania participó en los ejercicios militares Sea Breeze y Breeze 2021 desarro- llados por la OTAN en el Mar Negro. El último de los entrenamientos contó con la participación de más de 2 000 efectivos y 30 buques de 14 alia- dos y socios del bloque militar.

Otras provocaciones incluyeron la navega- ción de un destructor de la Armada británica por aguas territoriales frente a Crimea, la incursión de las unidades de la Agrupación Permanente de Contramedidas Antiminas de la OTAN (SNMC- MG2), y el sobrevuelo de bombarderos estratégi- cos a 20 kilómetros de la frontera rusa.

Posición de Rusia

Una de las piedras angulares de la política exte- rior de Rusia es consolidarse como gran potencia en el sistema internacional, elemento que requiere del reconocimiento como igual entre los grandes poderes globales. Washington, por su parte, des- de la disolución de la URSS ha consolidado una estrategia para mantener a Rusia debilitada y ha ignorado sus principales demandas.

Lo anterior debe relacionarse con las percep- ciones acerca de la nueva etapa que se estable- cía tras el fin de la Guerra Fría. Para EE.UU., el enfrentamiento bipolar culmina en 1991 con la de- sintegración de la URSS, siendo la nación nortea- mericana vencedora. Por el contrario, para Rusia concluye en 1989-1990 a través de las Cumbres Gorbachov-Bush y la firma de la Carta de París. El cambio de sistema sociopolítico era un resultado de variables internas y, por tanto, la nueva Fede- ración de Rusia ocupar una posición de liderazgo en el mundo.

Tras una década de transición al capitalismo en Rusia, las posiciones de este actor en el escenario internacional se debilitaron profundamente, como reflejo de su propia crisis interna y el marcado ali- neamiento, a pesar de la existencia de matices, de su política exterior con los intereses de EE.UU. y sus aliados. Estas tendencias fueron revertidas

con el ascenso al poder de Vladimir Putin en el año 2000, sus reformas al modelo de capitalismo ruso, la reconstrucción del Estado y el fortalecimiento del poderío militar.

En este sentido el aumento de los gastos milita- res, el control sobre el complejo militar industrial y las ventas de armamentos, las reformas a la es- tructura de las Fuerzas Armadas, el rediseño de la doctrina militar y la estrategia de seguridad na- cional, el reforzamiento de los vínculos militares en el espacio postsoviético y el desarrollo de nue- vas armas estratégicas constituyen algunos de los instrumentos utilizados por Rusia para reposicio- narse en la jerarquía global.

Con respecto al proceso de cambios en las pers- pectivas de Rusia hacia Occidente Trenin (2006) expone: “Hasta hace poco, Rusia se veía a sí misma como Plutón en el sistema solar Occidental, muy lejos del centro, pero aun una parte fundamental de él. Ahora ha abandonado esa órbita por com- pleto: los líderes rusos se han dado por vencidos en convertirse en parte de Occidente y han co- menzado a crear sus propios sistemas centrados en Moscú”.

Ciertamente, a lo largo de la historia Rusia in- tentó insertarse en el sistema-mundo capitalista construido desde las instituciones de Washington y Bruselas sin alcanzar los resultados esperados. El punto de inflexión que señaló definitivamen- te el cambio de rumbo hacia una política exterior completamente independiente resultó el Discur- so de Putin en la Conferencia de Seguridad de Múnich en 2007, cuando denunció los peligros del orden internacional unipolar defendido por EE.UU. A partir de entonces, el Kremlin comen- zó a rediseñarse como polo de poder mediante el fortalecimiento de sus relaciones en el espacio postsoviético, la alianza de nuevo tipo con China, los vínculos con potencias emergentes y el Tercer Mundo, especialmente en Medio Oriente.

Por ello, Rusia ha perseguido una política prag-

mática teniendo en cuenta sus principales factores de poder geopolítico (dotación de recursos y po- der militar) y sus limitantes (debilidades estruc- turales de su economía y descenso poblacional,

entre otros). Esta política, a nuestro juicio, refleja los cambios que entraña la transición del siste- ma internacional actual, que permite una relativa flexibilidad de las alianzas entre los actores. Ello explica, por ejemplo, como Turquía siendo miem- bro de la OTAN compra los sistemas de defensa antiaérea S-400 a Rusia, y al mismo tiempo vende drones de ataque al gobierno de Kiev.

En la macroestrategia rusa, Ucrania ocupa un

lugar fundamental por el simbolismo histórico y cultural para Moscú, además de la posición geoes- tratégica en el perímetro de seguridad de Rusia, para el tránsito de energía hacia Europa, y la inte- gración económica entre el Viejo Continente y Asia. En abril de 2021, el presidente ruso Vladímir Putin reflexionaba en su artículo Sobre la unidad histórica entre rusos y ucranianos: “Paso a paso, Ucrania fue arrastrada a un peligroso juego geo- político destinado a convertirla en una barrera entre Europa y Rusia, un trampolín contra Rusia. Inevitablemente, llegó un momento en que el con- cepto de ‘Ucrania no es Rusia’ ya no era una opción.

Era necesario el concepto ‘anti-Rusia’, que nunca aceptaremos” (Putin, 2021).

Las palabras de Putin dejan ver que desde el apo- yo a la Revolución Naranja en 2004 hasta el Euro- maidán diez años más tarde, la Casa Blanca ha concebido introducir a Kiev en su esfera de influen- cia por medio de la Unión Europea y la alianza trasatlántica.

Para Rusia tal situación constituye una amena- za directa para su seguridad nacional debido a que, si la infraestructura de la OTAN se despliega en Ucrania, sus sistemas de ataque llegarían hasta Moscú con un tiempo de vuelo de 7 a 10 minutos, o de 5 minutos en el caso de los sistemas hiper- sónicos.

A estos elementos debe añadirse que, en el tea- tro de operaciones europeo, EE.UU. ha empren- dido acciones que afectan la paridad estratégica con Rusia: la instalación de sistemas de defensa antimisiles y lanzaderas MK-41, que pueden ser equipadas con misiles de crucero Tomahawk, en

Polonia y Rumanía; y el estacionamiento de 200 bombas aéreas estadounidenses de la familia B61 en seis bases de países no nucleares de la OTAN.15 Ello sumado a que Washington se retiró en 2002 del Tratado Antimisiles (ABM) y en 2019 el de Eliminación de Misiles Nucleares de Corto y Me- dio Alcance (INF) solo puede conducir al recelo del Kremlin.

En este contexto, las principales exigencias de Moscú son el freno a la expansión de la OTAN hacia el este europeo, la no admisión de Ucrania y Georgia, el cese de la cooperación militar de Was- hington en el espacio postsoviético y la retirada de los sistemas de armamentos de la alianza tra- satlántica desplegados en esa región.

La expansión de la alianza contradice tratados internacionales como la Declaración de Estambul de 1999 y la Declaración de Astana de 2010 entre miembros de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que plantean el derecho de los Estados a elegir libremente sus alianzas militares, pero cada uno está obligado a no fortalecer su seguridad a expensas de la segu- ridad de los demás.

Si Ucrania tiene el derecho de elegir libremen- te sus vínculos en materia de seguridad, ¿pueden Cuba y Venezuela optar por una cooperación en el sector defensivo con Rusia sin la injerencia de EE.UU.? ¿Puede hacerlo México o cualquier otra nación latinoamericana? La política de contención a la URSS, al instalar misiles Júpiter en Turquía, conllevó a la Crisis de Octubre de 1962, cuando el mundo estuvo al borde de un enfrentamiento nuclear. La analogía histórica es clara: para Rusia el ingreso de Kiev en la alianza equivale a lo que significó para EE.UU. el despliegue de misiles so- viéticos en Cuba.

Consideraciones finales

La historia de Ucrania ha estado determinada por su posición geográfica y los enfrentamientos interimperialistas por atraerla a su esfera de in- fluencia. En el caso de Rusia, ambas comparten


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15 Ubicadas en Kleine Brogel en Bélgica, la Base Aérea de Büchel en Alemania, las Bases Aéreas de Aviano y Ghedi en Italia, la Base Aérea de Volkel en los Países Bajos e Incirlik en Turquía.

un vínculo histórico-cultural cuyo valor se inten- sifica en el contexto del avance de la OTAN en el espacio postsoviético al privar a Rusia de su espa- cio de seguridad.

La agudización del conflicto ucraniano se ha gestado fundamentalmente por la política pro- vocadora de Occidente que emplea a Kiev como punta de lanza en su cruzada antirrusa. En este sentido, el ascenso de los grupos neonazis se ha instrumentalizado por la acción consciente de las elites como fuerzas de choque para hacer frente a Rusia, minorías y opositores políticos.

Aunque en términos electorales se mantienen con una representación marginal, su influencia se ha incrementado a partir de la conformación de fuerzas paramilitares en las estructuras de segu- ridad del país, la creación de organizaciones re- gionales y juveniles, el empleo de simbología nazi y manifestaciones de violencia contra minorías y opositores.

El programa de acción de estos grupos se basa en la plataforma de la antigua Organización de Nacio-

nalistas Ucranianos dirigida por Stepán Bandera, cuyos elementos esenciales son la conformación de un Estado étnicamente puro, el empleo de la vio- lencia con fines políticos y la oposición a Rusia. Tras los eventos del Euromaidán de 2014, las presi- dencias de Poroshenko y Zelensky han mantenido la tendencia a glorificar a los banderistas, apo- yar las demostraciones de los radicales y no conde- nar los crímenes cometidos.

Asimismo, los neonazis se han beneficiado de la militarización del país y el sustento a la preten- sión de unirse a la OTAN, para legitimar su accio- nar contra Moscú bajo el pretexto de la amenaza externa.

Para la conclusión del conflicto ucraniano, EE.UU., Europa y los neonazis de Kiev tendrán que acep- tar que Ucrania se compromete con el principio de seguridad indivisible para el Viejo Continen- te, así como reconocer a Ucrania como un Estado multiétnico, lo que incluye y garantiza los dere- chos para las minorías y distintas regiones.


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